A veces hay que detenerse, para reequilibrar la marcha, que acaso no sea la que más satisfacciones íntimas nos depare. Cuando al menos no hay presión externa, todo se produce de una forma más suave, y las transiciones apenas se notan, porque brotan de un modo natural, casi necesario.
Esta bitácora se detuvo hace meses. No lo hizo por agotamiento de su creador, ni por falta de ideas, ni siquiera por problemas personales. Era una falta de trayectoria coherente. Y sin una ruta determinada, sólo se pueden dar tumbos. No me gusta esa sensación.
Absorbido cada vez más por el mundo de la imagen fija, no me fue quedando muy claro cuál sería la finalidad de este blog. Y proclamar —como se hizo a principios de año, en la ya habitual declaración de intenciones anual— que serviría para hacer lo que me diera la gana en él, no fue más que un bienintencionado error en alguien que, como yo, pese a ser muy libre de cara afuera, gusta de marcarse rumbos bien claros por los que transitar.
Había que buscar, pues, un cometido, una finalidad a este blog, que no requiriera una bidireccionalidad, feedback o pretensión alguna de influencia en los demás, ni obligación de reciprocidades diversas. Mi blog debe servir, antes que nada, a mi interés. Si éste conviene o favorece a alguien más, maravilloso. Pero los demás no son el objetivo. Lo difícil es encontrar ese objetivo, que no suponga una repetición de lo que ya cubre mi galería de Flickr.
La fotografía ha sido la elegida, al fin. No porque ya no escriba microrrelatos —al contrario—, sino por la desproporción cuantitativa entre ambas actividades y porque soy muy pudoroso con mi obra, y sólo me gusta publicar aquello que no me desmerece. El proceso de corrección y validación de mis cuentos no admite plazos marcados con regularidad, a no ser que ya dispusiera de ellos en su fase previa al visto bueno final, como sucedió con los publicados en anteriores temporadas.
Fotografía, pues. Pero no imágenes sin más. Para eso, ya está la galería de Flickr. La foto tendrá palabras que la delimiten, la estimulen, la comenten, la contradigan, la provoquen o, tan sólo, la ubiquen y la referencien. Va a ser así con cada una de ellas. Así, final o fatalmente, esta bitácora acabará haciendo honor a su verdadero título: “Fotografía y palabra”.
4 comentarios:
Aaaaaaaaaaaardo en deseos de ver lo que nos tienes deparado. Besos
Pues a la espera nos tienes de ver el "nuevo" estilo del blog. Un saludo
Pues a la espera nos tienes...intriga, mucha intriga.
Un saludo Eduardo
Iniciar este blog sin objetivos externos...¡me parece el mejor objetivo!. Seguro que brotan de él imágenes y palabras que nos resuenan a muchos.. y nos acompañan -como la que acabo de ver de la alfarera, ¡magnífica fot y reflexión!-. Encantada de poder disfrutar de tu blog. Un saludo.
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