domingo, 3 de diciembre de 2017

LA PERTINAZ SEQUÍA Y LO QUE NO QUEREMOS VER


He aquí una imagen que simboliza de un modo sinuoso y serpenteante la sequía que nos abrasa. Por sí sola, en su brillo del crepúsculo, parece mostrarnos el estertor insuficiente del río que apenas aporta su agua a su embalse. Consecuencia del cambio climático, dicen los científicos, que llevan diciendo lo mismo los últimos 25 años, concitando una atención discontinua y desconfiada por los mismos políticos que deberían aceptar la realidad, que no es más que una, preocupante, irrenunciable y perentoria. Lo mismo que llevan denunciando tantos desde diferentes ámbitos sociales. Eso mismo que algunos prebostes democráticamente elegidos niegan con una violencia tan intensa, que descuidan ocultar los sobornos que han comprado sus palabras. Eso mismo que nos cambiará el pensamiento, la mentalidad, y los modos de vida. Y a lo que se sigue sin hacer caso, porque para cambiar algo único debemos ponernos de acuerdo demasiados.

Embalse de Barrios de Luna (León, Castilla y León, España)
Octubre, 2017 ----- Nikon D500

domingo, 12 de noviembre de 2017

MUESTRA DE FILOSOFÍA PUNTUAL

Apartarse unos días, y dejar que todo fluya alrededor. Sentarse y contemplar cómo todo transcurre sin que nada cambie, o apenas se perciba. Asistir atónito a otra muestra más de nuestra estulticia política, derivada a lo social. Dejar que la frustración se dore a fuego lento mientas se comprueba que, a pesar de sentirse fallido, se está en el camino correcto. Y seguir adelante. Sin decir nada más. Porque la estupidez no es explicable. A lo sumo, se la puede describir, si bien tampoco resulta práctico. No hay que confrontarla, hay que vadearla, mostrar otras alternativas que la detengan en seco en su intento de rodearnos y monopolizarnos. Muchos son los trabajos que la vida nos procura. Todos nos debilitan, si dejamos que dirijan nuestro rumbo; pero todos ellos nos hacen más fuertes, si se saben asimilar del modo correcto. Y si no somos por ello más poderosos, al menos deberíamos ofrecer más resistencia ante el siguiente episodio de insania, imbecilidad, desgracia, agresión o similar. Resistir. Continuar. Crecer. Ésa es la consigna.

miércoles, 11 de octubre de 2017

LA FELICIDAD DE QUIEN SE APARTA


¿Quién habla de estrés? ¿Quién, de agobios multitudinarios? Todo se puede resolver usando la inteligencia, y eligiendo lo que mejor convenga, o lo que menos daños produzca. El problema es cuánto la usamos y cómo elegimos, si de verdad lo hacemos.
La mujer de la imagen ha escogido el apartamiento de los demás, en un día de intensidad veraniega de tantos como hemos tenido (y tenemos). El inabarcable mar, el poderoso granito, el tojo y una bruma que crecerá conforme avance el día, nos hablan de una zona atlántica. Podría ser Galicia, pero es la Bretaña francesa, que es lo mismo, pero a mayor latitud y con diferentes lenguas. El sol lo inunda todo y baña la piel tanto como calienta las rocas. En uno de los finisterres europeos, la punta de Raz, una mujer ha preferido estar a gusto consigo misma, y no agobiarse con amigos, familiares, obligaciones. Ha aparcado con mimo su bicicleta, que le ha servido para desplazarse desde donde fuera hasta llegar a un punto desde el que sólo se ve mar por todas partes, menos por una, que para eso se trata de un cabo. La acompañan una ropa ligera, y elementos playeros o de baño, sin que vaya a chapuzarse, dada la altura imponente de los acantilados de la zona. Ha elegido un rincón apartado, dentro de lo apartado del lugar, protegida del viento por una formación rocosa de la zona.
Y lee. Sosteniendo el libro sobre sus muslos, sumergida en la acción, el pensamiento o la simple información (¿quién sabe?). Abstraída de todo, regalada por los elementos, acariciada por el sol, la brisa y el salitre, inmersa en las páginas de un libro, y en todo ese contexto ¿duda alguien de que esté feliz?
En la Punta de Raz (Finisterre, Bretaña, Francia)
Julio, 2015 ----- Nikon D5200

martes, 10 de octubre de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (14)

Pregunta 22


Si pudiera usar un muñeco de vudú para hacer daño a cualquier persona que usted aborreciera, ¿lo haría?

El daño gratuito no me satisface. Para que el daño me satisficiera, la persona dañada debería ser consciente de que era yo quien le infligía dicho daño, y entonces ya no haría falta el vudú, en buena lógica. Además, para llevar a cabo toda esta parafernalia en la que encima no creo, tendría que tener alguien a quien aborrecer. Y la verdad es que la gente que me interesa, la quiero o la tengo cerca de mí o de mi corazón. Y la que no me interesa, sencilla y contundentemente la retiro de mi existencia, la ignoro, la ninguneo, como se dice ahora. Pero aborrecer, lo que se dice aborrecer, creo que no aborrezco a nadie. Que me caiga mal, sí, que desprecie, sí, pero tener a alguien a quien tenérsela jurada, pues la verdad es que no (o no me suena, y si no me suena no debe existir o no ser muy importante). Aunque antaño sí hubiera de esas personas en mi vida. Pero consumían demasiada energía que no devolvía frutos de igual intensidad. Antes al contrario. Por eso, me fui volviendo absolutamente pragmático y relativista militante. No sé si es lo correcto, pero a mí me ha venido muy bien. Y como de lo que se trata es de vivir bien...

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

lunes, 9 de octubre de 2017

EL PASTOR DAVID ENFUNDA SU ESPADA DE REY



Ultimada la tarea, David enfunda la espada, aún fresca de la sangre del gigante. En el semblante, indiferencia. En el cuerpo, el temblor reciente del desigual combate. En la figura, el escorzo de la gesta que el artista consagra. La honda no aparece: es material de pastores. La espada es la que porta ahora, culminada su misión, anticipando las púrpuras de la futura realeza. Las sombras flanquean al héroe, le dan el marco adecuado para que lo contemplemos en su lasitud aparente. El pastor David anticipa ya quien será afamado monarca del minúsculo estado de Israel.
En el Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia, Castilla y León, España)
Noviembre, 2005 ----- Nikon D100

domingo, 8 de octubre de 2017

COINCIDENCIA EN LA DESDICHA (MICRORRELATO)

Todo sucedió de repente. Me enamoré, de súbito y el tiempo pasó vertiginoso desde ese momento. Todo se comprimió. La felicidad más absoluta me fue poseyendo con lenta rapidez. Lo demás pasó a un segundo plano. Tres semanas fueron tres segundos. Y, de repente, la muerte lo desvanece todo. Incomprensiblemente, vivo para contemplar cómo la ilusión vuela como por encanto. Dolor insoportable, que no se puede describir. Inútil intentarlo siquiera. Los demás están cerca, pero no comprenden nada. Sólo puedo sentir cómo el dolor me devasta por dentro. Sentirlo. Sufrirlo.

En el tanatorio, en uno de los escasos momentos de aislamiento que el duelo me procura, coincido con un hombre maduro, que me dice que en la otra sala se encuentra su esposa, a la que quería más que a nada; que llevaban treinta años de armonía conjunta; que todo se ha esfumado de improviso, en apenas tres semanas, de una infección irrecuperable; que ya no puede llorar más, que querría pero no puede, que ya no le quedan lágrimas dentro; que su dolor es insoportable, que no sabe qué hace diciéndomelo, porque no se puede describir, que sólo se puede sentir, que sólo puede sufrir todo lo que le ha sobrevenido de golpe.

Yo tampoco puedo llorar más. Ni por mi compañero en la desgracia, ni por mí mismo. Únicamente, acercarme a él, atraerlo hacia mí, fundir dos dolores en un abrazo incomprensible pero cálido, única respuesta ante la coincidencia en la desdicha.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

POR COBARDÍA (MICRORRELATO)

—Eres un cobarde —dijo—, un indeciso, un fracasado, que nunca sirvió más que para dar bulto al cuerpo que respiraba por ti, que has dado de lado todas las oportunidades que la vida te fue brindando, que rechazaste cuanta posibilidad de ser un héroe anónimo fue surgiendo y que diste esquinazo a cada promesa que hiciste a quienes no merecías no ya su interés por tu persona, sino meramente su compañía. Eres un cobarde, pero no uno cualquiera, sino de la peor especie posible: la de los que lo saben, pero intentan ocultarlo con la apariencia de otras actitudes de desapego, aislamiento, torres de marfil y otras estupideces, que argumentas con vehemencia bien aprendida, a poco que se te saque el tema. Tu cobardía es la peor, porque no sólo te afecta a ti (ése sería un mal menor) sino que influyó en todas aquellas personas que se interesaron por tu vida, que te quisieron sin reciprocidad, que frustró tantas iniciativas, que abrasó tantos recuerdos. Eres un cobarde absoluto, de los que merecen ser castigados por ello, de los que no merecen la vida que arbitrariamente les fue concedida.

Y disparó, a continuación. El espejo saltó hecho añicos. La bala se incrustó en la pared. Ninguna esquirla rebotó.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

domingo, 1 de octubre de 2017

1-O TRISTEZA, INDIGNACIÓN, ESPERANZA




Miro esta bandera, flanqueada de otros seis mástiles vacíos. Es de mi último viaje a Barcelona, en las navidades de 2015-16. No me trae más que buenos recuerdos. En la capital catalana, como en toda la comunidad de Cataluña, cada vez que he estado, no me he encontrado jamás fuera de sitio, no me pareció que me hallara fuera de España o se me tomara como un extranjero que paseara por sus calles. Su lengua vernácula, tan rica, tan eufónica, que sonaba por doquier, se tornaba en castellano, a poco que notaran que el interlocutor no la hablaba y la amabilidad de sus gentes siempre sobrepujó la estupidez de algún incidente aislado. Por otro lado, sus múltiples riquezas (cultural, económica, paisajística, etc.) son tantas que no caben en escrito tan breve. Cataluña es componente esencial de España, sin la cual no se entendería bien; pero España, sin Cataluña, tampoco es.

Un día como hoy, estoy triste e indignado, al tiempo. Esperanzado, también. Y escribo esto al comienzo de un día histórico de nuestra Historia reciente, por lo que no sé qué pasará todavía. Pero estoy triste, sí. Porque sé algo de nuestro pasado, y no tengo tan claro que toda la tensión acumulada no acabe degenerando en algaradas populares que pudieran ser reprimidas por la policía, y que supusiera el inicio de una violencia de la que sabríamos su inicio, pero no cuándo terminaría. Triste también, porque compruebo una vez más nuestra inveterada incapacidad para el diálogo, que implica siempre toda negociación, en la que todas las partes pierden algo para ganar algo mucho mayor. Al parecer, se nos olvidaron los esfuerzos que realizaron los protagonistas de la Transición política española, donde todos cedieron algo para lograr el consenso más impresionante y duradero de toda nuestra historia contemporánea.

Pero dicha tristeza se me ha ido infiltrando poco a poco de indignación. Una indignación, que a ratos es furia irracional contra la gleba política que nos gobierna aquí y allí, que ha cometido innumerables delitos económicos, de prepotencia política, de manipulación demagógica, de inacción ante los problemas, de huida hacia adelante, sin resolver para nada las causas por las que nos hallamos en la crisis más atroz de los últimos 50 años. Nos merecemos estos políticos, sí: les hemos votado. Hemos sido tan estúpidos en un lado como en el otro. Pero el conjunto de los españoles no nos merecemos semejantes rémoras, semejante caterva de impresentables que ni hablar saben -unos- o que mienten sin pudor en sus incendiarias alocuciones -otros; y todos, a la vez-.

Con todo, me puede la intuición de la esperanza. La idea de que, transcurrido el día de hoy, ante el que todos nos hallamos expectantes, el sentido común español y el seny catalán se encuentren por una vez, y nos sentemos todos a cambiar las cosas que deben transformarse para adaptarnos al día presente, a lograr un consenso que luego refrendara el pueblo catalán y el español, e inauguráramos una nueva etapa de gobernación limpia, comprensión mutua y racionalidad imperante, donde los sentimientos -inevitables- participen siempre en un segundo plano, o en un tercero si el primero no fuere suficientemente sólido.

No me gustan las banderas. No me gusta su simbolismo ni el uso que la mayoría de quienes no tienen otra cosa hacen de ellas. Sí me gustan como motivo estético, ondulante, móvil, flexible. Ojalá el día de hoy la bandera catalana, que ostenta los mismos colores que la española, pueda ondear en paz en los lugares donde deba hallarse, y que la española, cuyos colores son los mismos que la de Cataluña, pueda coexistir sin violencia al lado de la que en modo alguno es su enemiga, sino parte integrante una de la otra, la otra de la una.

 En el Barrio Gótico de Barcelona (Cataluña, España)
Enero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

sábado, 30 de septiembre de 2017

OCTAVO PASAJERO (MICRORRELATO)

Tras la prolongada estancia en el hospital de a bordo, todos disfrutan de la compañía en un almuerzo de camaradería que casi todos añoraban. Las bromas se unen a los recuerdos y los planes inmediatos a ciertos interrogantes carentes de gravedad. Todos se congratulan de que el estado de coma en que se encontraba el homenajeado, sea ya sólo cosa del pasado. Las miradas son francas, las sonrisas abiertas y en derredor un perfume de camaradería inunda el ambiente. Distendidos todos, no son capaces de comprender que la crisis que acaba de terminar sólo es una antesala de la tragedia por venir. Cuando el nuevo e indeseado pasajero, tras haber desarrollado su estado larvario, decida por fin romper sus ataduras viscerales, y salir al exterior, lo hará de la manera más violenta posible, lo que supondrá la muerte del organismo transportador, entre espasmos, vísceras y sangre y, a continuación de ese momento, que deja sin aliento a los protagonistas y a quienes contemplan tranquilamente su peripecia, la trama continúa sin otorgar nada de ese aliento arrebatado y logrando que uno sude, chille, tema, sospeche, muera.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

martes, 26 de septiembre de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (28)

CLASIFICAR: Drogadicción inacabable, sisífica, tantálica, que produce la extraña  impresión de que sirve para algo, tanto dicha clasificación como quien la desempeña de una manera tan denodada.
COBARDE: Remiso a acreditar la etiqueta de valiente (v. Valentía), o de temerario, cuando el requerimiento se efectúa desde instancias externas.
CLAUDICAR: Torcer el brazo en sentido diferente a como lo hacemos habitualmente; ceder, reconocer, admitir. A nadie se le ocultará que implica una fuerza ímproba, descomunal, que no se halla fácilmente, y mucho menos, en gimnasios, parlamentos, casinos y otros foros de pelea.
CLAUSTROFOBIA: Odio de raíz atea —si bien en fase subconsciente— que no soporta hallarse en espacios reducidos, por creer que vuelven los tiempos de los claustros, de las reglas, de los refectorios, del ora et labora.
CLEMENCIA: Magnanimidad del poderoso frente al débil, donde se demuestra en realidad su verdadero poder, y derrota definitivamente a quien perdona; si hay algo que nos destroza los argumentos lógicos es que alguien a quien debiéramos odiar tenga que recibir agradecimiento, luego de haber sido vencido por él: eso es algo insoportable, en verdad. Por eso la clemencia es la más sutil de las venganzas y de las humillaciones.
CLEPTOMANÍA: Pasión no venal por el robo a pequeña escala, que en ocasiones tiene causas estéticas, en otras un afán de superación, en otras una vida aburrida y en otras, en fin, no tiene causa conocida, aunque haberla, hayla.
CLEROFOBIA: Odio repulsivo que hacia los sacerdotes, monjes o personal eclesiástico en general, albergan gentes de extracción sindicalista, demagógica, suburbial o, simplemente, que entiendan un poco de Historia de Europa o de España, y atesoren un poco de sentido común o de la justicia. Se manifiesta con un grande afán destructor (tanto de inmuebles como de personas). Y tiene difícil cura. Su frase-comodín acostumbra a ser esta magnífica aliteración: ≪Cloro al clero≫.
COCINA: Pieza de la vivienda donde se tratan los alimentos y, después, se comen una vez preparados. La concatenación repetida varias veces al día, jornada tras jornada, de ambos procesos produce una sensación de rutina brutal. Por eso sorprende que incluso hoy tantas mujeres hagan de dicha pieza su santuario. 
COHECHO: Tipo de soborno efectuado en altas instancias judiciales que se lleva a cabo cuando han fracasado los anteriores tipos de tejemanejes y chamullos que tienen lugar en cualquier negocio de gran calado e importantes pellizcos en comisiones.
COHERENCIA: Perfecto ensamblaje entre pensamiento y actuación, o lo que es lo mismo, entre teoría y praxis. Casi inencontrable entre humanos por la cantidad tan tremenda de energía que requiere para poderse dar, puesto que no depende tan sólo de que se quiera, sino de vencer toda la oposición circundante, que es mucha, variada y eterna.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

lunes, 25 de septiembre de 2017

RECUERDO DEL VERANO


Los colores vivos, el aroma intenso, el paladar fresco, la composición equilibrada. Todo eso sucedía en el verano. Ya pasó. El otoño comienza. No es ir a peor. Los colores serán también intensos, pero con diferente brillo. Los paladares nos indicarán reposo y buenas siestas, porque serán más densos y salados. La sed se saciará con otros líquidos menos azucarados y más calóricos. ¿Y quién dijo que los bodegones otoñales no pueden ser la forma más perfecta de equilibrio? ¿Acaso no conocen la escuela de pintura holandesa del XVII? Para quienes lo duden, aún puede quedar el recuerdo estival de imágenes como ésta.

En un mercado de La Rochelle (Charente Maritime, Nueva Aquitania, Francia)
Julio, 2015 -----  Panasonic Lumix G6

domingo, 24 de septiembre de 2017

HITOS DE MI ESCALERA (22)

Todo tiene un comienzo. En la mayoría de las ocasiones, suele ser difuso, porque no se alcanza a recordar cómo fue algo a lo que uno se ha dedicado toda la vida consciente (es el caso de mi gusto por la fotografía, de lo que hablaré en breve; o lo de mi amor por la lectura, ya comentado). Pero en el asunto de cuándo empecé a escribir, sí que hay en mi caso un momento concreto. Tuvo lugar en abril de 1980.

Ubiquémonos. Un mes antes, mi instituto (el Padre Isla de León) convoca su concurso anual de relatos, que ya llevaba muchas convocatorias. No recuerdo los premios, ni las bases, pero sí recuerdo que tomé aquel concurso como una piedra de toque, como un modo de probarme que lo que llevaba viendo hacer toda mi vida a tantos escritores como admiraba, yo también lo podría hacer, visto mi bagaje de preparación lectora previa. Aunque, como es natural, si participaba era para ganarlo. De otro modo, no merecería ni mi tiempo ni mi esfuerzo. Además, la cosa a priori pintaba bien: era de los primeros de clase, y escribir un cuento no podía ser tan difícil, dada su pequeña extensión. Algo al alcance de cualquiera, y de mí mucho más, por supuesto. (Obsérvese el planteamiento en todo su recorrido, porque mis ideas de aquellos años tienen mucha tela que cortar).

Pues bien, a la tarea me puse. Y aunque no resultó tan sencillo como a mí me pareció, a los pocos días, ya tuve unas cuantas páginas de una historia absolutamente original, que iba a revolucionar la Hª de la Literatura. Aquí hay que apuntar que en esos tiempos -capitales en mi formación, y reciente aún mi separación radical del seno de la Iglesia-, mi ideología política, influida por Sartre, Camus, Nietzsche, Marx, Lenin, era más bien rojilla, tirando a radical. Si bien no milité nunca en partido de ningún tipo, por mi individualismo feroz, comulgaba con lo que hoy llamaríamos izquierda-izquierda; no la de hoy, sino la de entonces. Pero me desvío.

A lo que iba. Tras varios retoques que yo creí pertinentes, las seis páginas del famoso e imperecedero relato “Lucen las tinieblas”, quedó listo al fin. En él, su protagonista, un pobre obrero de barriada periférica, con la madre enferma y una hermana menor a su cargo, comete un delito de robo para paliar sus miserias, por el que es castigado severamente por las fuerzas burguesas y oligarcas, sin hacer caso a las necesidades de tan esforzado joven, que será ¡fusilado!, no sin antes realizar una arenga moralizante y concienciadora hacia la humanidad que lo liquidaba sin remisión. El argumento me parecía muy innovador, y cualquiera que lo leyere, caería en la cuenta de lo malos que eran los malos, y de lo buenos que eran los buenos, por lo que la revolución, y la llegada del paraíso estaba a la vuelta de la esquina, una vez se catequizara convenientemente a las masas. Y con el cuento listo, me dispuse a ganar el concurso, al que me presenté muy convencido de que unas semanas después, mis allegados tendrían que felicitar a la nueva luminaria de las letras leonesas, españolas, mundiales, universales.

Pues bien, se determinó que el fallo del jurado se daría a conocer en el salón de actos de un centro cultural de Villagarcía de Campos, en Valladolid, a cuyo lugar llegaríamos tras haber visitado en excursión reglamentaria, la localidad próxima de Medina de Rioseco. La entrega de premios se realizaría a continuación. Yo, sabedor de que iba a ganar seguro, no mostré  nerviosismo alguno, y aquel día estuve muy contento, contemplándolo todo con gran curiosidad, pues tampoco hacíamos tantas excursiones, y menos fuera de mi ciudad.

La ceremonia de los premios me pareció pesadísima, porque hubo demasiados discursos, muchas cosas que no me interesaban lo más mínimo, ya que lo único por lo que yo estaba allí era para recibir el galardón que me encumbrara como nuevo narrador y promesa confirmada de las recientes letras hispanas. Quiso la casualidad, con todo, que lo del concurso de cuento quedara para el final, lo cual ya me irritó en primera instancia. Pero al fin tuvo lugar. Y de los cinco accésits, al primer premio, pasando por el tercero y el segundo, en orden ascendente, ocho chicos fueron nombrados uno a uno, subieron, recogieron el diploma o la estatuilla, se sentaron de nuevo muy contentos; y sin mirarme, ni nada.

Yo no entendí nada, pero me puse rojo de ira. No hablé con nadie más durante el trayecto de vuelta, ni tampoco en casa, que tampoco comprendieron mi monumental enfado. Y aunque tentado estuve de pedirle explicaciones a mi catedrático de lengua, sobre el injustificado olvido de mi relato, al final mi resentimiento fue suficiente para alimentar mi enfado con el mundo, y reafirmarme más en mis teorías anticapitalistas, contrarias a casi todo.

Jamás me deshice de aquel cuento. Con el tiempo, lo transcribí a mi ordenador, donde figura con el número 1 de un total de 718. No volví a escribir hasta tres años después, en julio, fecha de inicio de mi diario, ya con 20 años. Hace un rato, volví a leerlo, después de tanto tiempo. Sigue siendo igual de infame. Pero, como buen historiador, guardo el documento como fiabilísima fuente de un pasado lleno de soberbia, engreimiento, ignorancia, y, sobre todo, de muchísima soledad mental

sábado, 23 de septiembre de 2017

DESCALZOS POR LA PLAYA DE LAS CATEDRALES


La playa de las Catedrales, al lado de Foz, en la Mariña lucense, es uno de esos monumentos naturales que hay que contemplar no una vez en la vida, sino varias, dada su naturaleza cambiante al ritmo de las mareas y al de la climatología, que origina unos contrastes inusitados de un día para otro, e incluso de una hora a otra, si las condiciones son especialmente cambiantes.

En la playa de las Catedrales, la roca y el mar viven un matrimonio torturado e indisoluble que arroja a la arena consecuencias de una violencia mecánica y de una combinación química fuera de lo común. 

A la playa, cuando la marea baja, y la altura del agua lo permite, hay que bajar con la mirada limpia, presta a sorprenderse con las formas, los colores, los reflejos, las estructuras, los acantilados, los “arbotantes”, los huecos, los rincones, las aristas, las redondeces, las algas, las conchas.

A la playa de las Catedrales hay que bajar descalzos. Y ello, por muy buenas razones, que se descubrirán enseguida, cuando se visite el lugar. Si no se hace de primera mano, es mejor descalzarse ya en la arena, y en cualquier rincón, dejar olvidados los zapatos, las deportivas, las sandalias, o lo que se lleve, para, a continuación, paladear el contacto de las plantas de los pies con la arena (de diferentes texturas) y el agua (de diferentes temperaturas). Y la vista, libre. Y la mente, abierta.

En la Playa de las Catedrales (Lugo, Galicia, España)

Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

viernes, 22 de septiembre de 2017

ALGO CONFLUYÓ EN EL SIGLO VI A.C.

¿Qué ocurrió en el siglo VI antes de Cristo? ¿Qué condiciones insospechadas pudieron darse para que en diferentes partes del mundo una pléyade de personajes iniciaran una andadura que transformaría el mundo tras ellos?

En el siglo VI antes de cristo, aparecen Buda, Lao-Tsé, Confucio y Zaratustra (o Zoroastro). Seis siglos antes de que el fundador de la religión que coparía las mentes en el mundo occidental, aparecen cuatro personalidades cuyo pensamiento religioso va a marcar un antes y un después en el oriental.

No sabemos qué ocurrió. Ni siquiera si ocurrió en sí. Sólo sé que me asombra, me plantea interrogantes, y me perturba.

En el Diario inédito Escorzos de penumbra, entrada de 15 de Agostso de 1999

jueves, 21 de septiembre de 2017

CAMBIO DE LIBRO


Lo que no se consigue pasando de página, se puede lograr cambiando de libro.

Detalle de un monumento funerario en la Catedral de S. Pierre de Poitiers (Vienne, Nueva Aquitania, Francia)
Julio, 2012 ----- Nikon, D300

domingo, 17 de septiembre de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (13)

Pregunta 20

Si usted conociera una manera de utilizar sus bienes, después de su muerte, de modo que brindase un enorme beneficio a la humanidad, ¿lo haría y dejaría una suma mínima a su familia?

Si fuera tan rico como para plantearme tal cuestión, no dudaría demasiado en decidirme. Mis relaciones con el mundo y la gente van relacionados con los sentimientos y con el contacto recíproco. A mí la humanidad en abstracto se me da una higa. Ahora bien, por una persona que quiero o que para mí sea importante, puedo hacer muchas cosas. Siguiendo el mismo razonamiento a la humanidad le iban a dar mucho por donde la espalda pierde su bello nombre, mientras repartía mis caudales entre aquellas personas o instituciones que hubiesen significado algo importante para mí. No tendrían que ser necesariamente familiares. En mi forma de entender las cosas, en un legado testamentario no debe haber interés de perdurar en la memoria, sino simple agradecimiento por lo que de bueno nos hicieron vivir determinadas personas. Agradecimiento hacia ellos (que depende de uno mismo), no perdurabilidad tras la propia muerte (que depende de miles de circunstancias que no tienen nada que ver con uno mismo).

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

sábado, 16 de septiembre de 2017

LA VIDA, ESE REMOLINO


La vida se parece mucho a este remolino, que lo que nos muestra es agua convergiendo en un agujero cuya salida se nos oculta, pero que se traga toda el líquido. Eso sí, el modo en que la consume es ordenado y elíptico, aunque progresivamente acelerado.

 Museo de las Ciencias, (Valencia, Comunidad Valenciana, España)
Enero, 2011 ----- Nikon, D300

jueves, 14 de septiembre de 2017

SOBREPONERSE (MICRORRELATO)

Debes sobreponerte. Considerar que la vida ha sido un regalo, que tus pocos años han sido apurados por completo. Agradecer haber crecido en un entorno hostil que te hizo más fuerte, que tus padres no se quisieran, que tus hermanos te arrinconaran al final de la escala sucesoria. Tienes que creer que tu camino ha sido el natural, dadas las circunstancias, que tú mismo aprendiste a forjar. Pensar que todos tus crímenes no han sido sino la consecuencia lógica de tu destino y que si los dioses hubieran escrito otro para ti, otra había sido tu trayectoria. Debes tener claro que ellos lo designan, pero tú eres quien lo escribe, quien lo ratifica, y a ti te gustó legitimar todos los augurios, uno a uno. Por ello, debes sobreponerte, no caer en el desánimo. Las muertes sólo son datos en la estadística. La tuya, sólo será uno más. Cúmplase, pues, la sentencia.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

miércoles, 13 de septiembre de 2017

LAS MANOS, TESTIGOS DE TODO



Las manos son las culpables, las hacedoras, las protagonistas eternas de todo cuanto hacemos. No deciden por sí mismas, pero intervienen siempre, fieles sicarias de la mente ordenadora. Son nuestro enlace principal con el mundo. Fueron quienes, en combinación con una posición bípeda y un cerebro hipertrofiado, nos hicieron como somos, los reyes de la creación, los máximos exponentes de la destrucción. Son quienes nos capacitan para reconocer lo que ante nosotros se nos muestra, para recoger, sopesar, acariciar, golpear, asir, limpiar, pulir. Pueden servir de cuenco de agua o de portadoras del arma que aniquile; pueden ayudar a alguien a librarse de un río rebelde o un mar embravecido, o despeñar a alguien al vacío. Valen para todo. Son culpables, pero son inocentes. Son lo que queramos que sean, mientras aún nos sirvan.

Monumento al poeta Ibn Zaydun  y su enamorada la princesa Valada (Córdoba, Andalucía, España)
Diciembre, 2016 ----- Nikon D500

lunes, 11 de septiembre de 2017

COMIENZA EL CURSO

Comienza un nuevo curso, con las ilusiones y las zozobras de siempre, aunque de diferente naturaleza, porque a cada año que pasa uno es distinto (aun siendo el mismo), y tanto las condiciones como el modo en que las interpretamos, varían. Los niños comenzaban hoy a ir a la escuela. Son quienes se suben primero al barco. Luego, irán los mayores, en sucesivas etapas. La normalidad se regulariza. Hasta la lluvia se presenta, para sugerirnos que no nos preocupemos, que seguimos viviendo en el norte, y aunque el invierno aún queda lejos, después de haber visto la séptima temporada de Juego de tronos, no lo tenemos tan claro, y puede que nos preparemos para la próxima glaciación, o la próxima sequía, o la próxima inundación. Porque esto del clima siempre fue cosa imprevisible e impredecible, por mucho que las tecnologías nos ayuden. Pero, sí, el curso comienza, de nuevo. La tranquilidad que marca la rutina, el descanso del ocio (que puede agotar también), las ilusiones por todo lo nuevo que habrá de llegar; asimismo, las apreturas económicas, las monotonías que encadenan el tiempo, el esfuerzo que nos exige la vida. El curso comienza, otra vez, como cada septiembre. Y es como si empezara el año. Porque para los profesores, los alumnos, y quienes tienen hijos en edad escolar, es nuestro verdadero comienzo. Ojalá aprendamos a ser mejores, a entender con tino, a comprender más al otro, a tomar la diferencia como un modo de enriquecernos y no como una forma de diluir nuestras identidades, siempre tan mestizas. Ojalá que dentro de casi diez meses una nueva y mejorada versión de nosotros mismos brinque de gozo ante la llegada del verano. Si, a mayores, tenemos algunos conocimientos de más, mejor que mejor; pero lo prioritario, es lo prioritario: aprender a ser personas. No hay proyecto que mayor esfuerzo y dilatado recorrido precise. Ni asignatura más difícil. ¡Feliz curso!

AVISO A VISITANTES

Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.