POR TODO LO QUE FUE
Y no lo olvides nunca, no des marcha atrás, no
desfallezcas. Acaso tengas recuerdos, y los sentimientos broten de forma
traicionera. Es probable que vuelvan de nuevo a tu mente aquellos tiempos de
cielo azul coronando las montañas; la casa de piedra y pizarra donde fuimos
acogidos tras nuestro exilio en Francia; el olor a la comida recién hecha que
envolvía cada habitación y a ti te hizo adorar para siempre los huevos fritos
con pan de escanda; las conversaciones alrededor de la lumbre en aquella cocina
estrecha y renegrida, dando cuenta de los sufrimientos de la guerra, ella los
suyos, nosotros los propios, pero también haciendo planes para vivir, para
mejorar. Sí, seguro que en el último momento tienes la tentación de ceder al pasado, a lo
que entonces fue nuestra vida cotidiana, a la tradición de la familia. Por eso
te lo recuerdo, una vez más. No cedas, no desfallezcas, no digas “no puedo
hacerlo”. Actúa, termina lo acordado: pon fin a sus días sin vida. Ella no
merece morir de esa manera. Ahora que sólo es un cuerpo, la abuela debe irse como la señora que siempre fue.
Del libro Micrólogos
1 comentario:
La eterna lucha entre la dignidad y la moralidad, entre la añoranza de la vida que fue y la realidad desoladora de hoy. La terrible toma de decisiones.
Muy bien plasmado en pocas líneas.
Un besito.
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