Los museos y los libros no deberían ser realidades desconectadas, sino que deberían ser complementarias: que los primeros se apoyen en los segundos para crecer y estimular; que los segundos beban de los primeros para ofrecer nuevas perspectivas.
Cabe conjeturar que el museo ideal fuera aquel que mostrara una forma de libro abierto y cuyo contenido no le fuera a la zaga (como a menudo sucede). Puestos a pedir, sería bueno que hubiera dos versiones, una en blanco y negro, para estetas puristas y otra en color, para estetas realistas. Eso sí, una al lado de la otra, no demasiado lejos, para poder escoger con libertad.
Cabe conjeturar que el museo ideal fuera aquel que mostrara una forma de libro abierto y cuyo contenido no le fuera a la zaga (como a menudo sucede). Puestos a pedir, sería bueno que hubiera dos versiones, una en blanco y negro, para estetas puristas y otra en color, para estetas realistas. Eso sí, una al lado de la otra, no demasiado lejos, para poder escoger con libertad.
2 comentarios:
Magnífica metáfora. Un Museo que imagina un libro. Ambos me fascinan y la recreación visual me transporta a momentos intensos y deliciosos. Lo clásico y lo contemporáneo se conjugan en una misma imagen, una pareja ideal para surcar los caminos de nuestro intelecto.
Un acierto grande, combinar fotografía y palabra. Un doble placer para quienes te seguimos.
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