Asomados al balcón, contemplaban la vida con la placidez de los amantes eternos y correspondidos. Todo se desarrollaba allí debajo, a sus pies, mientras permanecían ajenos a todo su bullicio. Creyeron que nadie los veía, que su felicidad era invisible, que podían amarse a la vista de cualquiera. Pero la gente murmuraba, muchos criticaron, y para alguno incluso llegó a resultar insoportable que dicha unión fuera exhibida sin pudor. El concejo deliberó en una sesión secreta. Contrataron a un hechicero, que lanzaría un conjuro para destruirlos para siempre sin dejar huellas. Y así lo hizo una noche de luna nueva, pero su amor era tan grande y su inocencia tanta, que el embrujo chocó con tan grandes sentimientos, que dio lugar a una masa en relieve que todos reconocieron, que todos siguieron viendo, condenados a la eternidad de la piedra.
miércoles, 6 de febrero de 2008
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6 comentarios:
¡Qué romantico!Dos amantes asomados a la ventana intentando despertar y volver a la realidad despues de haberse amado,contemplado y querido hasta la saciedad pero....obligados por la vida a volver a su rutina. Quizás uno de ellos amando más qué el otro encargó esa figura para inmortalizar su amor y seguir imaginando......M.T.
Creo que se me fué la olla con tanto amor inmortalizado ya qué repito el comentario sin darme cuenta.Bueno ya nos dirás donde está la imagen por si hay qué ir a ver si se nos pega algo....Ah soy de un pequeño pueblo asturiano y marinero. M.T.
En ella… serenidad… sosiego,
en él, la certeza del pasado tormento,
y ese amor impávido ante los ojos del tiempo.
Linda la leyenda... triste la eternidad de la condena.
Me recuerda al episodio en el que la mujer de Lot, debido a su anclaje al pasado y a su incapacidad de mirar hacia el futuro, es convertida en estatua de sal. Algo así debió de pasarles a estos dos, de tanto contemplar el horizonte, se quedaron de piedra. La imagen, por original, es chulísima. Sin embargo, aunque a ella la veo en una pose soñadora, a él le veo cara de estreñido. Lo siento, Don, el relato es digno de un rato de buena literatura, pero yo con esas caras no les veo tanto amor, si acaso, de aflicción.
La imagen se encuentra en uno de los pueblos de las Merindades burgalesas, Medina de Pomar, y esa escultura se encuentra incrustada en la muralla que circunda "las Torres", que es como se llama el Alcázar de los Velasco, en dicha localidad.
Ya veo que ha obtenido diferentes consideraciones esa pretendida historia de amor. Gracias a quienes aportasteis algo al relato.
Es una imágen muy bonita, que tiene como mensaje principal que el amor todo lo puede, no hay fronteras. Ahora sí, el hombre tiene una cara de mala leche...
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