SOBRE LA CORNISA
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Desde lo alto del edificio, contemplo una panorámica magnífica. A lo ancho, la ciudad a mis pies, sometiéndose a mi mirada. Arriba, el sol brilla con una intensidad inusual. Abajo, todo parece hallarse en silencio. O así me lo parece. Sin embargo, un hombre aparece en la torre de enfrente, y se asoma al borde de la cornisa. Comienza a manotear, a hacer gestos que, por su forma y dirección creo que se dirigen a mí. Como no reacciono, sus acciones se hacen más ostensibles, como si quisiera avisarme de algo, o amenazarme, no sé bien. Por un momento, llego a pensar que acaso tenga intenciones suicidas y que no quiera testigos de su acto. Esa fantasía me relaja unos instantes, mientras pienso qué de coincidencias tiene la vida, incluso en los momentos finales, cuando uno ya no espera nada, ni a nadie. Aunque su indumentaria se parece demasiado a un uniforme. Un último instante imaginado me muestra una escena en la que saltamos los dos a la vez. No sé si será ése su deseo, pero ahora no me puedo parar a averiguarlo. Al fin y al cabo, yo he llegado a la cornisa el primero. Y eso me otorga prioridad absoluta en la acción.
Del libro Micrólogos
3 comentarios:
Parece que todo es segun con el cristal con qué se mire,y de quien lo mire,(olvidando al salvador de uniforme),buscaba ser el primero y adentrarse "abajo " en el acogedor silencio, creo que lo consiguió. M.T.
Si a uno ya no le dejan suicidarse en paz, este mundo está al revés.
Me sorprende la tranquilidad absoluta de tu protagonista que en el preciso instante en el que va a cometer el último acto de su vida, piensa en el policía que le recrimina su acción sin cuestionarse la misma.
Muy sutil y bien hilado.
Enhorabuena, me ha gustado.
un beso
Un poco predecible, un suicida no muy creíble, si hubieras encontrado una imagen sería una foto memorable. PMM
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