domingo, 9 de octubre de 2016

ANTICIPACIÓN (MICRORRELATO)

Después de tantos sacrificios, tantos besos, tantas súplicas, tantos intentos por reconducir la situación, terminé enterándome de que, en efecto, como me anticiparon, ella tenía un amante. Casi enloquecí y tardé un día entero en reaccionar. Aun así, logré reponerme. La curiosidad me abrumaba. Debía saber quién era, por qué él y no otro, qué intenciones albergaba con ella. Un mundo de preguntas que ansiaba respuestas. Unos cuantos días después y mucha paciencia en pro de la causa dieron sus frutos con precisión. El panorama no resultaba nada halagüeño. Al contrario, era desolador. El tipo era alto, guapo, atlético, culto, de buena familia, educado, refinado, con fortuna propia y posesiones envidiables, en una posición social muy elevada con respecto a la nuestra. Era un tipo inteligente, encantador, atractivo en todas sus variantes. El panorama, no, no era favorable ni propicio a la esperanza: era un yermo desolador que terminaba en un abismo. ¿Y yo? En la comparación, no había registro en que yo ganase, faceta en que yo pudiera sobrepujar tal ventaja. Aun así, no me rendí. Me puse a pensar, a encontrar resquicios de salvación. Pasaron varias semanas. Al final, determiné que sólo podía decantar la balanza en mi favor pensando con anticipación. Sí, debía anticiparme a mi rival. Anticiparme a saber su itinerario cotidiano de vuelta a casa, anticipar la curva más peligrosa y con menos peralte a la entrada de un viaducto, anticipar la compra de suficiente cantidad de aceite, anticipar el modo de arrojarlo sobre la vía en el instante adecuado, anticipar el ángulo de caída sobre el precipicio, anticipación del resultado final victorioso. Pero, sobre todo, y dada mi habitual reserva y desconfianza  todo y de todos, decidí que la clave residiera en anticiparme e instalar en su coche un dispositivo que bloqueara por control remoto la dirección e impidiera el giro del volante en el momento preciso. Ahí estuvo la diferencia, ahí hallé mi ventaja: en la anticipación.

Del libro inédito Micrólogos, 2012.


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