lunes, 18 de febrero de 2008

De vuelta


Cuando el muchacho se fue a encontrar con los colegas, la sonrisa iluminaba su cara, y los brazos le colgaban tensos mientras sostenían las bolsas de plástico que contenían las bebidas que ingerirían esa noche. "A ese precio, sí se puede". Los amigos con quienes había quedado ya habían llegado al lugar del encuentro, que parecía que había sido elegido por otros grupos con idénticas intenciones. Cada uno había llevado una parte proporcional de alcohol y de pequeños bocaditos con los que ayudar a diluir la ingesta líquida. La noche discurrió, como siempre, hasta la madrugada. Y transcurrió, como siempre, entre risas, alcohol, bromas, alcohol, flirteos, alcohol, música, alcohol, peleas, alcohol, estridencias, alcohol, imaginación, alcohol, ruidos, alcohol, bailes, alcohol, camaradería, alcohol, pastillas, alcohol; todo ello aderezado, como viene siendo habitual, por generosas dosis de alcohol y pastillas.
Cuando regresa, aquel
muchacho ya no es, o es alguien distinto; tal vez más en un orden, menos en otro. Pero, sin discusión, a la vuelta ya es alguien de vuelta de todo; de todo, menos de estar de vuelta.

4 comentarios:

Belén dijo...

Muchas gracias por pasarte a firmar en mi blog... he ojeado el tuyo y me parece super interesante!

Yo tampoco te pierdo la pista eh? ;)

Besicos

la cocina de frabisa dijo...

Sobresaliente relato que pone encima de la mesa una vez más el problema que vive nuestra juventud con el alcohol y las drogas.
El alcohol es usado para facilitar el trato social, que puede llegar a desinhibir frente a situaciones de stress, logrando aparentemente resolver el problema inmediato de socialización, pero arruinando el resto de la vida.
La publicidad propicia la ingesta de alcohol como diversión. Las tragedias que sufren algunos jóvenes están relacionadas con el alcohol. Accidentes automovilísticos, peleas callejeras, violaciones y demás excesos son la mayoría consecuencia del alcohol mezclado con pastillas.

Algunos adultos contemplamos atónitos como algunos padres “toleran” la ingesta de alcohol como un hábito social más. Hoy me he puesto más seria que nunca, el tema es de relevante y peligrosa actualidad. Saluditos

Anónimo dijo...

Foto triste y deprimente pero que recoge muy bien al chico qué ya no sabe ni quien es ni adonde se dirige.Toda esa mezcla de alcohol y pastillas dan lugar a qué se sientan los mejores,los más divertidos,los lideres para luego sentirse despojos humanos,al qué le queda un poco de cordura y no digamos el qué coge un volante y se convierte en un peligro para su vida y para cualquiera que se cruze en su camino.M.T.

Lyra06 dijo...

Qué bonito es ir de botellón, ¿no? Bueno, cuando salgo por las noches lo hago con un grupo escogido de gente porque estamos hartos de que ir a tomar algo (a un pub, no en medio de la calle, que para pasar frío me quedo en casa) signifique emborracharse y cargar luego con los colegas muertos hasta el taxi y en ocasiones, hasta casa. Ya empieza a ser pesadito el tema... y es que, ¿qué son 2,5€?...

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