martes, 22 de marzo de 2016

JUGANDO AL AJEDREZ EN EL RASTRO DE ¿DÓNDE?



Si se tratara de una prueba de agudeza visual, alguien bien viajado o medianamente culto detectaría al fondo el logotipo del suburbano londinense, por lo que la pista sería suficiente para determinar el dónde. Por aquilatar más ese “dónde”, nos podríamos fijar en la hilera de puestecillos de ropa de la derecha, y como los dos protagonistas utilizan una furgoneta, sabremos que nos hallamos en uno de los múltiples rastros de ropa que coexisten en la capital británica. El cuándo podría adivinarse con facilidad por las prendas de abrigo que se aprecian, sobre todo el gorro ruso del vejete más próximo a cámara, por lo que seguro que se tratará de algún mes frío, probablemente invierno; aunque tratándose de Londres deberíamos añadir un “valga la redundancia”. Luego, podríamos reparar en que la escena principal resulta inusual para nuestras costumbres. Dos hombres entrados en años -sobre todo uno- que probablemente sean ropavejeros que atienden los puestos que tienen al lado, entretienen la espera de negocios jugando al ajedrez. ¡Al ajedrez! Y no de cualquier manera, parece. Apréciense los gestos de los dos combatientes. No está mirando uno para otro lado, mientras el que ha de jugar piensa, no. Ambos se hallan embebidos en la contienda, con gesto sesudo, reflexivo, con los labios trasluciendo al exterior la expresión de su cerebro maquinando combinaciones y posibilidades. Son gestos adustos. La partida bien lo vale. El combate es serio, y aunque el escenario parezca improvisado, da la impresión de que no es la primera vez que se levanta. Tres cajas que al inicio y al final del día contendrán ropa, que pueden servir de mesa. El suelo de la furgoneta vale de asiento de uno de ellos, mientras que el otro se contenta con una silleta baja. Es suficiente para la guerra. Para el juego. Para el arte, acaso, si su calidad así lo admitiese. Todo parece encajar en la serenidad de la escena. Pero si esto fuera un ejercicio de agudeza visual y no reparáramos en el logotipo del metro de Londres, ¿diríamos que nos hallaríamos en un rastro español? Categóricamente, no. Y no creo que hiciera falta dar ninguna explicación más.

Robado en rastro de Londres (Gran Bretaña)
Enero, 2008 ----- Nikon d100

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