domingo, 30 de julio de 2017

AGUA COMO ALIVIO Y ESTÉTICA


En estos días, sólo el agua remedia los rigores del calor. A veces, puede lograr incluso que nos alegre la vista, además del ánimo.

En una fuente de Burgos (Castilla y León, España)
Marzo, 2017 ----- Nikon D500


sábado, 29 de julio de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (24)

CASA: Conjunto de espacios poligonales divididos por tabiques verticales que se utilizan para que la visión de los elementos de la naturaleza no interrumpan el monótono discurrir, el tedio bien engrasado de inercia. Y también para vivir, claro, o hacer como que se vive, que acostumbra a creerse que es lo mismo. Y ¡qué va, hombre!, para nada.
CASTIDAD: Pasmosa actuación teatral que suele durar bastante y consiste en simular ausencia de deseos físico-sexuales, cuando lo cierto es que por dentro se reconcomen los higadillos, salvo algunos anormales, que de todo hay en las viñas del mundo mundial. Es prueba que los cargos relevantes de algunas sectas exigen en muchas oposiciones de ingreso en las mismas, sin que ellos se vean obligados a practicarla, como está mandado.
CASTILLO: Modelo de chalé medieval con gran número de estancias, patios y hasta torres y piscina circundante. Como la época no era muy segura, los dueños tenían que gastar mucho dinero en piedra y dejar vivir con ellos a un nutrido cuerpo de soldados (todo ello con motivos defensivos), lo cual hacía la vida un tanto grosera, tanto casi como los modales en la mesa o los muros que lo protegían.
CASUALIDAD: Eso es lo que nos parece y eso llegamos a decir, pero la verdad es que toda aparente casualidad tiene una causalidad. Todo alberga un ramillete de causas en su origen, que tal vez no sepamos desentrañar, pero que existe y que nos asombra y que nos perturba.
CATALEPSIA: Inmovilización del cuerpo que va acompañada de gran actividad cerebral; cualquier artista la desearía, pero tiene el inconveniente de que cuando se piensa a velocidad de vértigo, el cuerpo no responde, y, claro, así no se va a ningún sitio, (ni se crea nada, que es aún peor).
CATAPLASMA: Emplasto-panacea de consistencia blanda y temperatura caliente que se utilizaba antes para todo, dado que no se sabía para qué servía, aunque curiosamente gozaba de una estima que todas las abuelas y tías mayores refrendaban con gran entusiasmo; y amenaza de males innúmeros, caso de no dejarse administrarlos.
CÁTAROS: Herejes desde el punto de vista de la ortodoxia católica (observantes puros de la Biblia, según ellos mismos), plantearon un maniqueísmo absoluto dentro del cristianismo que ponía en entredicho las formas de enriquecimiento habituales del feudalismo eclesial, lo cual no fue tolerado. La cruzada contra ellos (también llamados albigenses -v.-) estuvo marcada por la crueldad a que lleva el miedo, y su rastro se podía seguir por las hogueras encendidas donde fueron quemados sus miembros.
CATECISMO: Librito oscurantista editado por algunas iglesias cristianas que contiene las preguntas que Cristo jamás hizo y jamás nadie le respondió, pero que, al decir de quienes los componen y quienes los encargan, conforman lo más granado de la doctrina de aquél. A muchos siempre les ha picado la curiosidad sobre lo que aquél hubiese pensado sobre este particular; y sobre el hecho de que sus contenidos hayan ido modificándose con el paso del tiempo, ora dulcificándose, ora endureciéndose.
CAUDILLISMO: Tendencia al predominio y abundancia de un determinado tipo de sujetos de palabra tonante y sable proclive a las acrobacias, que acostumbra a hacer alarde de conciencia salvadora en determinadas situaciones, cuando nadie le pide que salve nada, pero que, aun con todo, se empeña en que todos se salven conforme sus dictados imaginan, que suele ser poco y con las consecuencias de siempre. También hay que decir en honor a la verdad que tampoco es que los acaudillados merezcan habitualmente mucho más.
CAZA: Entre los animales, captura de unos por otros para proveerse de alimento; entre los humanos, divertimento desproporcionado sin fin alimentario, resucitador de instintos ancestrales del cuaternario.
Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

viernes, 28 de julio de 2017

OLIFANTE DE GASTON DE BEARN

Un olifante es un instrumento de viento tallado en el extremo de un colmillo de elefante (de ahí viene la palabra) que utilizaban los caballeros medievales, soplando para hacerlo sonar, tanto en tiempos de guerra, como a la hora de cazar.

Quedan pocos originales, y éste que aquí se muestra tampoco lo es, pero es una reproducción del original, tallado en marfil por maestros bizantinos en el s. XII, que se encuentra en el Museo de la Sacristía de la Basílica del Pilar de Zaragoza.

Reproducción del Olifante de Gastón de Bearn en la torre del castillo de Uncastillo (Zaragoza, Aragón, España)
Julio, 2017 ----- Nikon D500

jueves, 27 de julio de 2017

OMNIPRESENCIA DEL FRACASO

Si alguien —yo mismo— se atreviese a llevar a cabo una historia del ser humano, debería intitularla como el último libro de Luis Antonio de Villena: Biografía del fracaso. Creo que no hay otro tema más recurrente en primera y última instancia porque no estamos fabricados del material con que se forjan los sueños, sino de anhelos y deseos no satisfechos, no cumplidos. A mí es uno de los puntos que más me hacen reaccionar, del mismo modo que algunos aromas cercanos y penetrantes. Pienso que, a poco que se profundice, es ése el único material extraíble de nuestro suelo visible y de nuestro subsuelo menos visible. Todos los temas no son más que múltiples, infinitas variaciones de su propio desarrollo, abordado desde innúmeras posiciones y desde perspectivas a menudo inverosímiles y enmascaradoras que actúan como opiáceos evanescentes. Pero todo es fracaso. Todo. Empezando por mí.

En el Diario inédito Instantes intestinos e inconstantes, entrada de 21 de Septiembre de 1997

miércoles, 26 de julio de 2017

SAN MARTÍN DE MONDOÑEDO


La basílica de San Martín de Mondoñedo (a pocos km de Foz), es la primera catedral de España, ya que en el siglo IX fue sede de dos obispados del reino de Galicia: uno trasladado desde Dumio, en el distrito de Braga (Portugal), y otro trasladado desde Bretoña, en la provincia de Lugo.​ El edificio actual es románico de finales del s. XI  y los recios contrafuertes de la cabecera son obra del s. XVIII.

Foz (Lugo, Galicia, España)
Junio, 2017 ----- Nikon d500

martes, 25 de julio de 2017

SENTIDO DEL DEBER (MICRORRELATO)

Hartas y agotadas, las estatuas respiran cuando el último de los funcionarios sale del museo. Es entonces cuando los personajes saltan de los cuadros, transitan por los pasillos, se refrescan en los lavabos. Las esculturas llevan la iniciativa, no obstante. Resulta indignante, afirman. Claman en alto. Su poderío las identifica, y los demás atienden sus palabras, que suenan al unísono. Nos indigna, nos humillan día a día. Y nadie atiende nuestras peticiones. Día tras día, manteniendo la misma pose, sin fallar un músculo, un milímetro en la vertical; y ni siquiera nos quitan el polvo que los años acumulan sobre nuestros bordes. Los cuadros asienten, los personajes que salieron de sus marcos no pierden palabra. Deberían cuidarnos más, restaurarnos más, concedernos más descansos, fomentar los intercambios. Nuestra vida es la peor rutina posible: la de la estática quietud; el peor de los papeles de actor: el que, inmóvil representa siempre el mismo papel pasivo, sin posibilidad alguna de improvisación o variación de matices. Se merecen una huelga salvaje, sin precedentes. Casi todos asienten, el murmullo crece, y las voces ahogan un tanto la voz de las estatuas griegas, que llevan la voz cantante. Es hora de que se enteren de quiénes somos. Sin nosotros, el museo cerraría, no existiría. En esto, una humilde crátera helenística, sin apenas decoración, aprovechó una breve pausa del griterío para apuntar: “¿Y sin los museos nosotros seríamos algo?”. Todas las miradas convergieron en su achaparrada figura, que aguantó el tipo, insistiendo en el interrogante. Nadie supo responderle con tino. Al final de la noche, cuando ya amanecía, las obras fueron recuperando la cordura y, poseídas de un arcano sentido del deber, fueron ocupando sus vitrinas habituales, completando sus composiciones o encaramándose a las correspondientes peanas. A las nueve en punto, los goznes de las gigantescas puertas de bronce giraron de nuevo para dar paso a la nueva jornada de visitas. Nadie captó diferencia alguna. Sólo un vigilante avisó de que en la sala de la cerámica griega había unos cuantos fragmentos, como aplastados, de una cerámica helenística.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

lunes, 24 de julio de 2017

"ASTURCONES", DE MANOLO VALDÉS


"Asturcones", grupo escultórico en bronce de Manolo Valdés, que se encuentra en la plaza de la Escandalera, de Oviedo (Principado de Asturias, España)
Julio, 2017 ----- Nikon D500

martes, 18 de julio de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (23)

CAÑONES: Principales argumentos en la recámara de los políticos. Presentan forma cilíndrica hueca, y son medidos conforme a diferentes calibres, o anchuras de dichos cilindros, para que los obuses que con ellos se disparan tengan el mismo diámetro y no sean ni demasiado estrechos ni demasiado anchos, lo cual estaría muy feo, además de ser poco práctico, caramba.
CARÁCTER: Conjunto de cualidades abstractas e inventadas a las que se le atribuyen las reacciones que en realidad dicta la bioquímica personal a cada ser humano, las cuales son denominadas genéricamente “comportamiento”.
CARAJILLO: V. Café. 
CÁRCEL: Aparcamiento-vertedero de desechos sociales, sección delincuencia, violencia, trapicheos y corruptelas.
CARIDAD: Solidaridad práctica que ejercen aquellas personas que, sin quererse demasiado a sí mismas, subliman sus carencias aparentando agasajar y queriendo al prójimo con el oscuro fin de quererse un poco más y de ofrecer una imagen pública de la que poder obtener ventajas que tengan que ver con el prestigio.
CARISMA: Conjunto de habilidades de amplio espectro y con multitud de recursos en la recámara, que el astuto emplea para castigar la credulidad y la pereza mental ajenas.
CARNAVAL: Desmadre colectivo organizado con el fin de poder dar rienda suelta a lo largo de unos pocos días a una necesidad generalizada entre muchos mortales humanos: la de ocultar la propia apariencia y adoptar otra que, si bien se mira, suele indicar bastante bien los deseos ocultos de  cada uno de los disfrazados. 
CARPE DIEM: Venganza horaciana en forma de consejo; el artero poeta latino bien sabía que si se quiere que algo no se cumpla, sólo tiene que adoptar la apariencia de recomendación moralizante.
CARTA: Forma escueta que tenían las casas comerciales de mandar propaganda y los bancos de notificar los diferentes asientos de nuestras cuentas financieras. Las usan también los que se autotitulan políticos para solicitar apoyos en forma de voto.
CARTERA: Contenedor cuadrangular y aplanado de documentos que demuestren a los demás qué somos, dado que no solemos resultar convincentes de otro modo; también sirve para portar papelorio de trueque material, y ahora también su versión mágica, denominada tarjeta de crédito.  
CARTUJOS: Miembros de una de las pocas órdenes religiosas que emplean el entendimiento en algo provechoso, o sea, uno mismo. Su individualismo, retiro del mundo, alejamiento de los demás, celo por el silencio, independencia y ausencia de proselitismo, son características que los encumbran a la categoría de inteligentes elitistas, lo cual es lo máximo, teniendo en cuenta que también adoran a Dios, o eso dicen.
Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

lunes, 17 de julio de 2017

PESIMISMO SOCIAL FRENTE A OPTIMISMO INDIVIDUALISTA



En una pintada tan simple como ésta, se encuentran las dos actitudes básicas ante la vida. El mensaje en letras de imprenta hace gala del pesimismo (bien o mal informado), mientras que el que se encuentra debajo, garrapateado de manera apresurada e informal, aboga por el optimismo más desesperado. Pesimismo y optimismo. Botella medio vacía o medio llena.

Pero también subyacen otras dos actitudes elementales. Las palabras de arriba parece hablarnos a todos. El de abajo defiende sólo una postura particular. Resignado pesimismo social frente a una optimista rebeldía individualista.

Es verdad que cabe suponer muchas situaciones intermedias, de porcentajes variables y con resultados diferentes; pero en esencia todo se encuentra ahí, en esa pintada tan simple. De a cuál de ella nos adscribamos, dependerán los movimientos de nuestra existencia, y la calidad de nuestra vida. Eso sí, los más tontos y los ignorantes atribuirán a la mala  suerte -o al destino- las desventuras y sinsabores a que les someta su transcurso.

Pintada en León (Castilla y León, España)

Noviembre, 2015 ----- iPhone 6 Plus

viernes, 14 de julio de 2017

EXPIRAR, INSPIRAR (MICRORRELATO)

Verlo expirar al fin le produjo tanto placer, tanta inspiración, que espiró con gran prosopeya, tan larga y prolongada, que vivió unos momentos de éxtasis extra-corpóreo. A punto estuvo de olvidarse de inspirar de nuevo, y casi se muere ella también.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

jueves, 13 de julio de 2017

PISTAS SOBRE LA PLAYA



El reflejo de un inmenso azul celeste en un mar de oleaje suave y espuma débil. Una arena dorada y de grano fino con escasa inclinación. Los colores, empastados con artificio para simular la pintura impresionista de Sorolla. Y abajo, casi en la intersección de la regla de los tercios, con una pronunciada sombraun punto naranja, que en este caso es también una naranja. ¿Harán falta más pistas para saber en qué zona de la costa española fue compuesta la imagen?

Playa de …………………. (………, …………, España)

Enero, 2011 ----- Nikon D300

miércoles, 12 de julio de 2017

LEER VS. ESCRIBIR

Si bien se mira, la posibilidad de crear libros existe, pero, al margen de su calidad, la cantidad de obras que uno puede producir es más bien limitada, incluso en el caso de prolíficos insignes tipo Balzac, Lope, Canetti, Cela, Ramón, Shakespeare y otros varios. Si se observa bien la posible comparación con el número de libros que podemos leer -o releer- a lo largo de una existencia más o menos normal en su duración, unos 70 años, éstos ganan por mayoría aplastante. Podemos leer muchísimos más libros que los que podemos escribir nosotros mismos. Paradójicamente, nos obsesionamos en crear con mucho más ahínco y vehemencia de lo que pretendemos a la hora de leer. Como si leer bien fuese más fácil que escribir con buen tino. Como si escribir con calidad fuese más difícil que leer de un modo adecuado, enriquecido y enriquecedor. Y la respuesta a todo esto es que sí, que hacerlo bien escribiendo es infinitamente más complicado que tener una aceptable y buena actividad lectora. Y que por eso se lee mucho más que se escribe. Digo yo. Con lo cual llego al principio, dando un circunloquio de esos a los que estoy acostumbrado, quedándome absolutamente como estaba. Bueno, igual no, con una treintena de líneas más en mi haber. Conclusión: desde el punto de vista del conocimiento, escribir no sirve de nada. Sólo puede ser útil como terapia, como refugio, como fábrica de serenidad, como disolvente de ansiedades angustiosas.

Del diario inédito Bancal de almácigas, entrada de 5 de Agosto de 1996

martes, 11 de julio de 2017

EL NIÑO SOBRE SU MOTO



La foca de resina y silicona mira al niño, mientras sostiene el mundo sobre su cabeza. El crío, ajeno a cuanto sucede a su alrededor, se inicia en las leyes de la inercia y de la gravedad sobre una moto de juguete, adaptada a su tamaño. Puede que ese mundo, después de unos años de duro entrenamiento y sacrificios familiares, lo aclame un día al subir a un podio, rodeado de chicas estupendas, políticos oportunistas y avispados empresarios. La foca piensa en eso, mientras sigue haciendo girar la bola sobre su cabeza. Pero al niño nada de esos futuribles le interesan lo más mínimo, pues se dirige hacia el estanque, donde convertirá a sus amigos los patos en enemigos una vez más. Hacia ellos se dirige a toda velocidad; la misma que, cuando llegue hasta ellos, imprimirá para intentar atropellarlos sin descanso.

En el Parque de Ferrera de Avilés (Asturias, España)
Noviembre, 2009 ----- Nikon D300

domingo, 9 de julio de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (11)

Pregunta 15

¿A quién admira más? ¿En qué aspecto lo inspira esa persona?

Pues es muy buena pregunta, pero de dificilísima respuesta. Para resumir diría que admiro mucho, pero de forma parcial. Soy poco mitómano. Me maravillan demasiados aspectos de muchísima gente, pero por partes, jamás por un conjunto completo. Quizá por eso no puedo estar demasiado tiempo con nadie. Pero sí he tenido modelos vitales y literarios que me han proporcionado nutritiva savia, aunque luego con el paso del tiempo me fui desencantando de determinados excesos por mi parte y fui colocando a cada uno en su sitio. Me pasa tanto con quienes conozco personalmente como con personajes públicos y desconocidos para mí.

No se puede vivir y crecer sin tener a quien admirar. Primero a los padres, que son —supongo— el elemento de referencia inicial, aunque en mi caso no se podría hablar de admiración extrema, si hablamos sensu stricto. Luego, los amigos, que hacen  o consiguen aquello que uno no puede. Más adelante, de entre esos amigos se acabará entresacando aquello que separe la mena de la ganga, la impostura y el simple morro de las buenas cualidades propiamente dichas, aplicando criterios cambiantes y necesidades que van evolucionando al mismo ritmo que uno mismo. Pero de todos modos, yo creo que cualquier persona a la que queramos (siempre que hayamos decidido hacerlo de forma voluntaria) necesita disponer de unas características que nos produzca admiración. No creo que se pueda querer o amar sin admirar, de forma total o parcial.

De todos modos, determinadas personas con nombres y apellidos, podría dar para un exhaustivo y tal vez prolijo listado de personas a las que admiré en el pasado o admiro aún en el presente, por alguna cuestión que no les pondría demasiado en conexión entre sí (con toda probabilidad), pero que tienen en común que yo les tengo a todos juntos en mi memoria y que han sido capitales en mi vida. Y eso, por reducirme sólo a las personas de mi entorno. Que si me pongo a mentar los pintores, literatos, artistas, actores, cineastas, deportistas y gente importante para mis neurosis, en general, no acabaría jamás. Como colofón, insistir en que mi forma de admiración siempre se ha caracterizado por su parcialidad muy localizada, por admitir una evolución que puede llegar hasta el desencanto incluso, que dichas admiraciones me ha ayudado muchísimo, y que pienso conservar las que pueda, mientras pueda, e incrementarlas si hubiere menester. Con toda probabilidad, si dejase de admirar, me dejase de gustar la vida, vivirla, vivir. Y no quiero, claro.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

viernes, 7 de julio de 2017

TODAVÍA HAY CLASES


Y medios. Y actitudes. Y equipo. E intereses, claro.

Robado en La Coruña (Galicia, España)
Agosto, 2016 ----- Nikon d5200

miércoles, 5 de julio de 2017

COMPLEJO DE EDIPO (MICRORRELATO)

El hijo de Layo nunca pensó el parricidio; del mismo modo, jamás planeó el incesto con Yocasta. Pero primero arrebató la vida a su padre y acabó casándose con su madre. También terminó sus días ciego por propia mano, de resultas de su inconsciencia y de los remordimientos que lo ahogaban cada día más. Su destino fatal, en definitiva. Contigo me pasa lo mismo: apenas te deseo, me tratas siempre como a un crío; encima no soporto la persistencia de tu padre para adelantar nuestra boda, y te confieso mi creciente necesidad de liquidarlo. Además, vi cómo cegabas los palomos para que sirvieran de reclamo en las cacerías de tu finca, y tras matar los conejos en el patio, son sus ojos los que arrancas para sangrarlos. ¿Cómo no voy a tener complejo de Edipo?

Del libro inédito Micrólogos, 2012

martes, 4 de julio de 2017

HASTA LA CADENA (LATROCINIO DE AMPLIO ESPECTRO)



Esto que vemos podría tener cierto humor, siempre que quien observe no tenga nada que ver con la propiedad del vehículo. Porque la cosa tiene su guasa. También, su mala leche. Pero, por sorpresivo que nos resulte, lo primero que nos suscita la imagen es la sonrisa, cuando no la risa más maliciosa. Pero, si descendemos un poco más, la cosa se las trae.

Pensemos en el dueño (o dueña) de la bicicleta en cuestión. Cuando llegara, tal vez al trabajo, tal vez a hacer un recado, tal vez a visitar a su pareja, tal vez yendo de compras o al centro donde estudiara (¿quién sabe?), realizaría el gesto mecánico de abrir el candado protector (!) y cerrarlo alrededor de la zona más segura (!) que no se podría llevar nadie sin serrar el metal (lo cual se intuye difícil en plena calle, pero no imposible). Como siempre que llevara a cabo ese gesto, no prevería nada raro, sino que se trata de algo que habría hecho siempre, y es muy probable que nunca antes hubiera tenido un percance previo. Pero esta vez sí que sucedió algo. Mucho, a nuestro entender.

Para empezar, digamos que esta foto está sacada en un barrio céntrico de una ciudad española mediana. Céntrico; no periférico ni suburbial. Y con mucha visibilidad; es decir, no en un callejón escondido. No sabemos si el vandalismo se produjo a plena luz del día, pero tampoco nos extrañaría demasiado enterarnos de que así hubiera sido. Sigamos analizando los restos del latrocinio, que son muy escasos. Escasos, porque de una bicicleta que fue sólo han dejado el cuadro, los platos, los pedales y la horquilla delantera. Pocos restos, aunque suficientes para identificar lo que antes fue y ya ha dejado de ser. Del resto de la bicicleta primigenia, ha desaparecido todo aquello que se pudiera, con cierta maña, desenganchar o desatornillar de un modo rápido. Podría parecer que quienes perpetraron el robo eran profesionales. Ha de advertirse que se han llevado hasta la cadena, cuyo desenganche de los platos centrales suponemos más problemático que desanclar tan sólo las ruedas. Pero, sí, todo lo demás falta. Hasta el sillín y el manillar. Imaginamos, pues, que si así procedieron, sería porque dichas piezas se podrían vender con facilidad a compradores amantes de las gangas.

De modo que no robaron la bicicleta entera, pero de ella sólo queda su nombre y el chasis. Y el candado. Del que suponemos que ni siquiera se molestaron en manipular, ya que levantar las otras piezas llevaría a los delincuentes menos tiempo que intentar abrirlo. O sea, que el robo está realizado por profesionales chapuceros, poco expertos en limpieza, y sí en robos a lo bruto. Y es ahora, viendo los restos de su acción, cuando ya nos reímos menos. O, más probablemente, nos cabreamos mucho. Porque la siguiente víctima podría ser cualquiera de nosotros.

En La Coruña (Galicia, España)
Octubre, 2016 ----- iPhone 6 Plus

domingo, 2 de julio de 2017

CONTINUIDAD EN LOS PARQUES (MICRORRELATO)

¡Qué contraste! Enfrente, el parque muestra sus árboles repletos de yemas y de hojas verdes que pugnan por cubrirlo todo. Los niños juegan después de que la lluvia despejara el ambiente. Los animales alborotan su llamada vital y se preparan a transmitir su herencia. A ras de tierra, el amor viene a superarlo todo: la carne llama a la carne y la actitud de los cuerpos no puede ser más reveladora. La primavera llega a su máximo esplendor. Todo resulta un goce para los sentidos, que con lentitud se desperezan. La plenitud anual avanza día a día. Que hoy me comunicaran al fin mi diagnóstico, es irrelevante. La vida sigue.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

sábado, 1 de julio de 2017

IMAGINEMOS TODO LO RESTANTE



¿Qué podemos deducir de esta imagen que nos promueve tantos interrogantes? Pocas cosas. O muchas, todo depende de nuestra imaginación. Aunque si usamos de ésta en gran medida, no debería usar esa palabra “deducir” y cambiarla por la expresión “¿qué nos sugiere?”.

A primera vista, parece que estamos en una playa que no es propia del Mediterráneo. La sucesión de olas parece indicar un mar más inquieto o bravío; y como no son olas de gran calibre, deducimos que es una playa de plataforma larga y suave. Centrándonos en la figura que centra la mirada, y ateniéndonos a las características de su piel, es notorio que se trata de una mujer joven, pero no tanto como para que no pueda haber tenido ya hijos, pongamos en la treintena. Captamos que está orgullosa de su cuerpo, lo que le otorga el privilegio de poder usar bikini, sin pensar todavía en cubrirlo con un bañador de una pieza, que deje menos piel (e imperfecciones) a la vista. Además, notamos que le debe gustar broncearse, porque la parte superior del bikini no lleva tirantes, y así el sol no dejará marcas en los hombros, cuello o espalda. La talla del mismo también nos informa de dos posibilidades: una, que es de hace tiempo, y ella ha engordado; dos, que es consciente del atractivo erótico que emite, y por ello ha comprado una talla algo más pequeña, que le marca con rotundidad las caderas y el trasero. Ambas teorías podrían combinarse, sobre todo, porque la posición de la pieza inferior se halla algo levantada, y muestra a la vista más carne de la que por su tamaño cabría esperar; lo que nos reafirmamos en la segunda opción. Para finalizar con el contexto, podríamos hablar de una estación veraniega u otoñal, si aceptamos las latitudes cantábricas o atlánticas. 

Ahora bien, ¿qué hace ahí con los brazos cruzados? ¿Qué piensa? ¿Se exhibe? ¿Vigila algo? ¿Calcula alguna variable? ¿Rumia alguna decisión importante?¿Sólo piensa o también siente? ¿Está relajada o expectante? ¿Ha ido a la playa sola o con pareja o con la familia entera? ¿Está alegre o llorosa? Su aspecto físico frontal está a la altura del que nos ofrece? En estos puntos, las posibilidades se disparan, según nuestra mente nos conduzca en una dirección u otra, y excederían la extensión de este apunte. Como pienso que puede ser un estimulante ejercicio mental, lo dejo al albur de quien esto haya leído y contemplado la imagen con cierto detenimiento. Lo que yo haya pensado al respecto, también.

Robado en la playa de Penarronda (Asturias, España)
Septiembre, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

jueves, 29 de junio de 2017

HITOS DE MI ESCALERA (20)

Mis graves problemas con la gimnasia (ahora, Educación Física) tuvieron una notable presencia en mi etapa adolescente. Pensando en ello, creo que los antecedentes causales podrían ser tres. El primero, mi edad, siempre un año inferior a la de mis compañeros. El segundo, mi timidez extrema, que sólo se superaba en cuestiones que tuvieran que ver con la palabra, no con el cuerpo. El tercero, que en una clase de gimnasia de 8º, salté mal el potro, y caí sobre el pecho, quedándome unos segundos sin poder respirar; me asusté mucho, y le cogí un miedo patológico a los aparatos gimnásticos. Podría añadir un cuarto, apuntando que en una elección entre mente y cuerpo, mi favorito nunca admitió dudas.

Cuando comencé el BUP, no existía eso que ahora se llama “diversidad”. Allí tenías que correr los 3 km y medio que había entre Papalaguinda y Sáenz de Miera en menos de 12 minutos, fueras mayor o pequeño, enano o gigante, gordo o delgado. Y si no, caía bronca de forma inmisericorde, puntuación negativa aparte. Luego, las notas iban acordes a lo comentado. Pero, más o menos, iba sobreviviendo. Correr no se me dio nunca mal, pero yo era muy bajito, por lo que me cansaba mucho. Además, en la adolescencia padecí de fiebres reumáticas y “velocidad en la sangre”, por lo que muchas veces me pude librar de aquellos torturantes recorridos. Pero de lo que no parecía que pudiera librarme era de las sesiones en el gimnasio con los aparatos (potro, caballo, plinto, espalderas, cuerda…). Cuando, una vez cambiados con la indumentaria deportiva, entraba en el recinto, y veía montados los aparatos, yo reculaba, me iba a las duchas o a los servicios y, sencilla y llanamente, me piraba la clase. Como no eran más que 6 u 8 veces en todo el curso, no parecería demasiado significativo. Fueron las únicas clases en las que hice pellas en mi etapa de secundaria. Pero merecían la pena. Luego, agazapado, leía algún tebeo o estudiaba otra cosa. Así me sirvió -increíblemente- hasta un día a finales de 1989.

El día de autos, sucedió lo mismo que otras veces, pero esta vez alguien debió delatarme, y a los pocos minutos comprobé aterrorizado que el profesor entró en el vestuario y allí me encontró, ya vestido de calle, y con monumental libro de Geografía e Historia de España y los Países Hispánicos, en las manos. Como si me hubieran hallado robando en unos almacenes, enrojecí hasta los zapatos. El profesor me interrogó sobre mi actitud. Y una vez que le expliqué los motivos de mis retiradas-anti-aparatos, comentó que le agradaba aclarar las dudas que tenía sobre algunas de mis ausencias. Su calma me desconcertó. No me gritó. Se me acercó y me dijo: “bueno, Arias, usted tiene un buen expediente, e imagino que no le gustará empañarlo con un suspenso en mi asignatura, ¿verdad?”. Paralizado, logré asentir. “Bueno, pues tiene dos opciones: una, yo le dejo seguir aquí leyendo, le pongo la falta injustificada correspondiente, suspende la asignatura hasta junio, y tan amigos; no tiene que hacer nada más”. Tragué saliva. “¿Y la segunda?”, atiné a preguntar. “La segunda es algo más complicada, pero factible. Usted se viste inmediatamente; entra en el gimnasio, y con mi ayuda al principio, va a saltar potro y caballo, para empezar; ambos de forma exterior; yo le sujeto, no se preocupe; y, poco a poco, logrará hacerlo como sus compañeros”. Argüí que no podría, que me daban pánico los aparatos. “¿Más que suspender?” No acerté a responder. “Usted mismo. Tiene cinco minutos para pensarlo”. Y dio media vuelta y se volvió al gimnasio.

Ni que decir tiene, que me vestí, que intenté saltar los aparatos, y que me hubiera caído todas las veces, si no hubiera estado allí el profesor para evitarlo. Aquel día no salí muy contento de todo, por el futuro negro que me aguardaba. Pero en la clase siguiente, me dijo que no saltara, que observara atentamente cómo lo hacía él un par de veces, y luego toda la tanda de mis compañeros. “Atienda sobre todo, a los que mejor lo hacen. Fíjese dónde ponen las manos, y en qué momento apoyan los pies para impulsarse. Cree usted su propio patrón”. Así lo hice, por espacio de unos veinte minutos. Al final, puso a mis compañeros a pelearse con las espalderas. Luego me cogió por el hombro y me dijo: “Ahora, usted; coja un buen impulso”. Por increíble que parezca, logré el salto, y aunque salí trastabillado, lo había logrado superar. Fue una revelación. Podía. Lo hice más veces. La sonrisa se me instaló en el rostro de una manera bien tonta, acreditando un entusiasmo excesivo. Cuando vio que le tenía cogido el tranquillo, me enfrió: “Bueno, no se me emocione ahora; y suba por la cuerda de nudos diez veces hasta arriba; y rapidito, que quedan sólo cinco minutos”. 

Aquel día terminaron mis pellas académicas en la secundaria -de las universitarias, hablaré en otro momento-. También aprendí unas cuantas cosas con el episodio. Y en junio me puso un Suficiente, la nota más baja de mi 3º de BUP. A mí me supo a Sobresaliente.

miércoles, 28 de junio de 2017

EJEMPLO DE BELLEZA, DE GEOLOGÍA


He aquí una bellísima lección de geología, en la que se podría hablar de plataformas de abrasión, de calizas cenomanienses, de calizas aptienses, de margas cretácicas blandas y erosionables, de impresionantes fuerzas tectónicas que levantaron hacia lo oblicuo o lo vertical antiguos estratos horizontales, de diaclasas rugosas y caóticas, de alargadas afloraciones de flysch selectivo, de erizados acantilados de vértigo, de erosión kárstica disolvente y acumulativa. Se podría estar comentando horas -sabiendo, que no es el caso- la historia geológica de este espectacular paraje; y seguramente aprenderíamos mucho. Sin embargo, lo más probable es que el previsible asombro hubiera surgido ya con la mera contemplación del paisaje en sí. La acumulación de elementos genera una estructura similar a otras muchas, pero resulta única e individualizada. Y lo que la hace irrepetible, como a todo paraje, como a todo ser humano, es el modo en que el tiempo ha elevado, hundido, esculpido y destrozado materiales, destruyendo formas y creando otras para dar lugar a lo que nuestros reciente ojos pueden contemplar hoy. Por eso, será el asombro, y no el conocimiento, lo que nos permitirá añadir otra celdilla de memoria donde poder acumular ese momento, y recrearlo después. Será el asombro, sí. Pero, una vez pasado el efecto, la lectura y la comprensión de textos de quienes de esto entienden, engrandecerá lo contemplado a la categoría de admirable, único e irrepetible.

Playa del Madero o de Los Pedruquios (Liencres, Cantabria, España)
Octubre, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 25 de junio de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (22)

CALCOMANÍAS: Remedos de tatuajes que se ponen los niños para imitar las exhibiciones icónicas de sus progenitores; suelen adolecer de policromía, lo cual resta credibilidad hombruna y delata gustos infantiles, pero por contra, posee la ventaja de que dicha payasada es reversible; es más, no dura casi nada, unos días apenas.
CALENDARIO: Generador de agobios cronológicos que suplen sus deficiencias de diseño con clases exhaustivas de santoral que, por otra parte, tiene la utilidad de infundir en la gente la idea de que cualquiera puede llegar a aparecer en letras de molde; lo cual es rigurosamente cierto.
CALLE: Espacio más o menos lineal entre hileras de edificios que antaño se usaba de albañal. Hoy está mucho más libre de excrementos humanos (aunque no de los caninos) y se emplea como plataforma donde exhibir modelos de costura indefinida y vehículos automóviles sublimadores de impotencias.
CALMA: Ante todo, mucha, mucha.
CALOFILIA: V. Filocalía. Pero la cosa va de amor a lo bello, vaya.
CALVICIE: Desnudo craneal involuntario y progresivo, principalmente hereditario, más propio del género masculino (muy a su pesar), que origina dudas y pesares en quienes lo padecen y réditos portentosos en quienes les ofrecen remedios. Aunque todo el mundo conoce la irreversibilidad del proceso, ello no ha menguado la creencia firme en un milagro científico que, mientras tanto, engorda los beneficios de las empresas de dicho sector.
CAMA: Horizontal depósito nocturno de los cuerpos humanos durante las horas en que, hartos de la realidad, se retiran por unas horas a vivir de verdad, bien practicando el sexo (real o ilusorio), bien soñando con todo menos con la vida. No obstante, especímenes hay que, si pudieran, la convertirían en trono eterno del que no se separarían.
CAMINO: Único sendero, verdadera vía, pura vereda, sacrificado recorrido, que el beato/santo más veloz, oriundo de Barbastro, tuvo la gentileza de mostrar al mundo de un modo escrito, habida cuenta de que Jesús, en olvido imperdonable, no recordó tal menester ni predicar a base de ideas tan pequeñas, digeribles y simples.
CAMPO DE CONCENTRACIÓN: Prado con barracones que se suele emplear para almacenar a un número difícil de precisar de especímenes humanos, los cuales son considerados inferiores por quienes los retienen. Se les reúne allí con el objeto de practicar con ellos los innumerables avances médico-científicos de cada momento, hasta que ya no sirven, y entonces se les tiene que facilitar el cambio de estado: del vivo al muerto. 
CÁNCER: Enfermedad que se produce porque unas células determinadas se vuelven citófagas y, no contentas con el desaguisado que montan, se obstinan en no querer (o no poder) suicidarse de ninguna de las maneras. De sobra son conocidas las consecuencias de los cánceres físicos; desgraciadamente, pocos tienen en cuenta los psíquicos, que son más abundantes, más fácilmente previsibles y más certeramente atajables, si se deseare. Pero, en fin.
CANDOR: Actitud de inferioridad voluntaria con vistas a lograr algún fin. También se puede dar el caso de que no se dé fingimiento: en ese caso, el diagnóstico se encontrará cercano a la estolidez y acaso próximo al electroencefalograma plano.

Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

sábado, 24 de junio de 2017

LA EMOCIÓN DE LA NOCHE DE SAN JUAN



Las noches de san Juan son todas iguales, pero en cada una de ellas hay algo distinto que las individualiza. Sobre todo, si se tiene la suerte de estar cerca y de estar mirando de continuo, a ver por dónde aparece la suerte, que se desea siempre con fruición, pero que sin salir de casa es difícil que aparezca.
Tras las hogueras que arramblen con todo lo pernicioso, tras los fuegos artificiales que corroboran el carácter festivo del acontecimiento (y antes de que las borracheras monumentales precedan -o se simultaneen- a los coitos furtivos y playeros de la muchachada omnipresente), se lleva a cabo la elevación de estos fanales o farolillos de papel que se elevan al cielo con la intención de contactar con los espíritus y solicitarles deseos.
La noche de san Juan de este año estaba a punto de fenecer sin pena ni gloria, cuando ya de regreso, en la parte final de los eventos de esa noche mágica coruñesa, encontré esta escena. En ella, dos padres sostienen el frágil artilugio, al que han prendido el fuego que caliente el aire del interior y cree las condiciones para que, tras unos momentos, se eleve y escape a las manos de sus dueños. Pero en ese momento, todas las voluntades convergían en el fanal, y varios de cuantos pasábamos al lado, nos detuvimos a contemplar la escena, que se hacía emocionante por momentos. La imagen es un pálido reflejo del empeño que ponían los padres en la operación que era competencia suya, y sólo muestra un ligero atisbo de la ilusión expectante con que las niñas contemplaban las evoluciones de aquéllos. Su expectación era tan grande, su concentración tan puntual, que el robado no presentó ninguna dificultad a tan corta distancia. Y al final, tanta emoción se había contagiado en el ambiente, que en cuando por fin el farolillo elevó su volumen resplandeciente por encima de todos nosotros, las niñas arrancaron a aplaudir, y todos, con solidaridad espontánea, las secundamos con una sonrisa tierna en la boca. Fue, en efecto, el momento clave de la noche. A partir de ese momento, la magia regresó de nuevo, un año más.
Robado en La Coruña (Galicia, España)
Junio, 2017 ----- Nikon D500

viernes, 23 de junio de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (10)

Pregunta 14 
¿Preferiría gozar de un tremendo éxito en lo profesional y tener una vida privada tolerable, aunque nada excitante, o tener una vida privada extremadamente feliz y una vida profesional y nada inspiradora?

Pues es difícil responder, porque en mi caso lo profesional no tiene demasiada relevancia, y no se puede hablar con rotundidad de “éxito” pedagógico, ni fama añadida a dicha circunstancia. Ahora bien, si cambiamos el concepto profesional por el de “éxito artístico” o “éxito literario”, entendiendo como tales no el reconocimiento, la popularidad, sino el haber logrado con mis escritos o fotografías lo que yo me proponía, entonces ya podremos hablar.

Si tomamos este supuesto como intercambiable por el que el autor propone, puedo decir que lo tengo absolutamente claro. Prioridad absoluta al arte, a la literatura. La vida privada, con que sea tolerable, con que permita el desenvolvimiento de la otra faceta, sirve. La calidad no se puede observar en ambos mundos si se opta por uno de ellos con tal intensidad. No son compatibles en calidad, pero sí pueden sobrevivirse mutuamente, negociando con los demás si se vive con otras personas, o bien aceptando que la vida privada propia pueda ser tan sólo un marco que facilite la vida literaria, si se vive solo, como es mi caso.

La felicidad en la vida privada es algo que nutre todo lo que se aborda, pero no es más que eso, vida privada. La vida privada que ha logrado un nivel de serenidad o equilibrio, con momentos puntuales de felicidad ha conseguido algo de importancia capital, partiendo del hecho de que nos nacen y no nos piden permiso para nacer. Pero creo que, de disponerse de unas cualidades e intereses más elevados, es deber de cualquiera intentar producir algo trascendente, artístico, sea cual sea la faceta en que se traduzcan tales pulsiones.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

jueves, 22 de junio de 2017

LA TECNOLOGÍA, UNIFORMADORA DE CULTURAS


Ahí las tenemos. Haciéndose una autofoto, vulgo selfie, para incrementar su colección de imágenes personales, vacacionales, promocionales. Da igual dónde estemos (Jardines del Palacio de Aranjuez), no importa el país del que provengan (Argelia), es indiferente su edad (adolescencia, primera juventud), tampoco es relevante su cultura o religión (islámica). El móvil lo universaliza todo, lo uniforma todo. La tecnología es lo que hace a la humanidad una, formando parte de la misma especie. No las diferentes subformas de entender el mundo a través de las diferentes culturas, civilizaciones, religiones o filosofías. Quienes quieran hacer avanzar (es un decir) a los seres humanos en una misma dirección, no tienen que hacer declaraciones segregacionistas o confrontadoras; menos, prohibir velos o costumbres obsoletas: sólo tienen que proporcionarles -abaratarles, popularizarles- la adecuada tecnología globalizadora. No hay mejor agente uniformador de lo general que catalice mejor el olvido progresivo de lo específico.

En los jardines del Palacio de Aranjuez (Madrid, España)
Marzo, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 18 de junio de 2017

JUSTIFICANDO EL PRIMER PECADO (MICRORRELATO)

Ambos éramos inocentes. No sabíamos lo que era la Ciencia, y mucho menos, el Bien y el Mal, así, con mayúsculas. Vivíamos sin problemas. Ninguna preocupación nos embargaba. Todo encajaba a la perfección. Vivíamos, comíamos, nos solazábamos, lo nombramos todo. A todo aquello le llamamos Edén. No había dudas, zozobras, penas. Tan sólo el aviso terrible sobre el dichoso árbol, la amenazante prohibición. Ni siquiera sabíamos lo que era ni el bien ni el mal. De modo que la curiosidad hizo el resto. De la serpiente nunca sospechamos, pues conversábamos con ella con mucho deleite al concluir algunas tardes. Ni siquiera creo que fuéramos tentados, como luego se escribiría. Era sólo que aquella orden rigurosa disonaba con todo lo demás. Había que averiguar qué implicaba. Día a día la comezón fue aumentando y nos propusimos saberlo como fuera. Ahora, por desgracia, sí conocemos sus efectos, pero entonces ¿cómo saberlo? Éramos inocentes. Pese a la irremediable condena, aún lo somos.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

viernes, 16 de junio de 2017

EJERCICIO DE TRANSFORMACIÓN DE LA REALIDAD

Primera imagen

Segunda imagen

Tercera imagen


Para que quede claro que nada de lo que vemos en los medios de comunicación tiene que ver con la realidad absoluta, y que toda ella forma parte de una manipulación de uno u otro signo, con mayor o menor énfasis, pero que actúa siempre, voy a poner un ejemplo sencillo. (Para verlo con más detalle, PINCHE EN CADA IMAGEN, para agrandarla)

Si se observa la primera imagen (que es la original, sin tratar), representa en un contrapicado la fachada de la catedral de Santiago de Compostela, tomado desde el Palacio de Rajoy (no confundir con el otro deficiente). En ella se ve una inusualmente vacía plaza del Obradoiro, y la fachada con las torres barrocas de Casas Novoa. Como la imagen ha sido obtenida con un gran angular y la posición de la cámara con respecto al suelo no ha sido paralela al mismo, sino que se ha inclinado hacia arriba en un ángulo equis, las verticales que nuestro ojo “retraduce” en la calle en un sentido más vertical, aquí en la imagen están deformadas en un sentido convergente exagerado. Primera distorsión de la realidad. Culpa: el objetivo usado y la inclinación de la cámara respecto al suelo.

Si se observa la segunda imagen, se ve lo mismo, pero mucho más reducido en cantidad. Se la ha recortado en una relación 1:1, que acentúa la verticalidad del edificio. Además, el cielo es más azul, los blancos más brillantes. Pero si se fija uno en las personas, se comprenderá que es la misma imagen anterior, pero con un tratamiento de “punto de fuga”, que estira artificialmente las líneas convergentes, para convertirlas en líneas paralelas, como en la realidad están, pero que tanto a través del ojo como de la cámara, por determinadas leyes ópticas vemos que se juntan (o se separan, depende desde dónde miremos). Aun así, la conversión no surge sin costes “colaterales”, pues deforma otras muchas líneas que podríamos comprobar si la contempláramos en detalle, que ésas sí que no están de ese modo en la realidad. Pero que se toleran porque el efecto de ver el edificio sin convergencias compensa lo demás. Por lo que esta imagen es más estética que la primera, pero tampoco es lo que allí había, en sentido estricto.  Segunda distorsión de la realidad. Culpa: un comando del plugin de Photoshop Adobe Camera Raw, denominado “Transformar”; comando “recortar; y una capa de brillo y otra de contraste, para el cielo.

La tercera imagen es otra creación, basándose en la imagen segunda, que a su vez lo estaba en la primera. En ésta simplemente se añaden unas plantillas de foto tipo polaroid, para darle un efecto visual curioso, aunque si se compara, se comprende que por debajo se encuentra la segunda de las imágenes, esta vez intocada. Lo “único” que tiene es un buen ramillete de capas para enmascarar la imagen de fondo, y una hora y pico de trabajo de aprendiz.

No soy falsamente modesto. De hecho, la modestia no es una de mis cualidades. Pero en este asunto soy eso justamente. Así que si yo, que sólo soy un aprendiz, puedo realizar estas transformaciones de la realidad ¿qué no podrán hacer los profesionales que trabajan para los medios de comunicación? Y al final sobreviene la pregunta, a continuación ¿qué realidad consumimos realmente? Una mejor de la que desearíamos ver, sin duda. Y en dicha operación todos resultamos cómplices. Todos, sin excepción.

Santiago de Compostela (La Coruña, Galicia, España)
Junio, 2010 ----- Nikon D300

miércoles, 14 de junio de 2017

LAS MEMORIAS DEL PINTOR BALTHUS

Hay muchos tipos de memorias. Como aficionado a esta modalidad de autoficción, lo sé bien, y existe mucha variedad. Las hay clásicas, inconexas y caóticas, ordenadas y metódicas, diacrónicas y secuenciales… Como la vida misma, en definitiva. En las memorias, como en todo, uno se comporta como en realidad se es, o como se cree que se es. Las que acabo de terminar ahora mismo es un ejemplar raro, distinto, muy revelador. Las Memorias de Balthus, el pintor polaco emigrado a la parte francófona europea desde muy pronto, más que unas memorias al uso, son una reflexión sobre su pintura. Fueron dictadas -que no escritas por él mismo, al parecer- al final de su vida, cuando faltaba poco para que muriera, longevo, en la Suiza donde acabó aposentando su existencia. Y en ellas los recuerdos del artista se desperdigan de forma desordenada, a lo largo de los 107 cortos fragmentos en que se divide la obra. De su vida aparecen algunos fragmentos, porque lo que le interesa recordar son las razones de su arte, el porqué de sus cuadros.

De su trayectoria vital, conocía poco, y poco acabo sabiendo al terminar el volumen. Pero de la esencia de su pintura, de por qué sus obras tenían esas características, de por qué vivió apartado de todo y de casi todos (sin por ello carecer de excelentes e importantes amigos -escritores, cineastas, artistas, incluso políticos-), de las influencias recibidas, de la explicación desmitificadora del presunto erotismo de sus motivos, de la coherencia consecuente de sus decisiones, de su más íntima percepción de lo que debe ser el arte, de la acendrada religiosidad que penetraba su arte, de todo ello el libro nos impregna de un perfume delicioso, apoyado en una escritura sencilla pero clara, profunda pero llena a su vez de maravillosos matices.

De su lectura, me quedo con la idea que tiene del Arte, con mayúsculas, de cuya expresión contemporánea abominaba, por su vaciedad, su prisa, su ausencia de reflexión, su falta de técnica, que se adquiere con lentitud y estudio continuado de los grandes del pasado, para luego trascenderlos y volar sobre ellos. Me quedo con la equiparación del acto de pintar con el de la oración, con su decisión de pintar contra corriente y contra las corrientes más en boga en su momento, como el cubismo -intelectual y frío-, la abstracción -vacía e irreflexiva- y sobre todo el surrealismo, cuya idolatría por el mundo onírico le parecía insufrible. Me quedo con su sencillez a la hora de exponer su necesidad de un espacio grande donde poder crear, y de un tiempo dilatado del que poder disponer para dialogar con el cuadro, mirándolo callado mientras fumaba un cigarrillo, preguntándole y dialogando con él, hurgando en sus misterios, para al final acabar disolviéndose en la propia tela. Me quedo asimismo con su incorruptible veneración por los maestros italianos del Quattrocento (Masaccio y Piero de la Francesca), por Rilke y Bonnard (sus mentores y consejeros coetáneos), con la tierna amistad que le unió siempre a Giacometti, con la unión cómplice que logró en la etapa última de su vida con la pintora japonesa Setsuko Ideta, con su amor por el silencio, el apartamiento casi monástico en lugares apartados de todo, donde las palabras que él y su obra se intercambiaban no pudieran ser perturbadas. Un silencio y un diálogo que son tan ejemplares y motivadores, que han sido el mejor antídoto que he tenido estos dos últimos días, contra todo el ruido y la vacuidad que nos invade.

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