jueves, 22 de mayo de 2008

El viajero


El viajero aguarda durante largo rato, anclado a su equipaje. Nada en él permite advertir atisbo alguno de prisa, o ansiedad febril que le impulse a marcharse. Espera con la paciencia de quien ya ha comprendido que viajar no es sino moverse por el interior de uno mismo, proporcionarse nuevas emociones que brotan de la propia mente, y dejar que los ojos se engañen con las apariencias de nuevos paisajes, nuevas caras, nuevas ciudades. Lo hace con parsimonia y movimientos lentos, pues su experiencia se ha curtido a lo largo de los años, vinculándose a muchos lugares distintos, que son siempre el mismo. Viaja con gran impedimenta, porque es un viajero fuera del tiempo, de otra época, con mentalidad poco moderna, pues el viajero está fuera del tiempo o se halla en otro tiempo y, pronto, en otro lugar. El viajero sabe que en breve será transportado a otro sitio, pero su cabeza, su pasado, su carácter, su mirada, sus intereses, sus recuerdos, serán los mismos. Su paciencia obtendrá fruto, y el pitido del tren le indicará que su cuerpo podrá acomodarse en su asiento durante unas horas. Podrá, entretanto, jugar a adivinar dónde va a bajarse, pues es un dato que desconoce. Habrá de ser en algún punto antes del final de la ruta que marca su billete. Aún desconoce dónde será, pero sabrá que en algún momento, mientras apure la belleza de algunos versos de Withman o se esté volviendo a entusiasmar con la intensidad de algún relato de Kipling, un chispazo en su cerebro le hará levantar la vista, decidirse de inmediato y asegurar que durante un tiempo, toda su vida tendrá cabida por entero en aquel remoto y azaroso lugar. El viajero dejará de ser viajero por poco tiempo. Su esencia le bullirá al poco en los adentros. Empacará de nuevo su gran equipaje, tomará otra vez el camino de la estación, y aguardará con paciencia infinita, otra vez, el pitido del próximo tren.

4 comentarios:

la cocina de frabisa dijo...

Una de las fotos más bellas de los últimos tiempos.
Imprescindible ampliarla. Sencillamente me ha enamorado.

El relato no le va a la zaga, tiene un gran nivel literario en todos los sentidos. Me gusta la cadencia que le has otorgado.Ese toque melancólico del que no sabe donde llegará, del que no tiene quien le aguarde. El que todo lo lleve en ese equipaje porque no necesita más. Sus lecturas que duran el tiempo que su espiritu le empuja a levantar la vista y apurar su llegada a lo desconocido.
Fantástica entrada, me ha rechiflado.

un besazo

Ana Vázquez dijo...

Siempre es importante no dejar de coger ningún tren porque todos son oportunidades y sólo pasan una vez en la vida. Los viajes pueden y deben cambiarnos, pero casi siempre es mejor los cambios porque nos enriquecen. Este viajero partirá con muchas maletas y volverá con miles de recuerdos.

Un beso.

Mármara dijo...

Me ha encantado este fragmento: "Espera con la paciencia de quien ya ha comprendido que viajar no es sino moverse por el interior de uno mismo, proporcionarse nuevas emociones que brotan de la propia mente, y dejar que los ojos se engañen con las apariencias de nuevos paisajes, nuevas caras, nuevas ciudades", aunque he de reconocer que "dejarse engañar" por los nuevos paisajes, las nuevas caras, las nuevas ciudades... resulta muy gratificante para el alma.

Cher dijo...

Un relato muy bien escrito, que deja un transfondo petrificado y melancólico como la misma foto.
Para ser un buen viajero hay que hacerlo ligero de equipaje; y cuando se "ancla" uno/a a las vivencias pasadas, a los conceptos adquiridos y no se permite una locura disciplinada se muere a la chispa de la vida (que no deja de ser un viaje)
Aquí te dejo, a modo de reseña, un texto de un autor que los dos conocemos:
Decálogo del viajero.
*Intenta siempre el salto a lo desconocido, aunque caigas de cabeza y te denuques.
*El viaje es un fin y no un medio. Muevete sin meta.
*No viajes en línea recta. Sigue el esquema sin sistema del laberinto.
*Procura seguir en tu viaje un camino de perfección.
*Viaja a solas o, en el peor de los casos, si así lo exige tu ley, llévate como compañero de viaje a una persona del otro sexo (o del mismo, si eres homosexual).
*!Ultreya!(lo que significa, como saben o deberían saber los peregrinos jacobeos, más allá).
*Recuerda que la vida y la muerte son viajes, y actua en consecuencia.
*El viaje es el arte del encuentro y, en última instancia, del encuentro consigo mismo.
*No le digas tu canción sino a quien va contigo.

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