sábado, 19 de diciembre de 2020

DESPEDIDA Y CIERRE

Muchos meses inactivo, este blog no ha salido indemne de la pandemia que nos ha sobrevenido este año aciago. Algunos de mis escasos pero fieles seguidores se habían dado cuenta: desde finales de mayo, no había aparecido ningún texto, ninguna fotografía más. Y me lo hicieron notar. Con las explicaciones pertinentes lo entendieron todo, y la cosa quedó entendida. Pero uno no puede quedarse en lamerse las heridas y explicar las desgracias: tiene que ver cómo las supera y cómo sale uno reforzado de las mismas. Ahora le llaman resiliencia, pero la idea siempre estuvo ahí. Uno, ante las dificultades puede tener varias opciones. La mía nunca fue contemplativa. En los tiempos actuales, no podía serlo tampoco. Ahora, menos.

Lo del año aciago es nota común en las conversaciones que se tienen o que uno escucha. Pero en mi caso, sin que haya sido horroroso o trágico, 2020 ha tenido demasiadas inconveniencias, que resumiré, para no agobiar: un comienzo de año, con la muerte de mi padre -la víspera de nochevieja-; un confinamiento que todos recordamos -marzo y abril-, una grave luxación de hombro izquierdo -mayo- y un esguince de grado II en el tobillo derecho -julio-. Estos han sido los escalones de una mierda de año, sobre los que no quiero ahondar, pero que justifican mi ausencia de las redes sociales en general desde entonces.

Pero si los problemas se escalonaban, yo no dejaba de pensar. Tiempo tenía, y no sólo lo ocupé en leer y llevar a cabo mi larga rehabilitación. Los momentos de crisis están llenos de oportunidades. Yo debía buscar la mía, o bien crearla. Como lo primero no se daba, busqué el modo de tentar lo segundo. Y como tanto la estética como la funcionalidad del blog no eran ya acordes a lo que yo venía deseando desde hacía tiempo, la ocasión era propicia para un cambio drástico en ese apartado. Así que encargué una web personal donde poder desarrollar mis dos mundos de manera conjunta, y controlar todo el tráfico, saliente y entrante. Y ahí es donde me trasladaré dentro de unos días.

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Todo lo que comienza debe concluir alguna vez, y ésta es la ocasión de que este blog toque a su fin. Desde aquel 1 de enero de 2008, han sido 12 años de muchas fotos, de muchas palabras. De muchas entradas, en definitiva (1893, exactamente), aunque con poco seguimiento (apenas 59 seguidores, 2873 comentarios en total). Como no es algo que busque deliberadamente, considero que dichos datos son los que deben ser, y ahí lo dejamos. Con todo, debo un agradecimiento especial a esos seguidores y a quienes, sin serlo, se asomaban con regularidad a esta ventana. A veces, en los momentos de mayor zozobra, pensar que alguien me leería o disfrutaría con alguna fotografía, me sacaba de mi atonía, y me impulsaba hacia adelante. El agradecimiento, ha de ser especial, insisto.

Pero, en fin. Decía que este blog se cierra (aunque queda abierto en la misma dirección, para quien quiera hurgar en el pasado y profundizar curiosidades). Esta que escribo ahora será, pues, su última entrada. Sin embargo, no es una despedida: se trata de un traslado. Y, si hay que cambiarse de residencia, el sentido común y el egoísmo propio recomiendan que sea a un lugar mejor.

Los constructores de la web (diseño gráfico y desarrollo de código de Crane Estudio, de Burgos) han trabajado muy bien. Y más mérito les atribuyo por haber lidiado con alguien tan perfeccionista como yo. El resultado lo podréis ver en breve. Pero habréis de esperar al 22, día tradicional de la lotería. Como este año será el primero de mi vida que lo “celebre” sin haber comprado un décimo siquiera (verdad verdadera), voy a invertir los términos, y el regalo esta vez lo haré yo. Si luego lo consideráis más una pedrada que un lugar de disfrute, lo decidiréis vosotros. Allí os espero. Con más y mejor, porque en mi caso sí que es posible.

Felices fiestas y feliz reencuentro, a partir de este próximo 22, en www.fotografiaypalabra.com


sábado, 30 de mayo de 2020

RELECTURA DE LA ODISEA

De toda situación penosa se puede extraer siempre algo positivo. Pero para ello se ha de contar con el ánimo y las ganas necesarios para ello; por fortuna, no me ha faltado ni del primero, ni de las segundas. En este largo proceso de aislamiento social que nos ha sobrevenido, he estado leyendo como un poseso, he visto multitud de películas, de series, he editado muchísimas fotos (de las que he mostrado unas cuantas). He escrito poco, en cambio. Por otro lado, he visto películas de antaño que me apetecía (o convenía) revisitar, y releído también algún libro de largo calado. Hoy terminé mi segunda lectura de Odisea, la magna obra de Homero (o de quien fuera, eso me importa menos).

Decidí leerla otra vez porque ya iba tocando, y para verificar algunos comentarios de ciertos escritores de referencia para mí. Desde luego, no se equivocaban. Releer algunas obras con determinados años no busca sólo recuperar placeres pasados, sino producir otros nuevos, a los que se añade -eso sí- el recuerdo de los de la primera vez.

Tengo tres ejemplares diferentes, que fui comprando con los años, aunque sólo había leído la muy antigua, pero estimulante, traducida por Luis Segalá y Estalella, pero que éste había volcado en prosa. Y no es que el texto que muestra el dificultoso regreso de Ulises a Ítaca no sea un texto eminentemente narrativo, que lo es, y mucho; pero ahora me apetecía leerla en una aproximación a lo que en su momento fuera el hexámetro dactílico original. Y en esta ocasión, pude acceder a una versión que nada más probarla me decidió a transitarla de nuevo. Me refiero a la que ofrece la editorial Gredos, de José Manuel Pabón, versificada, y con un uso del lenguaje arcaico más que adecuado a mi entender, que realza la sonoridad y poderío del epíteto homérico, a la par que contextualiza maravillosamente lo que suponía entonces la épica helena.

Por último, probé a leerla de un modo distinto a como había hecho hasta entonces: leerla en voz baja, pero audible. De tal forma que leía, y mientras lo hacía, escuchaba el sonido de mi voz, escandiendo los versos del divino ciego traducidos por el eminente helenista. La experiencia no me pudo gustar más. La demoró, qué duda cabe, pero la hizo más intensa, pues hizo intervenir otro de mis sentidos en el acto de la lectura. Y como ya “sabía” qué pasaba, no tuve la idea de “empujármela” del tirón, sino de a poquito, a sorbos pequeños, de uno o dos cantos cada vez, y no todos los días. ¡Una delicia!

Ayer la terminé, con gran placer de mi parte, y ningún disgusto por ello. Hoy, a mayores, he releído el poema de Kavafis, que me ha vuelto a erizar la piel. Y, a continuación, he puesto el CD de Lluis Llach, donde musica su propia versión ampliada de dicho poema. Como tantas veces, he llorado por la emoción. Me pasa mucho con ese disco. De esta forma he iniciado el día. Con semejante equipaje, el día se ha hecho más luminoso aún de lo que ya lo está. Y me afano en mi propio viaje, que deseo sea largo, nutrido de experiencias, sin preocuparme el punto de llegada. No temo, por tanto, a lestrigones ni a cíclopes.

miércoles, 27 de mayo de 2020

5.000 FOTOS


Las estadísticas son bien claras. He llegado a las 5.000 imágenes en mi galería “pro” de Flickr.  El robot del programa lo comunica, y yo lo creo. No pienso contarlas: si eso señala, será que hay esa cantidad, y todo el mundo sabe que es más fácil creer que averiguar. Aunque esto resulta muy creíble, desde luego, y no es nada sobrenatural. Si bien desde que vi que la cifra se acercaba llevo varios días pensando en ello, y ahora que el momento llegó, sigo igual de pasmado.

Como no sabía muy bien qué pensar, opté por las matemáticas como aproximación inicial. Me apunto en 2007 (la cuenta de pago sería dos años después),  y estamos a mediados de 2020: 13 años. Por 365 días, da casi 5.000. Curioso, ¿no? De modo que, pese a las irregularidades, a los parones, a los arreones, a las remodelaciones, a las clasificaciones, a las evoluciones y otros “ones” más, la media viene a ser una foto diaria. Pienso que a los demás puede causar cierta impresión, pero a mí me parece de lo más normal. Cuando me embarco en un proyecto, suelo ser constante. Lo que pasa es que no pensaba que llegaría a tanto sin habérmelo propuesto. Porque, a diferencia del blog, donde sí he tenido etapas bien definidas y perfiladas, con objetivos concretos, en mi galería global de Flickr nunca hubo previsión ni plan alguno. Era sólo el lugar donde exponía -y guardaba; acumulaba, más bien- mi obra gráfica. Sin más pretensiones. Pero sin menor exigencia de calidad. Eso, nunca.

Si echo la vista atrás, y miro fotos de hace muchos años, la sensación primera es de vergüenza. La sensación que va a continuación es que resulta natural que fuera así antes y sea así ahora. Si no evolucionara, estaría “apañao”. Ha habido evolución, claro, sobre todo en la forma de abordar las imágenes. No así en la temática, que sigue siendo la misma. Pasados unos años, hube de remodelar la gran cantidad de fotos que albergaba en el sitio web, y decidí crear una serie de álbumes temáticos y otros geográficos, aunque sólo fuera para aclararme yo a la hora de localizar tal o cual lugar, persona, obra de arte, evento, etc. Salieron diez carpetas temáticas (animales, arquitecturas, composiciones, desnudos, esculturas, grafittis-carteles, macros, paisajes, retratos, robados), cincuenta provinciales, y unas cuantas regionales-internacionales. De ellas, sólo ha habido cambios en este último apartado, pues he ido conociendo otros países y otras regiones de ellos. Pero en lo tocante a lo temático, no. Tampoco es tan raro, porque si bien se mira, en esos diez temas está todo. O casi.

Y ahí radica mi más conocida especialidad y la principal de mis condenas: me gusta casi todo, y en casi todo puedo llegar a vislumbrar una imagen hermosa, impactante o informativa. La principal ventaja es que consigue que no me aburra lo más mínimo, incluso cuando me hallo en lugares o escenarios que no pertenecen a mi mundo cercano. Por esto, uno de los rasgos más sobresalientes que se siguen  de ello es que puedo hacer fotografía en casi cualquier circunstancia, lo cual me estimula muchísimo, y me lo hace pasar muy bien ya haciéndolas (antes incluso de proceder a su edición). Por eso, conozco bien la técnica referente a un buen paisaje, cómo elaborar un buen retrato, iluminar un desnudo, mostrar lo más diminuto en macrofotografí o lo más grande en panorámicas, editar fotos artísticas para mejorar lo captado, etc. El principal problema es que, al no especializarme en nada, jamás conseguiré traspasar el umbral de la ejecución para ocupar el rincón sagrado de la creación. Soy consciente de ello. Aunque lo soy sólo ahora, porque en su momento, al igual que me pasó con la Literatura, no lo fui, y constatarlo fue duro para mi ego. Pero, sí, tan sólo soy un buen artesano, un aplicado fedatario, pero no un creador. ¡Qué le vamos a hacer!

En todos estos años, mi equipo se ha ampliado con muchos adminículos, objetivos, materiales variados. Las técnicas de ejecución y edición posterior, también. He crecido con el tiempo, y la calidad de lo que muestro hoy es mayor que la que mostraba en 2007, 20 años después de iniciar mi andadura de aficionado exigente, con equipo analógico y de revelado manual. Claro que ha habido una evolución positiva. Pero, en el fondo, me gusta lo mismo, y tampoco ha habido tanto cambio. Si acaso, en la forma de ser exhibido el producto. Mis escasos seguidores lo saben bien.

Ha habido algunos de éstos que me han intentado convencer de llegar a más gente, de lograr más seguidores, más visitas, más comentarios. Los ha habido incluso que han insistido para que diera el salto a la exposición física, galerista, museística. Pero todo eso me produce una gran pereza. Mi único motor real es lograr producir mi obra. Al precio que sea. Y tener un rinconcito donde exhibirla, para quien quiera contemplarla. Lo demás es siempre secundario. Y superfluo, si bien se mira. La calidad de la obra no aumenta ni disminuye en atención a su número de palmeros o de críticos. Y yo a lo único que aspiro es a realizar las mejores imágenes posibles. ¿Que un reducido número de fieles me comenta siempre y me da su opinión? Pocas cosas me hacen más feliz. Pero incluso sin comentarios, mi camino seguiría trazándose con cierta regularidad.

¿Orgulloso de mi galería? ¿Satisfecho? ¿Balance positivo o negativo? Pues no sé. Depende del día, como todo. A nivel global, si la valorara como si fuera la obra de otro, diría: «Es un conjunto de imágenes más que decente. No es una obra original, pero sí ofrece mucha coherencia, mantiene su calidad en niveles contantes y en ocasiones crecientes, y resulta muy agradable de ver en su conjunto. Tiene algunas fotos verdaderamente buenas, pero son las menos. Visitar sus álbumes, eso sí, hace pasar un rato muy agradable, variado y hasta instructivo».

Los balances siempre ofrecen algo de tristeza mezclado con la alegría de haber llegado a cierto punto. La tristeza va unida al fracaso que todo ser humano inteligente siente por su obra, cuando se pregunta ciertos porqués, paraqués y hastacuándos. Es algo que cualquiera puede sentir, si no está cegado de petulancia, arrogancia, soberbia y cegueras narcisistas. La alegría en este caso viene dada porque he podido llegar a los 57 años habiendo hecho cientos de miles de fotos, que unas cuantas de ellas han merecido pasar a otra categoría, y que la tecnología actual me permite compartirlas para que alguien más pueda beneficiarse observándolas. Y poco más se puede decir sin resultar redundante. Salvo mi comunicado-amenaza de que seguiré en la misma línea mientras el sujeto activo disfrute de ello, y el método empleado y las circunstancias no varíen demasiado. Y que espero llegar, de momento, a las 10.000. Al menos.

También cabe comunicar que ha llegado la hora de una antología retrospectiva. Material hay de sobra, y el asunto estriba en decidir qué formato adquiere: si elegir cien fotos (diez por tema), si escoger 365, si mostrar la misma foto de entonces o con edición actualizada y renovada. Eso aún está por decidir. Pero tendrá lugar, eso seguro, en el marco de este blog, que creo es la alcancía adecuada donde dicha antología cobre forma.

Por último, comentar que me produjo cierta zozobra elegir qué foto sería la número 5.000, pues ninguna temática debería tener más importancia que otras. Del mismo modo, también podría haber puesto “la que correspondía a esa jornada”, y ya. Pero al final decidí darme un homenaje, dado que yo siempre fotografío multitud de objetos, animales, obras de arte, paisajes, personas, y a mí me fotografían mucho menos. La foto 5.000 (y la inmediatamente anterior) muestra al fotógrafo en dos momentos distintos, captados por quien mejor me ha sabido fotografiar, mi ex-alumno, y sin embargo amigo, Sergio Arce. Espero disculpen el excesivo protagonismo, por una vez justificado. Creo.

domingo, 3 de mayo de 2020

INCAPACIDAD


Echo de menos a mi madre. Muchísimo. Pero aún no aprendí a expresarlo con palabras.

sábado, 28 de marzo de 2020

EL JUEGO DE LOS TRES ANIMALES

En las facultades, no sólo se va a aprender una disciplina intelectual. También va uno a divertirse. Ésa es la impresión general, aunque no era mi idea de entonces, desde luego. Yo fui allí para impregnarme de todo el saber posible para ser el mejor catedrático de Historia habido y por haber en el mundo mundial. Ejem. Sin embargo, también aprendí cosas divertidas -entre ellas, a jugar al mus-, porque no te puedes sustraer a todo cuanto te rodea, y menos con veinte años (y cuerpo de ola).

Un día de no sé qué mes, ni de qué curso, se dio una situación curiosa en mi facultad de Geografía e Historia, en León. Estábamos en un rato de tantos en que esperábamos a uno de esos profesores que piensan que la puntualidad es obligación exclusiva de los demás, y cuyas explicaciones sobre sus retrasos él pensaba que eran connaturales al cargo “de gran responsabilidad” que ostentaba. Pues bien, en uno de esos lapsos, una compañera nos vino con un juego que ella llamó “psicológico”, y yo de mano califiqué de parida mental sin más conocimiento del asunto. Pero como no teníamos otra cosa que hacer, aceptamos su propuesta.

Se trataba de poner en un papel la lista de los tres animales que más nos gustaran a cada uno, por orden de importancia (lo cual había que pensar pausada y razonadamente), y colocando al lado las cualidades por las que eran nuestros preferidos. Cada uno nos pusimos a nuestra tarea, y luego se verían los resultados. Aquí he de decir que aunque estas cosas me parezcan una tontada, cuando me pongo a ellas, las realizo con toda dedicación, justamente para sacarle los colores, si la cosa falla o no se logra el efecto esperado. [Llegados a este punto, debo advertir de posibles spoilers. De modo que si quien esto lee desea probar el juego, debe dejar de leer aquí, realizar la prueba, y luego proseguir con la lectura].

En mi lista elegí en primer lugar al águila real; en segundo, al tigre; en tercero, al perro pastor alemán. Al ave, por su particular belleza, por su vista penetrante, por su fuerza pese a su pequeño tamaño, por hallarse encima de todos cuando vuela, por su carácter solitario, por su pausado ritmo de vuelo habitual compatible con una velocidad de ataque impresionante. Al felino, por ser el depredador más temido en tierra -incluso por los humanos-, por su fuerza implacable con sus presas, por la belleza de su figura en armonía con su gran tamaño, por su carácter solitario alejado de todo gregarismo, por su paciencia en el acecho. Al cánido, por su elegancia, su destreza, su fuerza, su capacidad de aprendizaje, su lealtad, su capacidad de salto, su carácter afable compatible con el agresivo si se requiere.

Cuando todos hubimos escrito nuestras listas, la inductora del juego nos desveló el significado. El primer animal revelaba nuestros deseos más ocultos, aquello que nos gustaría ser. El segundo ofrecía la imagen que los demás tenían de uno, es decir, cómo nos ven los demás. El tercero, mostraba lo que cada uno es en realidad. Me quedé atónito, porque en un porcentaje muy alto, aquello concordaba mucho con la realidad, o con lo que yo pensaba que era mi personal realidad. La clase siguiente me enteré de poco, he de admitir. Todavía conservo aquel papel.

Por supuesto, hoy sigo pensando que fue una chorrada más, pero en aquel momento me dio que pensar y me cambió un poco la idea sobre estas “cosas”. Aún hoy sigo pensando en el resultado. Y sonrío.

miércoles, 25 de marzo de 2020

EL CABO DE PEÑAS, METÁFORA Y SÍMBOLO DE LA RESISTENCIA


Ahí donde lo veis, este espolón de cuarcita armoricana, aunque roto en su extremo, lleva aguantando los embates del mar muchos millones de años. Su dureza y resistencia a la erosión son tales, que todos los demás materiales de que está rodeada han cedido y han configurado lo que es un cabo: un entrante de la tierra en el mar. Aunque en realidad debería decirse un fracaso del mar contra la tierra, pues él es quien golpea, y ella quien resiste. Y si no fuera porque el macizo galaico-duriense es más antiguo y prolonga su extensión con el dúo Estaca de Bares-Ortegal, en La Coruña, el Cabo de Peñas sería el punto más septentrional de la península Ibérica.

Sirva esta imagen, pues, que prolonga su mirada muchos kilómetros mar adentro, como símbolo de lo que debemos hacer nosotros en momentos como el presente. Resistir. No queda otra. Si estos acantilados han podido, nosotros también. Sólo debemos dejar que la roca nos inspire la paciencia necesaria para culminar el proceso con éxito. El camino y la dirección ya nos los muestra con su osamenta rota pero firme.

Cabo de Peñas (Gozón, Asturias, España)
Octubre, 2019 ----- Nikon D500

sábado, 21 de marzo de 2020

LA SINGULARIDAD DEL MOMENTO ACTUAL

Da lo mismo que se haya estudiado Historia. La vida en su transcurso siempre nos sorprende. Siempre. Da igual el período que elijamos para efectuar una cata. A cada persona le ha tocado vivir un tiempo singular y excepcional, y eso es así, se pongan como se pongan los partidarios de la circularidad de la Historia, o de quienes se llenan la boca con la manida frase de que quien desconoce su pasado está condenado a repetirlo. La vida nunca se repite. Véase si no, el momento actual.

En mis casi 57 años he vivido un considerable número de hechos o fenómenos que podrían indicar que ya se habían dado antes. Pero cada uno de ellos es radicalmente único e intransferible. La Transición española, por ejemplo. Ha habido muchas, aunque en España no tantas. Pero que se convirtiera en modelo de diálogo, consenso, cesiones y creación de un nuevo modelo de Estado, no lo esperaba nadie en un país tan cainita como el nuestro. Además, desde la constitución de 1812 habíamos dejado de ser modelo de nada y para nadie en la Hª Contemporánea. La Transición española fue única y modélica. Y, sí, ya sé que está de moda ahora señalar sus “muchos errores”. Pero me gustaría a mí saber qué habrían hechos nuestros actuales representantes (sic) por aquel entonces, con la amenaza militar pendiente de un hilo y el golpeo terrorista continuado y más sangriento que contra el dictador. Las circunstancias, resulta obvio comentarlo, eran distintas. Los protagonistas también.

Hablando de terrorismos, se podrían contar por miles los atentados llevados a cabo en todo el mundo a lo largo de los dos últimos siglos. Pero ¿alguien se pudo haber imaginado lo que sucedió el 1 de septiembre de 2001? Estados Unidos atacado ¡en su propio territorio! Y no por un ejército regular, sino por unos terroristas. El país militarmente más poderoso de la Tierra, golpeado en su corazón financiero, con un golpe de efecto ejecutado no tan magistralmente como se cree, pero cuya repercusión fue tal que cambió las relaciones internacionales, y aún hoy padecemos consecuencias de aquello. Aquel atentado terrorista fue excepcional. Las circunstancias, claro es, eran distintas. Los protagonistas también.

¿Y crisis económicas? Por no contar las anteriores a la era capitalista, y ciñéndonos a la época contemporánea, ¿cuántas crisis ha experimentado -no ya la de cada país- sino la economía mundial? Demasiadas. Pero ¿cuántas han tenido la repercusión, la extensión y la repetición de las llamadas “burbujas”? Sí, las contradicciones internas del capitalismo son muy parecidas, y la indecencia y la ambición de determinados sujetos también, pero nunca la tecnología permitió rapidez como la actual y posibilidades de “contagio” como vimos en la crisis de 2008. Como ya dijimos, las circunstancias y los protagonistas...

Y ya que hablamos de contagios, ahora aparece un virus nuevo, el llamado COVID-19, no demasiado letal, en comparación con otras epidemias recientes como la del sida o del ébola, pero con una capacidad de contagio descomunal, gracias a que hoy la conexión de los humanos a través de los medios de transporte resulta abrumadora, hasta el punto de que el planeta parece a algunos habérsele quedado pequeño. Y es a donde quiero llegar. ¿Alguna vez habíamos presenciado medidas como las que estamos padeciendo ya en varios países del mundo, de confinamiento preventivo? Lo cierto es que no. Y aun sin tener en cuenta las consecuencias psicológicas derivadas de cuanto experimentemos, la influencia sobre la economía va a ser de tal calibre que las posibilidades de una crisis planean con una claridad cada día mayor, a medida que pasan los días y la situación no mejora (pues aún queda mucho camino que recorrer y mucho mundo por infectar). 

De modo que llegamos a la misma conclusión de partida. Cada momento que nos toca vivir es un momento único. Las dificultades a que nos enfrenta cada vez son diferentes, y con toda probabilidad peores. Pero eso es también lo que nos ha hecho crecer y evolucionar desde que el clima hace unos tres millones de años cambió radicalmente en el continente africano. Las dificultades siempre nos han hecho crecer. Esperemos que las circunstancias actuales no se erijan como excepción a la regla.

jueves, 19 de marzo de 2020

DÍA DEL PADRE, SIN PADRE


Tres meses menos diez días. Eso hace que mi padre se fue. Hoy, día de san José, en medio de esta anormalidad del enclaustramiento, me encuentro con que es el primer día del padre de mi vida en el que no tengo padre. Tengo una sensación muy extraña. Pero no mayor -seguro- de la que experimentaría él mismo, si pudiera contemplarme escribiendo sobre él. Ha ocupado muchas páginas de mis cartas y de mis diarios, pero creo que es la primera vez que lo hago de un modo público. Cuando menos, eso ya es revelador.

Dudé mucho sobre hacerlo. También tardé bastante rato en decidirme sobre la foto que mostrar para ilustrar estas palabras (no es, en cambio, la primera imagen que difundo de él; tengo cuatro en mi galería de Flickr). No era proclive al posado, aunque tampoco ponía la mano delante ni huía despavorido al ver un objetivo. En cualquier caso, la mayoría de las imágenes que le pude captar son bastante convencionales. Esta no lo es.

Fue tomada el 16 septiembre del 86, en su 51º cumpleaños, con menos edad que la que tengo yo ahora. Es la última foto que le hice a él solo con la cámara familiar, la Werlisa color que usábamos sólo cuando íbamos de vacaciones y en las festividades, como ese día. Al año siguiente, por similares fechas, ya tendría mi primer equipo propio. 

Quizá pueda entresacarse un sesgo simbólico a lo que aquí se ve: una persona cariñosa, que sólo muestra su afecto en determinadas circunstancias, cuando los demás no miran; aunque sea sólo con un animal.

Mi padre era un hombre austero, de modales fríos. No se mostraba cariñoso, al menos en casa. Aunque se ocupó de nosotros como su cargo le imponía. Nunca sabré si por obligación o por cariño, pero cumplir, cumplió. Y, si me pongo a repasar, tengo muchas más cosas que agradecerle de las que me gustaría admitir.

Sin embargo, nunca tuve una relación fácil con mi padre. Su carácter no ayudaba con el mío, y a él le pasaría lo mismo, supongo. Además, le consideraba responsable directo de ciertas insanias familares. Y es que, pese a ser historiador, cometí el error de hacer caso sólo a una parte de las fuentes, obviando las que no encajaban en mi explicación apriorística, sin pretender explicaciones objetivas. Quizá estaba demasiado implicado en el proceso, al ser juez y parte. Cuando lo hice, ya éramos muy mayores todos, y tampoco ayudó a que el afecto aflorara exteriormente. 

Con el tiempo, me he convencido de que debió tener su parte afectiva, aunque no la manifestara con nosotros. No he hablado con nadie en los últimos años que no me haya ponderado positivamente a mi padre, aludiendo a varias cualidades, que abarcaban desde la fidelidad más duradera hasta la asesoría legal, algo de lo que él sabía mucho. Y ciertos episodios acaecidos el último año -tras el fallecimiento de mi madre-, lo confirman; así como el hallazgo de algún documento revelador de su primera juventud.

Y, como aquí se ve, mi padre era capaz de los cuidados más exhaustivos -su especialidad-, y también de la ternura. Sirva, pues, como icono del padre que me habría gustado tener más a menudo, y que tan pocas veces pude disfrutar. Y como homenaje a mi padre en un día del padre, sin padre ya.

jueves, 19 de diciembre de 2019

YA LLEGAN LAS COMILONAS


Ya quedan pocos días. Los manteles ya están planchados, las copas limpias, las vajillas, dispuestas. Falta la comida, que salvo excepciones, se compra siempre al final, buscando su frescura, su exquisitez, sus exotismos. Ello implicará más coste, pero se asumirá como sucede siempre esos días. Los españoles aprendemos la ley de la oferta y la demanda desde muy pequeños, gracias a la dinámica de precios que se opera en estas fechas. Ahora, lo que hacemos es corroborándola año a año.

Quedan pocos días para lo mejor, para lo peor. Para los recuerdos ilusionados, para las ilusiones futuras, para los recuerdos tristes, para los deseos próximos. Son unas fiestas entrañables y crueles, familiares y terroríficas, grupales y personales, en las que hay demasiadas contradicciones y contrarios en liza como para que no sean las más conflictivas del año, a pesar de que la mayoría las espera con ilusión y esperanza.

Aun así, restan pocos días para que las jornadas pantagruélicas y los excesos en los fogones sean el único punto en común que ostentaremos la mayoría de los españolitos que seguimos dando bandazos por sobre la piel de toro. La comida, único punto de unión para nosotros. Eso sí que es un símbolo identitario común, y no la bandera o el mensaje del rey.

Rape con langostinos en lecho de verduras de temporada
Junio, 2019 ----- iPhone 8 Plus

miércoles, 18 de diciembre de 2019

MI PALABRERÍO CANALLA (52)

ESPÍRITU: Pues eso quisiera yo saber; claro que los que creen en él y afirman su existencia y enuncian sus características, también querrían, lo que pasa es que han prometido no declarar su ignorancia, más que nada, por ver si con esa apariencia de seguridad, captan a alguno más para incrementar el redil de los crédulos secretistas.
ESQUIZOFRENIA: Forma de lucidez unidireccional e irracional cuya manera de conducirse, al no resultar convencional y a veces peligrosa, ha sido tachado de dolencia o enfermedad mental. Así están las cosas.
ESTADÍSTICA: Arte de la suma y de la división aplicado a las relaciones humanas, que tranquiliza mucho a los políticos, a los geógrafos y a los economistas. Ejemplo: en un país de 100 habitantes, 5 de ellos poseen 80 cerdos y los restantes, entre todos, de 20; resultado estadístico: cada habitante dispone de un cerdo, o sea, un cerdo per cápita.
ESTATURA: Dimensión a lo alto en el ámbito físico; dimensión a lo ancho en el sentido mental o moral.
ESTÉTICA: Intento académico de adecuar lo inaprehensible (el Arte) a lo comprensible y aun a lo divulgador y lo prosaico.
ESTILISTA: Versión publicitaria, pseudo-artística y habitualmente huera del tradicional peluquero, que cuenta con la connivencia de los medios audiovisuales para extender tanto sus desatinos estéticos como los entresijos de su vida privada, lo cual también forma parte de la estrategia comercial expansiva empleada en estos casos.
ESTILO: Ingrediente de la elegancia (v.) que consiste en convencer a los demás de que el comportamiento propio tiene suficiente entidad por sí mismo como para ser tenido en cuenta e incluso poder ser imitado.
ESTOICISMO: Posibilismo que ante la inevitabilidad de la muerte, ha llegado a un pacto con ella para que, al menos hasta el momento final, no le amargue con su inminencia, a cambio de una entrega final sin resistencias ni huidas enojosas.
ESTUPIDEZ: 1. Tentativa de los más cuando quieren emular a los menos. 2. La virtud más apreciada por las diferentes religiones y sectas en sus respectivos rebaños. 3. Conjunto de características mentales de gran utilidad entre la sociedad y que se transmite genéticamente de forma voluntaria.
ETERNIDAD: Imposible metafísico con nítidos ribetes masoquistas, que pretende una prórroga infinita del tiempo. Como si no fuese ya suficiente con vivir una vida.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

lunes, 16 de diciembre de 2019

GALERNA CANTÁBRICA


Estos días otoño-invernales de galerna cantábrica, de alertas naranjas y de lluvias continuadas y pertinaces, cuando se puede salir, lo único que cabe es contemplar cómo la naturaleza puede siempre con todo, incluso con la belleza del arte circundante. Y si se aguarda lo suficiente, siempre aparece una imagen que justifica todo lo ingrato de la espera.

Extremo oriental de la playa de Comillas (Cantabria, España)
Diciembre, 2019 ----- Nikon D500

domingo, 15 de diciembre de 2019

TRES NOTICIAS, TRES; FRESQUITAS, DE HOY MISMO

En este domingo lluvioso, finiotoñal y lector, recalo en algunas noticias de los periódicos e informativos que me llaman la atención.

La más reciente, que una selección de mujeres pierde por la mínima la final de un campeonato del mundo de un deporte como el balonmano que, si bien no es mayoritario ni de grandes masas, sí tiene tradición notable en nuestro país, aunque en el ámbito "masculino". Otra más de las múltiples pruebas del poderío "femenino", que cuando quieren logran lo que ansían, porque al tener más dificultades para conseguirlo, están más curtidas en sinsabores y en usar la voluntad para sobrepujarlo todo. Que hayan perdido de ese modo, para mí no les resta un ápice de importancia a su gesta, con respecto  a si hubiesen alcanzado el codiciado e inédito trofeo. Olé por ellas. 

La que menos sorpresa me produjo: el fracaso de la cumbre del clima a la hora de llegar a un acuerdo planetario contra las emisiones y cambiar el modelo de producción, transporte y consumo. ¿Realmente alguien pensaba que se iba a lograr? Y, aun suponiendo que se hubiera logrado, lo que tampoco era descartable, pues ya se logró en Tokio -con el resultado conocido-: conociendo la catadura de comportamiento ético de la mayoría de los fulanos que nos representan (sic) ¿todavía hay quien piensa que se iría a respetar?

La que más alegría me instiló, con todo, fue comprobar en las páginas centrales de un periódico local asturiano cómo un tal Eduardo Infante, profesor (de filosofía ¿eh?, no economía, informática o biotecnología de los alimentos) ha diseñado un modo de impartir su asignatura que incluye un uso generalizado de Twitter. Ahí, comenta, ha creado aulas virtuales donde "participan todos" y porque lo que allí cuentan, al estar comprimido, "tiene una profundidad mayor que lo que se atreven a decir en público". Apunta, a mayores, que "es apasionante, porque hay silencio en clase y en la pantalla hay mucha profundidad". Olé por él, pero sobre todo, olé por sus alumnos, que se benefician hoy mismo de la aleación entre la bestia negra de la enseñanza -el puñetero pero fascinante móvil- con una de las asignaturas más incomprendidas y vilipendiadas por la reata de estúpidos que pretenden gobernarnos. 

sábado, 14 de diciembre de 2019

BUENA RUTA TENGAS, CAMINANTE; BUENA VIDA, TAMBIÉN


Con buen trazo, pulso firme y excelente caligrafía, el anónimo autor de esta pintada desea que la andadura sea provechosa, libre de sobresaltos, con meteorología favorable, plena de conocimiento y creciente en sabiduría. Se halla en una de las localidades alejadas del más transitado ramal del Camino de Santiago -el francés-. Pero eso da lo mismo, porque el mensaje es universal, transferible y polivalente.

Valdría también para desear una singladura vital que resultara enriquecedora y no tan sólo biológica; para augurar una trayectoria que permita mayor cantidad de momentos gratos que de los inevitables sinsabores que vivir comporta.

Y cualquiera que se encuentre de bruces con esta imagen y esas dos palabras en una pared bien céntrica de la localidad fronteriza de Ribadeo (donde Galicia y Asturias confluyen y se confunden), podrá tomar nota del detalle, y agradecer mentalmente a quien fijó con firme trazo en el muro palabras tan sencillas y deseo tan hermoso.

Pintada en Ribadeo (Lugo, Galicia, España)
Mayo, 2016 ----- iPhone 6 Plus

viernes, 13 de diciembre de 2019

HITOS DE MI ESCALERA (41)

Tras el batacazo que supuso abandonar mi tesis doctoral, que originó mi decisión de opositar, ya contada en el anterior hito, transcurrieron varios meses que yo llamo mi “depresión particular”, la etapa con más angustia en el alma que he pasado en mi vida. La fui sobrellevando, sublimando, enmascarando, día a día, mes a mes. E intenté solventarla como pude, a pelo, sin medicación, con bastantes borracheras, comportándome de modo atípico respecto a mi carácter, y con una estresante desorientación vital desconocida por completo para mí, pues siempre había tenido un objetivo claro donde dirigirme. La fotografía, la soledad y el alcohol fueron mis compañeros entonces. Hasta que sucedió el milagro. En realidad, fueron dos milagros, pero el segundo (mi tercera pareja), no fue tan determinante como el primero: la revista universitaria Campus.

Campus ya existía desde hacía algunos números, gracias a la tenacidad y empuje  de un puñado de alumnos de las diversas facultades leonesas, dirigidos por el sorprendente Pablo Vivancos, una de las personas más resolutivas que he conocido en mi vida. Una de las más generosas, también. La revista era una publicación juvenil, gamberra, independiente, que sobrevivía gracias a las ventas y a la publicidad, por lo que no dependía de organismo alguno. Su temática se ceñía a lo universitario, con sus diferentes problemáticas y circunstancias.

A principios de 1989, yo ya había participado con un relato para esa publicación. En febrero, animado por uno de sus miembros, el inefable Álvaro Valderas, también mi maestro en algunas técnicas de revelado y edición fotográfica, recalé en una de sus reuniones. Presentado a sus miembros, pregunté cómo podía colaborar de forma más habitual. Me preguntaron qué sabía hacer, y yo les dije que escribir y hacer fotos.  “Pues eso vas a publicar aquí: textos y fotos”. Nunca nadie me había dicho que publicaría, sin más. Pregunté a Pablo cuáles eran los límites, y él, con esa cara limpia, tranquila y ligeramente irónica que le caracterizaba me contrapreguntó: “Tú, ¿firmas con tu nombre tus artículos, cuentos o fotos?”. Sorprendido, asentí con seguridad. “Pues entonces, no hay límites”. Me sonrió, y siguió con otras cosas. Me quedé estupefacto.

Sólo unas semanas después, salía el número 8 de Campus, en el que ya aparecían algunos textos y varias fotos de mi autoría -nada importantes, sólo labor de reportero gráfico-, pero también ¡la portada!, idea del propio Pablo, y que fue muy sonada y comentada, pues sacaba a los cuatro miembros masculinos más conspicuos de la revista, al lado de la cafetería, con los pantalones bajados y en gayumbos. El enigmático epígrafe rezaba: "Estamos de muda". 

En abril, la revista, como haría durante varios años, planteó su viaje de primavera, que ese año fue a París. Yo no tenía dinero para el pasaje, lo que me mortificaba mucho, y le dije a Pablo que no iría. Cuando éste se enteró de la verdadera causa de mi negativa, no tardó ni dos segundos en preguntarme qué me parecería si Campus me contrataba para hacer un reportaje completo sobre lo que haríamos en la capital francesa, para luego publicarlo en el número siguiente: la remuneración de mi trabajo sería el importe del billete. No me lo podía creer. El seráfico Pablo me estaba proporcionando la posibilidad de volver a mi ciudad preferida en una época en la que me faltaban muchas cosas, dinero entre ellas. Tuve que contenerme para no darle un beso en los morros, de la alegría. Semejante lección de generosidad aún hoy me hace llorar cuando la recuerdo.

En el número siguiente, que casi fue un monográfico realizado por mí y por el dibujante Peio García, Pablo ya apenas pudo participar, ocupado como estaba en terminar su Derecho, y, luego, en iniciar una carrera de gerente de centros comerciales que lo encumbraría al olimpo empresarial. Es entonces cuando Peio y yo tomamos el relevo y co-dirigimos la revista durante unos cuantos meses más.

Pero si traigo la revista Campus a este rincón de mis Hitos es porque esa publicación cambió muchos de mis presupuestos mentales y en verdad me cambió muchísimo: me puso en contacto con un grupo magnífico de personas muy diversas y valiosas; me enseñó el poder de la colaboración sin renunciar por ello a la individualidad; me enseñó formas alternativas de divertimento; me permitió sacar a la luz mis bilis universitarias y algunas de mis creaciones literarias y fotográficas; aumentó mi autoestima personal como pocas cosas lo hicieron a lo largo de mi existencia; pude tratar de igual a igual a rectores, decanos y profesores, en quienes percibí la prevención -e incluso el miedo- cuando tratábamos de entrevistarlos o de buscar alguna información. Y, en definitiva, me demostró que podía hacer otras cosas que no tenían que ver sólo con la Historia. Ahí tuvo lugar el inicio del cambio para que el rígido monocorde que era entonces, llegara a ser aquel en quien me convertí poco después.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

LA ANTIGÜEDAD DE LA CRUZ GAMADA, EN CLASE


Hasta que les enseño imágenes como ésta, mis alumnos asocian la cruz gamada o esvástica a lo que más les suena de la historia universal, más que nada por las películas y/o series: la época del nazismo hitleriano. A la mayoría de la gente le sucede lo mismo. Es lógico. Se abusó tanto en dicho período de ese símbolo ancestral, que ahora su sola contemplación produce de entrada un rechazo casi instintivo. Pero cuando identifican, como en este caso de un mosaico romano que muestro aquí, que ese símbolo ya se usaba en la antigüedad, es entonces cuando les pica la curiosidad para saber cuándo surge, qué significaba, etcétera. Luego, no me cuesta demasiado fingir que no sé mucho del tema (porque en realidad es así), pero les cuento cosas de la India, de los hititas, y hasta de los celtas, con cuyos trisqueles y tetrasqueles algunos investigadores los relacionan. Y a continuación, como es prescriptivo, les insto a que busquen en la red -no sólo en Wikipedia- orígenes, significados, imágenes, historias. Siempre hay alguno (más bien, alguna) que siente que la llamada que planteo está personalizada y dirigida a su persona, y se lo toma muy a pecho, por lo que al día siguiente suelen venir con toda una retahíla de informaciones que quieren compartir conmigo o con los compañeros. Ese día me roban media clase, como mínimo, pero ese día ellos ganan más del doble. Eso, tirando por lo bajo.

Mosaico de la Villa romana de La Olmeda (Palencia, Castilla y León, España)
Marzo, 2011 ----- Nikon D300

martes, 3 de diciembre de 2019

POBRE MURAKAMI

Según un reportaje de El País Semanal de 30 de junio del corriente, el éxito de Haruki Murakami en occidente viene dado no sólo por varias circunstancias (culturales, literarias, contextuales, etc.), sino porque nos da “cinco lecciones de vida”. Francesc Miralles, autor del artículo -en una sección de psicología, he de advertir-, las enumera con su explicación.

1ª) “La soledad es la mejor vía al conocimiento”, lo cual es verdad verdadera. Pero también una falsedad como un templo, si se la toma como la única senda. Sin los demás, no somos nada. Sin el lenguaje, que nos enlaza con los demás, menos aún.

2ª) “El mundo es imprevisible”. Esto ya sí parece una verdad absolutamente original, que ningún literato ha entrevisto antes que él. Ni ninguna persona cabal tampoco, incluso desde los umbrales de la humanidad.

3ª) “No busques un sentido”. Como todo es caos y arbitrariedad, no hay culpables, dado que todo sucede sin razón aparente. Esto tampoco lo sabíamos, embarcados como estábamos en cosas religiosas, bélicas, revolucionarias o imperialistas. Menos mal que él nos lo deja bien claro.

4ª) “Si sobrevives al caos, ya has ganado”, vamos, que el arte de vivir es salir lo mejor librados posible. Otra idea profunda y muy original, que supone una aportación exclusiva a la comprensión del ser humano que este autor propuso en su momento.

y 5ª) “El orgullo y el miedo nos quitan lo mejor de la vida”. Esta es otra verdad sacrosanta que conocemos muy pocos especímenes de la raza humana. Si a eso le hubiera añadido la falta de empatía, entonces ya no nos cabría duda alguna de la sabiduría absoluta del literato nipón.

Pobre Murakami. Si supiera lo que se escribe cuando se intenta divulgar su obra.  Según Miralles, estas cinco ideas nos ayudan a vivir, a lo cual no oponemos nada, si no entramos en detalles. Ahora bien, que sean la causa de su extraordinario éxito, nos parece petulante y poco generoso con este cachazudo eterno candidato al Nobel. Seguramente tendrá más que ver con la delicada fluidez de su extraordinaria prosa. Y también con que después de leer un libro suyo, aunque uno haya estado metido hasta el fondo en él y haya disfrutado de una experiencia muy gustosa, pasado un pequeño lapso de tiempo todo lo leído se va disolviendo lentamente, como un caramelo en una boca ávida, y desaparece poco a poco de la memoria, anticipando la demencia senil que, antes o después nos aquejará a todos.

lunes, 2 de diciembre de 2019

YA ESTÁ AQUÍ EL PARIPÉ SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO


Como sólo los muy sordos o muy ciegos desconocen, hoy comienza a desarrollarse por espacio de dos semanas una conferencia internacional (vulgo paripé) sobre el cambio climático, de la que algunos optimistas todavía esperan iniciativas, acuerdos, decisiones. Vamos a ser castigados con noticias, anécdotas, tentativas, cotilleos, vídeos, publicaciones, debates, etc, por ese espacio de tiempo, transcurrido el cual la cosa terminará, y el mundo continuará su preocupante curso.

No me encuentro entre los que esperan algo del encuentro. No soy optimista. El ser humano no es dado a acordar casi nada cuando tantos deben otorgar su plácet. Los acuerdos bilaterales o zonales, puede que se den. Pero los planetarios va a ser si no imposible, dificilísimo que se den, cuando hay tantos imbéciles de entre quienes rigen nuestro mundo que aún no creen lo que las evidencias nos muestran a cada semana, y en lo que está de acuerdo la práctica totalidad de la comunidad científica. No estamos preparados todavía para pensar de forma global. Tal vez no lo estemos nunca. Tal vez nuestro inveterado individualismo sea una de las causas de nuestra decadencia y -acaso- de nuestra propia extinción.

De momento, y resignado a recibir toneladas de información que en dos semanas se evaporarán, contribuyo modestamente con esta impactante imagen, tomada este mismo año en una exposición al aire libre de lienzos de autores locales, en el pueblo más grande de las Merindades burgalesas. 

Medina de Pomar (Burgos, Castilla y León, España)
Marzo, 2019 ----- iPhone 8 Plus

viernes, 29 de noviembre de 2019

LA MANDANGA DEL BLACFRIDEI ÉSE

A muchos les encanta que les timen cada cierto tiempo; y a otros muchos, aunque no les gusta que les engañen, les estimula en demasía su propia ambición y el embeleco de engañar a su vez al otro. Gracias a esa necesidad, los timadores suelen campar a sus anchas desde que el mundo es mundo. Del mismo modo, a muchos les encanta adquirir productos aunque no se disponga de dinero suficiente para ello, por eso lo compran a crédito, sin entender que de ese modo se pagará una cantidad mayor que la original, y sin saber muchas veces si se dispondrá de la posibilidad de devolverlo. Gracias a ese comportamiento tan poco lógico el capitalismo, y sobre todo los bancos, ha progresado con paso firme, anulando otras formas de economía alternativas.

Obligado en su necesaria huida hacia adelante, el capitalismo inventa (mejor, recrea) formas (antiguas) con las que estimular lo único que le permite mantenerse en movimiento sin caerse: las compras permanentes y constantes de los consumidores. Y entre esas triquiñuelas se encuentra la mandanga del blacfridei, sacado del magín (¡cómo no!) de avispados empresarios estadounidenses, y exportado con golosa excitación hacia los demás países del orbe, que gustan de imitar los comportamientos yanquis en todo aquello que tenga que ver con los fastos (y también con los gastos, por supuesto; que aquéllos no se sostienen sin el concurso de éstos).

El éxito de iniciativas como ésta dice tanto de los humanos como de los sistemas educativos, que no preparan precisamente para que pensemos con claridad ante situaciones de tan global manipulación. Eso sí, los menos afectados por dicho control son precisamente quienes incurren en él, satisfechos de gastar sin tasa, convencidos de que hacen el negocio de sus vidas, o, cuando menos, ahorran un puñado de euros, mientras los gastan. Por contra, los que aparentemente evidenciamos mayor lucidez, somos (¡brillante paradoja!) quienes más pesar manifestamos ante prácticas de este calibre. Lo cual demuestra que además de la manipulación a que se somete al potencial comprador, además de los pingües dividendos que les ayudamos a ingresar, logran en quienes aceptan el reto una narcotización digna de los opiáceos más eficaces. Pero todo sea por el subidón de adrenalina que se obtiene al comprar algo, lo que sea, aunque no se necesite, y las cuentas corrientes queden tiritando, justo un mes antes de la mayor época consumista del año, que será el siguiente asalto de esta cadena sin final.

jueves, 28 de noviembre de 2019

ASÍ COMIENZA LA VIDA


Todo comienza aquí, en un amasijo de ramas, virutas, lana, juncos, sabiamente entremezclados para formar un hueco, un lecho, donde reposar el cuerpo que dará calor a la siguiente generación. La vida se resume en imágenes como ésta, en la que lo elemental sobrepuja todo lo complejo o trascendente que podamos pensar. La vida se puede condensar en algo tan sencillo como es el modo de transmitirla; si bien no nos vale cualquier modo, sino que buscamos el añadido del mayor mimo que se pueda aportar.

Las criaturas que se desarrollan en el interior de cada uno de esos cascarones pueden estar tranquilas: unos animales capaces de haber construido un espacio como éste con los elementos de que disponían no permitirán que les suceda nada malo, y sí crearán el entorno más favorable para que ellos, en su momento, puedan hacer lo propio con sus futuras crías. La vida, ya digo. Pero con un punto extra de seguridad, de pericia, de ternura. 

Castillo de Peñafiel (Valladolid, Castilla y León, España)
Abril, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

miércoles, 27 de noviembre de 2019

MI PALABRERÍO CANALLA (51)

ESPACIO: Ante mi confesa ignorancia, permito que el docto y fiel DRAE me suplante en mi agotadora función: 1. Continente de todos los objetos sensibles que existen. 2. Parte de este continente que ocupa cada objeto sensible. ¿Ven qué fácil resulta, ahora que ya se sabe?
ESPADA: Arma blanca alargada cuya estética al menos compensa en parte el fin para el que fue creada, que no fue otro que proseguir a distancia y con más probabilidades de éxito suplementario lo que la cobardía hizo inviable con el tiempo, es decir, la hermosa lucha cuerpo a cuerpo.
ESPARTANO: 1. Natural de Esparta, pueblo heleno, excepcional entre los demás por usar más el músculo que el cerebro, con considerables beneficios bélicos, aunque no culturales. 2. Régimen de vida o de educación de dureza extrema que sostiene que mortificando la carne la personalidad y el carácter salen beneficiados. Esto es cierto, lo que pasa es que quien lleva a cabo dicha forma de vida, cuando tiene la personalidad y el carácter bien fuertes, no sabe qué hacer con ellos ni en qué emplearlos.
ESPECIAS: Cualquier polvo mágico o hierba milagrosa que proporciona un sabor característico a las comidas; suelen emplearlas con profusión quienes no tienen ni idea de cómo cocinar los alimentos para que, por sí mismos, ofrezcan su verdadero sabor o la equilibrada mezcla de varios a un tiempo.
ESPEJISMO: Ilusión óptica o mental que puede tener que ver con el cine, con una pretensión laboral, bolsística, humanitaria, con el desierto, con la reverberación, con el éxito, con el amor...
ESPEJOS: Reproductores fidedignos de aquello que se coloque delante. Como no poseen movilidad ni entendimiento propios, se entiende que quien se somete a su juicio lo hace de modo voluntario y ateniéndose a las consecuencias.
ESPERA: Período de tiempo durante el cual se albergan deseos y esperanzas de que ocurra algo o de que no ocurra; suele ser una inversión temporal útil desde el punto de vista que ayuda a sobrevivir, pero inútil desde el punto de vista esencial, pues lo que va a ocurrir, ocurrirá, con espera o sin ella.
ESPERANZA: Sustancia volátil e inestable con que se alimenta la espera (v.). Acostumbra a insuflar energía positiva mientras se experimenta y no se obtienen pruebas en contra. Cuando se hallan, en cambio, adquiere un punto de evaporación que sume a su anterior poseedor/a en una profunda frustración o descreimiento que a veces degenera en un proceso depresivo.
ESPERMATORREA: Que ocurra fuera del acto sexual, pase, porque campos de aplicación es lo que sobran; pero que suponga una emisión in-vo-lun-ta-ria de semen, es algo que no se debería permitir, oiga, eso es una verdadera putada, un desperdicio horroroso; vamos, la pera.
ESPÍA: Variedad política del voyeur y del cotilla, por la que se saca una buena cantidad de dinero a cambio de incrementar el riesgo de dejar de practicarla para siempre.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

martes, 26 de noviembre de 2019

SOLEDAD IMPREVISTA, AGRADECIBLE


Después de unos minutos de gritos y amenazas, él se levantó, exclamó "ojalá te pudras, mala puta", se levantó, arrancó el coche y se marchó dejándola allí sentada. Ella no podía creérselo. No la había golpeado, su piel acariciada por el tardío sol estival no sufría magulladura alguna, su ropa seguía intacta, ¡estaba viva! Le daba lo mismo que la hubiera dejado allí, a 7 km de su domicilio. Ahora podría estar un ratito a solas, pensando, sintiendo o tan sólo viendo a la gente pasar y divertirse. ¿Cómo no sentir un inmenso alivio, tras el altercado violento, tras su marcha? Casi le dio por reírse, mientras seguía sentada en el banco de piedra, de espaldas al mundo. El problema estaría a la vuelta, donde todo seguiría como hasta ahora. Pero la tarde ahora era un remanso de paz del que podría disfrutar un poco más. Una bocanada de tranquilidad imprevista, un pequeño alto en el duro camino, un fugaz intermedio entre infiernos. 

Robado en la Ciudad de la Cultura, en Santiago de Compostela (La Coruña, Galicia, España)
Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

lunes, 25 de noviembre de 2019

VIAJAR, SEGÚN JAVIER REVERTE, AVEZADO VIAJERO

Intercalo aquí, por si fuese de utilidad, algunas respuestas del reputado viajero (y escritor de viajes) Javier Reverte, contestando a las preguntas que le efectuó Vicente Castedo en el número 37 de la revista L y más, de junio de 2014.

¿Ha cambiado más el mundo o la literatura desde que empezó a viajar y a escribir?

El mundo ha cambiado mucho. El tiempo en que yo empecé a escribir y viajar estaba poblado de sueños y ahora está poblado de derrotas. ¿La edad? No creo. Yo miraba el mundo como un espacio en el que descubrir la vida y descubrirme. Y ahora lo veo como un territorio de tristeza. Y si cambia el mundo, ¿cómo no va a cambiar la literatura? ¿O acaso no caminan juntos el arte y la vida?

(...) El viaje enriquece a quien lo hace. ¿Enriquece a quien recibe al viajero?

El viaje que no te hace cambiar es un mal viaje. Yo viajo para convertirme en alguien un poco distinto. Y no sé si enriquezco alrededor. No lo pretendo, la verdad.

(...) ¿Qué le ha enseñado viajar?

A saber que no sé nada y que todo puede empezar a aprenderse en cualquier momento, a la edad que sea. Tengo casi setenta años en los números y menos de veinte en el alma.

(...) ¿Viaja con teléfono móvil?

Nunca.

(...) Si no fuera a contarlos, ¿no haría todos esos viajes?

Solo viajo para escribir. Si viajara para otra cosa, me aburriría el mundo. Viajo para comprender.

(...) ¿Cuál es su libro de viajes de cabecera?

La Odisea, de mi amigo Homero.

viernes, 22 de noviembre de 2019

DENOSTACIÓN Y AÑORANZA DE LA INDUSTRIA


Hubo tiempos no demasiado alejados en que lo que aquí vemos era algo de lo más natural en una provincia como la de Asturias. También por estas tierras humos como los que aquí se elevan fueron denostados, criticados y obligados a reconvertirse. Tiempos pasados en que imágenes como éstas dieron origen a lo que hoy conocemos como ecologismo. De igual modo, por esa época en la que fue desmanteladas las industrias siderúrgicas saguntina y vasca, comenzaron a echarse de menos en determinados lugares estructuras contaminantes como ésta, pero que rebosaban de actividad y de vida y de futuro. Después de tanto despotricar contra los humos blancos de la siderurgia y los amarillos de la industria química, o contra la peste negra del polvo de carbón, resultará que dentro de pocos años, echaremos de menos toda esa podredumbre, cuyo carácter ponzoñoso nadie discute, pero que ya muchos añoran, pues todo ese veneno medioambiental era sinónimo de trabajo, de sueldos, de vida, y de poder vivir cerca de donde nacías. Dentro de pocos años, ya digo. O ya mismo.

Industria cerca de Bourges (Cher, Val-de-la-Loire, Francia)
Julio, 2012 ----- Panasonic Lumix G6

jueves, 21 de noviembre de 2019

LOS ENEMIGOS DE LOS LIBREROS

Si le preguntamos a un librero de los de siempre (de los que nos atienden personalmente, dan conversación y saben tras lo que se andan), sobre los retos que más los acucian, que más nerviosos les ponen y que más peligro señalan sobre su futuro, es probable que respondan que están cercados sobre todo por tres problemas de muy difícil solución.

El primero saca de quicio a cualquiera que tenga el más mínimo amor por la cultura, y no es otro que la idea, cada vez más extensa, cada vez más invasiva, cada vez más vox populi, de que, dado que los productos culturales les parecen caros, la cultura ha de ser gratuita. Se trata de un argumento falaz de principio a fin, dado que la mayoría de quienes así piensan desconoce que el libro es uno de los productos más baratos del mercado en su relación entre lo que cuesta producirlo y la calidad de lo que se entrega. Pero lo más probable es que quienes piensen eso, jamás se dejen convencer por razón alguna, porque jamás han hecho nada que les haya costado algún esfuerzo, y por eso demandan que los productos culturales como el libro, les salgan gratis. Son los mismos que no protestarían demasiado porque una entrada en un partido de la máxima supere los 100 €, o porque entrar al concierto de una banda famosa se acerque a dicha cantidad. Por ello, la piratería es hoy por hoy uno de los mayores enemigos de cualquier producto cultural, sobre todo en el libro y la música, que han admitido muy bien el paso del formato analógico al digital, posibilitando su copia ad infinitum.

El segundo, nada baladí, es el coste de los alquileres de los locales donde se ubican. Pues muy pocos tienen el recinto en propiedad, siendo alquilados la mayoría. Pero a quien arrienda su espacio le da lo mismo que en el local esté una librería o una franquicia de una tienda de ropa o de telefonía móvil. Y como los libreros no pueden competir en margen de ganancias (máximo, un 30 %; al lado de los 200 ó 300 % de una tienda de ropa o de móviles), el resultado se intuye sin dificultad: muchos se tienen que ir a lugares más alejados y menos atractivos para el comprador, o cerrar definitivamente por los elevados costes. El gremio lleva demandando ayudas institucionales mucho tiempo, alegando que una librería en un barrio genera patrimonio, que es algo muy beneficioso, y que un cierre supone una pérdida cultural para todos. Pero con la querencia que la cultura suscita en nuestros iletrados gobernantes, ya se imagina uno por dónde seguirán yendo los tiros.

Y en tercer lugar, la competencia de las grandes compañías de venta por internet, propia del capitalismo más feroz, que proporciona muchas ventajas al usuario de cualquier lugar, por aislado que se halle, a cambio de unos pequeños inconvenientes para éste y la posibilidad del abismo para las pequeñas librerías, que no pueden ofertar ni en tiempo ni en posibilidades al mismo nivel. Las propias editoriales y las distribuidoras, por ese orden, contribuyen en buena medida a ello, proveyendo tarde y mal los pedidos que recibe el librero, pues así eliminan un intermediario más, y su margen de beneficio se ensancha con ello.

Podríamos añadir algún otro riesgo, como que por falta de presupuesto por recortes diversos las bibliotecas compren menos libros, o que las editoriales no respeten la ley del libro, y vendan directamente sus productos a las escuelas e institutos. Pero ¿para qué añadir más? Sólo con los tres primeros, nuestros amigos los libreros ya tiemblan y no saben muy bien cómo poner freno a la muy preocupante bajada  creciente de sus ventas.

AVISO A VISITANTES

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