lunes, 6 de marzo de 2017

POR RECORDARLO TODO TAN BIEN (MICRORRELATO)

Lo recuerdas muy bien. Aquellas tardes al salir de la escuela, en las que eras el blanco de sus burlas sobre tu aspecto, tus notas, tu actitud. Aquellos compañeros que se decían tus amigos, que fueron cambiando sus afectos, y que un día de común acuerdo te dejaron solo en aquel descampado una madrugada fría, sin saber dónde estabas y adónde habían ido todos. Las palizas de tu madre, cuando llegabas por la tarde de hacer algún recado que ella ya había olvidado tras las botellas vacías que apilaba en la despensa. La imagen borrosa de tu padre dando su último portazo y alejando para siempre su voz ronca y violenta. Después, los horarios nocturnos por unos miserables billetes, tras los que quedabas rendido; tanto, que a veces llegaste a dormirte en el portal. También, el salvaje asalto de aquellos desharrapados, la casa en llamas, tu madre carbonizada.

Porque lo recuerdas todo tan bien, asimilaste con mucho provecho las lecciones que la vida te fue dando. Por eso, cuando cada día aprietas el gatillo, arrojas a alguien al canal, o anudas algún cuello con hilo metálico, lo haces con la conciencia tranquila y con la idea firme de que cambiar en la vida es posible, que es algo que se puede decidir, y que tu elección fue la más acertada de cuantas hubiste de tomar.
Del libro inédito Micrólogos, 2012

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