domingo, 10 de noviembre de 2013

HOMENAJE AL MAESTRO












(Pincha en las imágenes para verlas en grande)




A María Morado, maestra

Aunque no deja de ser una modesta ciudad interior de provincias, Palencia resulta singular por varios motivos. Uno de ellos —y no el menor— es que se trata de una ciudad con muchísimas esculturas que poder admirar en la calle o en los parques. Otro, que es la única ciudad que conozco que ha erigido un grupo escultórico a una figura capital de la civilización de todos los tiempos: el maestro.

Yo siempre he distinguido entre profesores de primaria y maestros, aunque la denominación oficial habla de “cuerpo de Maestros”. Pero, para lo que viene al caso, se refiere a ese profesor que nos recoge en los albores de nuestra existencia y comienza a desvelarnos los secretos de la existencia. Para ello, usa de la palabra, de los gestos, de la ternura, de la seriedad, del ejemplo. Con ellos, instruye, moldea, educa, re-crea y crea. Y también, si de maestría se habla, abre ventanas, señala caminos, sugiere horizontes.

Hoy viven malos tiempos. Todos los profesores los vivimos. Ya están explicados los porqués. Demasiado se ha dicho y escrito en los últimos e infaustos años. No conviene desgañitarse más con quien no sabrá ni querrá escucharnos. En esta época en la que uno de los pilares de cualquier sociedad resulta vejada, despreciada y relegada, conviene acaso hablar menos y sentir más, pues ciertos sentimientos son a veces poderosos motores de despegue y de tránsito.

El que arriba se muestra es uno de ellos, y fue erigido en 2003, hace ahora 10 años. Se trata de dos figuras en bronce, colocadas una enfrente de la otra, sobre un basamento de granito blanco. Una niña de unos diez años, con coletas, sentada en el suelo, con las piernas cruzadas al modo indio y las manos apoyadas en la barbilla, escucha arrobada lo que un maestro de unos cuarenta lee en un libro sentado en un prisma cuadrangular. La escena no puede ser más conmovedora en su simplicidad. Los dos únicos protagonistas del proceso de la enseñanza (también de la educación, inevitablemente): el que sabe —que transmite con entusiasmo —y el que no sabe —que apura con unción lo que recibe —, ambos unidos en un espacio singular y por un vínculo de poder incalculable. El maestro, la niña, el aula, la palabra. La fascinación que alguien puede ejercer con su voz a quien tiene todo por delante.

El autor de la obra, Rafael Cordero, supo encontrar los menores elementos posibles con que narrar ese milagro: que alguien hable o lea, y alguien escuche y se beba ese discurso. Seguro que en su infancia tuvo la suerte de contar con alguien así para alimentar su mente cuando más hambre mostraba. Se encuentra en la Plaza de la Inmaculada, frente a la catedral de Palencia.

Homenaje al Maestro (Palencia, Castilla y León, España)
Marzo, 2011 ----- Nikon d300

jueves, 7 de noviembre de 2013

¿QUIÉN RESUELVE EL PROBLEMA?


En la ciudad francesa de Pau, mientras caminaba por uno de los barrios menos céntricos, me encontré con un escaparate curioso. En él se exhibían unos cuantos trofeos (copas, sobre todo, alguna medalla, alguno de forma apropiada sobre lo que se trataba). Los ventanales, la limpieza y la apariencia eran cualquier cosa, menos agradable o glamurosa; es más, si tuviera que calificar aquel local, diría que era algo más bien desarreglado y con poco cuidado.

Pero, en mitad de todos esos trofeos, había un tablero de ajedrez, con varias de sus piezas colocadas encima, y alguna que otra, desordenadas, fuera. Sobre el tablero, un cartel, que en traducción personal decía lo siguiente: “¿Cuál es el único movimiento de las blancas que NO hace mate?” De modo que lo que en aquel escaparate de un club de ajedrez de barrio de la ciudad de Pau, al sur de Francia, era un problema de ajedrez, a cuya resolución se invitaba al viandante o al curioso que hasta allí se acercara. Hay que remarcar que la palabra “pas” (la partícula negativa en lengua francesa) se encontraba en un tamaño muy superior al de las otras palabras, que también usaban la mayúscula.

Admito que allí mismo, no le presté mucha atención, pues llevaba ganas de ver otra cosa para la que sí tenía algo de prisa. Pero ahora, recalando en la imagen que arriba se muestra, he intentado resolverlo, y pese a su complicado análisis, creo haber dado con la única solución posible, aquella que reclama el cartel.

Se ha de tener en cuenta que la posición de las piezas es harto improbable, pero legal. Es una típica posición de problema, efectuada ad hoc. Pero las blancas mueven como siempre hacia arriba de la imagen, y las negras hacia abajo. El rey negro, rodeado en el centro de amenazas por todos lados, es el que lleva el bastoncito blanco sobre su cabeza. Y el rey blanco, arriba a la derecha, tuvo que llevar el suyo, pero carece de él, por habérsele roto seguramente. Las damas no intervienen en el problema. A buscar la solución del enigma también animo yo a quienes esto lean, y si en una semana nadie lo consigue, la comunicaré el día 15 del mes corriente. Veamos si hay alguien que lo logra.

Escaparate de un club de ajedrez en Pau (Pyrénées Atlantiques, Aquitania, Francia)
Julio 2011 ----- Nikon d300

martes, 22 de octubre de 2013

SUPERCHERÍA PERMISIBLE



Termina el mes de Libra. Uno más de los signos del zodíaco, que luego son usados con liberalidad en los horóscopos, para establecer curiosas previsiones sobre lo que les sucederá a los nacidos bajo dicho signo, teniendo en cuenta la posición de los astros, que influirán notablemente sobre los humanos. Es lo que conocemos como astrología (1), o conjunto de prácticas de observación de los cuerpos celestes encaminadas a predecir cómo éstos incidirán de forma ineluctable en los hechos humanos. Según la astrología, que un planeta se alinee con determinado satélite influye decisivamente en que unas personas se comporten (más o menos al unísono) de un determinado modo; o que la adición de dos órbitas complementarias de astros a millones de kilómetros tendrá más influencia sobre los destinos del mundo que la acción de algunos políticos o de los cambios climáticos; o que las figuras que la posición de algunas estrellas nos sugieren son el modo en que la vida o el destino se nos revelan. Para unos, su autenticidad está fuera de toda duda. Para otros, carece por completo de interés, no ya científico, sino de cualquier tipo. Sin embargo, si se juntara todo el dinero que este sector mueve en todo el mundo, las cuentas nos darían cifras de muchos miles de millones anuales. Y ante esto, si esta estúpida superchería hace más felices a cierto tipo de personas (siempre que éstas, de resultas de esa creencia, no influyan negativamente en nadie más que en sí mismos), ¿quién es uno para censurar, criticar, prohibir tal pérdida de tiempo? Las sugestiones creídas -vengan de donde vengan- siempre han sido útiles. Los placebos, también.
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(1) No confundir con la Astronomía, ciencia que estudia la composición, movimiento y evolución de los cuerpos celestes, mediante procedimientos científicos y con el fin de saber y conocer.

Signo de Libra, en el Zodíaco que se encuentra en el suelo de la plaza del Capitole
(Toulouse, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon d300

domingo, 29 de septiembre de 2013

POR FIN, AVIADOR


Querida madre, me alegra contarte que por fin he logrado mi sueño, aquel que tantas ilusiones me hizo concebir, aquel que no soportabais ver en mi cabeza, y por el que tantas palizas me disteis. Siempre quise volar, y vosotros lo sabíais de sobra. Era mi único sueño real. Mis condiciones mentales eran óptimas y mis características físicas nunca estuvieron en contra. Pero cuando os dije en casa cuál era mi aspiración, todavía recuerdo vuestras caras de enfado, que no eran sino otro rostro que ofrecía vuestro miedo. Lo que nunca supe ya es de qué temor se trataba: si de daño físico para mí (y, consecuentemente, para vosotros), si de comprobar que alguien salido de vuestro seno superara en mucho las expectativas que habíais asumido para vuestra vida; o tan sólo de comprobar que podía hacer aquello que deseaba, únicamente con proponérmelo, sin vuestra ayuda o consentimiento. Pero ya lo ves; papá no podrá saberlo ya, pero tú sí. Lo he logrado. Ya soy aviador, y aunque el avión es pequeño y antiguo, eso no me hace menos feliz. Ya surco los aires, ya veo la tierra desde el cielo. En silencio, pese al ruido del motor. En paz, pese a todas vuestras trabas.

Robado frente al Palacio de los Papas, en Avignon (Vaucluse, Provenza, Francia)
Julio, 2013 ----- Nikon d5200

domingo, 15 de septiembre de 2013

KENNY ELISSONDE, GANADOR DEL ANGLIRU 2013, ANTES DE QUE NI ÉL MISMO LO SUPIERA


Esta historia le hubiera gustado, con toda modestia, a Paul Auster. Pese a no tener que ver con el béisbol, sino con algo más lejano como el ciclismo. Por lo que contiene de azarosa casualidad.

Ayer sábado 14, salía la penúltima etapa de Avilés (Asturias), donde resido. Ni soy mitómano ni este año los nombres participantes eran de relumbrón. Es más, no reconocería por su cara más que a dos o tres corredores, y al famoso locutor que retransmite a diario el recorrido por la televisión. Pero una carrera ciclista es un espectáculo lleno de color, de formas inhabituales y de... gente. Así que hacia la salida me encaminé dispuesto a captar alguna foto interesante.

Pronto me di cuenta de que los ciclistas, la mayoría de los cuales se habían alojado entre Oviedo y Gijón, no aparecerían sino hacia el final, cuando el control de firmas y la salida hicieran obligatoria su presencia. Me dediqué, pues, a otras composiciones, a otros edificios, a otras personas. Y, sí, algo iba saliendo, pero el día no pasaría a la historia por mis excelentes capturas.

Por fin, la salida, fijada para las 13:30, aglutinó a los corredores en el punto de partida, ante la línea prefijada. Allí estaba el centenar y medio escaso de esforzados que aún permanecían en liza. En cuanto lo anunciaron por la megafonía, todos acudieron en tropel hacia la zona, haciendo prácticamente imposible su acceso, como no llevaras mucho rato allí sobre las vallas, aguardando el momento. Por tanto, sólo me pude acercar... de lejos. Aun así, no quería irme sin sacar alguna foto de alguno de los participantes. Sin embargo, desde donde me encontraba, pese a moverme algo, apenas podía encontrar algún hueco entre las cabezas y los móviles para poder enfocar algún torso o cabeza suficientemente llamativos. 

Ya dije que esta Vuelta apenas hay participantes de gran nombradía, y los que sí estaban no se hallaban a tiro de mi objetivo. Así que disparé quince o veinte veces para dejar constancia de que también yo fotografié a algún ciclista, y poco más. El único retratado que reconocí sobre el terreno fue el del bielorruso Vasili Kiryenka, que había ganado una etapa dos días antes, razón por la cual su cara me sonaba algo. Pero de los demás retratados sólo hubo fotos al azar de una forma, un color, un gesto. Nada, en definitiva.

El terrorífico recorrido de la etapa terminaba en un puerto demoledor, que sólo está al alcance de algunos muy escogidos. El temible Angliru fue este año hollado, en cambio, por un desconocido joven francés de 21 años, de nombre Kenny Elissonde, tras una meritoria escapada previa. Pues bien, cuando revisaba por la noche las fotos hechas por la mañana, su cara y su torso sobre la bicicleta había sido el personaje más retratado por mí del precario modo antedicho. Ahí arriba queda la muestra de ello. Y no intentemos sacarle ninguna otra explicación.

Robado en la salida de la vigésima etapa de la Vuelta a España 2013 (Avilés-Alto del Angliru, Asturias, España)
Septiembre, 2013 ----- Nikon d300

miércoles, 28 de agosto de 2013

CONTRADICCIONES JAPONESAS


Una buena mañana, una mujer de Kobe decide acompañar a su marido, en viaje de negocios, y llevarse alguna compañía además. La elegida es su madre, que además de los habituales, tendrá otros usos. La impedimenta no será exigua. Al fin y al cabo, es la primera vez que visita Europa. Acaso sea la última. El matrimonio no marcha muy bien en los últimos tiempos, y los hijos no acaban de llegar. Por eso, el equipaje es digno de una gran dama del lejano oriente, con varias valijas y baúles. Se lo pueden permitir. El ejecutivo, enfrascado en sus asuntos, no opone resistencia alguna: por lo general, no se ocupa, y ya en su destino tampoco lo hará.

El tiempo del que dispondrán las dos mujeres es total, hasta la hora de la cena. Por eso, decide comenzar por uno de los palacios de mayor solera mundial, de fama planetaria, pues hasta ella, de origen humilde, ha oído hablar de él: Versalles. Se viste con sus mejores galas, pero decide que se sepa bien su procedencia, si es que su genotipo no lo comunica a primera vista. Un kimono de seda de doble forro, floreado, como corresponde a la estación, unos zapatos-geta y unos calcetines-tabi, cubren su cuerpo casi por completo, bien entubado con su rosáceo cinturón-obi, al que no falta tampoco por encima el embellecedor-obijime, a juego; no puede faltar su bolso-kago, aunque sea Louis Vuitton y de un color muy intenso. No lleva reloj, aunque tiene varias docenas en su casa (pues su marido viaja mucho, y tiene la autoculpabilidad muy desarrollada), pero no importa: tiene un iPhone 5, que le proporciona muchas herramientas, al que lleva conectados unos cascos último modelo de Sony, donde escucha música espiritual de Kítaro. No contenta con el efecto, saca su minúscula Nikon 1 y le pide a su madre que la retrate dentro del palacio de la realeza francesa. “Que se sepa bien dónde estuvimos —afirma convencida con el gesto resuelto—, que los que nos rodean ya saben dónde estamos ahora”.

Robado en el Palacio real de Versalles (Île-de France, Francia) 
Julio, 2012 ----- Nikon d90

viernes, 23 de agosto de 2013

PODREDUMBRE DEL PODER


El poder va unido a la sensación de la prepotencia, de la inepcia, de la megalomanía, del egoísmo individual, del enriquecimiento ilícito, de todo tipo de corruptelas y ambiciones. Siempre ha existido esa sensación, fuera la época de la que se tratase.

Observemos este rostro, abrasado por la incuria del tiempo. Tal vez pudiera servir de símbolo de cuanto significa el poder. El retratado, César Augusto, primer emperador de Roma, fue uno de los hombres más poderosos de todos los tiempos, y reinó sobre un territorio vasto y diverso.

Casi dos mil años después de haber sido realizada, la colosal estatua que lo quiso inmortalizar ofrece todos esos huecos que aún dejan ver el rostro del emperador, pero abrasado del desgaste de la carcoma marmórea que la incuria del tiempo y las vicisitudes de su existencia la han acercado más a la realidad que los gobernados perciben, que al ideal que los gobernadores claman en sus demagogias. Huecos y carcomas que laceran la idea, y la acercan más a la realidad que a lo ideal.
 
 
 
Cabeza colosal de Augusto (Arlés, Bouches-du-Rhône, Provenza-Alpes-Côte d'Azur, Francia)
Julio, 2013 ----- Nikon d300

miércoles, 21 de agosto de 2013

LA MIRADA DEL FLAMENCO



Se agrupan por docenas, pues son animales gregarios, comunitarios, de grandes bandadas. Pero cuando se aparean, buscan alcanzar alguna intimidad. En un parque con visitas turísticas eso se antoja bien difícil; las riadas de curiosos que desean ver un remedo de lo que se da en estado salvaje son incesantes a lo largo del día. Por eso, buscan apartarse del barullo y la desconsideración de quienes piensan que se hallan en un parque temático. Así, se alejan o buscan algún cañaveral recóndito donde poder dar rienda suelta a sus instintos. Pero una lente de teleobjetivo puede romper esos propósitos, aproximando la lejanía con gran facilidad. Es entonces cuando la realidad de lo íntimo se hace cercana y real, casi al alcance de las manos y se pueden captar los arrumacos y todas las evoluciones del amor, en una suerte de voyeurismo no carente de cierta indecencia. 

Estábamos muy lejos, no menos de doscientos metros. Esa hembra se sintió invadida por completo. Su comportamiento así me lo dejó entender. Yo sé que me miraba desde su lugar apartado. Lo hacía con atención, inquisitorialmente. Ese ojo amarillo lo demuestra con nitidez.

Flamencos en el Parque Ornitológico de Pont de Gau (Santes-Maries-de-la-mer, Provenza, Francia)
Julio, 2013 ----- Nikon d300

viernes, 15 de febrero de 2013

PREGUNTAS SOBRE EL AMOR


El autor de la fotografía le ha puesto a esta imagen como título algo calculadamente ambiguo: "Alegoría del amor". Pero ante su contemplación, surgen varias preguntas.

¿Por qué el corazón (y aquí se observan tres) se asocia al amor? ¿Por qué hay tres corazones en la imagen? ¿Por qué uno de ellos destaca más? ¿Por qué, curiosamente, es el más pequeño y el de material más consistente? ¿Por qué es el único elemento que muestra brillo? ¿Por qué, incluso, el color rojo dominante de esta forma tiene más nitidez y resolución que el resto de los otros componentes? ¿Por qué casi todo se muestra bajo un curioso desenfoque? ¿Qué simboliza esa textura desconchada y agrietada que parece servir de fondo, y por qué es azulada y algo desvaída? ¿Por qué hay una cinta-cordel a la que va enganchado el corazón rojo? ¿Tendrá algún significado especial? Y los corazones elaborados con material más fragil, ¿significan algo concreto? ¿Por qué son dos y por qué razón se encuentran más difuminados? ¿Por qué llevan hilo rojo que cierra su estructura por arriba y por abajo? Y, por último ¿por qué su autor publicó esa foto-composición el 14 de febrero, día de San Valentín?

Una persona cuyo estado emocional careciera de los altibajos propios del amor-pasión diría que son interrogantes pertinentes. ¿Se haría las mismas preguntas ante esa imagen una persona enamorada por completo?

Fotocomposición en estudio, con edición posterior
Febrero 2013 -----Nikon D 300

viernes, 11 de enero de 2013

MIRANDO CÓMO SE HUNDE



El arte actual es muy extraño. O al menos, esa impresión da. Igual fue siempre así, y los viandantes de cada momento histórico se asombraban a cada paso, viendo las cúpulas florentinas o los frescos romanos o las ojivas francesas. Pero íntimamente uno siente que no. Que la extrañeza es, sobre todo, cosa nueva, contemporánea, coetánea a estos tiempos irreductibles al análisis o al deleite; a la contemplación a veces. 

Cuando uno pasea por Plasencia, ciudad de notable historia, pero algo avejentada para mi gusto, no se espera encontrar algo así en un rincón recoleto, sin demasiada belleza, de carácter cuadrangular, incluso con una tienda de delikatessen en una esquina. Pero enfrente de esa tienda cuidada y moderna, se encuentra el grupo escultórico arriba mostrado. Dirá alguno: “Pues vaya, pero al menos se reconoce lo que se ve”. Y, sí. Se ven dos hombres, uno de pie, otro arrodillado y con la cabeza hundida en la arena. El que tiene la cabeza con posibilidades de mirar y ser mirado es de mediana edad, obrero citadino, vestido ligeramente con pantalón, camiseta, boina. El otro, parece más joven, pero sólo lo parece, pues su cabeza, su rostro, conjunto de detalle esencial, se nos hurta a quienes miramos, y todo son conjeturas; si acaso, la tersura del cuerpo arrodillado nos permite aventurar que sí, que es más joven. El mayor observa impasible, con las manos en los bolsillos cómo el joven entierra su cabeza y brazos en la arena, o cómo los tiene enterrados, o cómo los quiere sacar. Eso sí, desde la mayor de las tranquilidades, con la curiosidad del indiferente, o con la indiferencia de quien tiene una curiosidad mal guarnecida o averiada hace tiempo. El conjunto, de resina plástica, se encuentra sobre una superficie de arena real, que sirve también para que cualquiera pueda escribir, marcar rasgos, dibujar, etcétera. Todo ello, contenido entre cuatro baldas de metacrilato transparente. La obra, intitulada con artera intención “Escena 3ª”, es obra de Morán Sociedad Artística, y no debe olvidarse que fue considerada ganadora del III Premio Internacional de Escultura “Caja de Extremadura”. ¡Natural! Lo de que es una escena, no se puede negar; ahora, ponerle un ordinal, ya, raya un poco lo pretencioso, o lo desdeñoso, o lo escrofuloso, si se apura. Lo de que quien la ejecutara fuera una Sociedad, lo explica todo: sólo entre varios se puede perpetrar la banalidad más aparente. Y lo de que ganara un premio otorgado por una caja de ahorros que ha acreditado problemas de liquidez, también se considera de lo más coherente, teniendo en cuenta los casos que los últimos tiempos nos procuran.

Pero, sí. Se reconoce lo que se ve. No se entiende nada, pero se reconoce a los dos fulanos. Se aprecia que las proporciones son realistas, así como la indumentaria y los diferentes rasgos anatómicos. Que la “escena” sea incoherente, inaprehensible, lista para lucubrar lo que a uno le llegue de los cielos, eso es lo de menos. Lo importante es que llame la atención. Y hay que admitir que, impactar, impacta. Uno va caminando con tranquilidad por la tranquila ciudad provinciana, sorteando iglesias, plazuelas y murallas, y de repente, un señor con la cabeza bajo tierra es contemplado con inexpresiva quietud por otro en la plenitud de sus capacidades físicas. ¿Qué habría que interpretar? Nada, hay que dejarse llevar. ¿Qué habría que paladear? Nada, pues al lado de las viandas que ofrecía la tienda de delikatessen, la escultura perdía de largo. Por tanto, ¿qué?

Claro que, bien mirado, todo puede ser una más de las metáforas de la época que sufrimos. Así, el hombre semienterrado, podría haber tomado la determinación de vivir así lo que le quede de infausta vida, para no ver ni oír cuanto nos ha tocado padecer en los últimos tiempos. O bien, pudiera entrenarse para una prueba de resistencia para cuando vaya a ejercitar la exploración en África, y la comida escasee, o sea enterrado vivo para ser comido por hormigas gigantes. O cabe la posibilidad de que se esconda, cual avestruz humano, de alguien que le tiene ojeriza y pretende así que los males y el enemigo desaparezcan como por ensalmo. O puede que tanto cornamenta como le genera su legítima le pesase demasiado sobre la cabeza, y quisiera ocultarla a los demás o tan sólo aliviarse su peso indigno. Y hasta incluso podría tolerarse la hipótesis de que acabase de contemplar con detenimiento la tricentésima cuarta obra ganadora de un premio local o regional, y no ha podido soportar más la vejación de no ser galardonado él mismo, por lo que procede a un suicidio más artístico que práctico, ante el asombro inane de su compañero de pie.

Escena 3ª (Plaza de Ansano, Plasencia, Cáceres, Extremadura, España)
Escultura de Antonio Morán, Premio Internacional Caja Extremadura, 2010
Diciembre, 2011 ----- Panasonic Lumix G3

jueves, 3 de enero de 2013

LA MUJER SIN CABEZA



La mujer decapitada tiene hambre. La revoltura la consume. Los hechos más recientes, también. La memoria no hace sino empeorar las cosas. Ha recordado su infancia. Cuando su madre le traía un vaso de leche todas las noches al acostarse. Y de repente se encuentra deseando tener en sus manos un gran vaso de leche con que saciar su añoranza de antaño, su rencor por lo sucedido esa misma tarde, con que evaporar las previsiones más funestas. Se inclina sobre la mesa, y todo su cuerpo se vence, por su pecho, pero la cabeza no le responde. No la tiene. Hoy mismo se la han arrancado de un solo tajo. El vaso de leche, en cambio, se encuentra frente a ella. La fuerza de su deseo lo ha hecho surgir al borde de la mesa. No es muy grande, pero permitiría saciar de golpe su sed de felicidad pasada, de justicia presente, de antojo futuro. Alarga las manos, pero éstas son ciegas, sin ojos que los guíen. Bracea hacia un lado y otro, como una nadadora invisible en un líquido opaco. Impotente, se vence de nuevo sobre la mesa. Las manos hacia adelante, intentando atrapar no sabe bien qué. La leche, impasible, inmóvil, blanquísima, aguarda.



Escultura de Juliâo Sarmento, titulada "Licking the milk off her finger" (1998), expuesta en la Fundación Serralves (Oporto, Portugal) 
Enero 2013 ----- Panasonic Lumix G3

martes, 1 de enero de 2013

LA CHICA DEL PERRITO


Bajaba por la Praza da Liberdade. Sus movimientos no eran corrientes. Se desplazaba con grandes pasos, impropios de quien pasea simplemente, o de quien anda con tranquilidad, máxime siendo mujer. Eran movimientos erráticos, casi en zig-zag. No parecía loca, pero tampoco parecía muy cuerda. Pero eso no trae sustancia a la historia. Lo que sí lo da era la relación con su perro, a quien seguía con la mirada, tirando con suavidad de la correa, cuando se alejaba un tanto, diciéndole palabras suaves. El perro la miraba de vez en cuando con unción. Ella no pronunció una palabra en todo el rato, aunque a veces sonreía tímidamente. Él no ladró en ningún momento, ni produjo más sonido que el de sus patas recorriendo el suelo. Por un momento, me despisté. Otros motivos atrajeron mi atención. Cuando los volví a enfocar, se encontraban en un banco. Ella, vestida con sorprendente elegancia, sostenía sobre su regazo al perrillo, que, muy quieto, parecía vigilar todo cuanto los rodeaba. Ella, con la cabeza baja, sin hablar nunca, ni siquiera susurrarle algo de cerca, no dejaba de acariciar su lomo, lo que parecía encantar al animal. Eran unas caricias largas, sentidas, intensas. Me transmitieron tanto, capté tanto cuanto les unía, que no pude menos que sentirme partícipe de aquel enlace. Y de hacerle una fotografía robada para dar constancia de ello a quienes no les baste sólo con las palabras... y para ayuda -algún día- de mi propia memoria.

Mujer con perrito, en un banco de la Praza da Liberdade (Oporto, Portugal)
Enero, 2013 ----- Panasonic Lumix G3

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