De modo que tenemos que un partido que se supone de izquierdas
va a consentir que un partido de derecha repita gobierno. Lo hace, dice, para no bloquear la gobernabilidad del Estado. De
esa forma, por primera vez en la joven y bisoña democracia española, un partido grande favorecerá la permanencia en el poder de su contrario. Consecuencia: ese
partido mayoritario gana por goleada un partido sin apenas vestirse para
disputar el encuentro; casi, sin salir al terreno de juego.
La verdadera razón de que el PSOE haya decidido defenestrar
a su electo secretario general, dar un golpe de mano y consolidar el gobierno del
PP es la constatación de que, de haber una tercera consulta electoral, la
hemorragia de votos no habría quien la contuviera, y el partido odiado por la
izquierda, Podemos, podría sobrepasarles con facilidad en cantidad de votos y
número de escaños, a la vez. O sea, que todo se ha hecho por miedo. Y el miedo
surge cuando no se tienen ni las ideas claras ni un proyecto definido, ni se
tienen las siglas como una cuestión de honor, sino que lo único que cuenta ya
es la prebenda del escaño, que es lo que justifica la vida de muchos de estos
que se supone deberían representarnos.
De esa forma, el PSOE va a contribuir a que el partido más
corrupto de la reciente historia de España se mantenga en el poder, y que ello lo logre sin apenas coste ni desgaste. Porque no es que con ese generoso paso
se favorezca la gobernanza del país, es que se legitima el comportamiento
ilegal, mafioso y pestilente de un partido que está imputado, que está siendo
juzgado e investigado, individual y colectivamente.
Sí, vale. Es probable que unas terceras elecciones acabaran
de hundir al partido socialista. Pero evitándolas, el PSOE se ha hecho el
harakiri político a nivel ideológico. Desconozco si será el canto de cisne de
su historia como formación política de tipo práctico, pero si algo le quedaba
de dignidad a este partido, se lo han ventilado estos pragmáticos descerebrados
y desorganizados en unos pocos meses. ¡Lo que hace la falta de liderazgo y de
ideas claras! ¡A lo que nos lleva el cainismo tradicional de nuestros pagos!