miércoles, 21 de diciembre de 2011

PUZZLE CONTRASTADO


domingo, 18 de diciembre de 2011

MICRORRELATO

COHERENCIA FINAL

Que no, que no, que no quiero. Que yo no me convertí en caballero andante para nada, que buenos palos recibí, y escarnios y burlas. Que mi empresa, voto al cielo, fue de tal altura, que los tiempos venideros hablarán de mí, y sabrán de mis hazañas, no siempre bien contadas o tergiversadas en sus esencias. Así, ¡cómo tolerar que ese tullido ahora decida para mí un final tan insípido y sin honor! En la cama, y cuerdo, ¡como si yo estuviera loco! No, he dicho que no. Un caballero de mi condición y que, a diferencia de los que lo eran por alto linaje, debo todo a mis acciones y aventuras, no puede morir en el lecho, rodeado de los amigos y familiares como un vulgar destripaterrones o incluso un alguacil. Me niego. Facilitadme, pues, una soga suficientemente larga con que dar su merecido a ese soldadito desertor metido a escritorzuelo de mis desdichas. Y, luego, dadme una daga de hoja ancha o, mejor, una espada de largo filo con la que, como el aciago Ayax Telamonio, ponga fin a mi propia historia y así lavar tanta injuria y deshonor vertidos contra mi heroica persona.
Del libro Micrólogos

miércoles, 14 de diciembre de 2011

ASÍ SE PRESENTÓ EN MI PESADILLA


miércoles, 7 de diciembre de 2011

CUMBRES HERMANADAS


domingo, 4 de diciembre de 2011

MICRORRELATO

EXTRAÑO CIRCO

Un día, el domador de tigres se tragó un sable después de ver al equilibrista imitar a los elefantes en su postura más acostumbrada. Desde entonces, la mujer enana se dejó crecer la barba, el clown enlazaba volatines sin solución de continuidad y el augusto logró un triple salto mortal sin red, impulsado por el hombre-bala que reconvirtió sus habilidades para acomodar a los espectadores en sus asientos. El funambulista rugía de un modo estremecedor, al tiempo que el maestro de ceremonias, ronco de la emoción decidió que en adelante se lanzaría desde lo alto del mástil a la mínima piscina con la única ayuda de un cabo de vela. Los compañeros se jaleaban unos a otros en sus nuevas habilidades. Reinaba un clima de verdadera camaradería, y se pensó que aquel circo superaría en originalidad a los grandes del siglo XX, época dorada de aquellos espectáculos. Pero en las gradas nadie había reído aún, ni prorrumpido en aplausos: todo el mundo estaba tan atónito, que nadie sabía bien qué hacer, ni a dónde mirar con más atención. Hasta que un niño rompió a llorar cuando los perros equilibristas empezaron a devorar a dos tigres ancianos. Hubo un revuelo generalizado entre el público, y todos imaginaron lo peor. Por fortuna, el mago había mantenido la cordura y, cortando los anclajes de la estructura, cubrió a todos con la carpa, , y con un rápido movimiento de manos los hizo desaparecer. A todos, público y artistas. A todos,  menos a la bella lanzadora de cuchillos, que mostraba un trastorno extraño que la hacía vibrar como una serpiente de cascabel.
Del libro Micrólogos

miércoles, 30 de noviembre de 2011

TAPA SURREALISTA


domingo, 27 de noviembre de 2011

MICRORRELATO

ÚLTIMAS NOTICIAS

—Podrías al menos haberme traído un periódico con las últimas noticias sobre mí, en el juicio.
—No hace falta. Te las puedo decir yo mismo.
—Dilas, pues.
—Vas a morir ahora mismo.
—No me refiero a eso; ya sé lo que vas a hacer. Cuando digo las últimas, quiero decir las últimas. Al efecto que produjo mi anuncio de confesión en...


El estampido seco selló su boca para siempre al final de su frase.


—Que conste que esta bala no es mi respuesta. Las últimas noticias sobre ti tardarán unos cuantos meses en llegar. Referirán en titulares de portada que habrán encontrado tu cuerpo en el lago, descompuesto y devorado tras varias semanas sin saber nada de ti. Yo para entonces me hallaré en paradero desconocido, disfrutando del dinero y una vida muelle, como nuestro jefe y yo convinimos.
Del libro Micrólogos

miércoles, 23 de noviembre de 2011

domingo, 20 de noviembre de 2011

MICRORRELATO

EQUIVOCACIONES DE ULISES, VIEJO

Yo, que tantos hombres he sido, que tantos mares surqué, y que tan tarde regresé a mi hogar, debo reducirme en estos tiempos a la situación de invalidez inmóvil a que los años implacables me someten. Yo, que revestí mi cuerpo de disfraces cuyas vidas fui absorbiendo sin cesar, que hallé siempre el modo de encontrar metas sin agotar la energía que me impulsaba, que he apurado placeres que otros ni siquiera imaginaron, he de verme ahora conducido por manos que no deseo, por sendas que detesto. Yo, que fui amado mucho más de lo que amé, que descubrí tierras extrañas mientras conducía a mis hombres a inciertos destinos, al tiempo que los dioses me perseguían con una saña incomprensible, pero que a su vez acrecentaba mi gloria, he de ser alimentado como un recién nacido, sin poder limpiarme siquiera mi descuidada barba. Yo, que hice de mi astucia el estandarte que todos seguían sin discutir, que jamás tembló en el combate y que tantos alientos quebró con armas bien templadas, debo contemplar a diario cómo mi palabra es la primera en olvidarse y la última en tenerse en cuenta. Por eso yo, que tantos hombres fui, mientras burlaba a las parcas, postergando la laguna postrera, yo, el gran Odiseo, el astuto, el sagaz, el sabio rey de Ítaca, sólo alcanzo a contemplar en el espejo (cuando me lo acercan) sólo una imagen impensable hace años, sucia y decrépita, que no es la de quien he sido, ni la de quien soy ahora mismo, sino el trasunto mismo de lo que ya seré para siempre.
Del libro Micrólogos

miércoles, 16 de noviembre de 2011

DESNUDO EN ESCORZO, TEXTURIZADO


miércoles, 9 de noviembre de 2011

PÉTALOS SOLARIZADOS


domingo, 6 de noviembre de 2011

MICRORRELATO

MALDITO DINOSAURIO

Cuando por fin logró dormirse, llegó el dinosaurio y lo devoró. Esa vez no quedó constancia literaria del hecho. Por fin.
Del libro Micrólogos

miércoles, 26 de octubre de 2011

CALLES, CALLES


domingo, 23 de octubre de 2011

MICRORRELATO

PROMETO

Prometo regresar contigo a este instante y regalarte un universo oscuro, rico en detalles y recuerdos, por donde paseamos en tiempos arcanos y felices, cuando la perfección existía, porque nos la creíamos y porque la creamos ambos. Prometo volver a recrear tu imagen vaporosa y desdibujada, ante mis ojos miopes y pequeños, que abusan de la cercanía, que tratan de acercar lo que cada vez se aleja más y más. Prometo no quererte más de lo necesario, la cantidad justa que tu esencia requiera para que no se sienta asaltada ni obligada, con la intensidad necesaria para que tu sonrisa se asocie con tus lágrimas y formen una alianza perfecta de paz y tiempo. Prometo. Te prometo a cada segundo. Prometo tantas cosas, que seguro me olvidaré de muchas. Así que prometo no prometer. Y, sin embargo, como ves, te sigo insistiendo siempre, hasta que alguna noche, después de cenar, me comuniques que ya no puedes seguir fingiendo, que nunca creíste ninguna de mis promesas.
Del libro Micrólogos

miércoles, 19 de octubre de 2011

PASOS SIN RUMBO


miércoles, 12 de octubre de 2011

domingo, 9 de octubre de 2011

MICRORRELATO

ELLA, ELLA FUE

Sí, sí, se encargó mamá. Ella fue quien los mató, pero no conviene dramatizar. Al fin y al cabo se lo pedimos todos. Y conseguimos ser muy persuasivos, ya nos conoces. Es verdad que no quería, que de entrada se negó. Nos dijo que eso era algo de lo que se ha venido ocupando en el pasado, cuando era joven, y tenía mejor pulso, pero que ya no, y que no se sentía con ánimo. Pareció que no había manera, pero tío Alfonso la convenció. No sé cómo, pero ya sabes cómo es. Le susurró no sé qué al oído, y ella primero puso cara de asombro; luego sonrió con picardía, como cuando éramos niños, y en unas horas no sabíamos nada de ellos, ¿recuerdas? Y al final accedió a ser ella la protagonista, la que los matara antes de las cuatro de la tarde. Debió pensar que ciertas tradiciones no han de perderse nunca y, al fin y al cabo, el día de Nochebuena era la única fecha memorable para todos. Accedió, sí, aunque tuviera luego que limpiar las salpicaduras de sangre, las plumas desperdigadas y dedicar varias horas para que todo quedara impecable, listo para la cena. Más tarde, mamá se puso a la tarea. Primero, el encargo, el deber. Luego, la tradición, la fiesta. De enviar el cuerpo con el correspondiente mensaje, nos encargaríamos nosotros, como de costumbre. Volvió a demostrar su gran pericia. Siempre ha sido la mejor, y a pesar de los años, esas cosas no se olvidan. Los de la banda rival, seguro que tampoco.
Del libro Micrólogos

miércoles, 5 de octubre de 2011

domingo, 2 de octubre de 2011

MICRORRELATO

SORPRESAS

Demasiadas sorpresas seguidas, has de admitirlo. No he podido entender esa capacidad de análisis, después de tantos meses. Llegar a decirme “lo más claro que recuerdo es la imagen de tus ojos cuando estaban muy cerquita de los míos”, o “descubrí un ser completamente desconocido a todo lo que yo sabía de ti”, después de tu mutismo habitual, ha supuesto una prueba de fuerza para la que no estaba preparado, he de admitirlo. Pero lo que más desconcierto me produjo, fueron las notas dulces: “lo que a mí me transmitía esa mirada con ojos sonrientes era una especie de dulzura extrema, como de un ser incluso ingenuo, como si en el fondo fueras un niño tremendamente tierno, alguien a quien dan unas tremendas ganas de dar besos y besos y salvarle”. Parecías otra, cambiada quién sabe por qué razón o extraño conjuro, alguien muy distinto al ser casi ausente que muestras cuando actúas con normalidad, y que tanto me convenía. Pero ¡decirle eso a un asesino profesional! !Descubrir su secreto más profundo! Qué bien lo has entendido todo. Qué bien has desenterrado mi máscara. Seguro que también habrás adivinado la sorpresa que te he reservado, a continuación.
Del libro Micrólogos

miércoles, 28 de septiembre de 2011

PARA VER MÁS CERCA, MÁS LEJOS


domingo, 25 de septiembre de 2011

MICRORRELATO


POR TODO LO QUE FUE 

Y no lo olvides nunca, no des marcha atrás, no desfallezcas. Acaso tengas recuerdos, y los sentimientos broten de forma traicionera. Es probable que vuelvan de nuevo a tu mente aquellos tiempos de cielo azul coronando las montañas; la casa de piedra y pizarra donde fuimos acogidos tras nuestro exilio en Francia; el olor a la comida recién hecha que envolvía cada habitación y a ti te hizo adorar para siempre los huevos fritos con pan de escanda; las conversaciones alrededor de la lumbre en aquella cocina estrecha y renegrida, dando cuenta de los sufrimientos de la guerra, ella los suyos, nosotros los propios, pero también haciendo planes para vivir, para mejorar. Sí, seguro que en el último momento  tienes la tentación de ceder al pasado, a lo que entonces fue nuestra vida cotidiana, a la tradición de la familia. Por eso te lo recuerdo, una vez más. No cedas, no desfallezcas, no digas “no puedo hacerlo”. Actúa, termina lo acordado: pon fin a sus días sin vida. Ella no merece morir de esa manera. Ahora que sólo es un cuerpo, la abuela debe irse como la señora que siempre fue.
Del libro Micrólogos

miércoles, 21 de septiembre de 2011

LECHE FLUVIAL

domingo, 18 de septiembre de 2011

MICRORRELATO

EXIMENTE

Su ansia de venganza contra el colegio de curas databa de mucho tiempo atrás, pero cobró realidad aquella tarde, cuando, rojo de ira, se lanzó a arengar a sus compañeros, los cuales quedaron muy impresionados por sus razones y sus palabras. Cuando concluyó su discurso, se decidió a dar un paso más. Tomó una piedra de un parterre cercano, y tras sopesarla un par de veces, la arrojó contra el rosetón de la portada sur, produciéndole un boquete notable. A continuación, los demás, inflamados por sus palabras y animados por su gesto, comenzaron a hacer lo propio. En pocos minutos, no quedaba una ventana intacta en aquella iglesia, famosa por sus conjuntos vitrales. Los religiosos llamaron a las fuerzas del orden que, pese a la desbandada, todavía  pudieron alcanzar a varios. El protagonista, en cambio, se presentó sin resistencia alguna ante los guardias, que lo detuvieron en el acto, acusado de ser el cabecilla e instigador de los desmanes. Al ser interrogado, sorprendió a todos declarándose por completo inocente de los hechos que se le imputaban. Como a continuación se le mostraran las imágenes de las cámaras de seguridad donde se mostraban sus acciones, él adujo que ahí tenían la prueba definitiva, ya que en esas cintas se podría verificar que él había tirado la primera piedra, y por tanto se hallaba eximido de toda culpa, como tanto le repitieran en otro tiempo.
Del libro Micrólogos

miércoles, 14 de septiembre de 2011

MÚLTIPLES FACETAS DE RETRATO


domingo, 11 de septiembre de 2011

MICRORRELATO

EL NIÑO YA NO ESTÁ

El niño se tapa la cara y los ojos con las manos. “Ya no estoy”, piensa. Pero nota que nadie le hace caso, que todos siguen a lo suyo, y que hay un silencio que lo remueve todo. Abre los dedos, y a través de ellos ve a su familia con unos cuantos amigos, pero casi nadie habla. Sólo gestos que no comprende. Es muy pequeño, y no comprende, pero él no lo sabe todavía. Sólo lo intenta de nuevo. Entonces se tapa con mucho aspaviento, colocándose en medio de la sala al lado de las flores. Con la cara tapada, ahora no sólo lo piensa: también lo dice en voz alta: “¡Ya no estoooy!”, pero nadie le presta la menor atención, y el niño se empieza a preocupar, porque él sabe que cuando se tapa la cara, desaparece, y los demás no pueden verle, pero sí oírle. Por eso no entiende nada, y menos que su madre esté en medio de un sofá tendida, como muerta, aunque su tía y su padre la están abanicando y diciéndole cosas, pese a que lo hagan llorosos y compungidos. Justo como empieza a estar él, porque se siente solo, desamparado, ya que nadie le hace caso. Al final, repara en que dos mujeres entran al salón y la más joven le dice al papá muy cerca de su cara: “Ya está dentro; ahora lo sacan”. Cuando éste se levanta, la madre también se incorpora, y al darse cuenta de la situación, estalla en un llanto desgarrado que al niño le parece inabarcable, excesivo. “Mi cielo, mi ángel querido. ¿Por qué, por qué? ¿Por qué ya no estás?”. El niño sonríe un poco y se tapa y se destapa alternativamente los ojos, como siguiendo el juego que parece retornar a las reglas de costumbre. Pero nada es ya como antes. Sin embargo, tardará todavía un tiempo hasta que se dé cuenta de ello, pues la madre no podrá verlo, ni lo encontrará a su lado, ni volverá nunca a acariciarlo, a mimarlo, porque el niño ya no está con ellos. Porque el niño desapareció ya para siempre.
Del libro Micrólogos

miércoles, 7 de septiembre de 2011

ALCÁZAR NOCTURNO, DE DÍA


domingo, 4 de septiembre de 2011

MICRORRELATO

PICADILLOS

La agotadora tarea del despiece le había dejado exhausto y sudoroso. Notó también que se le había despertado bruscamente el apetito, y decidió que la ocasión bien merecía un homenaje. Dejó los cuerpos restantes desparramados por el suelo, troceados y deshechos, aunque alguien con mentalidad sensible y objetiva habría detectado un calculado orden en la disposición, como de cuadro abstracto, matérico, de tonos cálidos, suaves, sobre fondo rojo intenso. Una ducha relajó su ansiedad y aclaró sus dudas. Terminó de acicalarse y se dirigió a un restaurante cercano, famoso por sus carnes a la parrilla. Pidió una ración grande de picadillo fresco bien adobado. Cuando lo probó, asintió con un gesto admirativo, pero en voz baja musitó para sí, seguro de sí mismo: “el que he hecho yo es mucho mejor, más intenso, más inusual, más artístico, ¿dónde va a parar?”. Nadie lo escuchó. Ni siquiera el camarero. Nadie pudo, por tanto, ni confirmar ni replicarle. A cambio, cuando terminó el banquete, pudo proseguir su tarea en la soledad más creativa, cercana a la impunidad.
Del libro Micrólogos

domingo, 21 de agosto de 2011

MICRORRELATO

SOBRIO APOCALIPSIS

Yo lo había sospechado desde siempre, y lo digo sin deseo de presunción: pero el último día nada fue como habíamos leído, como nos habían enseñado. El día del Juicio Final, no cayeron sobre el mundo toda suerte de desastres o cataclismos, ni los humanos que sobre sus caballos recorrieran las cuatro direcciones propagando todos los se enzarzaron en una guerra última. Tampoco hubo cordero alguno que rompiera los siete sellos, ni trompetas que hendieran el aire con horrísono estruendo, ni jinetes  males, ni ángeles que formaran legiones con que acorralar y conducir a los encausados, ni balanzas, ni arcángeles, ni juicio, ni nada. Aquel día, sólo una voz se escuchó en lo alto; audible, eso sí, para todos, pero sin que su fuerza resultara algo fuera de lo común. Era de madrugada, y se oyeron sólo dos palabras, que a cada cual sonaron en su idioma propio: ≪Hala; arriba≫. Tan sólo eso. Después, como impelidos por una orden imposible de desobedecer, todos los muertos recobraron su corporeidad y todo se llenó de pútridos vapores. Cada cual parecía saber dónde dirigirse, y en poco tiempo —poco más de un mes— cada humano recaló en la estancia que correspondía a sus méritos, acordados con anterioridad, por lo que se ve. Después, la nada lo invadió todo, y el firmamento desapareció como en el pasado brotó de la nada; todo fue espíritu en continuidad. Pero yo siempre lo había sospechado, ya lo dije: Juan, el discípulo predilecto, el amado del Maestro, se deleitó toda su vida con alucinógenos, y jamás pudo dejarlos. Y en Patmos, ya viejo, mucho menos, como al final se ha podido comprobar.
Del libro Micrólogos

miércoles, 17 de agosto de 2011

NO HAY JUBILACIÓN


domingo, 14 de agosto de 2011

MICRORRELATO

COSA DE ARAÑAS

Aquel niño no dejaba de insistir con las arañas. Desde que las conociera en un libro de ciencias, en el colegio, a todo el mundo asediaba para que le contara cosas sobre ellas, le regalara libros con fotografías o le recomendara lugares en la red para visitar. Poseído de una fiebre sin control, comprobó que a los pocos meses lo sabía casi todo sobre ellas. Pero un día reparó en que desconocía la procedencia de ese nombre que tanto le había cambiado las apetencias. Se enteró por fin de que provenía de una experta tejedora griega, llamada Aracne, cuya delicadeza en el arte del bordado sobre tela y tapicería era sólo comparable a su soberbia; y tanta fue, en efecto, que pretendió que la hermosura de su labor y la pericia de su arte aventajarían incluso a Atenea. Siguió indagando, y comprobó que la diosa accedió al desafío y que éste tuvo lugar en la casa de la tejedora, donde la diosa de la inteligencia y de la guerra fue vencida por la calidad artesana de su oponente mortal. Al chico le molestó mucho, en cambio, que Atenea no pudiera soportar la derrota, y que, despechada, golpeara a su rival y destrozara su telar. La conclusión de la historia, con su trágico final y la reparadora metamorfosis lo dejaron estupefacto.

—Pero, ¿quién se creía esa diosa que era? Hoy, Spiderman la habría fulminado por completo —sentenció, muy resuelto.
Del libro Micrólogos

miércoles, 10 de agosto de 2011

PANORÁMICA EN LOS PIRINEOS


En este caso, convendría verla en un tamaño mayor, pinchando en ella

domingo, 7 de agosto de 2011

MICRORRELATO

LA HISTORIA DE TU VIDA

Cuando empecé a elaborar la historia de tu vida, no imaginé que tuviera tanto éxito, que se venderían tantos libros; al fin y al cabo, ni tú eras famosa, ni yo tan conocido como lo soy ahora; todavía no me lo puedo explicar del todo, aunque tal vez tenga que ver con el morbo de los años que pasaron entre que desapareciste y que encontraran tu cuerpo; o que los forenses llevaran a cabo aquella investigación tan minuciosa, tan aireada por la prensa, entusiasmada con nuevas técnicas químicas que nadie podía prever hace tiempo, como no fuera en alguna serie de televisión; ni siquiera yo mismo, que me precio de calculador y metódico. Cuando empecé a elaborar la historia de tu vida sabía que el último capítulo sería el más difícil y también el más revelador, así que no lo escribí, razón por la cual conservé el manuscrito mucho tiempo inacabado. Mientras duró la investigación, mi propio texto de biógrafo, que ofrecí como ayuda desinteresada, no les aclaró gran cosa. Sin embargo, otros procedimientos más profesionales acabarían revelando con sorprendente precisión detalles que sólo yo podía haber imaginado. Desde el momento en que me comunicaron que lo sabían todo, pude escribir ya sin tapujos el capítulo final. Me dio tiempo suficiente antes del juicio, que fue sorprendentemente rápido, previsible e inapelable. Con la historia de tu vida, he obtenido mi mayor éxito como escritor. No sé si los próximos años me alcanzarán a resolver tal paradoja.
Del libro Micrólogos

miércoles, 3 de agosto de 2011

TIOVIVO

domingo, 26 de junio de 2011

MICRORRELATO

SOMNUS INTERRUPTUS

Cuando alcanzó a dormirse, todos los microrrelatos que había leído en su vida pasaron por su mente en riguroso orden alfabético (autores), uno detrás de otro, sin omitir ninguno, palabra por palabra, con exactitud absoluta. Tal sucesión de historias lo desveló por completo, y ya no fue capaz de recuperar el sueño nunca más. Pero tampoco pudo dejar de ver recreados en su mente los diferentes argumentos, que pasaban por él a velocidad de vértigo. Cuando dicha sucesión concluyó a los veintiún días, quince horas y diez minutos, falleció —según llegó a trascender— a consecuencia de un fallo multiorgánico severo. A la nueva disfunción neuronal descubierta para la comunidad científica, acabaron bautizándola con su propio nombre. De tal modo, todavía pudo alcanzar la celebridad que siempre había anhelado. Eso sí, a posteriori, y sin efecto retroactivo alguno.
Del libro Micrólogos

miércoles, 15 de junio de 2011

SOMBRA DE NUBE, AL CONTRALUZ

domingo, 12 de junio de 2011

MICRORRELATO

DE AQUELLO A ESTO

Hoy la volví a ver. Había cambiado. Estaba más fea. Los años, sin duda. El uniforme, también. Las largas horas de rutinaria tarea, tras la caja. La monotonía de tantas caras sin rostro, mercancías, dinero que no le pertenece ni lo hará nunca. La reconocí enseguida, mientras aguardaba mi turno. Tamara. Uno de los verbos más floridos que mi carrera docente recuerda. Algunos de los exámenes más perfectos que he podido saborear, salieron de sus manos menudas con uñas que entonces aún se mordía. Y ahora, doce años después, su figura ligeramente encorvada, ahí, tras los paneles, colocando los códigos tras el lector óptico. Sin mirar a los clientes. Devolviendo puntualmente el cambio. Agradeciendo de forma mecánica al acabar. Saludándome con el protocolo, al proseguir. Sin mirarme, como con todos. Pasando mis compras y metiendo cada producto en las bolsas de plástico. La miro, con intención, pero ella sigue, sin darse cuenta. Cuando queda un último alimento sobre la cinta, coloco mi mano sobre la bolsa, impidiendo su acción. Ella me mira, de repente. Sin expresión. Sorprendida por el gesto. Mi mirada la interroga, con una leve sonrisa. Ella, durante un instante, duda. Sigue impasible, sugiriendo en silencio que la deje proseguir. De súbito, sus ojos se abren. Me reconoce. Su cuerpo parece encoger. Con rapidez, enrojece. Por mimetismo, creo que yo también, aunque con menor intensidad. Ella baja los ojos. Y no volverá a levantarlos. Tampoco cambiará de color. Levanto mi mano de la bolsa de naranjas. Finaliza la compra. Una cantidad, una tarjeta, una operación y una firma. Mis ojos no se han separado de su rostro en estos minutos. Ella cierra la caja. La cinta echa de nuevo a andar. Gracias, buenos días.
Del libro Micrólogos

miércoles, 8 de junio de 2011

domingo, 29 de mayo de 2011

MICRORRELATO

NO ES MEMORIA

Me levanté deprisa. Desayuné, me duché, salí. Apenas tomé equipaje. Volé hasta los confines australes donde los extremos de un glaciar se desgajaban con estruendo.  En Taormina, la sombra humenante del Etna no impidió que Plauto me arrancara otra sonrisa cómplice. Sentí el escalofrío de la envidia con los saltos de las yubartas del Ártico. Empequeñecí mi caminar entre las moles de la Gran Manzana, aislado entre tantos. Escuché una sinfonía de mis latidos desbocados en las cumbres del Hindukush, aislado entre silencios. Dejé resbalar por mi garganta el foie más fresco con el chianti más sedoso entre dos fronteras amigas. Contemplé desde un velero cómo el mar cercaba de nuevo Mont Saint-Michel, aislándolo con embates furiosos. Sentí el placer del miedo en el trópico de la sabana donde cada rugido redimía mi timidez de sedentario. Atravesé el Amazonas por su parte más remansada e inarbarcable, donde solo se divisa agua de limo y verde intenso. Recolecté niebla en redes de esparto en las estribaciones de un borde rocoso, al norte de Atacama. Adiviné el vacío que albergan los microapartamentos de Tokio. Sentí la verdadera naturaleza del tiempo al acariciar tortugas gigantes en las Galápagos. Me asomé con temeridad a la boca de un volcán polinesio y aspiré sus líquidos vapores. Llegué a sumergirme en la jungla monzónica, donde pude mirar fijamente a un tigre a los ojos, antes de desvanecerse. Sahumé mi memoria, refrescándola, con una buena pipa de kif en Alejandría. Acaricié las aristas de columnas devastadas en la zona noble de Pérgamo. Fui dejando pasar el tiempo, cadencioso (durante meses, minutos), en un monasterio de Lhasa.  Incluso me lancé en caída libre y, mientras descendía a gran velocidad, recordé mi lejano nacimiento, un día de nieve violenta. Al recomponer mi postura, la incomodidad de mi sofá me devuelve a mi realidad más cotidiana. En verdad, me preocupa —y mucho— la fertilidad de mi imaginación, que no se resiste a no ser memoria.
Del libro Micrólogos

miércoles, 25 de mayo de 2011

domingo, 22 de mayo de 2011

MICRORRELATO

INSPIRACIÓN MERCENARIA

Contraté a una puta para que me contara su vida (que yo imaginaba desgraciada y abocada a la molicie involuntaria) para trasladar luego esa experiencia al papel. Tuve que sortear los recelos iniciales de la protagonista, pues nadie antes le había planteado una propuesta de semejante calibre. También, añadir un tanto más a la tarifa establecida y, lo más sorprendente, hacer promesas curiosas a cuál más llamativa, como que figurara su nombre completo con sus dos apellidos, así como el de sus padres y hermanos, para que así quedara constancia del drama de su familia y de ella misma. Cuando estuvo todo acordado y se convenció de que no íbamos a practicar sexo, se dispuso a largarlo todo, muy contenta. Y empezó a hablar y a hablar. Su facundia era demoledora, pero mi grabadora lo registraba todo. A la media hora, le dije que ya estaba bien, que me valía, que estupendo, que había sido justo lo que necesitaba, y que podía irse. Sin yo preverlo, se ofendió muchísimo, y comenzó a insultarme a voz en cuello. Como yo buscara defenderme e intentara echarla, lanzó al suelo varios adornos del salón, le pegó patadas a los butacones y montó un escándalo que seguro se oiría en otros pisos. Al final, antes de salir dando un sonoro portazo, me largó una expertísima patada genital que me dejó sin aliento ni reacción. Pero todo ello lo he asumido con estoicismo profesional, pues sigo convencido de que no habría logrado calmarla si me hubiera propuesto explicarle las tendencias actuales más innovadoras en microficción.
Del libro Micrólogos

miércoles, 18 de mayo de 2011

EL ÁNGEL NECESARIO (PACO CAPARRÓS)

domingo, 15 de mayo de 2011

MICRORRELATO

OJALÁ, TÚ

Ojalá, me dijiste, ojalá. Pero nunca supe a qué te referías. Jamás me dijiste por qué me dejabas esa duda en el alma, cada vez que aparecías. No me contaste por qué tu belleza me sofocaba, me hacía agua, me disolvía hasta las palabras. Siempre escabullías tu imagen, y sólo a veces regresabas a mis ojos. Ojalá, sí, me repito. Ojalá te hubiera encontrado alguna vez, tangible, cuando mi cuerpo te recreaba y te sentía próxima. Ojalá pudiera haberte hallado. Si hubieras existido, de hecho. Ojalá hayas existido alguna vez. Ojalá tú, algún día, en algún lugar. Ojalá ambos.
Del libro Micrólogos

jueves, 12 de mayo de 2011

domingo, 8 de mayo de 2011

MICRORRELATO

TESEO, EL AMBIGUO

Cuando Teseo halló al Minotauro, una pasión amorosa sin límites lo devoró, y al monstruo le sucedió lo mismo. Ninguno contradijo sus instintos. Se amaron con masculina violencia durante largas horas, mientras desde la profundidad del laberinto se elevaron a los cielos jadeos y bramidos de creciente intensidad, semejando un cruento combate sin cuartel. Pero concluido el primer encuentro, al héroe se le despejó la nube de los ojos y recordó que tenía una misión que cumplir y una reputación que mantener. Por ello, y aprovechando el confiado sopor de su amante, lo traspasó de una estocada certera. El resto es bien conocido: al poco de huir con Ariadna, su benefactora, Teseo la abandonó a su suerte en la isla de Naxos. Hubo una explicación oficial que apenas trascendió, y una boda interesada, cuya urgencia sorprendió a todos. A todos, excepto al héroe, cuyo corazón memorioso siempre encontraría el abrazo de su esposa demasiado blando y su talante, en exceso pasivo y dulce.
Del libro  Micrólogos

miércoles, 4 de mayo de 2011

domingo, 1 de mayo de 2011

MICRORRELATO

ILUSIONES REALES

Mi marido intentó compensar su última paliza con dos entradas para un extraño espectáculo: un ilusionista moldavo, de nombre imposible, que prometía maravillas. No obstante, sólo hallamos lo típico: las cartas, las adivinaciones, el numerito de la levitación, seguido al final de la consabida partición por la mitad, vía serrucho largo con el que además improvisaba unas notas musicales que más bien parecían chirridos graves. Con todo, cuando eligió a mi marido como sujeto paciente para el último número, la cosa me interesó ligeramente. Se puso mejor cuando vi cómo empezó a cortarlo en dos partes. Mis ojos debían mostrar a quien los mirase el destello exterior de mi propia ensoñación. Pero creo que casi me desmayo de gusto cuando ordenó a los pies que movieran los dedos y éstos permanecieron inmóviles, al tiempo que un reguerillo de sangre fue salpicando el suelo. Mi marido no profirió ni un gemido siquiera; acaso soñara, acaso fuera drogado. Pero de entre el público fueron brotando muchos gritos, de forma escalonada, cuando la ilusión dio paso a la tremenda realidad. El tipo alegaría en su defensa que le falló no sé cuál dispositivo, pero no pudo convencer a nadie o nadie quiere creerle, habida cuenta de las sustancias que le encontraron en su organismo. ¡Pobre! A mí me gustaría visitarle cada semana, todas las que hicieran falta hasta que el asunto se resolviera de una vez. Para consolarle un poquito su pesar. Y para agradecerle, sobre todo, su aparición providencial. Pero me parece que dichos encuentros resultarían harto sospechosos. Porque, claro, a mí el espectáculo me encantó. Al ilusionista, imagino que mucho menos. Y a mi marido, ya ni le preguntamos.
Del libro Micrólogos

miércoles, 27 de abril de 2011

domingo, 24 de abril de 2011

MICRORRELATO

TU BAÚL

Me emociona volver a ver tu baúl, claveteado de gruesas tachuelas doradas, sobre terciopelo rojo, ya gastado. Creo que es tuyo, sí. Esta memoria me juega malas pasadas. Pero creo que sí, que lo es. Algún chispazo dentro me lo advierte. Es el tuyo. Tú jugabas con él, o, mejor, jugabas con lo que había dentro, tus muñecas, tus revistas, tus vestiditos. Ahora que he regresado a la casa, sudoroso, algo me ha hecho subir al desván. Lo primero, subir al desván. No sé por qué, pero ha sido el primer impulso. Y ahí enfrente, ese baúl. Sí, tiene que ser el tuyo, no puede ser otro. En otras circunstancias, creo, verlo tal vez me provocaría oleadas de recuerdos de nuestra infancia. Ahora, después de mi accidente... Ha pasado sólo una semana, me han dicho, pero...  Ahora, mis recuerdos son algo frágil e inconexo. Por eso quería volver. Algo me estaba fracturando el alma, porque estos últimos días te he recordado. Y, sí, creo que me va a ayudar. Tiemblo al abrirlo porque uno nunca sabe si está preparado para que el pasado le sobrevenga a uno de golpe. Tiemblo, sí. Y dudo en hacerlo. Pero al final levanto la tapa. No huele muy bien. Está cerrado y está oscuro, pero algo me provoca un vómito. Cuando enciendo la luz, aún queda demasiado lejos para que ilumine bien. Pero aun así te veo, aunque no me lo puedo creer. De nuevo, sí, tú. Ahí, echada, con tu vestido desgarrado y manchas púrpura. Con la cabeza vuelta hacia un lado, no te veo la cara. Pero es tu vestido, sí. Lo reconocería siempre. Resulta increíble que puedas caber ahí. Aunque cuando éramos pequeños éramos capaces de entrar los dos. Y de ese modo, cuando nos buscaban, cerrábamos la tapa y mirábamos por la rendija en silencio hasta que se iban. Pero cabes, y eres tú. Aunque en una posición extraña. Sí, voy recordando poco a poco. Debo contemplarte con más detenimiento, con más tiempo. Sí, eso es. El tiempo me lo va desgranando todo. Y, sí, voy comprendiendo. Voy comprendiéndolo todo.
Del libro Micrólogos

miércoles, 20 de abril de 2011

PURO HUMO

domingo, 17 de abril de 2011

MICRORRELATO

ODIO MANCHEGO

Odio a mi hermano. Un anormal a quien le da por encerrarse a leer libros de aventuras fantásticas, se vuelve mochales, se pone uns hierros o latas encima a modo de armadura pasada de fecha, agarra el penco y se larga de casa con el bestia de su vecino, que, a mayores, se come a Dios por los pies. Y eso, sin contar con nadie. Y se larga de casa, no una, sino dos veces, y por ahí anda en una tercera. Que  va a arreglar los problemas del mundo, dice, el muy lunático. Lo gracioso es que de sus correrías regresa con mucho quebranto y bien molido; pero ni por ésas se vuelve atrás, el infeliz: él, hala, a salvar a quienes lo necesiten. Imagino la de tonterías que habrá cometido en esos meses. Y tantas tonterías debió hacer, tantas, que cogió una fama tremenda por todos lados, y hasta un tullido que sabe escribir, ha puesto sus correrías en un libro gordo, que se corrió como la espuma, y alguna versión más hay por ahí suelta, según cuenta el cura. De modo que si antes se había hecho famoso por imbécil, ahora, todavía más. Y todos van ganando una bicoca a su costa. Si hasta el tragaldabas del vecino anda muy subido de humos por la fama y el ansia de dineros. Pero a ál no le toca nada; y a su familia, menos. Aunque él dice que no le preocupa en absoluto. Pero lo peor es que ¡a mí ni se me nombra! Aun nuestra tía y una sobrina salen un poco en esos libros; y creo que el dómine también,  y el ama; y hasta el rapabarbas, que ya es delito. Pero yo no existo en ninguna parte, según me han dicho quienes saben leer. No aparezco para nada. Y eso que soy el mayor, ¡el heredero!, el responsable de los apellidos de nuestra familia y del mayorazgo de nuestra hacienda.¡Cómo le odio! Nunca valió para nada, pero ya ha superado todas las marcas: se ha arruinado la vida y me la arruinará a mí de paso. Ganas dan de salirle al camino y molerle a palos o recluirle en alguna torre. O, quizá mejor, retarle con misterio en singular combate, vencerle y luego descubrirle la identidad de su dominador, para que se le cayera la venda de los ojos y se humillara por completo, como cumple a la ocasión. Acaso así le volviera el seso, pidiera perdón y todo acabara. Pero me da que la cosa ya no tiene remedio.
Del libro Micrólogos

miércoles, 13 de abril de 2011

domingo, 10 de abril de 2011

MICRORRELATO

HOMENAJE AL DINOSAURIO

Hace varios años, un escritor bajito escribió un cuento corto, cortísimo, en el que hablaba de un dinosaurio que sólo existió en su imaginación (o en sus sueños), con el doble objetivo de que la gente lo quisiera más, y también de sublimar su escasa estatura con creaciones de alto fuste. El escritor fue ignorado por todos, excepto por cierta cúpula militar que puso precio a su cabeza, que, pese a su reducido tamaño, aún se les antojaba demasiado grande para sus merecimientos. El escritor hubo de exiliarse para salvar la vida y la escasa estatura que poseía, que si bien era en verdad escasa, era la única que tenía, y no quería perderla por nada del mundo, egoísmo aparte. En realidad, aquel cuento corto era una pavada, pero los demás escritores del mundo (sobre todo, los progresistas, que abundan más que los otros) se solidarizaron con el infortunio del escritor bajito, y se dedicaron a contar por ahí, en simposios, certámenes y demás, a sus amigos y a cualesquiera que les escuchara, que el cuento del escritor bajito era el cuento más corto del mundo, con lo que su fama se extendió muchísimo y su reconocimiento creció una enormidad. Y ello, a pesar de que ha habido después cuentos que lo superan en brevedad e ingenio (pensamos ahora en el maravilloso “Había una vez un colorín colorado”, o en los ejemplares mínimos, pero plenos de significado, como “Zzz” o “¿Y?”). Con todo, andando el tiempo, al escritor bajito empezó a fastidiarle cada vez más que cuando se refirieran a él únicamente aludieran al pequeño cuento del monstruo, y por ello se dedicó a escribir otros cuentos más largos (no mucho más; no muchos más) para que el mundo pudiera comprobar que también sabía escribir cosas más dilatadas en espacio e interés. Pero resultó demasiado tarde y, andando los años, el escritor bajito acabó muriendo, como acaba sucediendo siempre. Aunque casi mejor, porque si no, habría comprobado que hoy es citado en las antologías y por imperitos docentes de creación literaria, casi exclusivamente por ese mérito. Lo cual le habría dado argumentos de sobra para querer morirse de nuevo. O, como poco, exiliarse, esta vez sí, definitivamente.
Del libro Micrólogos

miércoles, 6 de abril de 2011

ENTRE DEPREDADORES

domingo, 3 de abril de 2011

MICRORRELATO

SALMÓN A CONTRACORRIENTE

Aquel salmón sabía cómo acabaría todo. Mientras embocaba el estuario del río que le llevaría a su lugar de origen, sabía que no podía hacer otra cosa que remontar la corriente, sortear obstáculos, peñas y depredadores, llegar al curso alto, cubrir con su esperma un racimo de huevos, y a continuación dejarse morir. Sabía también que a lo largo de esa hercúlea empresa no podía comer nada, ni pensar en nada que no fuera llegar a su meta. Aquel salmón sabía, pues, lo que le esperaba. Pero de igual modo era incuestionable que tenía un hambre feroz y que su carácter agresivo y pendenciero, aunque divertido y propenso al juego, le pedía acción. Así, se preguntó por qué hacer lo que el instinto le ordenaba, se dijo que por qué no, que qué caramba, y que ahí se las daban todas. De ese modo, se dedicó a atracarse de peces, ya que sus congéneres estaban de ayuno, y como esto le proporcionaba mucha energía suplementaria, se encontraba de muy buen humor. Esto estimulaba su carácter a morder los pies de los osos que les esperaban para atracarse con su carne; se divirtió muchísimo con los quiebros y los movimientos inusuales de los osos, que no se esperaban que los peces que componían su festín también pudieran atacarles. Como comía mucho, siempre que le apetecía, nadaba muy veloz y saltaba con más fuerza que los otros salmones, mucho más agotados. Y aunque también perdía tiempo en muchas otras actividades, cuando nadaba avanzaba muy deprisa, por lo que llegó arriba entre los puestos de cabeza. Como sus reservas de grasa estaban casi intactas, pudo requebrar, conquistar y cubrir varias hembras, tras desiguales y fáciles combates con sus directos rivales. De ese modo, tras varias semanas de divertida e inusual travesía, ahíto de peces, con la mandíbula desencajada por sus picardías, con la autoestima elevadísima por sus conquistas, sabedor de que su descendencia sería muy numerosa, se dijo muy convencido que ya podía morirse tranquilo. Y así lo hizo, a continuación, sin cuestionar ni añadir ningún punto más a su vida, que otros llamarían destino.
Del libro Micrólogos

miércoles, 30 de marzo de 2011

OLEAJE URBANO

domingo, 27 de marzo de 2011

MICRORRELATO

COHERENCIAS DEL BURLADOR

Sí, fueron mías por centenares, por miles, y llenaron de calentura mis noches y mis anhelos; también, algunos de mis reposos. No las quise nunca más allá de una velada, aunque muchas sí me amaron, alguna con locura demente. Pero es cierto, las burlé, y las fui gozando una a una, para luego darlas al olvido con presteza y sin cargos de conciencia. Fueron sumando mis placeres, al tiempo que mi fama me precedía y volvía más fácil —más difícil— cada nueva conquista. Fueron años intensos de goce incandescente y fugaz. Justo es, pues, que ahora sea yo quien ame con pasión irrefrenable a esta novicia mojigata e inexperta, y muera de amor por ella; y muera también a manos del vengativo comendador. Aunque, pensándolo mejor, actuando de un modo egoísta...
Del libro Micrólogos

miércoles, 23 de marzo de 2011

ÁBSIDE Y CIMBORRIO (San Lorenzo, Sahagún de Campos)


Texturas de Lenabem-Anna

domingo, 20 de marzo de 2011

MICRORRELATO

VOCACIÓN DE ARTISTA (JOVEN)

El chico se aburría. No sabía qué hacer. Además, carecía de vocación alguna, lo cual le reconcomía aún más por dentro. Pero un día, por aburrimiento, recaló en un suplemento dominical que le había pasado su padre. En él un artículo afirmaba que se estaba poniendo de moda ser cruel, y que podía llegar a adquirir categoría artística. Asombrado y decidido, desde ese día, se dedicó de manera sistemática a torturar al gato, a tirarle piedras a los hijos de sus vecinos, a capturar cucarachas y ranas vivas para abrirlas luego en canal, a no contestar a sus padres cuando éstos preguntaban algo, a aplicar cerillas encendidas al pelo de sus compañeros de colegio, a violentar a las hijas de las vecinas en el rellano de la escalera, a destruir nidos de pájaros en el descampado cercano, a romper la correspondencia del inmueble, y otras delicadezas por el estilo. Así se pasó dos años exactos: desde los doce a los catorce años. Cuando al final hizo balance, verificó desalentado que no había logrado obra de arte alguna. Probó entonces otras vías. Dos semanas después  comprobó extasiado que lo que un día leyó era cierto. Ocurrió cuando le dio por fotografiar la carne de su hermano pequeño, chamuscada a conciencia con una vela durante varios segundos. Al contemplar la copia de 20 x 30 que encargó, pudo deleitarse con unos magníficos tonos cálidos y con la logradísima textura de la costra requemada, que formaba un atípico dibujo abstracto, lo cual le produjo un momentáneo arrobo. Entonces, sí, aquel adolescente se sintió por primera vez un artista, un verdadero artista de su tiempo, que optaría de inmediato por su verdadera vocación.
Del libro  Micrólogos

miércoles, 16 de marzo de 2011

VELOCIDAD RUSA

domingo, 13 de marzo de 2011

MICRORRELATO

SER PRÁCTICO

A las tres semanas de enterrar a mi hermana, me propuse ser práctico, para no sufrir, para dejar de llorar de continuo. De nada había servido recordar que estaba en su mejor momento, que era bella e inteligente, que destacaba en todo, que tenía un futuro maravilloso por delante, que mis amigos la deseaban; que yo la quería como sólo yo podría quererla. No me la devolvería a mis brazos seguir pensando en el conductor colgado que le volteó la vida en una rotonda a la que entró como si se afanase en lograr una buena posición en un circuito. Por eso, tras días anegados en un encierro absoluto y lágrimas continuas, me propuse no pensar ni recordar más. Sentir poco, actuar conforme a unas reglas preestablecidas, automatizar mis gestos. De ese modo, no lloraría más. Y así fue: ni una lágrima más brotó de mis ojos. Me obstiné en dejar de pensar en ella, puesto que de nada me habría servido, salvo para entristecerme o enloquecer de llanto. Mis amigos hicieron lo posible por consolarme, me acompañaron todo el tiempo y me aconsejaron pensar con la cabeza y no con el sentimiento. Tuve que estar de acuerdo con ellos, lo mejor resulta ser práctico. Esa compañía fiel me abstrajo durante un tiempo, aunque de todo se cansa uno. Por eso llegó un día en que decidí actuar y convertirme en alguien práctico. Recabé datos y localicé al sujeto enseguida. Compré cierto material necesario en varias ciudades distintas, por aquello de no dejar rastros fáciles. No llevó demasiado tiempo. Los disparos tan sólo ocuparon unos instantes, en su propio domicilio. Cargar el cuerpo y trasladarlo hasta nuestra casa en el monte, me llevó apenas hora y media. Fueron necesarios, eso sí, algunos días de paciente espera para trocearlo, disolverlo, colarlo y envasarlo en garrafas lastradas. Cuando las arroje al embalse esta noche, cerca de la compuerta, comenzará una nueva etapa en mi vida. Una etapa en la que seré, ya para siempre, un hombre absolutamente práctico.
Del libro Micrólogos

miércoles, 9 de marzo de 2011

ESPIANDO EL DESPEGUE

domingo, 6 de marzo de 2011

MICRORRELATO

DESENCUENTRO

Una venía de vuelta de todo, abrasada de fracasos, intentos frustrados por el tiempo. Otra iba al encuentro de un futuro misterioso, de duración incierta. Una ya no esperaba nada de la vida, después de haber vivido los años justos que su rostro reflejaba. Otra se atrevía a esperar cuanto la vida le ofreciera. Una, caminaba despacio, con la lentitud de quienes han doblado la cabeza. Otra, andaba deprisa, como queriendo llegar antes a donde no había estado nunca. Una, ya no veía; sólo ocasionalmente miraba, hacia los lados o hacia abajo. La otra, tampoco veía, pero no dejaba de mirar, por si la magia surgía de cualquier gesto o brotaba en un brillo que reflejase el sol. Los dos rostros mostraban la oscuridad de sus adentros. Coincidieron en un instante de un lugar que a ninguna de ellas les era común. Cuando se cruzaron, no llegaron a mirarse. No se habían presentido ni adivinado, por lo que no pudieron  reconocerse. Tampoco habrían tenido nada que decirse. Las dos siguieron su camino hacia adelante, hacia atrás.
Del libro Micrólogos

miércoles, 2 de marzo de 2011

domingo, 27 de febrero de 2011

MICRORRELATO

DAFNE Y APOLO

Antes de empezar a hacer la comida, a Dafne le viene un repentino vuelco a la mente, y se pregunta qué ha sido de su vida en los últimos veinte años. Como siempre, acaba pensando que su vida ha sido un continuado y tranquilo descenso a la mediocridad más habitual. Ello no le causa ningún malestar. Está acostumbrada. Piensa mucho, y no sólo en ella misma. Sin embargo, a la hora de decidir qué va a preparar, antes siquiera de ir seleccionando los ingredientes adecuados, nota cómo las manos no le reaccionan, y siguen metidas en el mandil que su hija le regaló por su último cumpleaños. Los recuerdos le sobrevienen en discontinua cadena, y en alguno de los eslabones se detiene, licenciosa. Allá en la facultad, cuando el Arte mediatizaba la vida, y unos ojos azules le perturbaron el Arte y la vida. También todo lo demás; aunque eso vino después, con el correr veloz y lento de los años. Y, sin darse cuenta, sus manos acaban en el frasco donde guarda el laurel que su marido le recoge a veces en el parque. Los dedos recorren las hojas que la impregnan de aromas y de recuerdos, hasta que al final una lágrima humedece una de ellas, la menos verde, que será por ello la elegida. “Algo con laurel”, se dice. Repasa la lista de recetas que sabe elaborar con ese sabor esencial. No le salen más de seis. Se decide por la más simple: “no se merece mucho más”. Mientras va colocando los ingredientes sobre la encimera, el llavín en la puerta le indica que su marido acaba de llegar. Tras unos segundos y unos saludos desde la lejanía, siente cómo unos brazos la rodean y la estrechan con calidez y ternura. “Hoy tampoco has echado a correr, ¿eh?”, le dice, repitiendo una fórmula usual entre ellos. Y la besa en el cuello. Luego, le llega el olor a laurel, y se relame sin saber siquiera qué comerá, mientras le susurra al oído: “ésta es mi Dafne”. Casi a punto de echarse a llorar, sin aún volverse hacia su marido, retira todo cuanto había ido preparando, excepto el bote con el laurel. Decide que la receta que preparará será otra; con seguridad, la más exquisita de la lista. “Este es mi Apolo”, contesta al fin ella, fingiendo sólo a medias.
Del libro Micrólogos

miércoles, 23 de febrero de 2011

REFLEJO DE MUSEO

domingo, 20 de febrero de 2011

MICRORRELATO

AMOR IMPOSIBLE

El muñeco de nieve se vio un día inflamado de amor cuando pudo ver a través de la ventana aquella estufa de hierro forjado. Se trataba de una Chubesky a gasóleo que habían traído a la casa de los niños que lo habían modelado. Ya sólo contemplarla desde fuera le produjo sudores extraños, aunque el día estaba nublado. Cuando se acercó más al cristal para poder admirarla con detalle, sintió que su base perdía algo de volumen. Pero el deseo pudo más. Aprovechando que la familia estaba durmiendo la siesta, entró en el amplio salón. Verla de cerca le produjo un estremecimiento que confirmó que su intuición no había sido cosa de un instante. Ella, coqueta y halagada, lo observaba a través de los múltiples ojos de su ventana frontal, y poco a poco comenzó a sentir también una atracción arrebatadora. La misma que fue recorriendo al muñeco por todo su cuerpo. Mientras más se acercaba, notaba que su cuerpo menguaba y que la alfombra del salón se empapaba por momentos. Ella le incitó a abrazarse con un beso infinito. Él comentó que si se juntaban, él moriría. Ella replicó que antes de que eso sucediera conocerían el verdadero valor de su pasión. Él aceptó, febril. Ella lo acogió en su seno con una llamarada de amor indestructible. Él se derritió por completo. Ella fue anegada por toda su agua. Él desapareció entre vapores. Ella nunca pudo ser reparada.
Del libro Micrólogos

miércoles, 16 de febrero de 2011

ATRACCIÓN DE CONTRARIOS

domingo, 13 de febrero de 2011

MICRORRELATO

MUÑEQUITA ARISCA, RENCOROSA


Al llegar a casa, colgó el abrigo en la percha, dejó el maletín al lado del taquillón, soltó las llaves y la llamó en voz alta. Nadie respondió. “Mira que eres arisca; y rencorosa, además” comentó. Anduvo por todo el piso, y al final recaló en la alcoba. “Claro, en la cama echada, donde te dejé; ¡qué espectáculo!”, comentó con un gesto de aparente desprecio. Ante el mutismo recibido, se detuvo unos instantes a mirarla. Su piel brillante y juvenil, su cabello largo, lacio, ordenado y limpio, su mirada ausente, su desinterés. “¿De verdad aún no me has perdonado por lo de esta mañana? Vamos, amor, no fue para tanto”. Y se acercó y la besó en los labios con cierto ardor. Ella ni se inmutó. Su mirada seguía perdida y sin hacer contactar sus ojos con los de él. “Resentida, mal tomada. Ya me lo advirtieron, ya, pero no les hice caso. ¿Y sabes por qué? Porque en el fondo me gusta esa cara de rencor que le pones a tu maridito cuando regresa del trabajo. Me excita esa pasividad que me lanzas a la cara. Compruébalo tú misma”. Y le cogió la mano con violencia, y la colocó sobre su sexo, que ya le abultaba el pantalón. “¿Lo ves?”. Y continuó besándola en la cara, en los ojos, en el cuello, y manoseando sus senos, pellizcando zonas sensibles, sin obtener reacción ni respuesta alguna. Pero la excitación del hombre iba en aumento y trasladó su cuerpo encima del de ella, frotándose sin disimulo. “Muñeca, eres la mejor, ya lo sabes”. En un momento dado, la hebilla del cinturón se abrió hacia adelante y presionó más de la cuenta, hundiéndose hacia abajo. Fue entonces cuando ella reaccionó por primera vez dejando escapar un sonido agudo, como un silbido prolongado que se hacía cada vez más intenso a cada embestida, hasta que por el último estertor de él coincidió con el desinflado completo de ella.
Del libro  Micrólogos

miércoles, 9 de febrero de 2011

domingo, 6 de febrero de 2011

MICRORRELATO

GUILLERMO TELL, TEJANO

El héroe tensó sus músculos y se dispuso a disparar. Sus ojos sólo buscaban concentrarse en los brillos verdes y rojos del blanco fatídico. En el instante supremo, su mano derecha descendió lentamente, pero en el último momento con una rapidez inimaginable sacó el revólver y acertó justo en el centro. Su admirable precisión provocó un grito estremecedor entre los asistentes, que apenas podían dar crédito a lo que acababan de contemplar, mientras el cuerpo de su hijo se desplomó hacia atrás sin apenas ruido. Sólo una carcajada proveniente de lo alto de la torre rompió el estupor general. Transido de rabia, con un segundo tiro destrozó la manzana en mil pedazos. Sólo un instante medió con la tercera bala, que heló para siempre el rostro satisfecho del taimado gobernador. Para concluir, habría deseado poder vaciar el cargador entero sobre sí mismo. Todo terminó, sin embargo, con la bala siguiente.
Del libro Micrólogos

miércoles, 2 de febrero de 2011

FRENESÍ DE PERCUSIÓN

domingo, 30 de enero de 2011

MICRORRELATO

CASTING DE PERSONAJES

Una vez que hube tomado todas mis notas previas y decidido el marco donde ubicar mi novela, comencé con la selección del personaje principal. De ese modo, convoqué una reunión donde seleccionar los candidatos principales y poder contratar a uno de ellos para incluirlo en mi único proyecto serio. Pero pronto me di cuenta de que aquello sería una tarea muy complicada. Vinieron muchos, casi cuarenta, a cada cual más dispar. Voceaban mucho y varios al tiempo, exigían demasiado, polemizaban entre ellos, eran maleducados, coléricos, engreídos, imposibles de dirigir. Pero, con todo, fascinantes, cada uno en su estilo. Decidí postergar mi decisión. Se fueron todos malhumorados, y alguno pronunció incluso palabras gruesas antes de marcharse. Una semana después, efectué otra convocatoria, con idéntico desenlace. Comprendí que no me quedaba más remedio que tomarme a mí mismo como personaje clave. Yo no escaparía de mí, no podría negarme a formar parte de tan importante proyecto, y siempre tendría la posibilidad de modelarme a mi antojo. El problema que se planteó entonces es que en mi novela el protagonista acaba ahorcándose al final, desesperado de todo y en lucha contra todos. Aun así, no opuse resistencia. Desde que comencé a escribirla, he dedicado un ratito al día para imaginar cómo sería la cuerda de la que acabaría colgando. Hoy por fin la encontré. Resulta sedosa de tacto, pero de material fuerte y resistente. Aguantará mi peso sin venirse abajo. He dejado instrucciones precisas para que la novela se concluya conforme lo que va a suceder a continuación. Sólo deseo que no se malinterpreten mis intenciones, que mis instrucciones sean aplicadas al pie de la letra, sin cortes ni censuras, ni compasión ni piedad; y que no se cuestione mi autoría.
Del libro Micrólogos

miércoles, 26 de enero de 2011

LÍQUIDO CORTINAJE

domingo, 23 de enero de 2011

MICRORRELATO

BENEVOLENCIA DEL ALUMNADO

Cuando expongo en clase cosas tan incomprensibles como que de dos palabras antiguas como “Caesar” y “Augusta” se ha podido llegar a una actual como Zaragoza; o bien que el universo consta de millones de galaxias, cada una de las cuales contiene miles de millones de estrellas, y éstas a su vez sus correspondientes planetas; o que el vapor de agua primero no se ve, pero luego sí, en forma de nubes que, cuando se enfrían por la altitud se convierten en gotas grandes de lluvia que caen a tierra; cuando yo explico esto e intento que lo entiendan y luego lo aprendan, sólo puedo hacerlo poniendo una enorme cara de entusiasmo vehemente, o sea, de loco, de enajenado transitorio, para que los chicos puedan ser comprensivos y benevolentes conmigo, y no me desprecien más de lo habitual, y puedan colocarse sobre su frágil pedestal y pensar: “pobre, ya está otra vez alucinando con lo suyo”, y así puedan dedicarse a las cosas que en verdad les importan sin que les dé por chillar, insultar, escupir o agredir a quien les habla.
Del libro Micrólogos

miércoles, 19 de enero de 2011

OCULTACIÓN FANTASMAL

domingo, 16 de enero de 2011

MICRORRELATO

TODO, POR UNA CARTERA

¡Qué bárbaro! No lo puedo creer. Total, por una cartera. ¡Qué pija, por Dios! Si ya me parecía a mí que esa pava era nueva en el barrio, pero, claro, no puede uno saberlo todo de todos. Aunque con aquellas pintas, ya me lo tenía que haber olido, porque con el bolso aquel de Chanel..., que pensé que era de imitación, porque siendo tan joven, ¿cómo iba yo a pensar que tendría dinero y posibles para que sus papás le fueran a poner un abogado por tal tontería? Sí, coño, tan sólo una cartera, y más vacía que llena, total, cinco euros y un puto carné azul que no era ni el de identidad, sino de donde estudiaba Derecho, la muy pija, claro, ¿qué iba a estudiar, si no? Ah, y también un listín de teléfonos con una nota cursi del novio, y un huevo de tarjetas, eso sí, que no son mi campo, hay que joderse, que botín tan ridículo no pillaba yo desde hacía meses, y la tía va y me denuncia. Y, claro, los polizontes ¿qué van a hacer, si hay denuncia, pues siguen adelante con los papeles, ya se sabe cómo continúa la cosa, y me ficharon, claro, ¡a mí!, que he atracado a todo el barrio, bueno, a todos los que merecían la pena, claro, que uno es muy legal; y después de ese pasado (en el que no se me había quejado nadie, la verdad, incluso había quien alardeaba de ello, como si fuera yo su atracador particular), va esa pija, y me denuncia. Si es que no hay derecho, coño, con lo que a mí me quieren todos... Ya no hay decencia, no, señor, como antes, ni dignidad. Ahora, a ver con qué cara ando yo por la calle, recién marcado, ya para siempre. Nadie me respetará ya, seguro, si lo sabré yo, que a mi padre le pasó lo mismo, y poco después se murió de la vergüenza, bueno, de eso y de la paliza que le arreó mi madre cuando se enteró de la verdad, que menuda era. Así que, a mí, ¿qué futuro me espera? La muerte, la cárcel, la deshonra, qué sé yo. Y todo por cinco cochinos euros, que no me arreglaron el día siquiera, pero bien arreglado me dejaron. 
Del libro Micrólogos

miércoles, 12 de enero de 2011

BÓVEDA CELESTIAL

domingo, 9 de enero de 2011

FECHAS NUEVAS, PROYECTO NUEVO

Cumplido el propósito del 2010, formulado ahora hace justamente un año, es natural que un nuevo proyecto cobije las formas que utilizo para expresarme, tanto con la fotografía como con la palabra.

Todo proyecto ha de contener novedades. También, retos. Si no, uno se adocena, y tampoco quiere ser uno una docena, sino sólo ser uno, uno mismo, que no es poco.

Este año las novedades son tres. 

Por un lado, se reducirá ostensiblemente el número de fotos que aquí se muestren. Serán 52 obras, a razón de una por semana, y tendrán por hilo vertebrador ser obras de creación fotográfica. Entiendo por creación fotográfica, no el retoque y afinado de una toma con miras a su visión por los demás, sino una edición que altere la realidad que fue el origen de dicha imagen y que muestre técnicas más avanzadas de la edición fotográfica. El objetivo, se entenderá con facilidad, es que yo me obligue a practicar dichas técnicas y aprender, aprender, aprender, que es a lo único que podemos aspirar mientras vivimos. Ello no significa que sólo vaya a editar una foto por semana. Seguiré con el ritmo adquirido, que se ajusta bien a mis necesidades y presupuestos temporales, pero no se mostrarán aquí. Los escasos visitantes de este blog podrán seguirme si lo desean en mi página de Flickr, donde subiré una imagen diaria (ése es el propósito; ya se verá en la práctica en qué queda la cosa).

En segundo lugar, no habrá “tema estrella”, como lo hubo este año pasado con el retrato. Lo que sí cambiarán son las formas. Los temas, desgraciada o afortunadamente, seguirán siendo los mismos. Más o menos.


Por último, una cabecera nueva, claro.

Quiero agradecer de nuevo —y por último— a mi escasa parroquia de visitantes su perseverancia y fidelidad, realicen o no comentarios. Vuestra compañía no me resulta imprescindible para mi tarea, pero seguro que este blog no sería igual sin ella y, con seguridad, algo peor.

AVISO A VISITANTES

Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
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