lunes, 24 de marzo de 2008

La mirada del ciprés


El viejo ciprés contemplaba desde su posición cómo habían ido creciendo los cipreses más jóvenes, todos tan iguales, tan distintos. También, tan alejados de él, como para dar la impresión de que eran seres independientes, lo cual era cierto, pero él sentía que de alguna forma eran algo suyo, que transmitirían algo de lo que él era y dejaría de ser no durando mucho. Los veía recortarse sobre el cielo limpio, bien alineados, pero con alturas y apariencias diferentes, aunque las apariencias fueran otras a simple vista. Los veía jóvenes, pujantes, con la forma sin deshilachar apenas, con las ramas tensas llenas de hojas tersas y verdes. Al otro lado, la mirada le mostraba la presencia de unas ruinas romanas, que le retrotraían a otro tiempo que fue también señero, pero que ahora no era más que un conjunto heterogéneo de piedras que dejaban imaginar más que vislumbrar lo que antaño fueron. Reparó también en la tierra, reseca, sedienta de un agua que no caía desde hacía meses. Todo eso miraba el viejo ciprés, y la conjunción de esas miradas le inundaba de una recia melancolía que hacía más estrechos los vasos que regaban sus ramas. Esa melancolía fue dando paso a una laxa somnolencia, a una relajación de sus pensamientos. Poco a poco, el ciprés sólo fue una figura recortada sobre el horizonte, una sombra que ya no miraba, que ya no soñaba, que ya no vivía.

4 comentarios:

la cocina de frabisa dijo...

Independiente es un adjetivo ideal para estos árboles. Siempre que les veo, recuerdo Italia donde abundan.

El relato descubre tu admiración por los cipreses, les otorgas calidez, distinción, elegancia..... seguro que son poseedores de todo ello, lo son desde el momento en que tú lo ves.

Un beso

Mármara dijo...

¡Ay, Pichón, qué melancolía más grande, hombre! Hasta me he sentido ciprés...

Lyra06 dijo...

Nunca pensé que de una foto tan sencilla se pudiera extraer una historia semejante. Me ha gustado, aunque al ser tan independiente estaba un poco triste el ciprés... Un beso!

Anónimo dijo...

!Pobre viejo¡contemplando como se le escapa la vida lentamente y siguiendo el recorrido diario de los cipreses jovenes a los qué él mira como sus nietos ,como sus protegidos algo suyo.En fin la vida es un continuo ir y venir él se va y los más jovenes toman su puesto pero su estirpe no morirá .....llegarán otros.M.T.

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