sábado, 30 de abril de 2016

MI PALABRERÍO CANALLA (6)

ABNEGACIÓN: Contumacia infectada de altruismo o, lo que es más peligroso en potencia, de religión.
ABSOLUTISMO: Tipo de régimen que era un momio para el que lo detentase, porque concentraba todos los poderes, es decir, hacía las leyes, las ejecutaba y nombraba a quienes velarían por que todo marchase según sus dictados. Un chollo, vamos.
ABSOLUTO: Pues eso.
ABSTRUSO: Dícese de aquel lenguaje complicado que es usado con preferencia por quienes carecen de ideas con que poder expresarlo. Verbigracia, el empleado en esta obra, que tan inconscientemente Vd. sostiene entre las manos.
ACROMEGALIA: Enfermedad que desarrolla en exceso las extremidades, sobre  todo las superiores, lo cual es muy útil para robar pero no para tirar la piedra y esconder la mano. Por ello, resulta muy notable su existencia entre políticos no del tipo de los genocidas, sino de los que exudan esencia de raterillo de barrio a gran escala; también en delincuentes con aspiraciones menores, pero idéntica forma de ganarse las habichuelas.
AFRODISÍACO: Falacia física que rinde pingües beneficios mentales (y de los otros) en orden a lograr más y mejor aprovechamiento sexual; y es que nunca estamos a gusto con lo que tenemos, la verdad.
AGENDA: Librito pautado en blanco que compra todo aquel que querría ser escritor y poder exhibir su obra por doquier, pero como no sabe escribir, a lo más que llega es a anotar línea a línea, como en un silabario, las estupideces que perpetrará a lo largo del día, de la semana, del mes, del año; y a intentar cumplirlo, que eso ya es el colmo.
AGNÓSICO/A: Aquél/lla aquejado/a de la imposibilidad de reconocimiento de personas y objetos por no transformar las sensaciones simples en percepciones. Resulta sospechoso que determinados especímenes ligados al ámbito bancario, empresarial o político aduzcan haberla contraído, justo después de haber cometido sus tropelías.
AGNÓSTICO: Todo aquel intelectual o librepensador que, demasiado pusilánime para ser ateo/a, es en cambio lo suficientemente previsor/a o prudente como para dejar un cabo suelto para pa’por si.
AGONÍA: Período inmediatamente anterior a la muerte que, si no concurren circunstancias abotargantes o excesivamente dolorosas, tendría que servirnos para aprender lo último que podremos saber en esta vida; en su lugar, sin embargo, tal dedicación se orienta hacia el lamento, el arrepentimiento y la conversión de última hora para por si acaso, que nunca se sabe.


Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

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