jueves, 29 de mayo de 2008

Ambición desmedida


Contaban en ese pueblo que aquel gallo no estaba allí arriba por casualidad, sino como resultado de un comportamiento pernicioso para todos, incluido para él. Referían las crónicas de antaño que desde polluelo había tenido una infancia normal y que su paso al estado adulto no había dado ninguna nota fuera de lo común. Pero una primavera, aquel gallo ya no se contentó con despertar a todos con su canto mañanero. Tampoco le bastó dominar a sus gallinas, como es de ley en su especie. Ser el jefe del corral le parecía poco. Y dejó sus tareas para concentrarse en otras que él consideraba de mayor altura, como subirse al cable de la luz del mismo modo a como hacían el gavilán o los vencejos, y observar cuanto sucedía a sus pies. Decían que también le dio por pensar o filosofar, y que ya no montaba a sus hembras, lo cual fue hecho digno de comentario. Después se fijó en el nido de las cigüeñas, y cuando éstas iban a comer o a inspeccionar la zona, él se encaramaba a lo alto de su nido, y muy ufano se pavoneaba recorriéndolo de cabo a rabo varias veces, con aire marcial y seguro de sí mismo. Pero nada le satisfacía a plenitud, porque su mirada estaba puesta en el pico más alto de la torre de los Hernando. Un buen día, y de varios trancos, que le costaron lo suyo, se encaramó a dicho lugar. Desde lo alto, la visión del pueblo le pareció maravillosa: se sintió un dios, alguien a quien nadie podría alcanzar, aunque se lo propusiera. Y, en efecto, nadie lo alcanzó. Lo que lo hizo fue un rayo de potencia mediana, proveniente de una tormenta repentina, que lo carbonizó en el acto. Pero el relato de cómo lo descubrieron y bajaron, y colocaron en su lugar una veleta conmemorativa con su figura, es ya otra historia, y no será contada a continuación.

5 comentarios:

Belén dijo...

Je... que golfillo el gallo, no si trepas hay en cualquier especie animal...

Besicos

Anónimo dijo...

Un gallo de altos vuelos,y revoltoso, se empeñó en divisar desde lo alto y lo consiguió así lo parta un rayo.
Y una vez ya asado cuando lo bajaron se lo comieron al igual que en algun otro relato tuyo?
JaJaJa besos.M.T.

La Gata Coqueta dijo...

Hola! ¿que tal?, pasaba por el blog de ALU,que me envio de despedida un (besín)y me llamo mucho la atención.

Luego me he fijado que el anterior blogero, le enviaba (besines) y pensé este tiene que ser otro Asturiano...No solo lo eres como yo; y para más señas de Aviles, a si es que pisamos las mismas calles.

Su blog en bueno, y esta muy trabajado, las fotografias son estupendas, la historia del gallo
como veleta es muy grata.

A sido un placer saludarle.

Ana Vázquez dijo...

Quiso ser veleta por casualidad, un día le entró la curiosidad y cuando estaba en lo alto, los demás se pusieron celosos y decidieron congelar su imágen para poner su figura delante de todos y castigarlo por su comportamiento altanero.

Sibyla dijo...

Eso es lo que tiene, arriesgar más de lo que nos permite nuestras capacidades...

Pero en el caso del gallo, quedó inmortalizado, para los siglos de los siglos!

Besines:)

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