viernes, 27 de enero de 2017

CAPTURA A LAS BRAVAS


Cualquier niño lo ha intentado alguna vez. Los animales los fascinan, y los más asequibles y cercanos, además de las mascotas familiares (perros, gatos, hámsters, periquitos o canarios) son las palomas de los parques. Los demás son o muy grandes o muy huidizos. Pero las palomas, a poco que se les proporcione alimento, acuden sin dudarlo en rededor de uno. Y es lo que debió dar pie al plan de la chiquilla de la foto. Bien provista de un paquete de alpiste, que en la misma Plaza Cataluña barcelonesa venden en varios puestos, fue desgranando alimento hasta que cientos de aves se fueron arracimando en torno suyo. No tiene dificultad alguna. Estos espectáculos son comunes en muchas plazas, pero en las de las ciudades grandes el número puede llegar a ser considerable, y a verse imágenes en las que los animales, confianzudos y acostumbrados a los humanos, llegan incluso a subirse a la mano y hasta el cuerpo de quienes les da de comer. Muchos viejos van a diario a determinados puntos de la geografía urbana, a realizar su cotidiana labor de proporcionar alimento a los que probablemente sean los únicos amigos seguros que posean. Los niños también son protagonistas activos, como se puede ver en la fotografía que ilustra esta entrada, y sus evoluciones sólo intentan alcanzar al animal, y conocer su verdadera naturaleza. La cara de esta niña y sus gestos nada hacían prever que sus intenciones no fueran tan sólo alimenticias y altruistas. Como su hermana, que no aparece en la imagen, parecía una niña dulce. Pero albergaba otras intenciones, quién sabe si aviesas y crueles, o sólo fruto de la curiosidad de una niña de su edad, que acaso no comprenda cómo son esos animales que tantas veces tiene al alcance de la mano, sin saber siquiera cómo es el tacto de su plumaje. Es posible que ese sábado se decidiera a saberlo sin haber explicado su plan a nadie, como una forma de sorpresa que acaso la incluyera a ella, que tal vez lo decidió todo en el último momento, viendo la ingente cantidad de ejemplares que la rodearon en un santiamén, nada más que vació el cartoncito del alpiste. En ese momento, se fue agachando con lentitud, hasta que una de las palomas que andaban a su vera fue la elegida, y a la que echó mano con una decisión que me impactó por su seguridad. Pues no anduvo tanteando una y otra vez, a ver cuál pillaba, sino que eligió una, y ésa fue la que acabó inmovilizada contra el suelo, bajo su mano firme. La escena, que contemplé de lejos, captó toda mi atención y le tiré una ráfaga de una docena de fotos, pero no llegué a saber el desenlace de la captura: aguardaba un autobús, y su partida no admitía más demora. Mientras nos dirigíamos a la otra punta de la ciudad, fui pensando obsesivamente sobre qué habría sucedido a continuación. Pensé de todo y varias posibilidades se fueron sucediendo en mi imaginación, una tras otra. ¿Por qué se acabaría imponiendo la que auguraba lo peor?
Robado en la Plaza Cataluña (Barcelona, Cataluña, España)
Enero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

1 comentario:

la cocina de frabisa dijo...

Me encanta esta foto con todo desaturado y la niña ahí, protagonista absoluta y acaparando toda la atención por su color y su gesto. Enhorabuena!

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