-¡Qué felicidad más grande, Manolo!
-Muy cierto, Maruja, no cabe más.
-¡Y tanto! Un banco frente al mar, que está liso como un plato, y con su barquito y todo, dos copas de cava fresquito, un sol magnífico, con un calorcillo primaveral que ya anticipa el verano, toda una tarde por delante, nuestro amor...
-Ay, sí, qué razón tienes. Debemos aprovechar.
-Sí, sí, el presente, antes que nada.
-Eso. Una pena, en cambio, que a la noche debas regresar con tu marido, porque si no, la cosa sería insuperable.
-Así es, qué rabia. Claro que también tú debes pernoctar en la cárcel a diario, y eso eso nos fastidia bien.
-Desde luego, pero, ¡vamos!, eso no es nada con los tres meses que llevo yendo por las tardes al hospital por la neumonía de mi madre y la rotura de cadera de mi padre, que eso sí que nos ha privado de estar juntitos.
-Es que estas cosas nunca vienen solas. Pero no olvides lo de la libertad condicional de mi Ramón, que lo volvieron a pillar, y para colmo ahora la Merceditas volvió a casa, dice que embarazada de no sé quién del Moro.
-Pero, bueno, amor, que no decaiga, mira qué tarde tan bonita hace, cómo brilla el sol
-Es verdad, qué felicidad más grande, vida mía.
-Muy cierto, Maruja, no cabe más.
-¡Y tanto! Un banco frente al mar, que está liso como un plato, y con su barquito y todo, dos copas de cava fresquito, un sol magnífico, con un calorcillo primaveral que ya anticipa el verano, toda una tarde por delante, nuestro amor...
-Ay, sí, qué razón tienes. Debemos aprovechar.
-Sí, sí, el presente, antes que nada.
-Eso. Una pena, en cambio, que a la noche debas regresar con tu marido, porque si no, la cosa sería insuperable.
-Así es, qué rabia. Claro que también tú debes pernoctar en la cárcel a diario, y eso eso nos fastidia bien.
-Desde luego, pero, ¡vamos!, eso no es nada con los tres meses que llevo yendo por las tardes al hospital por la neumonía de mi madre y la rotura de cadera de mi padre, que eso sí que nos ha privado de estar juntitos.
-Es que estas cosas nunca vienen solas. Pero no olvides lo de la libertad condicional de mi Ramón, que lo volvieron a pillar, y para colmo ahora la Merceditas volvió a casa, dice que embarazada de no sé quién del Moro.
-Pero, bueno, amor, que no decaiga, mira qué tarde tan bonita hace, cómo brilla el sol
-Es verdad, qué felicidad más grande, vida mía.
6 comentarios:
Nadie podría imaginar a la vista de la romántica foto la tormentosa vida de ambos protagonistas.
Divertidisimo el relato, me he reído un rato. Muy bueno. Felicitaciones por la foto y el relato.
Un besito
P.D. Arriba te han colado un virus.
Las pequeñas cosas.
Pues mira, que envidia si señor... porque joe... hay que ver las vidas que hay por ahí y aún son capaces de ver lo bonito :)
besicos
Así Así, muy bien sí lo importante es vivir y disfrutar el momento, no cabe duda ,disfrutar del mar,el sol,el revolcón y lo qué venga bien.Luego ya llegará la rutina ,los problemas,la madre enferma,la hermana embarazada,la hipoteca etc.Pero se va llevando se piensa en el siguiente momento ésta vez porqué no qué se vayan a la montaña y a disfrutar el dia si él qué no se conforma es porqué no quiere.M.T.
Es lo que tiene, la nada cotidiana.
Nada es perfecto, siempre hay alguna cosilla ...que empaña la dicha total!
(jajajaja)
Besines:)
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