Ya cuando nació, detectaron que el becerro no era bien de su tiempo, y que le faltaba un agua, o mejor dos primaveras de las de antes, bien lluviosas. Cuando fue novillo, los demás miembros de la manada comprobaron que no se integraba bien, que andaba a su aire raro, y que le privaba jugar a las canicas o al escondite inglés con los chicos de la dehesa. Con todo, lo que más le gustaba era leerse el Marca y luego comentarlo en compañía de algún intelectual de banquillo, de esos que enmiendan la plana a los árbitros y hacen una selección nacional en un plis plas. Eso sí, cuando ya pudieron todos ver a las claras hasta dónde llegaba su entendimiento es cuando le vieron un día sentado en un poyete y con las patas cruzadas en actitud seria y de grande reflexión. Preguntado por la naturaleza de aquella pose, respondió que favorecía las conexiones del intelecto. Interrogado a continuación por la naturaleza de sus pensamientos, dijo con gran solemnidad que, después de haber pensado mucho, había decidido que quería que lo torease Enrique Ponce, porque era más clásico y más guapo que José Tomás, que estaba más loco y era tan imprevisible que no se sabía por dónde te iba a salir, por lo que no tenía seguridad de poder hacerle una buena faena. Sus compañeros de manada no supieron si administrarle una serie de mamporros con la tranca del Tío del Olivar, suicidarlo por la vía rápida o dejarle en tan intrincada pose, sumido en tan sesudas reflexiones. Como es natural, todos convinieron en que optar por lo último suponía un relajante ejercicio de sabia coherencia.
martes, 1 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
AVISO A VISITANTES
Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.
3 comentarios:
Hola, Eduardo. He ampliado la foto y me he quedado un ratito mirándola.
Es de esas fotos que “no corresponden” y por tanto te quedas viéndola hasta que logras colocarla dentro de tu cabeza con un cliché diferente.
Realmente la foto es muy buena, no solo por lo original sino por el desenfoque del fondo que le otorga mayor preponderancia a la figura del Toro.
El relato dentro de tu mejor línea, agudo, ácido, ágil, interesante y entretenido. Muy bueno.
Hoy, la foto y el relato están (a mi modo de ver) a la par en cuanto a nivel. Hay días que te sales.
Un beso
Este toro piensa mas que muchos toreros...
Ais ya lo tuve que decir :(
Besicos
Vaya!cuando ví la foto me hizo gracia no sabia sí es qué el toro bailaba flamenco o le habia dado un calambre.El relato ya ni te cuento muy simpático,sí le faltará un agua pero con esto de qué está todo adulterado ya nada es lo qué era ,ni el agua fresca de la sierra.M.T.
Publicar un comentario