Los surferos se adelantan a todos. Por encima de las cabezas de quienes les observamos atónitos, sus tablas divergen en su carrera infinita sobre la ola eterna. No se mueven, pero todos les vemos cómo se deslizan, cómo compiten por tomar mejor la entrada, por arquear mejor su musculatura de metal, por equilibrar sus proporcionados miembros. Día tras día, los surferos nos deleitan en una carrera que nadie inició, pero a la que se vieron abocados sin posibilidad de elección. De día y de noche, con sol y bajo el agua, su simétrica asimetría no nos mueve a una reflexión, sino a seguir contemplándolos, imaginando quién antes, quién más tiempo. Los surferos, es evidente, nos llevan mucha ventaja: se nos han adelantado a todos.
4 comentarios:
Cabe decir que la escultura es movimiento por si misma, al menos eso sugiere, pero el toque de la noche y el efecto de las luces, le otorgan mayor velocidad. Ligeramente desdibujados por efecto de la cámara, las tonalidades de los cuerpos y del mar y tu pericia como fotógrafo nos regala una imagen distinta. Enhorabuena.
¡Qué bonita!Espero nos cuentes para los qué no sabemos donde está realizada.Claro que nos llevan ventaja como dices mientras compiten en esa carrera sin fin son testigos mudos de bullicio y soledad a su alrededor,punto de encuentro de tanta gente,donde quedamos?Allí donde los surferos los qué están en todos los amaneceres y atardeceres en una inmensa ola interminable.M.T.
Me encanta la fotografía. Con esos matices de color y la sensación de movimiento queda una foto muy viva. Respecto a los surferos hacen cosas increíbles y... además los hay muy monos...
Los surferos aquí retratados forman parte de una fuente que se encuentra en La Coruña, frente a la playa de Riazor. El agua que sale lo hace por debajo de las tablas y simula las olas sobre las que cabalgan.
Y, sí, movimiento es lo que intentaba transmitir, así que si lo captasteis, la foto ya cumple.
Gracias por vuestras palabras, vuestro apoyo y vuestros ánimos.
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