lunes, 18 de junio de 2018

LA MUY NECESARIA LECTURA DE CIERTOS TEXTOS BÍBLICOS

En mis clases de Historia, pero sobre todo de Hª del Arte, recomiendo de manera repetida (bien que infructuosa en la mayoría de los casos) la lectura de al menos uno de los evangelios canónicos. También en otros momentos, les recomiendo la lectura de determinados textos bíblicos, sobre todo los del Pentateuco, que si no son los más bellos, sí son los más conocidos, y también reproducidos en cuadros, relieves y esculturas. La recomendación es  utilitaria y estrictamente cultural, para nada dogmática. Lo hago porque creo que una persona culta de la civilización occidental debe saber ciertas cosas de los pilares que la construyeron, a saber: la cultura griega y latina, por un lado, y por el otro la religión judeo-cristiana. Soy muy pesado con dicha recomendación, y admito que lo repito demasiadas veces, siempre con la coletilla "os lo dice un ateo", para que no vean sombra alguna de adoctrinamiento ni intento ninguno para que crean en aquello que en dichos libros se plantea. "Del mismo modo -les digo- que leéis con aprovechamiento fragmentos homéricos de Ilíada o de Odisea, o de las Metamorfosis ovidianas, y no por ello habéis de creer en Zeus, Atenea o Aquiles, debéis leeros los evangelios y la Biblia, por mero placer de saber qué se cuenta allí, para aprender historias que os serán provechosas desde el punto de vista ético o humano, y tal vez a alguno le inste a profundizar algo más en ello, si os acabase gustando". 

La idea que subyace, sin embargo, es tremenda, y no es otra que la desinformación sobre temas bíblicos o evangélicos con que llegan a 2º de Bachillerato alumnos que ya cuentan 17 años como poco. Esto es así por causa de la decisión de sus padres de una educación laica extremista -incompatible con la idea cultivada de alguien llamado "culto"- de no inculcarles ningún tipo de interés (no digo ya amor) por estas historias que forman parte de nuestra esencia cultural más profunda. Y por ello, he de gastar en cada nuevo tema de un relieve o una pintura, unos minutos preciosos explicándoles la anécdota que los inspira o el simbolismo que atesoran. Les suele gustar lo que les cuento, pero el retraso que ello supone va en su propio perjuicio.

Y venía esta introducción previa al hecho de que, este fin de semana, de relaxul total ante lo más gordo por venir, me encontré en Ribadeo en una librería de lance un libro cuya existencia ignoraba. Se titula Evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan con los Hechos de los Apóstoles y el libro del Apocalipsis, está editado magníficamente por Edhasa, y supone una "nueva versión literaria del griego de J. F. Mira". Es decir, que no es una traducción clásica en sentido religioso -ya hay muchas, y no se precisan más-, sino para obtener un producto literario, para ser apurado por el solo placer de la lectura. Con la misma intención que yo recomiendo esta lectura en clase, el traductor J. F. Mira, pretende que las nuevas generaciones conozcan y lean el conjunto de libros que "forman simplemente el libro más importante de la historia de Europa", cuyos personajes componen "parte del imaginario popular europeo con más potencia y difusión que Hamlet, el Quijote y los hermanos Karamázov". Ni que decir que lo compré de inmediato, y que ya voy por la mitad. Y este curso ya es tarde para recomendarlo, pero el que viene...

1 comentario:

Nesalem. Vital de Andrés dijo...

Ese libro de J.F. Mira lo compré hace tiempo. Interesante versión del N.T. De acuerdo con el artículo.

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