Visitaba el casco viejo. El viento acuchillaba mi cara y la ropa que llevaba no era la más adecuada para aquel brusco enfriamiento. La leche del desayuno empezó a girar dentro de mi estómago como si de un maelstrom se tratara, y, consecuentemente, mi cabeza lo siguió con una obediencia digna de una pactada sumisión. La belleza de aquellas piedras contrastaba con la soledad de la mañana de domingo, gris y desapacible; pero sobre todo contrastaba con las peripecias giratorias, ondulantes, concéntricas, de mi aparato digestivo, que ya sentía como si fuera un sólo órgano que tocara para mí una sinfonía de bajos de metal oxidado y flatulento. Cuando la perentoriedad a punto estaba ya de derrotar a mi pudor, una mirada casual a lo alto vino a dar ánimos a mi carácter -ácrata-, apesadumbrado por las circunstancias. Aquel cartel resultó mi salvación. Ni que decir tiene que, acto seguido, allí me lo hice -todo- con gran placer gustoso. Mi carácter -cívico, al cabo- quiso abonar la sanción correspondiente, pero ello no fue posible porque tan sólo llevaba encima billetes grandes; creo que de 50 ó 100 euros, o algo así.
miércoles, 5 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
AVISO A VISITANTES
Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.
3 comentarios:
Entiendo qué te confundieran los giros qué daban tu estómago y cabeza a la vez y aquel cartel para tí fué la solución.Pero te diré qué si seguias la calle un poco más abajo un cartel más actual avisaba:Debido a la evolución de los tiempos tenemos cambio de 50 a 100 euros y admitimos tarjeta de crédito, asi qué no creo qué tarde en llegarte la sancion a casa y encima con recargo.M.T.
Casi me meeeeeeoo de la risa, jajjajajjajajajjaaja. Te he imaginado perfectamente.
Escatológico tu relato de hoy, pero con semejante cartel, no ha lugar más que hacerle honor. Además, por dos pesetas, oyessssssssssssssss, que tampoco es cuestión de aguantarse, jajjajajajajjaa.
Conectamos mucho con el sentido del humor. Ayyyyyyyyyy esa acidez no me extraña que te pase factura, aunque no sea más que de dos pesetas. Besos
jajajajajjajaja
Pues haber dejado el billete de 50 euros hombre, que el ayuntamiento seguro que le hace buen gasto jajajajajajajaj
Besos
Publicar un comentario