domingo, 15 de abril de 2018

EL SORPRENDENTE PRIMITIVISMO DEL MERCADO DE LA PESCHERÍA EN CATANIA


En el mercado de la peschería de Catania, quien no salga sorprendido, tocado en lo más profundo por algún motivo, o preguntándose qué es lo que ha visto en realidad al acabar la experiencia, es porque es ciego o posee la sensibilidad del alcornoque antes de ser desposeído de su corteza.

En este famosísimo mercado catanés, los mismos pescadores que han capturado sus piezas el día o la noche antes, las venden a la mañana siguiente en una serie de puestos de diversa solidez o estabilidad, con unos procedimientos y formas ya poco usuales por pagos hispanos. 

Para empezar, todos son varones, pues todos los pescadores lo son. En segundo lugar, si uno es sensible o demasiado imbuido de las ideas de higiene más avanzadas propuestas por la Unión Europea, es mejor abstenerse. En tercer lugar, si uno sabe italiano, da lo mismo, porque no se entiende nada ni por la rapidez de las conversaciones, ni por las inflexiones del dialecto siciliano que parecen entender sólo ellos. En cuarto lugar, cualquiera es bienvenido y cualquiera puede comprar, hacer fotos, participar, siempre que esté dispuesto a recibir empellones, gritos al oído, ensuciarse la ropa o los zapatos... En quinto lugar, llama mucho la atención la muy curiosa contradicción entre lo fresquísimo del pescado (algunos de los ejemplares todavía colean, vivos) y la guarrería que impera por doquier (desde las manos de los operarios, hasta el suelo, lleno de tripas y sangre). En sexto lugar, lo que el ojo ve y la nariz aspira resulta algo absolutamente nuevo para quien no lo haya visto antes. De ahí que la fascinación que suscite la haga acreedora de ser una de las atracciones más celebradas de esta ciudad siciliana, y aun de toda la isla.

Yo lo visité dos días diferentes, en un periplo de nueve días. Con eso, queda todo dicho.

Robado en el Mercado de la Peschería (Catania, Sicilia, Italia)
Abril, 2018 ----- Nikon D500

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