jueves, 21 de abril de 2016

LA HERRUMBRE Y LA VIDA



La vida es tan diversa en formas, situaciones y características, que apenas nada puede ser considerado bueno o malo, desde el punto de vista biológico. Porque hasta la mayor de las agresiones que la Naturaleza pueda recibir (que es la que el ser humano le inflige día a día, año a año, vida a vida) de entre toda esa muerte, de entre toda la corrupción de cualquier hábitat inicial, acaba brotando otras formas de compartir este mundo, otras existencias diferentes pero válidas y expandibles, a poco que se le deje vía libre y las condiciones se mantengan.

Contémplese, si no, esta imagen, algo caótica en apariencia, por haber sido seleccionado un encuadre no del todo revelador. Priman las texturas. A la izquierda, las metálicas, las herrumbrosas, las que muestran el óxido prolongado en una estructura de metal, probablemente de hierro, que se aprecia carcomida por el salitre y el agua de mar. A la derecha, en un sentido más rítmico y algo más ordenado, varias docenas de una variedad indeterminada de percebe o mejillón, adheridas a algo que más parecería fuente de venenos, que manantial nutricio del que poder sospechar que generase vida. Si se piensa que la foto está trucada para combinar ambos mundos, se incurre en un error. Está tomada sin artificio alguno en un pequeño puerto pesquero, y se trata de una bola de metal corroída por el tiempo y los elementos, que debió estar años en el agua (en forma de boya, baliza o con quién sabe qué función). Estaba ya varada en tierra, como esperando un destino más próximo a un desguace o vertedero, habiendo ya cumplida la tarea para la que fue creada hace tiempo. Era una esfera, ya digo. Pero en la parte inferior, la que se hallaría de continuo sumergida, la vida se aferra a la muerte con una fiereza y una abundancia que me hicieron sonreír. Por sobre la muerte, siempre la vida. Parecieran alimentarse la una a la otra, desde siempre. Incluso ahora, que la primera parece predominar sobre la segunda gracias a nuestros denodados esfuerzos en destruir más que en construir, la vida se impone. Aunque, a la postre, los esforzados mejillones fueran arrancados de su batidos mar, y destruidos prematuramente, sus balvas brillantes nos ofrecen el testimonio de que sobre la herrumbre creció un día la vida.

Basura portuaria, en Cariño (La Coruña, Galicia, España)
Agosto, 2007 ----- Nikon d100

No hay comentarios:

AVISO A VISITANTES

Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.