miércoles, 3 de octubre de 2018

MI PALABRERÍO CANALLA (37)

DARWINISMO: Doctrina biológica que estatuyó como una realidad absoluta algo que todo ser vivo (y, por extensión, el ser humano) había experimentado desde los orígenes más ancestrales: que los más fuertes son los que sobreviven y, por ende, los que procrean, por lo que cada vez las especies son más fuertes, más brutas, de suerte que la más bruta de todas ellas acabará con todas las demás, a poquito que se le deje tiempo suficiente.
DEBER: Aquello que se ha de realizar perentoriamente, bien porque nos lo exijan los demás —injustamente, claro—, bien porque nos lo impongamos nosotros —amorosa y voluntariamente; innecesario es recordarlo—.
DEBILIDAD: Conjunto de carencias físicas o mentales cuyo bagaje supone tener una extraordinaria probabilidad de que los demás lo manejen a uno y, por consiguiente, de ser profundamente infeliz. De todos modos, hay madres (y algún padre) que logran elevar esas carencias a un modo particular de dominio mezclándola con la conciencia de autoculpabilidad ajena e insuflándola con sutileza en los demás.
DECÁLOGO: Lista de diez consejos que, como todos los consejos, no ha sido solicitada, pero que nace siempre con una naturaleza de agobiante urgencia y de apremio concluyente, a más de una sospechosa obligatoriedad.
DECENCIA: Cumplimiento recatado y escrupuloso de las normas socio-pudorosas establecidas en cada momento y con vigencia variable, de lo que se deduce que las personas más interesantes desde casi todos los puntos de vista han sido siempre grandes indecentes, que son criticados y castigados hasta que el número de los mismos impone dialécticamente una nueva decencia, y vuelta a empezar.
DEFECTO: Toda aquella característica que impide la perfección. Fastidia una enormidad a los que hacen de ésta el motivo esencial de sus vidas. Por el contrario, encanta a quienes consideran que los defectos (de los demás) son campos donde poder aplicar sus conocimientos y lograr un objetivo en la vida dedicándose a modificarlos, a eliminarlos, sin caer en la cuenta del tamaño despropósito que ello comporta.
DEFRAUDAR: Aprovechar el egoísmo propio en su faceta fiscal.
DEICIDA: Todo aquel que se atreve a aparentar que ha matado a Dios y a proseguir su osadía, narrándolo con lujo de detalles. Quienes así se conducen suelen ser buenos literatos, con imaginación poderosa, aunque suelen suscitar rechazo entre sus semejantes, que no acaban de creer sus historias y mucho menos que un mortal pueda matar a un ser inmortal; aunque no exista.
DEICIDIO: Asesinato de Dios o de un conjunto de dioses; puede realizarse con violencia verbal, con justificaciones racionales, con diatribas diversas, etc.; pero como más eficaz resulta por el daño producido, es con la indiferencia más absoluta, aderezada con unas gotas de hilaridad despreciativa.
DELEITE: Gusto extremo con que se paladea aquello que nos produce placer. Es muy perseguido por aquellos que no son capaces de lograrlo, bien por considerar dichas sensaciones como valores pecaminosos, bien por incapacidades propias, lo cual viene a ser lo mismo.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

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