Mostrando entradas con la etiqueta Elitismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Elitismo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 9 de junio de 2010

ASIENTO EN PALACIO

martes, 9 de marzo de 2010

DELEITE DE SUMILLER

martes, 22 de diciembre de 2009

RAYUELA DE DISEÑO

domingo, 22 de noviembre de 2009

ETERNA ELEGANCIA

sábado, 12 de septiembre de 2009

jueves, 4 de junio de 2009

miércoles, 3 de junio de 2009

Y AUN DICEN QUE NO PIENSAN

jueves, 16 de abril de 2009

TODAVÍA HAY CLASES

domingo, 15 de marzo de 2009

viernes, 6 de junio de 2008

Peregrinos de postal



Santiago de Compostela. Año Santo Jubilar. Gentío en oleadas. Día festivo, además. La Puerta Santa muestra una cola descomunal. A un lado, una mendiga sentada solicita limosna con un cartel.
A primera vista, todo encaja y resulta de lo más natural. Si miramos de nuevo, comprobamos que no, y que varias cosas rechinan o disuenan.
En primer lugar, los supuestos peregrinos van vestidos de calle, de paseo, y no parecen haber hecho ni siquiera un kilómetro para haber llegado hasta la cabecera de la catedral. En segundo lugar, la mendiga está sentada en el suelo, y muestra un cartel donde se leerán algunas palabras apropiadas para su cometido, pero se halla ligeramente apartada de la puerta de acceso, y tampoco mira a la gente que tiene enfrente. En tercer lugar, los que están en la fila parecen haberse puesto de acuerdo en dar todos la espalda a la zona donde se encuentra la mujer que pide limosna.
En este punto, no sabemos si todos estos datos son producto de una casualidad estadística. Pero cabe plantear conjeturas razonables.
  1. Quienes aguardan para entrar son tan peregrinos como progresistas los miembros de la Conferencia Episcopal española. Más bien parecen familias con ropa festiva en trance de cumplir una tradición ancestral. Eso sí, sin excesivos sacrificios.
  2. A quienes esperan en la cola parece molestar la presencia de la mendiga, que desluce bastante el ambiente festivo del día y la ocasión del Jubileo. Lo cual es poco concordante con el espíritu cristiano que en principio inspira todo este tinglado.
  3. La mendiga carece de nociones básicas de mercadotecnia, pues si bien se encuentra en el lugar adecuado y con muchas posibilidades de hacer pingüe caja, no aprovecha apenas su potencial, se halla alejada de quienes podrían darle monedas (por lo que no facilita tan ingrata y expuesta tarea) y su postura es más bien funcionarial y pasiva que demandante.
  4. Las posibilidades de que la mendiga conmueva a sus posibles donantes y recaude muchas monedas parecen escasas.
  5. Es muy probable que la imagen de Santiago Salvapobres se aparezca de un momento a otro en su modalidad deus ex-machina, para salvar la imagen de su afiliada y darle otro impulso publicitario al asunto este de las peregrinaciones masivas.

jueves, 5 de junio de 2008

La cascada y las columnas


Todos conocíamos el diálogo que a diario se traían el agua de la cascada y las columnas del templo edificado en sus inmediaciones. Cuando construyeron dicho edificio a su lado, la cascada se sintió muy contenta, pues pensó que ya no se encontraría sola en su permanente caída. Pero su sorpresa fue creciente cuando comprobó que la altanería de aquellas columnas rígidas, estilizadas e imponentes, o no le dirigían la palabra desde su silencio granítico, o bien recibían las pullas de quien se considera superior. Así, las columnas aducían su superioridad en todos los niveles: belleza, construcción racional, resistencia, estatismo, solidez, y otros argumentos por el estilo. Las aguas de la cascada sólo podían replicar con el murmullo constante de sus aguas cayendo de continuo, consciente de no poder replicar tales ideas. Todos conocíamos el silencio humillado que emanaba del sonido de las aguas de aquella cascada. Todos sabíamos qué quería decir la cascada con su perenne borboteo.
Cuando sobrevino el terremoto, dos tercios de las columnas yacían en el suelo, fragmentadas por la violencia del temblor. La cascada también fue removida de su sitio, y desde entonces vierte sus aguas unos metros más al oeste. No notamos, en cambio, que su expresión hubiera variado apenas. Curiosamente, esa sinfonía de salpicaduras tenía ahora otro tono, y todos sabemos qué nos está diciendo la cascada con su inagotable
discurso.

lunes, 12 de mayo de 2008

Pero usted ¿qué se ha creído?


Noté llegar al grupo por sus gritos, por la juerga asociada a su diversión, que incluía cánticos, golpes en el suelo aplicados con sus bastones, y hasta zapateados de ritmos imposibles. Al llegar a la plaza, se quedaron asombrados de su amplitud, pero en vez de paladear con detenimiento las joyas que mostraban sus fachadas al espacio abierto, lo que hicieron fue hacer corro al lado de la escultura que tenían más a mano, y empezar a dispararse fotos sin tasa ni tino. De ese modo, uno a uno fueron posando, individual o grupalmente, al lado de la representación en bronce de Ana Ozores, abarcando unos su cuerpo con los brazos, otros poniéndose delante tapando su presencia, alguno palpando con impudicia las broncíneas formas, otros sacando manos de donde no era posible, desvirtuando sus volúmenes. Aquello, visto de lejos, era un espectáculo de caspa horrorosa y con pedigrí, que producía gran vergüenza ajena. Ya habían ido pasando todos para su instantánea churrera, cuando el que lideraba el rebaño, quiso hacer una última gracia. Acercó su bien ponderado cuerpo, su estilo glamuroso en el vestir, se apoyó en su lujoso bordón y soltó: "mirad, y ahora, a ritmo de la Macarena". Acto seguido, farfulló algunas estrofas de dicha obra maestra, para regocijo de sus compañeros de escapada, y fue entonces que lo vi. Juro que lo vi. La escultura de la Regenta se volvió hacia él y con la mayor de las elegancias, pero el más contundente de los desprecios, replicó: "Pero usted ¿qué se ha creído? Jamás tuve trato alguno con aparceros ni rabadanes tan apestosos. Haga el favor de apartarse de mí". Lo sorprendente es que a continuación todos aquellos sujetos huyeron despavoridos.

domingo, 11 de mayo de 2008

Rosa altanera


Aquella rosa creció sola rodeada de enredaderas diversas y de arbustos bien podados de naturaleza humilde y colectiva. Su soledad resultaba más notoria porque su colorido destacaba muchísimo ahora que había florecido. Se trataba de una flor muy individualista, y tan petulante que creía que era la única planta que daba glamour al jardín de aquella casa: todo lo demás sobraba o era claramente inferior. Esto duró unas semanas, en las cuales se dedicó a fustigar a sus compañeras, a hacerlas de menos y a atajar cualquier intento de amistad o de conversación siquiera. Hasta que un día, con todos bien hartos por la postura de la bella flor, el anciano portavoz del arbusto más cercano le dijo lo siguiente: "Está bien. Todos convenimos que eres muy hermosa y que tu colorido destaca sobre todos los demás. Dicho esto, te preguntamos: ¿y?" La rosa no respondió, pues se sentía muy por encima de ello. El anciano prosiguió: "Bien. Ya que eres tan maleducada que ni respondes, te formularé varias preguntas que no necesitan respuestas, pero que esperamos te carcoman por dentro". La rosa no dijo nada, pero se quedó a la escucha muy atenta, por si acaso. "En fin, ahí van. ¿En realidad, tu postura excluyente te sirve de algo? ¿Sabes que naces de la misma tierra aderezada con mierda de vaca que todos nosotros? ¿Tienes idea de lo que durarías si nosotros no te protegiéramos del viento y los intrusos? Y por último: ¿sabes que nosotros tenemos hoja perenne y tú tienes una floración de apenas tres semanas?". La rosa no estaba acostumbrada a pensar, sino a formular juicios y opiniones. Aun así, tenía buena memoria y almacenó todas las preguntas en la cabeza, y les fue dando vueltas. Pero cuando todavía estaba por la tercera, ya había perdido todas las hojas y tras un golpe de lluvia se murió, ante el alivio generalizado de todos los arbustos circundantes; el alivio y una muy intensa alegría interior que no llegó a brotar del todo.

jueves, 8 de mayo de 2008

Elitismos


-Sí, podéis estar alineados conmigo sobre vuestras peanas, y haber sido cincelados en los materiales más nobles, y haber inmortalizado a personajes de importancia variable, cuyos nombres lleváis inscritos, y haber pertenecido a coleccionistas de renombre, y ser tan valiosos que varios se han peleado por vuestra posesión. Sí, podéis alardear de una condición exquisita, de vuestro abolengo bien reputado, y de haber salido de manos expertas. Pero en el fondo no sois más que piedra, memoria esculpida sólo para durar, en una muestra más de la vanidad humana, también de sus fútiles quimeras. Yo, en cambio, me pienso, me reconozco, calculo el alcance de mis contradicciones, siento la calidez del aire, percibo la impostada atracción que representamos, y a su vez la frialdad o la indiferencia de los alientos que se nos acercan. Yo lo capto todo. Por eso nuestras existencias no discurren próximas. No, no somos iguales: jamás lo hemos sido. Yo siento, yo pienso. Vosotros, no.

lunes, 14 de abril de 2008

De mayor, niño rico


-Así que tú, ¿de mayor?
-Rico, seré rico.
-¿Y eso?
-Es la mejor profesión.
-Ah, ya. ¿Y no te vas a preparar o estudiar para tener un oficio?
-¿Pa'qué?
-No sé, para...
-Mis padres tienen dinero.
-¿Y?
-Mira, este polo es de Jilfiguer. Y las sandalias, Geox, Y el balón es oficial.
-Anda, mira.
-Y además, soy guapo. Me lo dicen mucho.
-Y modesto.
-Y eso ¿qué es?
-No, nada, déjalo.
-Pues eso, que con el dinero de mis padres y siendo guapo, ¿pa'qué voy a estudiar?
-Sí, claro, visto así...
-Y larga, que mis padres están a punto de llegar, y no les gustan los extraños.
-¡Qué niño tan rico!
-Sí, eso también me lo dicen bastante.

lunes, 7 de abril de 2008

Ser perfecto


-Vosotros no lo sabéis, pero cada vez que me dais forma de nuevo, volvéis a crear a un ser perfecto, que todo lo tiene, que lo ha sido todo a lo largo de los siglos. Agua, nieve, hielo, vapor. Soy en cada uno de esos estados, y en todos ellos adquiero fuerza y vigor. Soy proteico,mi paciencia es inagotable, y sobre todo me precio de ser muy consciente de mi naturaleza. El estoicismo que mantengo es la fuente de mi sabiduría. Sé que broto, que muero, que me transformo, que resurjo a cada poco, y todo sucede siempre sin que nada dependa de mi voluntad. ¿A qué buscar, entonces, la sensación de independencia, de autonomía, de libertad? Soy flexible, soy maleable, encajo en el molde de cualquier mano, ya sea como agua, como nieve, como vapor. Soy el ser más cambiante del universo, pero sólo veis mi cara en situaciones como ésta, aunque mi rostro sea variable, sonriente o grotesco, y mi cuerpo se deshaga mansamente por efecto del calor. He aprendido a morir tantas veces que creo que soy quien mejor sabe vivir.

lunes, 31 de marzo de 2008

Persistencia del error


A quienes nos adornan determinadas cualidades para enmascarar otros tantos defectos -no necesariamente menores-, algunas personas nos tratan de forma abusiva: quiero decir que abusan de uno. En mi caso personal han abusado mucho. Eso sí, cada vez menos. Pero al principio, como uno tiene una gran capacidad de escucha, fui asaltado con frecuencia iterativa para volcar sobre mí toneladas de palabras sobre problemas de muy diversa índole, pero que se pueden resumir en una palabra: insatisfacción. Bien por el trabajo, por los hijos, por los maridos, por las parejas, por los padres, por las madres, por uno mismo. Yo, de natural práctico, no concibo un problema sin un intento de solución, por lo que tras la escucha pertinente, procedía, con la ingenuidad más inocente, a dar los consejos que visto desde fuera parecían los más adecuados a cada caso. Poco tiempo después, descubría asombrado que nada de lo aconsejado se había intentado siquiera. Y no con una persona sola, sino la mayoría proseguía con su insatisfacción, pero la mayoría se obstinaba en no hacer nada; eso sí, nadie perdía ocasión de soltar lo mal que estaban. Por ello deduje (yo solito, eso sí) que lo que la gente que me confiaba sus problemas, en realidad, no me contaba sus problemas, sino que volcaba su mierda interior en mí, tomándome como basurero ocasional, que sale mucho más a cuenta que contratar un psicólogo de pago. Después de unos años, comprobé la exactitud de mi deducción y decidí callarme, cuando me contaban todas esas miserias encadenadas. Me di cuenta de que no se sentían igual de satisfechos, pero también sentía que ni era mi estilo, ni me encontraba bien tampoco yo. Así que, después de algún tiempo, determiné pasar de todo y no conceder audiencias de las de "volcado unilateral" sino a los muy-muy-íntimos. Desde entonces, estoy mucho más solo, pero nunca estuve mejor acompañado. Ni tan feliz.

domingo, 16 de marzo de 2008

Zapatitos


-¿Y qué, qué tal? Hacía tiempo que no os veíamos
-Pues ya veis, la última vez en otra boda.
-Sí, la verdad es que ahora es de lo poco que nos saca de casa, pero cada vez nos aburre más, no sé si me entendéis.
-De sobra, sí. Nosotros también estamos hartos de tanto paripé.
-Pero, bueno, al menos nos vestimos bien para la ocasión.
-Querrás decir que "nos visten".
-Por supuesto, qué susceptibles sois. Claro que nos visten. Y bien. Ya la conces, cómo se pone en estas ocasiones.
-Pues anda, que nosotros ya bien quisiéramos, ya. Ya nos ves cómo venimos.
-No sabéis lo que decís. Comentáis eso porque no tenéis que embutiros en unos modelos que pintan bien en las revistas, pero que a la hora de la verdad te ahogan la piel.
-Pues nadie lo diría, así, de pronto.
-Todo es probar, os lo aseguramos. Esta vez fueron unos "manolos", por lo que dio a la chiquilla. Y no te quiero decir nada: la sangre no nos llega a los dedos.
-Pues fíjate que se os ve monísimos.
-Anda, que menos mal, porque si encima que estamos a punto de fenecer, ni se nos mirara al tacón...
-Claro, y además con esos tacones tremendos...
-...que es como ir todo el día de puntillas y sin poder moverse para nada, porque ¡son rígidos!
-¿Rígidos? Madre, eso sí que debe ser dolor.
-Y no quieras saber cómo van nuestros juanetes, porque son de estreno, y todavía no dio tiempo a que den de sí. Os podemos hablar de milagro, porque no nos llega el aire al resuello.
-¡Pobres!
-Bueno, sí, imagina. Claro que como ella es de las que piensan que para lucir hay que sufrir...
-En fin, menos mal que llega la novia, que ya era hora.
-Sí, a ver si acaba de una vez este suplicio, que ya no estamos para ciertos trotes.
-Pues que os sea leve.
-Ni siquiera eso, porque con lo que pesa, la condenada...

AVISO A VISITANTES

Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.