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domingo, 3 de abril de 2011

MICRORRELATO

SALMÓN A CONTRACORRIENTE

Aquel salmón sabía cómo acabaría todo. Mientras embocaba el estuario del río que le llevaría a su lugar de origen, sabía que no podía hacer otra cosa que remontar la corriente, sortear obstáculos, peñas y depredadores, llegar al curso alto, cubrir con su esperma un racimo de huevos, y a continuación dejarse morir. Sabía también que a lo largo de esa hercúlea empresa no podía comer nada, ni pensar en nada que no fuera llegar a su meta. Aquel salmón sabía, pues, lo que le esperaba. Pero de igual modo era incuestionable que tenía un hambre feroz y que su carácter agresivo y pendenciero, aunque divertido y propenso al juego, le pedía acción. Así, se preguntó por qué hacer lo que el instinto le ordenaba, se dijo que por qué no, que qué caramba, y que ahí se las daban todas. De ese modo, se dedicó a atracarse de peces, ya que sus congéneres estaban de ayuno, y como esto le proporcionaba mucha energía suplementaria, se encontraba de muy buen humor. Esto estimulaba su carácter a morder los pies de los osos que les esperaban para atracarse con su carne; se divirtió muchísimo con los quiebros y los movimientos inusuales de los osos, que no se esperaban que los peces que componían su festín también pudieran atacarles. Como comía mucho, siempre que le apetecía, nadaba muy veloz y saltaba con más fuerza que los otros salmones, mucho más agotados. Y aunque también perdía tiempo en muchas otras actividades, cuando nadaba avanzaba muy deprisa, por lo que llegó arriba entre los puestos de cabeza. Como sus reservas de grasa estaban casi intactas, pudo requebrar, conquistar y cubrir varias hembras, tras desiguales y fáciles combates con sus directos rivales. De ese modo, tras varias semanas de divertida e inusual travesía, ahíto de peces, con la mandíbula desencajada por sus picardías, con la autoestima elevadísima por sus conquistas, sabedor de que su descendencia sería muy numerosa, se dijo muy convencido que ya podía morirse tranquilo. Y así lo hizo, a continuación, sin cuestionar ni añadir ningún punto más a su vida, que otros llamarían destino.
Del libro Micrólogos

martes, 7 de diciembre de 2010

domingo, 28 de junio de 2009

TERNURA DE PELUCHE

jueves, 28 de mayo de 2009

martes, 19 de mayo de 2009

viernes, 30 de enero de 2009

jueves, 26 de junio de 2008

Envidias


-Vamoh, niñaaaa, que yevah tóa la mañana con el puto luná pa'rriba y pa`bajo.
-(...)
-Si, total, no te ha cresío de ayé a hoy.
-(...)
-Ademá, no é feo del tó. Te sienta bien. Paresse que puéh mirá de espalda.
-(...)
-Ay, nena, qué pesaíta ehtá con la cosa física. Si totá, er chico ése te quiere lo mihmo. ¿No vé que sólo te quiere pa'una cosa, tonta'l pino?
-(...)
-¿O qué te crée, que ese tío te quiere?
-(...)
-Mira, a esoh gachó, me loh conoc-co yo, Si yo te contara, hiha.
-¿Tú? ¿Qué vah a contar tú, si no te comeh ná?
-Ezo é lo que tú te crée. De todoh modoh, no hablamoh de mí, sino de ti, bonita, y te digo yo que ese tío, no te quiere máh que pa'l seso.
-(...)
-Y pa'eso, da iguá que ehtéh gorda que flaca, porque... ya me entiendeh.
-(...)
-Y lo de lah manchita, máh de lo mihmo.
-(...)
-Si, totá, pa'lo que te va a dá ese muertodhambre.
-(...)
-Que zeguro que hahta foya má, como zi lo viera.
-Mira, guapa, mi novio me quiere, me guhta y me foya de vissio.
-Ah, ¿sí?
-Sí, ¿y zabeh otra cosa?
-¿Qué? A vé...
-Pueh que te den por culo, bien dao, pero bien, a ver si así deha de jodé al personá, que no hay dioh que te aguante, tontalnabo, envidiosa de mierda, que si tuvierah algo que yevarte a la entrepierna, a lo mehó se te quitaba eza cara de malfollá que yevah siempre, bonita. Ale, condió.

lunes, 23 de junio de 2008

Disfrute estival


Sí, parece que llegó el momento en que todo contribuye a que disfrutemos sin tasa del tiempo de estío, donde todas las ilusiones posibles cobran cuerpo otra vez, donde el calor nos obliga a mostrar la carne y la piel antes ocultas, donde podremos relajarnos de las intempestivas jornadas laborales, donde llegaremos a lugares desconocidos y sentir que todo cuanto existe está puesto a nuestro servicio, donde, acaso, alguien distinto, especial y único, acceda a nuestras vidas por un período que nos parecerá una eternidad. También es la época en que las frustraciones son directamente proporcionales a la intensidad de las expectativas que las generan, en que el hastío ante la falta de obligaciones nos mueve a replantearnos toda nuestra vida, en la que hacemos balance de logros y fracasos, en la que convivimos mucho más tiempo con quienes compartimos la vida, en la que los gastos superan con mucho a los ingresos, en la que la tradicional obligación de disfrutar ocasiona más desengaños, en la que todo placer parece más corto y por tanto más fugaz.
En cambio, nada de estas reflexiones puede impedir que unos chiquillos extraigan toda la sustancia a la vida y arrojen sus cuerpos a un río, que viene aún bien crecido y dispuesto a ser el marco de sus aventuras veraniegas. Y frente a eso, nada sirve; ni el pensamiento, ni
la palabra.

domingo, 8 de junio de 2008

El centro del universo


Para aquella turista japonesa, el centro del universo comenzaba allí, en el patio bajo del palacio de Carlos V, en Granada. La rejilla que se encuentra en el medio, sólida, metálica y negra, le parecía la barrera que la separaba de un viaje en vertical descendente repleto de maravillas. Su cuerpo (con sus gestos), y su voz (con chillidos de tono agudo) lo hicieron notar varias veces. Se mostraba entusiasmada y se la notaba muy feliz, aunque no estábamos seguros de que se diera cuenta de la atención que estaba concitando. Por nuestra parte, ninguno de los presentes nos dimos cuenta de lo que hacía o decía, hasta que un guía nos lo tradujo. Entonces, le hicimos un corro en ambos pisos y de forma espontánea prorrumpimos en un sonoro aplauso, que en aquel interior aún se hizo más notorio. Ella se sintió muy halagada. Tal vez fuera la primera vez que se sentía el centro real de una concurrencia tan nutrida. Nos hizo dos reverencias muy teatrales. Al término de la misma, levantó la cabeza sin deshacer la pose, nos guiñó un ojo, y acto seguido, sin más, desapareció.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Vivir


Vivir no es respirar,
es obrar, hacer uso de nuestros órganos,
de nuestros sentidos, de nuestras facultades, de todas las
partes de nosotros mismos que dotan
de sentido a nuestra vida.
En otras palabras: VALORAR LA VIDA
es una de las mejores formas de prolongarla.

Se impone, por tanto, paladear las buenas cosas,
los vinos milenarios y otras bebidas, según
los gustos preferidos.

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Et moi, je dis: rien plus à dire.

domingo, 18 de mayo de 2008

Escapismo vital


-¿Y para qué preocuparme? Lo de mi marido ya no lo resuelve nada ni nadie, nunca: ni las cuentas en Suiza, ni lo de los puticlubs ni lo de las tragaperras. Lo de mis hijos, a estas alturas de su vida, tampoco, y ya he gastado demasiado en psicólogos. Mis padres, da igual que cumplan años, porque éstos no les hacen más sabios sino más contumaces en sus propias estupideces y venganzas recíprocas. Las dos zorras que tengo por compañeras en el bufete, por mucho que les haga o les diga, seguirán conspirando y haciéndome la vida imposible. El estúpido de Rafa sólo seguirá viendo en mí un cuerpo apetecible y revisable cada dos o tres semanas. Y por supuesto la vecina del chalé de enfrente seguirá dejando que su perro deposite sus mierdas delante de la puerta del garaje. En cuanto a mí, mi cleptomanía infantil y los restos de psicodelia sesentayochista han combinado fatal con mi estrés recurrente y una fallida serie de dietas y deliciosas operaciones de estética. Así que, teniendo en cuenta que estoy en un país hermoso donde abundan la arena y el sol, la brisa suave y los cócteles más dulces, con las cuentas comunes transferidas íntegras a mi nombre en este paraíso, que también lo es para las cuestiones de dinero, creo que no deberé preocuparme de nada, de nadie; ni siquiera de mí misma. Así que ahí se quedan todos. Y aquí me quedo yo. Lejos. Y al sol.

lunes, 5 de mayo de 2008

Planes de boda


-(Dios mío, la que me espera. Pero quién me mandaría a mí enrollarme con una tía que lo que único que buscaba era cazarme por mi dinero. Porque en nuestros días, a ver quién no tiene precauciones, si no ya para evitar enfermedades, sí para evitar un bombo. ¡Y eso es lo que consigue la muy...! Y, claro, había que casarse como fuera. Ahora, se va a cagar, porque a esta la voy a meter en vereda, se va a acordar de este día toda su vida, se va a...)
-(Dios mío, la que me espera. Sólo a mí me puede ocurrir que el único mes que me olvido una píldora, me quede embarazada de este zopenco que me buscó mi madre. Y, encima, lo de intentar un aborto, ni se llegó a plantear siquiera, con esta madre retrógrada que me tocó en suerte. Y, claro, había que casarse como fuera. Ahora, que éste se va a acordar toda la vida, porque
lo tendrá todo vivo y en su sitio, pero no va a recibir un mimo mío jamás. Yo sufriré, pero él va a lamentar haberse casado conmigo en toda su vida.)
-(Dios mío, la que les espera a estos dos idiotas. Mira que casarse sin quererse. Pero mira que les dije que aun con amor, la cosa sale mal casi siempre, sin quererse, ¡aún es peor! Incluso así, nada, siguieron adelante, porque
, claro, había que casarse como fuera. Pero es que no pueden ser más distintos. Ella, guapa, hacendosa, honrada, sí, pero también ingenua, idealista, sin malicia y tontadelaba al completo, que aunque sea mi sobrina, lo que es de ley, es de ley. Y él, buen mozo, buena posición, apellidos, sí, pero algo mayor, fullero famoso y cacique reconocido por todos, incluso él mismo, que está más acostumbrado a ir de putas que a tratar con una señorita de buena familia y posición modesta. O sea, que les espera una buena, sí. Aunque cada uno acaba teniendo aquello que se merece. Al menos, eso decía mi difunto Agustín, que en la misma paz se halle que a mí me dejó.)

domingo, 27 de abril de 2008

Nemini parco

A nadie respeto, es verdad. Siempre ha sido el reproche que me han arrojado quienes han alcanzado categoría social, fama, dineros. Pero, por contra, quienes padecieron en vida los rigores de la injusticia, la desigualdad y el abuso, sonreían en el último momento, sabedores de que sus opresores correrían igual suerte, a mi lado. Soy la gran igualadora, la única seguridad para todos, la temida por doquier. Mi condición me envuelve en un sudario permanente que tiene más de castigo que de poder. A nadie respeto, y a todos alcanzo. Todos me respetan, y nada ni nadie pueden contra mí. Mi alma podría resentirse, es verdad, aquejada de soledad o de rutina y monotonía; también, de inabarcable eternidad. Pero, no. Soy el ser más feliz que ha sido creado. Mi existencia -concédaseme el recurso poético- es plena, absoluta, incesante, llena de momentos cumbre y también de trabajo duro, que me impide pensar demasiado. Ahí tal vez radique la causa de mi éxito, de la felicidad permanente que me embarga: en mi carencia de tiempo, en mi escasez de pensamiento, en mi ausencia de vida.

domingo, 20 de abril de 2008

El amor reposa de sus batallas


Después de una noche muy inquieta, llena de sobresaltos, agresiones verbales y físicas, discusiones violentas y sexo liberador, los dos amantes habían aplazado sus hostilidades de forma temporal, y habían salido a dar un paseo. El sol brillante permitía una brisa ligera que impedía la formación de calima, por lo que el cielo resultaba de un azul cerúleo que invitaba a su admiración. Andando, llegaron a lo alto del paseo, sobre el mar. Habían cruzado pocas palabras, pero habían ido de la mano todo el tiempo. Cuando hubieron alcanzado la parte más alta del paseo, la brisa cesó, y el calor de la mañana se hizo el dueño de las sensaciones, haciéndolas muy agradables. Se sentaron en un banco. Contemplaron el mar, que no mostraba signo alguno de movimiento. El calorcillo en los cuerpos resultaba de lo más adormecedor, y ella acabó recostándose sobre las piernas de él, dejando el resto de su cuerpo a lo largo del banco. El no se echó, pero también sintió cómo le sobrevenía el sopor. Todo parecía en calma: no había gritos, no había insultos, no había reproches, ni tampoco golpes; en ese momento, ninguno de los dos se sentía frustrado. A su alrededor, sólo silencio y un día esplédido. A mayores, el cuerpo de su chica yacía sobre él, y parecía adormilada, acaso estuviera soñando. Le acarició el pelo. La quería, pero siempre había muchos peros. Habría que tomar decisiones; pero ¿cómo? y ¿cuándo? En ese momento, no parecía posible. En ese momento, no cabía más que sentir la caricia del sol en la espalda, y rogar que se levantara un poco de brisa para templar algo la temperatura, para retomar fuerzas ante el próximo asalto, de camino a casa. Entretanto, su amor restañaba sus heridas frente al mar.

lunes, 14 de abril de 2008

De mayor, niño rico


-Así que tú, ¿de mayor?
-Rico, seré rico.
-¿Y eso?
-Es la mejor profesión.
-Ah, ya. ¿Y no te vas a preparar o estudiar para tener un oficio?
-¿Pa'qué?
-No sé, para...
-Mis padres tienen dinero.
-¿Y?
-Mira, este polo es de Jilfiguer. Y las sandalias, Geox, Y el balón es oficial.
-Anda, mira.
-Y además, soy guapo. Me lo dicen mucho.
-Y modesto.
-Y eso ¿qué es?
-No, nada, déjalo.
-Pues eso, que con el dinero de mis padres y siendo guapo, ¿pa'qué voy a estudiar?
-Sí, claro, visto así...
-Y larga, que mis padres están a punto de llegar, y no les gustan los extraños.
-¡Qué niño tan rico!
-Sí, eso también me lo dicen bastante.

sábado, 12 de abril de 2008

Felicidad junto al mar


-¡Qué felicidad más grande, Manolo!
-Muy cierto, Maruja, no cabe más.
-¡Y tanto! Un banco frente al mar, que está
liso como un plato, y con su barquito y todo, dos copas de cava fresquito, un sol magnífico, con un calorcillo primaveral que ya anticipa el verano, toda una tarde por delante, nuestro amor...
-Ay, sí, qué razón tienes. Debemos aprovechar.
-Sí, sí, el presente, antes que nada.
-Eso. Una pena, en cambio, que a la noche debas regresar con tu marido, porque si no, la cosa sería insuperable.
-Así es, qué rabia. Claro que también tú debes pernoctar en la cárcel a diario, y eso eso nos fastidia bien.
-Desde luego, pero, ¡vamos!, eso no es nada con los tres meses que llevo yendo por las tardes al hospital por la neumonía de mi madre y la rotura de cadera de mi padre, que eso sí que nos ha privado de estar juntitos.
-Es que estas cosas nunca vienen solas. Pero no olvides lo de la libertad condicional de mi Ramón, que lo volvieron a pillar, y para colmo ahora la Merceditas volvió a casa, dice que embarazada de no sé quién del Moro.
-Pero, bueno, amor, que no decaiga, mira qué tarde tan bonita hace, cómo brilla el sol
-Es verdad, qué felicidad más grande, vida mía.

lunes, 7 de abril de 2008

Ser perfecto


-Vosotros no lo sabéis, pero cada vez que me dais forma de nuevo, volvéis a crear a un ser perfecto, que todo lo tiene, que lo ha sido todo a lo largo de los siglos. Agua, nieve, hielo, vapor. Soy en cada uno de esos estados, y en todos ellos adquiero fuerza y vigor. Soy proteico,mi paciencia es inagotable, y sobre todo me precio de ser muy consciente de mi naturaleza. El estoicismo que mantengo es la fuente de mi sabiduría. Sé que broto, que muero, que me transformo, que resurjo a cada poco, y todo sucede siempre sin que nada dependa de mi voluntad. ¿A qué buscar, entonces, la sensación de independencia, de autonomía, de libertad? Soy flexible, soy maleable, encajo en el molde de cualquier mano, ya sea como agua, como nieve, como vapor. Soy el ser más cambiante del universo, pero sólo veis mi cara en situaciones como ésta, aunque mi rostro sea variable, sonriente o grotesco, y mi cuerpo se deshaga mansamente por efecto del calor. He aprendido a morir tantas veces que creo que soy quien mejor sabe vivir.

lunes, 31 de marzo de 2008

Persistencia del error


A quienes nos adornan determinadas cualidades para enmascarar otros tantos defectos -no necesariamente menores-, algunas personas nos tratan de forma abusiva: quiero decir que abusan de uno. En mi caso personal han abusado mucho. Eso sí, cada vez menos. Pero al principio, como uno tiene una gran capacidad de escucha, fui asaltado con frecuencia iterativa para volcar sobre mí toneladas de palabras sobre problemas de muy diversa índole, pero que se pueden resumir en una palabra: insatisfacción. Bien por el trabajo, por los hijos, por los maridos, por las parejas, por los padres, por las madres, por uno mismo. Yo, de natural práctico, no concibo un problema sin un intento de solución, por lo que tras la escucha pertinente, procedía, con la ingenuidad más inocente, a dar los consejos que visto desde fuera parecían los más adecuados a cada caso. Poco tiempo después, descubría asombrado que nada de lo aconsejado se había intentado siquiera. Y no con una persona sola, sino la mayoría proseguía con su insatisfacción, pero la mayoría se obstinaba en no hacer nada; eso sí, nadie perdía ocasión de soltar lo mal que estaban. Por ello deduje (yo solito, eso sí) que lo que la gente que me confiaba sus problemas, en realidad, no me contaba sus problemas, sino que volcaba su mierda interior en mí, tomándome como basurero ocasional, que sale mucho más a cuenta que contratar un psicólogo de pago. Después de unos años, comprobé la exactitud de mi deducción y decidí callarme, cuando me contaban todas esas miserias encadenadas. Me di cuenta de que no se sentían igual de satisfechos, pero también sentía que ni era mi estilo, ni me encontraba bien tampoco yo. Así que, después de algún tiempo, determiné pasar de todo y no conceder audiencias de las de "volcado unilateral" sino a los muy-muy-íntimos. Desde entonces, estoy mucho más solo, pero nunca estuve mejor acompañado. Ni tan feliz.

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