sábado, 19 de enero de 2019

APARIENCIA, SÓLO APARIENCIA


Cuando vi a aquellos cisnes negros, lo primero que me llamó la atención fue el brillo del sol sobre su plumaje y el contraste que prendió entre ambos. Luego, absorto en sus evoluciones, comprobé que nunca nadaban juntos, que iban por lugares distintos, y sólo ocasionalmente llegaban a acercarse cuando confluían en el centro. No podía saber cuál era su género, aunque he de reconocer que el morbo de un posible encuentro me demoró en exceso en el estanque. Una vez, en el mismo centro que aproximaba sus recorridos, se detuvieron uno frente al otro, y sus cuellos subieron y bajaron dos o tres veces, casi al unísono, lo cual se me antojó una especie de cortejo o, al menos, un saludo amistoso. Después, hundieron en el agua al mismo tiempo esos largos cuellos con sus cabezas; en mi ingenuidad, llegué a imaginar un largo beso subacuático y que sus formas al unirse semejarían un corazón. Y, sí, durante un segundo, al salir, formaron dicho corazón, pero de seguido, mientras cada uno tiraba de una parte de la bolsa de plástico, la violencia se adueñó del estanque, y sus bellas formas se transformaron en plumas rotas, carnes desgarradas y aguas sucias teñidas de sangre. Al llegar a casa, anoté dos apuntes nuevos en mi diario: uno sobre mi irredento romanticismo; otro, sobre etología aplicada al ser humano. Con el primero logré mejor prosa; con el segundo, más credibilidad.

Parque de Ferrera (Avilés (Asturias, España)
Julio, 2004 ----- Nikon D100

viernes, 18 de enero de 2019

MI PALABRERÍO CANALLA (41)

DESVARÍO: El que tú me produjiste, cielo, ¿te acuerdas? ¿No? ¡Qué lástima! ¿Sí? Menos mal, ya pensaba que sólo había sido un sueño.
DETERMINISMO: Mentalidad que entiende que el poder divino es tan enorme que incluso determina o prefigura lo que cada uno va a hacer a lo largo de la vida, por lo que la libertad (v.) o el libre albedrío (v.) serían meras aguas de borrajas. Lo fascinante del caso es que quienes creían en esto no se suicidaban de inmediato, lo cual movía a sospechas de insuficiente coherencia.
DEVALUACIÓN: Medida financiera macroeconónmica que se toma para intentar que los demás paguen las ineptitudes o los monumentales desfalcos de sus gobiernos respectivos; consiste en dictaminar la pérdida de valor de la moneda propia, con el señuelo de que así se exportará más y los dineros afluirán como por vía de encantamiento, lo cual es creído por la gente.
DÍA: Porción de horas consideradas suficientes como para agotarse, aburrirse o desesperarse (en la fase denominada vigilia) y recuperar fuerzas para continuar haciendo lo mismo (en la fase denominada como sueño).
DIABLO: Ideólogo del mal que ante la falta de prosélitos hubo de reconvertirse en amante nocherniego, de gran reputación e inagotable resistencia, logrando así mucho éxito entre determinadas mujeres y algunos hombres. 
DIÁLOGO: Maravilloso descubrimiento griego que se ha venido degradando con lentitud ineluctable a través de los tiempos. Hoy su influencia ha decaído mucho, merced a la influencia del fútbol, la televisión, la internet y otras drogas tendentes al soliloquio.
DIAMANTE: Disfraz curiosísimo del elemento más proteico, o sea, el carbono, que se presenta con unas características morfológicas muy  interesantes que no suelen interesar a quienes los poseen tan sólo como inversión económica o como exhibición sublimadora de carencias de amplio espectro.
DIARIO: Escrito de cariz personal o íntima que obedece a la falacia de que uno es  lo más maravilloso que existe y la única persona de quien merece la pena ocuparse. Los únicos que merecen la pena ser leídos son aquellos pocos en los cuales dicha falacia no es tal, sino verídica realidad. Y no todos, no se vaya a creer.
DICCIONARIO: Forma convencional de ordenar el desorden o de desordenar el orden de las palabras; tiene su utilidad, aunque a tenor de las consultas que recibe, no debe tener demasiada, al menos para el común de los mortales.
DIFERENCIA: Cualidad o característica que distingue una cosa de otra, un animal de otro, un hombre de una mujer, un violín de un ornitorrinco, un protozoo de una ballena, una catedral de un tornillo, un antifonario de una cassette...

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

jueves, 17 de enero de 2019

INUSUAL TRAMPANTOJO LITERARIO


Aquí, donde se ve, esto fue la entrada a un colegio de jesuitas muy relevante, construido a finales del XVI en una localidad de la provincia de Toledo. En ángulo recto con esta fachada sencilla, se halla todavía la imponente aunque austera iglesia de dicha institución. No viene al caso que el colegio fuera de jesuitas, que la iglesia siga siendo muy alta, que en el muro de la entrada mezcle ladrillo con sillar o sillarejo o que al lado hayan erigido una escultura del famoso Francisco de Toledo, oriundo de esta villa que llegó a ser virrey del Perú unos cuantos años de ese mismo siglo. No. Eso ahora no importa.

La foto se trae aquí porque, inútil como ya es el antiguo edificio, pero aún en pie, alguien tuvo la feliz idea de crear un trampantojo que cualquiera que pasa al lado, obligatoriamente ha de ver. Se localiza en dos ventanas de la parte baja y en la puerta principal. Y como se puede apreciar, se han pintado sobre los muros macizos (rellenos para evitar deterioros mayores) nada menos que !estanterías, libros, anaqueles, bibliotecas¡ Como ya no las hay, porque la incuria del tiempo y de los hombres se lo llevó todo, ¿por qué no simularnos y alegrarnos un instante la vista? Algo así debió pensar alguien perspicaz, inusualmente culto en los pastizales políticos o eclesiásticos. Vaya, pues, desde esta humilde bitácora un sentido agradecimiento a dicha persona, sea quien sea, fuera quien fuera, exista todavía o no.

Oropesa (Toledo, Castilla-La Mancha-España)
Diciembre, 2018 ----- Nikon D500

miércoles, 16 de enero de 2019

LA PERSONAL VITALIDAD DE VÁZQUEZ-FIGUEROA

Había leído antes opiniones de Alberto Vázquez-Figueroa en revistas, periódicos, incluso en algún documental. Sabía cosas de su vida, de modo que lo que ahora buscaba, con el libro que me acabo de leer (Siete vidas y media), era corroborar, falsar, o completar lo ya sabido. Siendo consciente, eso sí, de algo esencial para mí en los últimos tiempos: leyera lo que leyera, no me iba a aburrir. Y no me equivoqué en mis previsiones.

La propia estructura del libro ya dice mucho de lo que este hombre es y ha sido. Cuando le propusieron que escribiera una autobiografía, memorias o algo similar, teniendo en cuenta lo dilatada, variada y aventurera existencia que ha llevado, replicó que le daba mucha pereza ponerse a ello. Pero cuando a instancias del editor se le planteó si aceptaría realizar un recorrido por dicha vida a base de preguntas, como si fuera una larga entrevista, no lo dudó un instante, y entonces dijo que sí, que si estaba continuamente hablando de lo mismo en conversaciones cotidianas, no habría problema ninguno en que lo que tuviera que decir por propia boca se plasmara en forma de libro escrito.

Antes hablaba de corroborar o falsar. Pues bien, todo cuanto se lee corrobora al cien por cien lo que ya sabía. Lo cual indica que, una de dos, o se sabe el guión perfectamente, y siempre dice lo mismo, o en realidad su vida es como él la cuenta (o lo más parecido a como la cuenta). Yo me inclino por la segunda opción, puesto que si algo me gusta de su persona es que no le gustan las medias tintas y le gusta la claridad, la franqueza, aunque pueda doler o ello le acarree disgustos, fracasos, y no pocos enemigos.

Un tipo que puede decir que de las muchas facetas que ha abordado en su larga carrera, la de escribir guiones o dirigir dos películas ha sido de las más penosas, o que de los muchos libros que ha escrito, sólo merecen consideración real media docena, ese tipo es alguien confiable. Su forma de exponerlo, carente de máscaras ni falsas modestias, con contundencia, sin ahorrarse durísimas críticas a los estamentos culturales y a los dirigentes políticos en general, no permite albergar dudas sobre él: ha sido una persona cuyo grado de coherencia es muy superior a la  media, que ha hecho casi siempre lo que le ha dado la gana, que ha apostado a muerte en cada empresa que ha creído, que pese a que ha vivido a golpe de impulsos, atesora una buena cantidad de sentido común cuando aborda los problemas, que se ha dado muchos batacazos, pero también, como él mismo dice, ha vivido una vida plena, y eso, ya lo justifica todo a su entender.

Alguien que podría vivir como un maharajá, por lo que sus libros le han reportado en concepto de derechos de autor, pero que vive al día, porque lo que ha ganado lo ha invertido en sus empresas utópicas, pero según él muy reales y realizables, es en el fondo un idealista, a pesar de que la vida le ha producido serios desconchones y grietas en su estructura de pensamiento. Sólo por la insistencia de que ha hecho gala en el tema de las desaladoras reversibles por presión natural, merecería que alguien con algo de dinero le hiciera caso, y ver si tiene, como afirma, la solución a muchos problemas humanos, que si no se resuelven es por los intereses económicos de determinadas empresas. Como él mismo dice: “Si desean saber cuál será el nivel de aceptación de su invento, no se pregunten a quién beneficia; pregúntense a quién perjudica, porque del poder del perjudicado dependerá que salga o no adelante”.

Tal vez no sea el más fino relatando sus andanzas, ni el más humilde mencionando sus virtudes, ni el más austero en sus apetencias, ni el más realista de los mortales en sus propuestas, pero lo que sí que queda bien claro escuchando/leyendo sus palabras en este libro, es que sería una delicia pasarse una tarde o una noche conversando con él o, si me apuran, sólo escuchándole.

martes, 15 de enero de 2019

OTRA FORMA DE AGARRAR LA PUERTA


El ser humano no se conforma con lo sencillo. Como la evolución biológica, el hombre tiende a la complejidad. De ese modo, busca extraer de donde no hay, a crear. Algunos buscan denodadamente. Algunos de ellos, en ocasiones, encuentran.

Manija saurimorfa, en Castrillo de los Polvazares (León, Castilla y León, España)
Agosto, 2015 ----- iPhone 6 Plus

lunes, 14 de enero de 2019

MEJOR QUE NO VINIERAS NUNCA, OH, MUSA (MICRORRELATO)

De siempre me hablaron de ti. Ya de pequeño. Pero nunca te veía. Fui leyendo desde chiquito, y cuando el mundo griego se apareció ante mí, tu ausencia pesaba lo suyo, presa quién sabe dónde. Por los 18, comenzó todo. Unas veces me impulsaba una energía irresistible. Otras, no sabía por qué lo hacía todo. Pasaba del entusiasmo más extraordinario, al abatimiento más lacerante. Pero, conforme al consejo de mi tía, no dejé de escribir jamás. Ni un solo día. Jamás te vi, no obstante. Me gustaría haberte conocido. Acaso para intimar, no sé. Por la curiosidad de tantos años oyéndote nombrar. Hubo quien me dijo que escribiera con ese objetivo, precisamente: el de conjurarte y obligarte a aparecer. Pero gracias a mi tía, el número de volúmenes salidos de mi mano aumentaba año a año. La pluma, la máquina, el ordenador, todos ellos reflejaron mi perseverancia sin desmayo. Quizá alguien lo tilde de pertinacia, pero poco importa ya. Nadie me dijo si aquello era bueno o no, ni yo tampoco pregunté demasiado. Tú seguías sin surgir, pero eso parecía cada vez menos relevante. Y ya a mis años, si no acudiste nunca, no creo que ahora aparezcas al final. Por eso es mejor que te quedes donde estés. Con mi edad, no deseo cosechar un sucedáneo de triunfo que arrumbe el edificio de mi sólido fracaso. Mi espera infructuosa ha cosechado por contra un pleno lleno de materia. Si hubieras llegado a mi vida, ¿quién sabe cuánto habría tardado en depender de ti y sentirme despechado, a poco que me abandonases? Si te hubiera conocido, puede que habría destacado más en algún momento concreto. Pero no habría sido mi obra. Habría sido la tuya. A la larga, te habría odiado por ello.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

domingo, 13 de enero de 2019

PAVAROTTI, SALVADOR DE LA TARDE


Una tarde plomiza, húmeda, aburrida por los cambios de postura producidos por mi lumbalgia, que no me deja hacer lo que me gustaría, puede tener remedio. Si después de hacer varios intentos lectores, cinéfilos o siesteros, aún se sigue en la misma línea, se puede colocar un cedé en el reproductor y escuchar algunas de esas arias que justifican el tiempo invertido, los pensamientos trastocados, las pupilas temblorosas. En este caso, el tenor gordo, tonante, excelso.  Italiano. De Módena. Nada que ver con el vinagre. Luciano Pavarotti.

Cuadro de la exposición de J. P. Blanchard, en Saintes (Charente Maritime, Nueva Aquitania, Francia)
Julio, 2015 ----- Panasonic Lumix G6

sábado, 12 de enero de 2019

UN LECTOR DE LIBROS ELECTRÓNICOS

Como tengo pocos vicios, confieso que en ellos suelo gastar algo más de lo que la media o la prudencia aconsejaría. Así, en fotografía, informática, telefonía y biblioteca no suelo escatimar demasiado, pues me gusta disponer de aparatos que proporcionen calidad y, sobre todo, no resten tiempo (en averías, obsolescencias, garantías, mandangas...). Pero es que este año, a mayores, el cuarto rey, que no me falla nunca ante lo que le pido, me ha traído un lector de libros electrónicos, vulgo e-reader, o así. Las dimensiones del artilugio son las que podéis suponer, pero un poco más grande, porque yo cuido mucho mis ojos, ya que no hago lo propio con la espalda y la musculatura general. Lo importante es que se puede sujetar en una mano pequeña como es la mía. Luego tiene todas esas mandangas que hacen del trasto algo muy conectivo, poco fatigoso en la lectura, y tal. Por si alguien quiere más detalles, diré que no me rebajé a cogerlo a los prepotentes amazónicos y su asqueroso, enano y exclusivista quindel, sino que me encomendé a los hados de la marca Kobo, modelo Aura One. Ahí es nada.

El asunto es que el año pasado rocé el récord de lectura de la época pre-internetera, y me dije que por qué no probaba a ver si compartiendo ambos formatos, podía realizar tareas lectoras en más ámbitos y no únicamente en mi sillón lector. El asunto prosigue con que antaño, cuando yo era pirata, di en bajarme miríadas y miríadas de libros electrónicos a los que no había dado uso alguno, salvo el de poder decir que tenía "tantos mil" en tropecientas carpetas, bien clasificadas, eso sí. El asunto concluyó en que seleccioné entre toda la mierda que me había descargado fraudulentamente, y reduje la cosa a 1207 libros que a mí me parecieron supremos, conservables, releíbles y etecé. Y fue entonces cuando caí en la cuenta.

Después de haber introducido en las tripas de ese nuevo disco duro esa cantidad salvaje en el lapso de varios días de proceloso trabajo con el ordenador, comprobé, pasmado, que el lector pesaba lo mismo, ocupaba lo mismo, y sólo me había dado dos o tres dolores de cabeza mientras me ocupaba en la tarea introductora. Vamos, que una cuarta parte de mi biblioteca real, cabía en una superficie de 19'5 cm de largo, por 13'5 cm de ancho y 7 mm de grosor. Me dije ¡manda huevos!, asombréme, demudéme, pasméme y decidíme (a contar esto por escrito). Y es lo que estoy haciendo ahora mismo. Quede, pues, inaugurado el cachivache, que espero que no sólo no reduzca cantidades ni calidades, sino que incremente lugares, momentos, posibilidades, y otros etcéteras, que iré narrando, si la ardua tarea lectora me dejare tiempo para ello. Amén.

viernes, 11 de enero de 2019

ELLA ES INALCANZABLE PARA MÍ


(Advertencia traidora: Si después de leer el título de esta entrada y contemplar con detenimiento la imagen, se considerare que fuere necesario una aclaración o comentario al respecto, es que o bien la foto falla, o bien que quien observa no sabe ni mirar ni ver (una de las dos opciones, sin posibilidad intermedia alguna).

(Propuesta vergonzante: Si entre el público asistente hay alguien que no haya sentido alguna vez en la vida lo que ese niño refleja ante la niña, que se arme de valor y levante la mano -o la voz-, y se retrate).

(Aclaración identificadora: la foto se realizó en el llamado Miroir de l'eau -mirador de agua- de Burdeos (departamento de Gironde, región de Nueva Aquitania, país de Francia), en el mes de julio de 2010, con una Nikon D300, a las 19:27).

jueves, 10 de enero de 2019

LAS MIGAJAS DE LOS MUY, MUY RICOS

Me cayeron las dos noticias casi al tiempo, y aunque no son simultáneas, sí son las dos muy recientes. Tratan de la generosidad de los ricos. De las donaciones que llevan a cabo los muy, muy ricos. La primera es de esta misma semana, y el protagonista es Amancio Ortega, presidente de Inditex, que ha donado otra máquina más -ya lo ha hecho otras veces- para realizar la radioterapia en el hospital (HUCA) de Oviedo. Como no es algo novedoso, parece que salvo en Asturias no se le dio mucha difusión al asunto. La segunda tampoco es que tuviera letras de oro y titulares de grafeno en los informativos, pero era muy colorista y se hizo cargo de ella el suplemento más leído en España los domingos, el XL Semanal.

Quien redactó el suelto, lo tituló “El ‘padre’ de todas las novias”, y en él refiere el padrinazgo que el multimillonario hindú Mahesh Savani llevó a cabo esta vez -pues ha habido más, desde 2008- con 251 novias huérfanas con problemas económicos, que se casaron a la vez. No con él, claro. Él sólo ejerció de padrino de todas ellas al tiempo, y de pagador oficial de los gastos de todas esas bodas que, si hacemos caso a lo que se dice en el suplemento, asciende a unos 6.000 € por chica. El hombre no impone nada, pues deja que cada una elija vestido, maquillaje, invitados... Por no imponer, no impone ni la religión, pues igual apadrinó a una cristiana, tres musulmanas y el resto, hinduistas. Preguntado por tal dosis de generosidad, siempre responde que lo hace para ser bendecido por Dios. Y las dos noticias te dejan turulato, como es natural. Pero sólo al principio. Luego, si se piensa...

Es notorio que aun pensándolo, cualquier acto de generosidad de estos niveles de gasto -no de los cotidianos, de los que hay más de los que imaginamos-, venga de quien venga y en la situación que sea, es algo que hay que agradecer siempre, porque lo común no es eso, sino la situación contraria. Es decir, que los muy muy ricos no sólo no reparten sus infinitas fortunas, sino que las acumulan sin poder gastar tan increíbles cantidades, de un modo inexplicable y patológico. De modo que hay que dar las gracias, de mano. Siempre.

Pero, luego, uno siempre se pregunta los porqués, y las razones últimas que impulsan a estas acciones, que acaban siempre ocupando algún lugar de los noticieros cada cierto tiempo. Y ya sean religiosos, vanidosos, expiatorios, interesados, desgravadores, anecdóticos, etcétera, la pregunta clave es: ¿por qué en esa ridícula cantidad? El multimillonario asiático, que ha amasado sus inmensos caudales con el comercio de diamantes, tendría para pagarles la boda a toda la casta de los intocables de ese gigantesco país. El caso del multimillonario español, cuya fortuna es todavía mayor, y ha sido lograda construyendo el emporio textil más grande del mundo, podría dotar con los más avanzados medios técnicos a todos los hospitales españoles, en cada uno de sus departamentos, y así paliar los abundosos recortes que los políticos patrios han venido aplicando a tan noble actividad desde el inicio de la crisis de 2008. Y, si lo hicieran, ninguno quedaría después en situación de pobreza extrema, sino que aún les quedaría tal cantidad de millones, que su cabeza, como la de cualquier mortal, seguiría sin captar la verdadera realidad de tanto dinero. Entonces, ¿por qué esa cantidad? ¿Por qué esas migajas? 

Si se tuviera una apetencia real de redistribuir rentas obtenidas a lo largo de una vida con procedimientos que sólo con eufemismos podríamos tildar de irregulares, ¿no cabrían muchísimas más oportunidades de aplicar dicha generosidad? Porque hablamos de la fortuna personal, no de la que la empresa dispone para reinvertir, comprar, vender, negociar, ampliar. No. Hablamos de la fortuna que estos señores tienen para su propio uso y disfrute. Y si tomamos dichas fortunas en conjunto, y miramos después lo gastado con sus operaciones generosas,  y comparamos, sigue apareciendo la misma palabra: migajas. Y, a continuación, la misma pregunta: “¿Por qué?” De un modo inevitable, siempre, siempre, me respondo lo mismo tras analizar mis sospechas que siempre enfocan al mismo punto. Ese mismo punto y esas mismas sospechas que estás teniendo tú también al leer esto.

miércoles, 9 de enero de 2019

VIDRIERA DEL LEÓN RAMPANTE



Cuando se realizan obras de restauración en algunas catedrales, a veces es posible acceder de forma temporal a zonas que están vedadas al gran público. En la catedral de León, hace unos años dieron con una idea que también se había aplicado en otros templos famosos, como el de la catedral de Vitoria: consiste en aprovechar dichas tareas restauradoras y sus andamiajes, para que el visitante pueda ver muy de cerca lo que habitualmente ve desde abajo y con muy poco detalle. En el caso de la Pulchra Leonina, se erigió una estructura en la zona oeste, justo encima de la fachada principal, y desde allí se contemplaba todo el templo a la altura del triforio, lo que acrecía la espectacularidad de la línea ritmada de la nave principal hacia la cabecera y también (y aquí viene el asunto que nos trae a esta entrada) se podían contemplar las vidrieras del triforio a una distancia reducidísima, casi a medio metro tan sólo; y hasta el punto de que uno de los rosetones principales de la catedral, el occidental, se hallaba sólo a unos pocos metros por encima de las cabezas de los que accedimos a la nueva posibilidad visual ofrecida por la principal iglesia leonesa.

Es entonces, cuando uno se pasma al tener a pocos centímetros de los ojos las justamente afamadas vidrieras de la catedral de León. La transparencia, la limpidez -una vez llevada a cabo la limpieza a que las sometieron en el proceso-, la apariencia de relieve, quedan bien a las claras a poco que la luz exterior sea suficiente. Para ilustrarlo no elegí la más bella, desde luego, pero sí la que más ilusión le hizo a un amigo querido (virtuoso de la heráldica y amantísimo de lo histórico en mayor medida que quien esto escribe -valga la hipérbole, que no lo es-), cuando se las mostré en su día. Lo sé, algo patriota en exceso, si acaso. Pero magro defecto señala a tan excelente persona, que carece de la mayoría de los otros.

Vidriera del triforio de la Catedral de Sta. María (León, Castilla y León, España)
Marzo, 2008 ----- Nikon D300

martes, 8 de enero de 2019

HITOS DE MI ESCALERA (34)

En julio de 1983, con 20 años cumplidos, comencé a escribir un diario. No sin sonrojo, transcribo sus primeras líneas, para que se entienda que si bien comencé tarde -como en muchas otras cosas-, mi mentalidad en lo concerniente a esta actividad no deja de ser la de un adolescente que dejó de serlo pero que aún lo era, en lo esencial: 

“Querido Diario: Empiezo hoy, tras 20 años sin contacto alguno contigo, a entablar un diálogo con tu espíritu. Será un diálogo en el que sólo hablaré yo; tú no existes más que en función de mí. Sin embargo, mentalmente y dentro de mí, una parte de mi personalidad responderá por ti.”

Al poco de empezar, con el rigor que me caracteriza, las intenciones, las causalidades: 

“Porque yo empiezo tu existencia por una gran falta de comunicación que anida dentro de mí. De modo que ya lo sabes: existes por y para mí. No tendrás una vida propia; estarás fatalmente predestinado a los altibajos de mi estado de ánimo y a la tinta de mi bolígrafo (nunca he usado pluma).”

¡Qué menos! La soledad, el sentimiento de distinción, de diferencia, no hallar con facilidad personas con quienes conectar en los estratos altos. Un clásico, vamos. Pero también las promesas, las intenciones:

“Por el mismo hecho de que nunca tendrás una luz pública afirmo que estas letras manuscritas por mí, nunca serán impresas como lo han sido otros diarios de personajes famosos. Puede que te lea alguien. Tal vez, incluso con mi consentimiento. Pero su cometido será única y exclusivamente íntimo.”

El diario como un “tú” interlocutor, con tanto peso como si fuera una persona real. Sería el traslado del “amigo invisible” de los niños a la edad casi adulta. Casi un despropósito enternecedor, visto desde mis 55. Y, luego, por supuesto, las presentaciones: 

“Mi nombre ya lo sabes, no es preciso que te lo repita. Nací en Galicia, en una ciudad por entonces medianamente importante y hoy venida a menos...”

En fin, ¿a qué seguir? El pudor ante dicha inocencia lo desaconseja. Pero lo importante, y por eso lo traigo a colación como uno de estos Hitos de mi escalera, es que durante muchos años, esa bisoñez inicial se convirtió en una obsesión que fue testigo de todos mis vaivenes, deseos, vivencias, fracasos, andaduras. Testigo de mi evolución mental, emocional, académica, literaria, artística. De mi volubilidad puntual en algunas cuestiones, de mi solidez estructural en muchas otras, de mis transformaciones inevitables para convertirme en quien soy ahora. 

Los beneficios que me procuró desde el punto de vista terapéutico me parecen incalculables. Los que me brindó como campo de pruebas de mi siempre guadianesca escritura, insustituibles. Los que puede aportar como prueba documental de mi existencia, únicos.

Y por esa razón lo menciono aquí. Porque ningún documento de cuantos poseo podría ofrecer una panorámica más completa de cuanto he sido. Desde ese comienzo el 5 de julio de 1983, hasta el 9 de diciembre de 2008, fecha de la última entrada “oficial”, hay más de 25 años de unos pocos miles de páginas manuscritas, mecanografiadas tecleadas a un ordenador (pues cualquier medio llegó a valer). Mucho tiempo, desde luego. Casi la mitad de mi vida actual. Casi nada. Lo repito en voz alta, y me asombro. Y si me sucede a mí, quizá a quien lea esto también le ocurra.

En mi estado de vida actual (mental y físico) no hay perspectiva de que vuelva a escribir un diario. Con todo, no descarto nada. ¿Quién sabe qué pensaré dentro de unos años, cuando me prejubile con júbilo a los 60? ¿Cómo poder prever mis necesidades de comunicación cuando la vejez física (y acaso la mental) me envuelvan progresiva o velozmente? No descarto nada, como digo. Será muy, muy improbable. Aunque, claro...

lunes, 7 de enero de 2019

CHORROS DE AGUA CONGELADOS


Podría parecer que los chorros que efectúan esas elegantes parábolas se hallan congelados, y si nos atenemos a las temperaturas del exterior habidas en las últimas dos semanas, no sería una imagen tan imposible de lograr. Pero, no. La congelación de ese agua entubada y dirigida tiene que ver con la velocidad de obturación con que se tomó la fotografía, gracias a que la abundante luz existente lo pudo permitir. Además, era verano.


Como en tantas situaciones de la vida cotidiana, no vemos lo que en realidad hay. Sólo captamos lo que nuestros limitados sentidos nos transmiten, y esa información tiene muchas carencias. Si viéramos, escucháramos, oliéramos lo que algunos animales, seríamos unos seres con unas posibilidades mucho mayores de las que todavía tenemos. Pero en realidad, cuando vemos un chorro de una fuente, sólo vemos una continuidad de agua que en realidad es un rosario de "cartuchos" líquidos que nuestra particular retina une en una continuidad que sólo vemos nosotros, al igual que cuando contemplamos una película no vemos 24 ó 25 imágenes por segundo, sino un continuo movimiento. No debemos, pues, quedarnos con todo lo que veamos, ni todo lo que oigamos, ni todo lo que lleguemos a oler. Seguro que no es más que una parte de la realidad, y con seguridad no la mejor (ni la más interesante).

Fuente en Valladolid (Castilla y León, España)
Julio, 2007 ----- Nikon D100

miércoles, 2 de enero de 2019

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (23)

Pregunta 63

Supongamos que existiera un importante avance tecnológico que permitiera a la gente viajar entre continentes tan fácilmente y a tan bajo costo como entre ciudades. Lamentablemente, ese medio de transporte provocaría cien mil muertes por año. ¿Trataría usted de impedir su utilización?

No. Pero aunque lo intentase, sería inútil, ¿quién soy yo para intentar frenar  al mar, al viento, al calor, al frío? Además, supondría navegar en contra de la lógica, de la historia y de las necesidades de la gente. Todo avance tecnológico tiene sus costes, es inevitable. Y que se sepan sus riesgos y sus tributos en vidas, no ha arredrado a la humanidad a poner en práctica ninguno de ellos. Tal vez porque los beneficios generales compensan de las pérdidas. Tal vez.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

sábado, 29 de diciembre de 2018

LOS AGUILLÓNS DE ORTEGAL


Son tres islotes que se encuentran en la prolongación del espectacular cabo de Ortegal. Son como sus hijos, aunque en realidad son más viejas que el cabo, y de naturaleza geomorfológica diferente. Superan en más del doble la antigüedad de cualquiera de las rocas de la Península Ibérica, y son roquedos antiquísimos, a la altura de los cratones canadienses, australianos o sudafricanos.

Son más antiguos que el cabo, sí, pero en realidad parecen sus hijos, sus vigilantes, sus guardaespaldas. Encajan primero los embates del furioso piélago, y canalizan la espuma formando ríos sinuosos que acaban en la punta del cabo, como señalando la dirección correcta de alineación. La mirada se desplaza del cabo hasta ellos, y realiza el mismo recorrido a la inversa, una y otra vez. Los ojos no comprenden nada, pero acaban extasiándose, adormeciéndose. Los aguillons nos hipnotizan, como las sirenas. Sólo con mucho esfuerzo uno puede salir de allí.

Cabo Ortegal (La Coruña, Galicia, España)
Noviembre, 2008 ---- Nikon D100

jueves, 27 de diciembre de 2018

CARTA DESESPERADA A SANTA CLAUS (MICRORRELATO)

Querido Santa Claus, te escribo a ti un poco desesperado, porque los Reyes Magos no me hacen ningún caso. Cuando al principio le escribí a Melchor -mi preferido- pidiéndole la moto eléctrica, recibí las fábulas completas de Esopo y una caja de lápices de colores. Cambié de rey, y a Gaspar le solicité algo más modesto: una bicicleta con patines; pero la mañana esperada sólo encontré dos libros de animales y un puzle de 500 piezas. Harto ya, pensé que Baltasar, por ser negro, se apiadaría mis desgracias, y a éste le pedí algo más realista: unos patines con sus protecciones (casco, rodilleras y coderas); pero ni por ésas. La mañana de Reyes de este año último me encontré una cartera nueva para clase, y un reloj Casio. Así que ya imaginarás lo enfadado que estoy.

Por eso me encomiendo a ti, Santa, ya como último recurso -perdona la sinceridad, pero por aquí somos más de Reyes, ya me entiendes-. Y querría, para compensar, el kart de gasolina que he visto hace poco, y que tanto me gusta. Sé que es caro, pero tú bien te lo puedes permitir, y creo haberlo merecido de sobra.

No obstante, te comunico que la semana pasada una vecina guasona me dijo en el ascensor que los reyes, Santa Claus, San Nicolás y Papá Noel, todos, todos, son los padres. Yo no me lo creí del todo, claro. Pero en el caso de que sea verdad, si estáis leyendo esto y no accedéis a mi justa petición, que sepáis que pienso contar cierta información secreta de cada uno de los dos que, si llegase a saberse... Aunque es imposible que seáis los padres. Ni siquiera ellos pecaron nunca de tanta tacañería.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

miércoles, 26 de diciembre de 2018

CHUPITELES (QUE VENDRÁN, SUPONEMOS)


Una vez que han pasado las fiestas principales (es un decir), queda el tiempo que gozamos o padecemos. Y como la nueva estación es la que es, lo que nos envuelve en algunos lugares peninsulares, sobre todo de interior, es el frío. Esa sensación que en las zonas de costa confunden claramente cuando bajan las temperaturas, y que les hace equivocarse cuando afirman tener frío. Esa sensación que en zonas cantábricas o mediterráneas no experimentan más que dos o tres veces por década, pero que no les impide llamar frío a cualquier situación que baje de los 10 grados centígrados. Yo, que vivo en Asturias, en zona costera y por tanto húmeda pero nunca fría (salvo ola polar o siberiana) me río mucho todavía hoy cuando mis vecinos, compañeros o alumnos me dicen "hoy sí que hace frío, ¿eh?". Me lo dicen a mí, que saben que antes de allí viví siempre en la meseta. Y buscan mi sonrisa o mi comentario cariñosamente negativo. "Vosotros no tenéis ni idea de lo que es frío de verdad, y ni siquiera yo lo sé, que jamás estuve en Siberia o la Antártida". Hacen como que protestan, sonríen y ahí suele acabar todo.

Por eso hoy, que ha refrescado bastante y andamos bajo cero cuando el sol no se halla presente, mientras seleccionaba fotos, recalé en esta que, por supuesto, no refleja la situación actual, pero acaso la prefigure. Y como son efectos del frío algo peligrosos, pero aun así estéticos, me pareció adecuado colocarla como inicio y base de estas palabras algo melancólicas, algo somnolientas, algo empachadas.

Pd amable/ Chupitel es el modo en que en algunas provincias de León y Castilla se nombra en castellano al carámbano, que, como todo el mundo sabe es un "pedazo de hielo más o menos puntiagudo", según reza el DRAE.

Monasterio de Sta. María la Real, en Aguilar de Campóo (Palencia, Castilla y León, España)
Marzo, 2012 ----- Nikon D300

martes, 25 de diciembre de 2018

EL MATRIMONIO MÁS MODERNO: CON UNO MISMO

Me entero de que hay en nuestros días un boom narcisista en los países avanzados (¿dónde si no?) y que lleva, ojo al dato, a que haya personas (sic) que consideren que casarse con uno mismo (o una misma) sea una opción no sólo lógica o válida, sino para la que se solicita una cobertura legal.

Según parece, una de las primeras en abrazar la brillantísima idea fue una fotógrafa (...), de nombre Grace Gelder, que declaró que se lo había planteado muy en serio, "al no encontrar a nadie mejor", y tras varios años de soltería. ¡Pues claro! ¡Cómo no se nos había ocurrido esto antes! Y los juzgados colapsados por trámites de divorcio de matrimonios fracasados, dilapidados, estrellados y muy mal avenidos. Con uno mismo -o misma-, eso no se contempla, pues nadie que llegue a ese nivel tiene la autoestima tan floja como para cuestionarse haber matrimoniado consigo mismo. De modo que uno de los remedios para la crisis matrimonial que en los países avanzados roza el 50 % es justamente ésa: uno mismo. Ya lo decía el refrán castellano: "el buey suelto, bien se lame", que era mucho más ecológico aunque no menos acertado que el de "más vale solo que mal acompañado".

Y parece que el gesto de la fotógrafa británica no cayó en saco roto, pues desde ese 2014 de su auto-boda, su ejemplo ha cundido y decenas de personas han subido a altares improvisados y pronunciado un "sí, me quiero" tan sincero como entusiasta, que es siempre jaleado por sus invitados. Así que no se piense que esto es cosa de broma, no. El asunto ya ha sido estudiado por mentes capitalistas que ven en ello material donde medrar y hacer engordar las correspondientes inversiones, sea en bitcoins o en dólares de toda la vida. Y la CNN ha comunicado a sus bien informados espectadores que hay diseñadores de joyas que venden ya por internet un kit con un anillo hecho a mano, así como instrucciones para la ceremonia y una tarjeta de afirmación para cada día de la semana. Y si quienes entienden de plata, se han puesto a ello, es que la cosa fructificará, y no se esperan fracasos al respecto. Ya seguía diciendo el refranero que el amor al prójimo empieza por el amor propio, o sea, a sí mismo -o misma-.


El siguiente paso es lograr la cobertura legal que formalice el gigantesco salto en la entronización del individuo consigo mismo, en lo que supondrá el espaldarazo definitivo a establecer que el narcisismo es lo más. Los partidos políticos ya están avisados, y algunos ya han tomado postura, asumiendo con pasión la defensa del matrimonio consigo mismo (self marriage, que en inglés queda más chachi). E insisto, no se lo tome nadie a broma, porque el principal valedor mundial de esto es nada más y nada menos que el intelectual más reputado en todo el mundo cibernético: Donald Trump. Este estaría moviendo hilos entre bambalinas para que cuando esté listo el momento de librarse de Melania, poco después lleve a cabo el definitivo auto-matrimonio con la única persona que no le defraudará jamás. Él sería más feliz, y del resto del mundo ya ni hablamos.

domingo, 23 de diciembre de 2018

RUEDA DE BICI EN CUENCA


Esto que aquí se ve estuvo expuesto en un museo en Cuenca, en una exposición temporal hace años. Es de creer que ahora se encontrará en otro lugar de parecidas características e iluminado a conveniencia. Pero desconozco esos datos. Como también carezco de conocimiento sobre autoría, cronología, técnicas, fondo de procedencia, y otros etcéteras que acostumbro a fotografiar tras hacer lo propio con la obra. De modo que, como nada sabemos, sólo podremos decir que es una rueda de bicicleta -limpia y brillante- con su correspondiente latiguillo de inflado enroscado en la válvula, y enmarcado todo ello con inmaculada pulcritud en una estructura de ¿madera?, ¿metacrilato?, ¿cartón? de forma cuadrada, con unos botones o remaches metálicos en cada uno de los cuatro bordes. La tonalidad, marcadamente ocre o rosácea, acaso esté contaminada algo por la iluminación de tungsteno circundante, pero no se diferenciaba mucho de lo que aquí observamos.

Bien. Dicho esto, afirmo que lo que allí vi no me desagradó. Me pareció raro e impensado, aunque pude verificar que quien lo ideó/construyó sabía lo que hacía y el resultado ofrece la impresión de algo bien hecho, por lo que creo que al menos no sería un charlatán imperito de tantos cuantos nos encontramos hoy en día. Ahora bien, dicho esto -insisto- salí de allí más o menos como entré. Nada hubo que me impactara, me hiciera reflexionar, me enfadara, me emocionara, me diera argumentos a favor o en contra  de un asesinato selectivo o preventivo. Vamos, que me quedé como estaba.

Y venía esto a cuenta de que hoy vi en una página a la que estoy suscrito, en la que se recordaba que un cuadro del divino Matisse estuvo colgado al revés la friolera de ¡47 días! en el MOMA neoyorquino. Con lo cual, por si no hubiera quedado claro, nos da una idea de por dónde andan nuestros tiros en el tema de arte actual. O así.

Exposición en el Espacio Torner en Cuenca (Castilla-La Mancha, España)
Abril, 2012 ----- Nikon D300

sábado, 22 de diciembre de 2018

DE RATONES O POLÍTICOS (DIRIGENTES)

La mayoría de los dirigentes políticos actuales son unos miserables. No se me ocurre una palabra menor. Mayor, sí. La mayoría de los que comandan los partidos son personas que no han obtenido el cargo por méritos personales, sino por encaramarse a lo más alto a base de obedecer sin discusiones a la sombra de otro mantadario (que no líder), de quien chupó rueda y a quien cubrió marrones que a su tiempo obtendrían premio. También hay un tipo de dirigentes que surge como selección natural por ser quienes menos estulticia o incapacidad acreditan de entre quienes componen su grupo.  La mayoría toma la política como un medio de enriquecerse legal o ilegalmente. En el mejor de los casos, para tener un sueldo, prebendas y mejor nivel de vida que con el empleo que tenían antes (suponiendo que alguna vez tuvieran alguno, dado que abundan los políticos "profesionales", de los que o ejercen en un partido, o no saben ni por dónde sale el sol).

El modo en que hablan delata en la mayoría de las ocasiones una falta de cultura de tal calibre, que es para echarse a temblar. Y si la cultura suele brillar por su ausencia, no hablemos ya cómo han desarrollado la empatía, por completo inexistente -al modo psicópata- en buena parte de nuestros dirigentes. Por lo común mienten, o no tienen empaque alguno en desdecirse con la tranquilidad que otorga la impunidad con que la ciudadanía los premia al acabar sus mandatos. Y, a mayores, en los últimos tiempos se ha puesto de moda el falseamiento de informaciones, la correduría abusiva de bulos, rumores, porquería que atribuir al contrario, al hilo de la facilidad otorgada por las nuevas tecnologías. Todo ello amparado en el nuevo paradigma de que repetir una mentira muchas veces le otorga un marchamo de verdad o, como mínimo, de duda razonable, a lo que se han apuntado todos con presta disposición.

De modo que suelen ser inútiles que no valen para el cargo, representan un modelo de trepa pertinaz, no poseen la más mínima calidad para ejercerlo como se debería, y es más que probable que segreguen y aparten a los posibles futuros líderes (esos que sí valdrían para dirigir y que arrastrarían a la ciudadanía con argumentos reales y con acciones encaminadas a que la calidad de vida de los gobernados fuera aumentando cada año un poco más, o al menos no retrocediera).

Desde hace muchos años, sólo veo políticos canallas, en una escala amplia (obviamente, no todos lo son en grado sumo). Pero ahora mismo no veo ni un solo líder, ni uno solo. Y no me refiero sólo a España, sino en todo el panorama internacional. Y si no hay líderes, no hay ideas. Ni por descontado habrá metas, ni proyectos articulados, ni sociedades morales con los valores adecuados. Sólo rivalidad, desacuerdo, acusaciones, egoísmo, narcisismo, insultos, encono, desencuentros. Mediocridad, en suma. Por lo que el diálogo, la honestidad, la verdad, el consenso, la negociación, la justicia, la ética, la responsabilidad y el bien común, serán sólo palabras del pasado, arcanos que casi nadie podrá recordar conforme pasen unos cuantos años y esta globalidad que tanto nos uniformiza nos haya destruido de modo irreversible.

viernes, 21 de diciembre de 2018

LA CURIOSIDAD, DE REOJO


Admitámoslo. La foto no salió como yo quería. Tratándose de robados, los "inconvenientes" de los espontáneos aparecen con frecuencia, porque uno se concentra casi en exclusiva en el objeto a fotografiar y descuida el resto (a veces, con riesgos procelosos, como contaré otro día). Y entonces, cuando uno cree que tiene el encuadre, que la acción del sujeto es la correcta, se aprieta el obturador y ¡chass!: cuando se comprueba el resultado, un fulano se ha colado en el rectángulo, trastocándolo todo. Cuando se trata de edificios, o naturalezas muertas, no pasa nada, se repite la toma y ya. Pero cuando se trata de robados, muchas veces se pierde la oportunidad para siempre. Otras, como es este caso, estropeando la foto, aparece otra circunstancia que la redime.

Piénsese en ello, observando la imagen. Mi objetivo estaba apuntando a una japonesa o coreana muy joven, portando una cámara Nikon hermana de la mía, donde llevaba montado un objetivo tremendo en longitud, peso y precio. Era verano y la luz dura del sol era ingobernable, pero al menos el adoquinado del suelo ejercía de reflector y matizaba las sombras. La chica, sin ningún arrobo por tener en sus manos un objeto inusual en una turista de su edad, fotografiaba de todo, más o menos como yo. Se notaba que no era novata, por el modo en que cogía su instrumento y los barridos que efectuaba, a la caza de algo que llamara su atención. Y era atractiva, también: otro valor añadido. Con todo lo cual se apunta, se dispara y obtendría una foto algo inusual, pero no algo sorprendente ni digno de figurar en este blog. Una foto más, entre tantos miles.

Pero el caso es que el fulano que se cuela en el encuadre se convierte de improviso y de inmediato en el verdadero protagonista de la historia que cuenta la foto. Adviértase su gesto, clarísimo en lo poco que de su cara queda al descubierto, pero suficiente para que comprendamos su asombro, o su admiración, o su extrañeza, puede que su deseo. Es una mirada de reojo tal vez de sorpresa manifiesta, a la que añadir tal vez envidia, tal vez desprecio, tal vez curiosidad por ver el rostro de la portadora de semejante equipo. Es más que probable que la hubiera venido observando desde más atrás, y que al llegar a su altura, se volviera para ampliar la información que ya le venía intrigando desde hacía unos cuantos pasos. Y ahora, cuando llega a su altura (él caminando y ella parada, encuadrando y disparando), es cuando se produce la mirada unilateral de él, ante la indiferencia de ella, concentrada en otra tarea mucho más interesante. Sin esa mirada, que sugiere todo, aunque no sepamos decir exactamente qué, la foto no valdría nada, sería uno de tantos intentos fallidos. Así, ese reojillo curiosón a punto de verificar lo que ha imaginado de esa avezada fotógrafa, se convierte en el motor de un relato visual, y nos ha permitido lucubrar sobre qué, cómo, cuándo e incluso algún porqué.

Robado en la Place du Capitole, en Toulouse (Haute-Garonne, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon D300

jueves, 20 de diciembre de 2018

EL SOLSTICIO MÁS TRISTE

Y ya nos encontramos de nuevo en los albores del solsticio. La esfera donde nos hallamos viaja a ritmo constante, no cesa nunca su recorrido, y ya nos ha traído al punto en que la noche supera con mucho al día, y convierte las madrugadas en una pregunta sobre cuándo saldrá el sol. En clase confunden mucho solsticio con equinoccio, pero la estrella y el planeta no se detienen por ello. Y ya desde que los primeros seres humanos levantaron la cabeza lo suficiente como para contemplar lo que había encima de ellos, comprendieron que había un momento en que el punto de luz cegadora no podía bajar ya más, e iniciaba en breve otra vez la ascensión hacia lo más alto. Y así sucesivamente.

De nuevo, el solsticio. De nuevo, las navidades. De nuevo, las tradiciones. De nuevo, lo esperado. Aunque este año todo va a ser diferente. Como todo año, sí, pero este año todo va a ser diferente. Nunca he pasado unas navidades sin estar en el piso de mis padres. Sólo que esta vez volveré al mismo piso, pero sólo me aguardan mi padre y mi hermano, que han acordado que estas navidades no hay fiesta. Y es verdad, aunque no lo hubieran decidido, no la habría. No habrá quien coloque los adornos navideños, pero, sobre todo, nosotros no tendremos ganas de ponerlos, que es lo peor. No habrá fiesta, porque nada tendremos que celebrar, y sí mucho que recordar. En silencio o en voz baja, con unas cuantas lágrimas como único aderezo. 

Esta vez el solsticio, sin duda, será el momento más bajo del año.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

LAS RELIQUIAS MEDIEVALES, NEGOCIO ETERNO (Y REDONDO)


Estos que aquí vemos son sólo algunos de los miles de relicarios que en la Edad Media poblaron Europa, en la infinidad de iglesias cristianas repartidas por todo el continente. Son, en primer término, parte del brazo de San Emilion (s. XIII), y al fondo una Virgen María (s. XII), ambos con alma de madera, recubierta de plata dorada. Están en Francia, en la iglesia abacial de San Pedro, en Beaulieu, un bello pueblo a orillas del Dordoña. No puede decirse que se hallen entre las obras maestras que encontraríamos en lugares escogidos, como los tesoros de Santa Fe en Conques o San Isidoro de León; pero tampoco son "del montón" que albergaría la iglesia más remota y aislada de cualquier provincia. No obstante, quienes realizaban el peregrinaje hacia Santiago por esta ruta, hacían alto obligatorio en dicho lugar y oraban frente a estos objetos, dignificados y embellecidos por la espléndida orfebrería medieval heredada de los invasores germanos.

Como resulta fácil de entender, desde el punto de vista científico más escrupuloso no se sostiene que la mayoría tengan rigor atribuible, es decir, que las probabilidades de que cada reliquia asociada a un personaje santo o venerable le pertenecieran de verdad son más que remotas, salvo en casos muy documentados, que resultan ser pocos. Sin embargo, ello no fue óbice, cortapisa, valladar o impedimento para que la gente creyera sin fisuras que eran verdaderas. De modo que la fe legitimó en la práctica lo que la realidad desmentiría de un plumazo si se aplicasen investigaciones objetivas. Y si la fe legitimaba esas atribuciones, el resultado más inmediato es que atraía a muchos feligreses o peregrinos a donde se hallasen. Y ello se traducía en mucho poder económico para los lugares donde dichas reliquias estuviesen, y se publicitaran con acierto. La fama de los milagros, de las curaciones, de los hechos sobrenaturales, de las apariciones, se convertía a su vez en mayor afluencia de fieles devotos, que además de su presencia física, aportaban pingües dineros en pernoctaciones, manutención, limosnas, ofrendas, recuerdos, etc.

Así que se puede afirmar (y aquí llegamos al intríngulis del asunto) que el mundo de las reliquias medievales fue uno de los modos con que la Iglesia logró perpetuar su fe a través de los tiempos, asociando su avispado presente al testimonio necrológico y martirial de su pasado. Pero también, una de las maneras más impresionantes de enriquecimiento que organización alguna haya conseguido a lo largo de la historia de la humanidad. Su negocio resultó redondo a todas luces, teniendo en cuenta lo invertido y lo que luego acabaría obteniéndose de beneficio. Y la prueba de todo ello, aún se puede ver en el impresionante patrimonio inmobiliario y suntuario de la organización religiosa que lidera el papa de Roma. Sobre su permanencia a lo largo de los siglos, y la libranza que aún hoy disfruta dicha organización con respecto a los impuestos que patrimonio tan descomunal tendría que pagar, comentaremos otro día con más tiempo (y menos ira).

Relicarios en Saint Pierre, en Beaulieu-sur-Dordogne (Corrèze, Nueva Aquitania, Francia)
Agosto, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

martes, 18 de diciembre de 2018

AMORES FANTASMAS (MICRORRELATO)

Mi madre vuelve a consolarme de mi desgracia. Le recuerdo que me han dejado ya demasiadas veces. Replica que nunca son demasiadas, que merezco más. Recapacito un poco. Tal vez tenga razón. Leo de nuevo otra antología de cuento gótico. No puedo evitar enamorarme de la protagonista. Es una mujer fantasma de gran solera. Capto similitudes entre ella y la última. Acaso todas ellas alberguen un  patrón oculto. Su cuerpo se desvanece siempre en el último momento, justo cuando creo que voy a conjurar mi estado virginal. Puede que una maldición me haya señalado con su dedo. Es posible. Bien saben los hados que he intentado que me gustara una mujer de carne y hueso; “real”, digamos. Pero me ha sido imposible. Mi timidez me bloqueaba ante la rotundidad de sus formas, y su discurso me HA apabullado siempre. Me defiendo mejor con las heroínas decimonónicas de los grandes folletones. Pero me dejan siempre. Lloro demasiado. Soy demasiado débil y debería cambiar. Sin embargo, ¿quién quiere cambiar? Me han dejado demasiadas veces, y un regusto de fracaso continuado conforma mi ser más profundo. Mi madre sigue apostillando que nunca son demasiadas, que debo insistir, que todavía no he sido humillado a plenitud. Vuelvo a recapacitar. Como siempre, es probable que le asista toda la razón.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

lunes, 17 de diciembre de 2018

DESDE FINISTERRE, TANTO DETRÁS, TANTO POR DELANTE


Cuando se llega a Finisterre, se es consciente de que millones antes que nosotros habían pisado sus rocas, aunque no todos con idénticos fines. Pero el final del Camino es tan poderoso, que parece el último de los finales. La mayoría había llegado allí como resultado de una tradición. Si se llega caminando a Santiago de Compostela, menos de cien kilómetros más no asustan. La mayoría los hace. El reto está en el mar, en contemplar el horizonte desde los acantilados del cabo más famoso de la Península.

Una vez allí, el reto es el mar, pero las olas se vislumbran enseguida. El horizonte, algo más lejos, lo hace después. No todos llegan a contemplar el abismo abstracto que se capta desde las alturas del final añadido del Camino. A veces, la niebla lo impide. Otras ocasiones, el cerebro está tan embotado, que sólo se puede sentir: alegría por lo logrado, emoción por la llegada, tristeza por el fin del proyecto, llanto ambiguo, incertidumbre ante lo por venir.

Aquella tarde en Finisterre el sol declinaba y un océano de nubes bajas había descendido irregularmente para besar al océano salado, para aplacar al proceloso piélago traidor. Apenas se veía el agua, pero el sonido nos despejaba las dudas. Allí abajo aguarda la muerte. Pero si se eleva la mirada, la calidez del crepúsculo te instila vida y ánimo para el siguiente recorrido.

El islote próximo ofrece perspectiva y referencia. El oleaje, arrullo continuo.

Finisterre (La Coruña, Galicia, España)
Agosto, 2010 ----- Nikon D300

domingo, 16 de diciembre de 2018

LOS OTROS LIBROS DE ARAMBURU

Fernando Aramburu es un tipo raro. Entendiendo esta palabra en el sentido cuantitativo: no abundan los escritores con su trayectoria, su biografía, su coherencia, su sentido del deber. Su escritura también es muy interesante, pero es menos rara. Este autor vasco, afincado en Alemania desde hace varios años, que ha reventado las listas de ventas con su novela Patria, lleva escribiendo tres décadas, pero sólo ahora la mayoría de la gente repara en él. Es algo natural. Nadie se extraña. Pero algunos lo conocíamos de antes, de sus libros de relatos, sobre todo Los peces de la amargura, donde ya trata el problema de la convivencia en el País Vasco con una capacidad de penetración extraordinariamente lúcida, y sin embargo sutil. Pero yo también he caído en eso que llaman el “descubrimiento” de un autor, a raíz del éxito del novelón patriota. Y he encontrado otros textos interesantes, que he liquidado las últimas semanas.

El primero, Autorretrato sin mí, es de naturaleza más poética, más acogido al placer de la memoria, fragmentaria, volátil y tornadiza. No equivale a un diario. Tampoco es un desnudo ni ideológico, ni biográfico, ni sentimental. Pero la calidad de su prosa es una maravilla para quienes escandimos sus líneas con moroso deleite.

Pero el que más me ha gustado de los dos es uno que encontré en un kiosko (que le ronca el níspero) mientras hacía tiempo para un cambio del parabrisas de mi coche en un taller. Se titula Las letras entornadas, y como valoración muy resumida puedo afirmar que es una delicia absoluta. El autor estructura sus 32 textos en una supuesta reunión que tenía cada jueves con un hombre mayor (el Viejo, como le llama aquí) en casa de éste, adonde acudía para charlar de esto y aquello, mediando siempre unos vinos de altísima calidad. Al hilo de las conversaciones, Aramburu le va diciendo que sobre lo que hablan en cada momento, él había escrito hace tiempo un texto, un artículo, una reseña, o lo que fuera. El Viejo (al que le cansa ya mucho la lectura) reacciona siempre queriendo que se lo lea, cosa que hace al día siguiente. Y así con cada capítulo: un inicio con lo que sucede entre ellos, y luego el texto aludido que supuestamente leería al amigo.

Los temas son muy variados, pero tienen que ver con la Literatura, el Arte, con autores queridos, con aspectos de la vida, del amor y la muerte. Se nota que son textos escritos hace tiempo, pero conservan interés, rezuman inteligencia y su lectura me ha parecido una gozada completa, muy inesperada, he de confesar. El folio final (en esencia, la última línea), con la despedida definitiva de los dos amigos, encierra una sorpresa que no desvelaré, pero sí puedo apuntar que me dejó unos minutos sonriendo agradecido aún más, pensando un buen rato sobre ese remate tan elegante, tan enigmático, tan necesario.

sábado, 15 de diciembre de 2018

AISLAMIENTO ABSOLUTO


Debo desengañar a quien piense que este hombre solitario se encuentra practicando la meditación budista en unas colinas hindúes o birmanas. En realidad, se halla en un jardín urbano de Occidente.  Eso sí, lo suficientemente grande como para que se haya colocado entre unos arbustos, suficientemente apartado de todos como para sentirse solo, separado de los demás. Ése es el objetivo que pretendía, y que como se puede comprobar ha logrado plenamente. 

La prueba de que lo que digo es así no reside en el espacio que lo circunda, sino que se halla en su expresión, que dista de ser atractiva, pero lo que no se puede discutir es que es absolutamente natural: es algo que podríamos hacer cualquiera de nosotros, si tuviéramos la constancia de que nadie nos mira, de que nadie se puede reír de nosotros, de que la intimidad es lo único que nos envuelve. Es uno de esos gestos que hacemos todos los días: gesticular, hurgarnos la nariz, reacomodarnos los genitales, entresacarnos la lencería de las profundidades donde acaba alojándose, etcétera. Son por completo naturales, pero que socialmente se consideran vulgares, inapropiados de cara a la colectividad. Se trata de gestos o actitudes que se asocian a la intimidad, a la soledad, que jamás nos reprochan nada.

Y en la intimidad más absoluta se encontraba este hombre que llegó a este apartado rincón del parque con su mochila, sus problemas, sus alegrías, sus recuerdos, sus proyectos, y sus ganas de estar solo. Gesticuló un rato con los músculos de la cara. Luego, manoteó de forma pausada, como estirando los músculos. Por último, adoptó una posición meditativa, en la que se sumió inmóvil durante un buen rato, tanto, que acabé yéndome antes de que saliera de su trance, que imagino gustoso, estimulante y generador.

Jardín japonés, en Toulouse (Haute Garonne, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon D300

viernes, 14 de diciembre de 2018

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (22)

Pregunta 58


Un buen amigo suyo le gasta una broma bien preparada que apunta a uno de sus puntos débiles, y lo deja en ridículo. ¿Cómo reacciona usted?

Así en abstracto y en general, parece difícil responder. Habría que calibrar qué tipo de broma, qué intencionalidad, qué tipo de ridículo. Si la broma es del tipo "privado", aunque quedara en ridículo, sería algo entre mi amigo y yo, que no me habría gustado y que le recriminaría, pero la cosa no pasaría a mayores. Ahora bien, si la broma fuese muy pesada, pretendiera herirme profunda y deliberadamente y el nivel de ridículo fuera humillante y ominoso, mi reacción sería la clásica en mi persona en este tipo de situaciones: tendría desde ese momento una persona menos en mi lista de amigos.  La justificación es muy clara. Se supone que si es mi amigo, me conoce y sabe cuáles son mis modos de comportamiento, así como las fisuras que todos poseemos y aun con todo sigue adelante y se dan esos tres condicionantes, lo cierto es que esa persona no merece mi amistad ni yo el riesgo de una segunda situación repetida, que si se tienen en cuenta los antecedentes, resultaría más que probable.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

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