miércoles, 28 de septiembre de 2011

PARA VER MÁS CERCA, MÁS LEJOS


domingo, 25 de septiembre de 2011

MICRORRELATO


POR TODO LO QUE FUE 

Y no lo olvides nunca, no des marcha atrás, no desfallezcas. Acaso tengas recuerdos, y los sentimientos broten de forma traicionera. Es probable que vuelvan de nuevo a tu mente aquellos tiempos de cielo azul coronando las montañas; la casa de piedra y pizarra donde fuimos acogidos tras nuestro exilio en Francia; el olor a la comida recién hecha que envolvía cada habitación y a ti te hizo adorar para siempre los huevos fritos con pan de escanda; las conversaciones alrededor de la lumbre en aquella cocina estrecha y renegrida, dando cuenta de los sufrimientos de la guerra, ella los suyos, nosotros los propios, pero también haciendo planes para vivir, para mejorar. Sí, seguro que en el último momento  tienes la tentación de ceder al pasado, a lo que entonces fue nuestra vida cotidiana, a la tradición de la familia. Por eso te lo recuerdo, una vez más. No cedas, no desfallezcas, no digas “no puedo hacerlo”. Actúa, termina lo acordado: pon fin a sus días sin vida. Ella no merece morir de esa manera. Ahora que sólo es un cuerpo, la abuela debe irse como la señora que siempre fue.
Del libro Micrólogos

miércoles, 21 de septiembre de 2011

LECHE FLUVIAL

domingo, 18 de septiembre de 2011

MICRORRELATO

EXIMENTE

Su ansia de venganza contra el colegio de curas databa de mucho tiempo atrás, pero cobró realidad aquella tarde, cuando, rojo de ira, se lanzó a arengar a sus compañeros, los cuales quedaron muy impresionados por sus razones y sus palabras. Cuando concluyó su discurso, se decidió a dar un paso más. Tomó una piedra de un parterre cercano, y tras sopesarla un par de veces, la arrojó contra el rosetón de la portada sur, produciéndole un boquete notable. A continuación, los demás, inflamados por sus palabras y animados por su gesto, comenzaron a hacer lo propio. En pocos minutos, no quedaba una ventana intacta en aquella iglesia, famosa por sus conjuntos vitrales. Los religiosos llamaron a las fuerzas del orden que, pese a la desbandada, todavía  pudieron alcanzar a varios. El protagonista, en cambio, se presentó sin resistencia alguna ante los guardias, que lo detuvieron en el acto, acusado de ser el cabecilla e instigador de los desmanes. Al ser interrogado, sorprendió a todos declarándose por completo inocente de los hechos que se le imputaban. Como a continuación se le mostraran las imágenes de las cámaras de seguridad donde se mostraban sus acciones, él adujo que ahí tenían la prueba definitiva, ya que en esas cintas se podría verificar que él había tirado la primera piedra, y por tanto se hallaba eximido de toda culpa, como tanto le repitieran en otro tiempo.
Del libro Micrólogos

miércoles, 14 de septiembre de 2011

MÚLTIPLES FACETAS DE RETRATO


domingo, 11 de septiembre de 2011

MICRORRELATO

EL NIÑO YA NO ESTÁ

El niño se tapa la cara y los ojos con las manos. “Ya no estoy”, piensa. Pero nota que nadie le hace caso, que todos siguen a lo suyo, y que hay un silencio que lo remueve todo. Abre los dedos, y a través de ellos ve a su familia con unos cuantos amigos, pero casi nadie habla. Sólo gestos que no comprende. Es muy pequeño, y no comprende, pero él no lo sabe todavía. Sólo lo intenta de nuevo. Entonces se tapa con mucho aspaviento, colocándose en medio de la sala al lado de las flores. Con la cara tapada, ahora no sólo lo piensa: también lo dice en voz alta: “¡Ya no estoooy!”, pero nadie le presta la menor atención, y el niño se empieza a preocupar, porque él sabe que cuando se tapa la cara, desaparece, y los demás no pueden verle, pero sí oírle. Por eso no entiende nada, y menos que su madre esté en medio de un sofá tendida, como muerta, aunque su tía y su padre la están abanicando y diciéndole cosas, pese a que lo hagan llorosos y compungidos. Justo como empieza a estar él, porque se siente solo, desamparado, ya que nadie le hace caso. Al final, repara en que dos mujeres entran al salón y la más joven le dice al papá muy cerca de su cara: “Ya está dentro; ahora lo sacan”. Cuando éste se levanta, la madre también se incorpora, y al darse cuenta de la situación, estalla en un llanto desgarrado que al niño le parece inabarcable, excesivo. “Mi cielo, mi ángel querido. ¿Por qué, por qué? ¿Por qué ya no estás?”. El niño sonríe un poco y se tapa y se destapa alternativamente los ojos, como siguiendo el juego que parece retornar a las reglas de costumbre. Pero nada es ya como antes. Sin embargo, tardará todavía un tiempo hasta que se dé cuenta de ello, pues la madre no podrá verlo, ni lo encontrará a su lado, ni volverá nunca a acariciarlo, a mimarlo, porque el niño ya no está con ellos. Porque el niño desapareció ya para siempre.
Del libro Micrólogos

miércoles, 7 de septiembre de 2011

ALCÁZAR NOCTURNO, DE DÍA


domingo, 4 de septiembre de 2011

MICRORRELATO

PICADILLOS

La agotadora tarea del despiece le había dejado exhausto y sudoroso. Notó también que se le había despertado bruscamente el apetito, y decidió que la ocasión bien merecía un homenaje. Dejó los cuerpos restantes desparramados por el suelo, troceados y deshechos, aunque alguien con mentalidad sensible y objetiva habría detectado un calculado orden en la disposición, como de cuadro abstracto, matérico, de tonos cálidos, suaves, sobre fondo rojo intenso. Una ducha relajó su ansiedad y aclaró sus dudas. Terminó de acicalarse y se dirigió a un restaurante cercano, famoso por sus carnes a la parrilla. Pidió una ración grande de picadillo fresco bien adobado. Cuando lo probó, asintió con un gesto admirativo, pero en voz baja musitó para sí, seguro de sí mismo: “el que he hecho yo es mucho mejor, más intenso, más inusual, más artístico, ¿dónde va a parar?”. Nadie lo escuchó. Ni siquiera el camarero. Nadie pudo, por tanto, ni confirmar ni replicarle. A cambio, cuando terminó el banquete, pudo proseguir su tarea en la soledad más creativa, cercana a la impunidad.
Del libro Micrólogos

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