(...) Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
(...) Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.
(...) ¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?
(...) Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos (...).
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
(...) Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.
(...) ¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?
(...) Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos (...).
4 comentarios:
Solo cuando se muere, se descansa, que razón tienes...
Besicos
“Las Coplas” por la muerte de su padre, era una lectura obligada en mi época estudiantil, no se si ahora continúa siendo así, creo que no.
Tuvo por mote y lema el conocido "ni miento ni me arrepiento", que me fascina.
Es impresionante que se escribiera en la Edad Media y hoy podamos entenderlo con tanta facilidad.
Que lindo recordarlo.
Anónimo, sí que continua siendo una lectura obligatoria. Te lo puedo asegurar. Yo le tengo cierta manía a este hombre porque es muy religioso (y no lo llevo) y muy depresivo. Aunque se diga que no, que carpe diem y que todo bien, a mi me deprime. Eso sí, la foto (¿es de una tumba?) es bonita.
El pobre de J. Manrique estaba deprimido cuando escribió esta maravila, seguro, lo que pasa es que él no lo sabía porque esto de la depresión es relativamente moderno, pero está bien recordarlo de vez en cuando porque ...¡qué poquito vivimos aún viviendo mucho...!
Cuando morimos, descansamos, dice la copla, pero,¿ha venido álguien desde Allá a ver qué tal se está...?
Eso me causa mucho respeto y algo de desasosiego, así que, ya que Dios nos dió la vida a ver si la disfrutamos al máximo y bien...
Ahora, en gran fiesta por aquí en Valencia, no quiero pensar que:..." nuestras vidas son los ríos que van a parar al mar, que es el morir..." o algo así que ya se me olvida.
Un abrazo.
Publicar un comentario