sábado, 20 de febrero de 2016

RESOLUCIÓN DEL PROCELOSO ENIGMA



Al lado, otra visión de la "obra de arte". A la derecha, en recuadro pequeño, la mesa en cuestión, arrinconada con otras al final de la clase















Ya sabía yo que mis escasas pero inteligentes seguidoras iban a adivinar por dónde iban los tiros, al menos en un grado de acercamiento suficiente como para acreditar que habían mirado la imagen con atención y, además, habían visto.

Efectivamente, se trata de una mesa-pupitre. Su color verde penicilina tradicional delata una parte del rectángulo, y quien haya estado en contacto con ese tipo de mobiliario escolar habrá sabido dirigirse enseguida en la dirección correcta. Es una mesa de una clase. Pero es una mesa arrinconada en la parte de atrás de un aula que ya no se llena nunca, y que se usa para desdobles, optativas o grupos de escaso número. En la imagen pequeña se puede ver lo arrinconada que está junto a otras, que se hallan en un estado mejor, aunque menos llamativo.

Porque lo que llama la atención a cualquiera que se acerque a ella con cierta intención de ver, son dos cosas. Una, el destrozo que promociones de alumnos infligieron en su superficie superior. Y dos, el dibujo artístico que llegó a producirse en el espacio que antes debía servir para apoyar la tarea de los alumnos en el aula. Son cosas contrapuestas, pero seguramente por ello me captó el interés cuando caminaba por el aula, mientras mis alumnos de Arte realizaban su miniexamen semanal. Lo gracioso es que esa mesa llevaría ahí meses, pero sólo la vi con detenimiento en ese instante. Como me gustó lo que vi, y sobre todo, supe seleccionar, lo fotografié al momento, a espaldas de los chicos, que se afanaban en escribir lo más posible en el reducido tiempo de que disponen en cada diapositiva. El resultado, lo que visteis ayer, pero también lo que veis hoy. Y a continuación, viene el punto reflexivo.

Bajo el destrozo, alguien fue configurando la posibilidad de crear un atisbo de belleza (obviamente, todo es opinable). Quién sabe cuántos alumnos tomaron la tarea en cadena, o bien si fue obra de un anónimo o anónima aspirante a grafitero o artista o si sólo fue una cuestión de divertimento, aburrimiento, venganza, compensación. Lo que me choca es que ante el enfado por el primer paso (el destrozo del material escolar) viene la admiración sorpresiva por la creación de un espacio estético en un marco sorprendente, inhabitual y hasta esperanzador. Porque después del hartazgo de la condición de alumno, tras los posibles deseos de hacer daño con el rasgado y arrancado de la parte superior de la mesa, queda el interés de hacer de aquello mutiladamente feo algo que lo fuera menos, o incluso algo que buscara deliberadamente la belleza. Una especie de “arte povera”, pero en el aula. La moraleja es que nunca sabes dónde el ojo permitirá una sonrisa que permita concebir y engendrar esperanzas. Ojalá cada noticia negativa que se diera en un centro educativo conllevara su réplica positiva y su afirmación de que aún es posible creer, de que no todo está perdido.

viernes, 19 de febrero de 2016

¿QUÉ MUESTRA ESTA IMAGEN?


Esta fotografía algo desenfocada, de formato algo inusual y calidad discutible, impropia de mí (ejem) ha sido realizada por mí mismo con la cámara que en ese momento tenía a mano (más bien, a bolsillo), que era mi teléfono móvil. 

Pero antes de desentrañar los misterios que alberga, me gustaría que el espectador (o espectadora) intentara adivinar de qué se trata, de qué material está hecho, qué representa, desde dónde está sacada la toma, etcétera. Que intente adivinar, en definitiva, qué puñetas es eso que muestra esta imagen. A primera vista, podría parecer un dibujo abstracto, una pintada callejera, una foto aérea, no sé, algo así, ¿verdad? Luego, los colores, bien delimitados por ese trazo grueso de color blanco: sólo cuatro tonos, con gran definición, pero que tampoco revelan demasiado de su contenido, aunque se adivinen trazos de escritura o numéricos.

El asunto es bien simple: me gustaría saber qué se puede pensar de esa imagen, así, sin más información. Prometo desvelar mañana el “secreto”; si alguien responde a la llamada, claro. Suponiendo que nadie lo acierte, que imagino que entre la muy abundosa gente inteligente que conozco, habrá quien sepa, adivine, se atreva, y lo escriba (aquí o por otros conductos más o menos oficiales).

jueves, 18 de febrero de 2016

RECUERDO NOCTURNO

Podría describir cualquier universo si ahondase en vuestros ojos y sus miradas tranquilas y sin miedo, anhelantes de un pasado inexistente, recipientes de un desconcierto general. Podría beber con vuestros rostros y apagar cualquier sed que me oprimiera el alma, aunque no fuerais conscientes de la profundidad de vuestro abismo.

Y, sin embargo, sólo puedo escucharos, impávido, y dejaros hacer, mansamente, mientras os contemplo, arrobado ante esa inercia inútil pero dulce. Tiempo inútil, sí, tiempo inútil. Pero, más adelante, tras esta etapa transitoria, hallaréis otros lugares donde destilar el peso de vuestros errores, de vuestra lógica inmadura y paradójicamente lógica, pero emocionada, con gusto agridulce por la vida.

Con todo, y sin yo quererlo, lloraré vuestra ausencia. Vuestra imagen sobrevivirá en este tiempo amarillo y soberbio sin alquimias, pura o deformada, envuelta en la tranquilidad aparente de quien pensó no ser nada para nadie, pero siéndolo, sí, siéndolo. Siéndolo.

Del libro inédito Prosas tristes. Arias profanadas. 1998

miércoles, 17 de febrero de 2016

BALAS EN LA CAMPIÑA FRANCESA


Éste es uno de los paisajes más recurrentes en mis viajes estivales por Francia. Una campiña más o menos verde (siempre más verde que por acá), con la mies segada perfectamente, y en la superficie, destacando bien a las claras, docenas de balas de paja como las que se contemplan en esta imagen. Pueden ser cilíndricas o prismáticas. Pero todas en un agradable desorden aparente, que suele ser una invitación a que me baje de la autocaravana, y tire unas cuantas fotos, a ver si logro alguna composición que dote de sentido estético o geométrico a lo que en principio no lo tiene. A veces, hasta lo logro. Pero incluso cuando no, con el olor del campo y la hierba compacta, unido al sudor del mediodía y que siempre habrá en cercanía algunos árboles que enmarquen y refresquen la escena, ya habrá merecido la pena la parada. Habré aspirado de nuevo un poco de aroma puro de verano en un cóctel que mi nariz reconoce de inmediato y que me empuja a seguir adelante en mi recorrido pausado por tierras desconocidas, cada vez más reconocibles.

Alrededores de Orcival (Puy-de-Dôme, Auvernia, Francia)
Julio, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

martes, 16 de febrero de 2016

LA VIRTUD, AL MODO DE GRACIÁN

Releo, hojeándolo, Oráculo manual y el arte de la prudencia, una joya del pensamiento de mediados del siglo XVII, escrita por uno de los grandes mencionados, pero muy desconocidos escritores españoles del Siglo de Oro. En trescientos aforismos de reducido volumen, Baltasar Gracián habla de eso mismo, de la prudencia, de la educación, y de cómo actuar y comportarse, tanto en la vida cotidiana como en la política o la religión, que por entonces iban más de la mano.

Tantos dicen tantas cosas buenas, tan aprovechables, tan actuales, tan modernas, tan humanas, tan de siempre, que nos dejan mudos con su universal habilidad para poder extraer la esencia del ser humano. Como Montaigne, si bien con otro estilo más didáctico y proselitista. Podría copiar tantos, que sería un pecado de causalidad múltiple. Por motivos obvios, lo haré sólo con el último, el tricentésimo. Reza así:

"300) En una palabra, virtuoso, pues lo resume todo. La virtud es la cadena de todas las perfecciones, es el centro de la felicidad. La virtud convierte al hombre en prudente, discreto, sagaz, cuerdo, sabio, valeroso, moderado, íntegro, feliz, digno de aplauso, verdadero, es decir, un gran hombre en todo. Tres eses traen la dicha: santo, sano y sabio. La virtud es el sol del pequeño mundo llamado hombre; el hemisferio es la buena conciencia. La virtud es tan hermosa que consigue la gracia de Dios y la de la gente. Nada hay que amar más que la virtud, ni nada es tan aborrecible como el vicio. La virtud es cosa de veras, y de burlas todo lo demás. Hay que medir la capacidad y la grandeza por la virtud y no por la suerte. La virtud se basta a sí misma. Ella hace al hombre digno de ser amado, cuando vive, y memorable, una vez muerto."

Yo le hurto la palabra “santo” y la expresión “gracia de Dios”, y lo firmo a continuación como mío, donde haga falta.

lunes, 15 de febrero de 2016

POLÍTICA Y PROSTITUCIÓN (INTERPRETACIÓN POPULAR)


Siempre que me encuentro alguna pintada de corte grosero, insultante o hiperbólica, siento un punto de rechazo de entrada. Pero, acto seguido, me pregunto qué habrá impulsado a alguien a soltar una frase que llame tanto la atención de ese modo. En casos como éste, sólo me salen dos expresiones: hartazgo e impotencia.

Pero analicemos la frase. Esta da por sentado que quienes nos gobiernan, quienes se hallan “en el poder”, los políticos, son unos hijos de puta, entendiendo por tal, un insulto muy grave, de los que más se dicen en nuestro país, incluso en plan amigable según el tono, pero que dicho con acritud, puede ser incluso antesala de violencia física. No quiere decirse con ello que tengan mal concepto de sus madres como prostitutas, claro, sino que lo que plantean es que sean ellas quienes los sustituyan. O sea, que a ellos les aplicamos el gravísimo insulto, tomando la prostitución como algo terrible, pero preferimos que sus propias madres nos gobiernen, pues se deja implícito en la frase que no sólo no lo harían peor, sino mucho mejor. Curiosa paradoja de la que brota el chascarrillo, la ocurrencia, aunque sea una muestra gruesa de cabreo popular. Aunque el problema no es tanto la pintada en sí. Sino la cantidad de veces que vemos en los últimos tiempos asociada la expresión “hijo de puta” asociada a un político, en cualquier conversación habitual. Esto es señal inequívoca de que la desacreditación de esa profesión ha llegado a niveles insospechados hace sólo diez años. 

Entonces, ¿qué hacer con la pintada? ¿Borrarla? ¿Enmarcarla? ¿Editarla? Yo, de momento, tan sólo la muestro. Con lo cual ya me convierto en cómplice del autor. Pero no tengo claro si mi complicidad sea involuntaria a la par que crítica, o consciente y solidaria con la idea. Aunque, bien pensado, creo que sí que lo tengo claro. Vaya que sí.

Pintada en Corrubedo (La Coruña, Galicia, España)
Agosto, 2008 ----- Nikon d300

domingo, 14 de febrero de 2016

MI PALABRERÍO CANALLA (2)

ABOGACÍA: Encaje de bolillos legales, a tanto fijo y a tanto por ciento sobre los aciertos; es un negocio redondo, se mire por donde se mire y se resuelva lo que se resuelva.
ABOLICIONISTAS: Partidarios estadounidenses de que a los negros se les pueda explotar aséptica y civilizadamente como a cualquier blanco, y no como antes, que dicha explotación era gratis y cruel y, sobre todo, daba una imagen publicitaria de atraso de lo más insoportable, oiga.
ABORTO: Interrupción traumática del embarazo que, cuando es voluntaria, supone una de las decisiones mejor tomadas que pueda darse en nuestro mundo actual, aun a pesar de todos los pesares y de todas las hipocresías y maximalismos circundantes.
ABRAZO: Entrelazo simbólico de los brazos de dos congéneres primates; con él se quiere dar a entender que por unos instantes no se lleva en la mano cuchillo ni arma alguna, y cabe que la relación sea momentáneamente civilizada o presente apariencia de tal.
ABRECARTAS: Puñalito disfrazado de herramienta pacífica pero que conserva en su esencia un arma homicida en estado de latencia, que todos hemos deseado manejar con algunos de los remitentes cuyas cartas ha rasgado previamente
ABSTEMIO: Quien se mortifica inadecuadamente ingiriendo líquidos que no producen ningún efecto, salvo una insólita limpieza renal y una abundante diuresis; ah, y una imperceptible senilidad dentro de un cuerpo relativamente joven.
ABSTINENCIA: Inhibición (voluntaria o forzada, que de todo hay) o carencia en  lo tocante a asuntos varios, pero preferentemente sexuales, que produce gran placer (si hubiere compensación sublimada) o gran desesperación (si tal no se diere), dependiendo de la naturaleza de la misma, apuntada al principio. Loada y denostada, aún no se sabe si sienta bien o sienta mal, o si en realidad todo depende de con quién nos abstengamos. Y de cuánto.
ABSURDO: Lógica habitual de la existencia, y que ya se da por asumida  por doquier y por cualquiera, como lo más natural del mundo.    
ABUELOS: Progenitores mayores de una familia; su función educadora/castradora hoy está un poco disminuida, lo cual es una lástima, porque nadie puede educar como un abuelo ni nadie puede joderle a uno la vida como una abuela; y ciertas cualidades es preciso aprovecharlas bien, dada su escasez.
ACIDOSIS: Exceso de ácido en todo el cuerpo, con especial énfasis en el cerebro,  lo cual afecta sobre todo al comportamiento en la cama, en el trabajo, en el ministerio, en el Estado; sus consecuencias son temibles, pues genera divorcios, despidos, humillaciones de poder y genocidios varios.

Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

sábado, 13 de febrero de 2016

NADA CAMBIA SI TÚ NO CAMBIAS


La frase (es un eslogan publicitario) es muy simple. Es muy conocida. Nos la han repetido muchas veces, con ésa o con otras palabras muy similares. Nos la sabemos. Conocemos la verdad -siempre relativa- de su afirmación. Con todo, hemos de confesar que la aplicamos poco. O bien no podemos hacerlo, o bien no sabemos, o bien nos encanta ser contumaces so pretexto de ser auténticos, únicos, especiales. Por mi experiencia en contumacias propias y ajenas, pienso que es una obstinación que nace del sentimiento de especificidad que se ansía tener. Pero creo también que otra de sus razones es porque el miedo atenaza la posibilidad de cambiar cualquier cosa de nuestra rutina habitual. Nos produce un confort gratificante saber con seguridad qué va a suceder, aunque nuestra existencia sea caótica, aburrida, dolorosa o inane. Y ello impide la mayoría de las veces el experimento, la búsqueda de lo diferente, la sorpresa que haga de un momento algo especial e inesperado. Yo lo digo muchas veces en clase: “a iguales acciones, iguales resultados, si las circunstancias no han variado”. Incluso señalo que es una fórmula matemática o física en boca de un fulano de letras. Da lo mismo. Y uno entendería la negativa al cambio si las circunstancias fueran gratas, positivas o subjetivamente buenas para quien habla. Pero es curioso constatar cómo la mayor resistencia al mismo proviene de quien lo está necesitando a gritos. Y lo grita desde su silencio. El silencio de la inmovilidad.

Imagen publicitaria de una compañía de móviles de Toro (Zamora, Castilla y León, España)
Abril, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

viernes, 12 de febrero de 2016

OBSESIONES. TEMÁTICAS PERSONAL (I)

Siempre me habría gustado mantener una entrevista-diálogo con un periodista. Se trataría de LA entrevista, esa que muchas veces retorna a mi discurso, como el intercambio definitivo con alguien con quien hablar todo, de todo, y durante todo el tiempo; algo infinito y utópico, claro, más literario que real, pero que conforma uno de los imaginarios que me asaltan con regular recurrencia. Habría que acotar antes que nada que el periodista tendría que ser mi amigo íntimo. Alguien con la suficiente confianza y capacidad a quien lanzar todas las opiniones obsesivas o contrapuestas que albergo sobre tantos temas; y aunque tales opiniones no fueran válidas o verdaderas, daría igual, porque para mí sí lo serían, y por contraste se obtendría un perfil más nítido de sus contornos. Al fin y al cabo, cuando hablo no hago otra cosa que ordenar mi pensamiento y, mediante la discusión y las sucesivas confrontaciones, delimitar, perfilar y concretar impresiones, a veces fugaces, otras imprecisas, sin forma completa. Siento en multitud de ocasiones que lo poco que sé ha ido formando a mi lado paulatinamente un depósito de piezas de tamaño variable, acumuladas frente a mi casa. Serían un montón de esquirlas redondeadas o puntiagudas, que han sido arrancadas en diálogo constante con mujeres, con hombres, con cuadros, con esculturas, con libros, con la vida, con todo aquello que pueda llegar a fascinarme o sorprenderme. La sorpresa, siempre; ver surgir el fantasma permanente y hacerlo corpóreo mediante la palabra compartida sin descanso alguno, hasta el final.
Apunte tomado en una libreta en marzo de 1995

jueves, 11 de febrero de 2016

JUICIO FINAL EN CONQUES


En Santa Fe de Conques, todo sobrecoge. La altura de las naves, la oscuridad parpadeante, el silencio interior. Ya desde la entrada, en el momento en que la robustez de los muros te apabulla recordándonos nuestra fragilidad comparativa. Pero, ante todo, mostrándonos que Dios es el supremo juez, que valorará al final la calidad de nuestras vidas y sus actos. En la portada, Cristo en majestad determina todo cuanto sucede a su alrededor. A su derecha, la serenidad homogénea y aburrida del equilibrio de los justos, custodiados por asépticos ángeles. A su izquierda, la sucesión diversa y contorsionada de todos los males que les aguardan a los impíos, conducidos por imaginativos monstruos que corporeizan el mal. A un lado, el aburrimiento indoloro, por toda la eternidad. Al otro, el horror perenne,  multiplicado por la imaginación de los artistas medievales. Entonces, no cabía duda sobre la pertinencia del camino a seguir. Hoy, seguro que tampoco.

Fachada de Sta. Fe de Conques (Aveyron, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon d300

miércoles, 10 de febrero de 2016

MAZA Y PELOTA, ESPERANDO TURNO


La composición es sencilla: sobre el linóleo del polideportivo, cubierto de un tapete de competición, una maza y una pelota esperan a ser tomadas para su correspondiente exhibición. Se trata únicamente de una final regional. No es la final de los juegos olímpicos. Pero ¿qué más da? Uno ve esos elementos, y apenas se distinguen de juguetes de similares formas y características. Y si se mira la edad y las formas de las participantes, uno no andaría muy desencaminado. Sin embargo, qué diferencias implican. ¡Cuántas horas de entrenamiento! ¡Cuántas privaciones en la alimentación! ¡Cuántas reprimendas para encauzar posturas y ademanes! ¡Cuánto sacrificio físico y cuántas lesiones sucesivas! ¡Cuánto esfuerzo mental y cuánto llanto previo! Y todo, para que al final, de las dieciséis participantes, sólo tres encabecen una lista de mejores logros o de imperfecciones menos evidentes, o acaso de favoritismos sutiles. A la espera de que la justicia selectiva actúe, la injusticia habitual confía en que llegue su momento. Mientras, la maza y la pelota aguardan, impávidas, instrumentos objetivos de deseos inabarcables.

Final del Campeonato provincial de Gimnasia rítmica (Avilés, Asturias, España)
Abril, 2009 ----- Nikon, d300

martes, 9 de febrero de 2016

SEMPITERNO DESORDEN

Este desorden que me envuelve, soterrado y luminoso, ofrece a quien lo contemple la imagen veraz de mi propia impostura, que se aferra a ideas inmarcesibles, eternas, de la propia belleza y de los sentidos en su homérico combate contra el mundo y sus ensoñaciones diurnas.

Ese desorden recurrente, que aparece a intervalos, que supura la vehemencia exaltada de un personal juego de prioridades, habrá de generar otro yo al que espero, sin desearlo, que ascenderá por mi cuerpo hasta mis ojos con la calculada lentitud del intruso hasta que la vista me falle por fin y la oscuridad logre humillar lo que admiré del viento y del océano en su unión particular.

Entonces mi cuerpo —dirán los otros— tendrá motivos de temblor y mis ojos, como ahora, pretexto para el llanto.

Del libro inédito Prosas tristes, arias profanadas, 1998

lunes, 8 de febrero de 2016

LUGAR (QUE FUE) SAGRADO


Aunque a primera vista, esto parezca sólo piedra agujereada, no debemos engañarnos: esto fue un lugar sagrado. Parece que sus orígenes son confusos, por lo que se le podrán atribuir usos y fundaciones al gusto de los intereses que lo definan o . De ese modo, y según folletos al uso, esto habría sido primero una ermita de tipo rupestre, donde habría vivido un eremita, en tiempos altomedievales. Más adelante, habría sido transformada en una minúscula iglesia monástica, con un carácter salvífico y conmemorativo, a lo que contribuirían algunas reliquias bien elegidas al uso. Y a tal punto el ejemplo habría cundido, que habría quien habría deseado ser enterrado al lado, como corroboran las tumbas antropomorfas que se hallan a la entrada y en los laterales. Hoy, desproveída de intensidades sagradas (o incluso conservándolas), constituye una de las atracciones turísticas de Cervera de Pisuerga.

Iglesia rupestre de San Vicente (Cervera de Pisuerga, Palencia, Castilla y León, España)
Febrero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 7 de febrero de 2016

LA INSULTANTE ACUMULACIÓN DINERARIA DE LOS MILLONARIOS

Hay un par de cosas del capitalismo que nos llaman muchísimo la atención hoy día. No es, como apunta Arundathi Roy en su ensayo Espectros del capitalismo, que este sistema económico no tenga alma o que el dinero de las empresas no tenga nacionalidad, que también. Es la insaciable tendencia, no ya por lograr mayores beneficios, sino a la insensibilidad hacia las personas, sean sus propios empleados, sean sus potenciales consumidores, sean anónimos integrantes de la sociedad general. Eso, por un lado. Por otro, la inagotable búsqueda de cómo alcanzar más y más dinero. Son cosas que uno no entiende, porque es justo eso mismo lo que acabará con dicho sistema, a la corta o a la media, si las tendencias no se invierten (que no tienen pinta de hacerlo).

Cuando hace unos días se publicaron las terribles cifras que hablan de que unos pocos personajes atesoran más riquezas que estados enteros, que millones de personas, uno se pregunta los porqués. También: ¿para qué? ¿Qué buscan con tanto ahínco en la acumulación insultante de tales cantidades de dinero, que marean sólo viéndolas? ¿Es precisa tal ambición? ¿Les hace sentir mejor verse a la cabeza de los afortunados del mundo? ¿No sabrán hacer otra cosa, y por eso se dedican a hacer lo único que saben y pueden? Es lícito, desde luego. Las reglas sobre las que circulamos lo permiten, e incluso instan a ello. Pero, desde luego, no es legítimo. La desviación entre los que más tienen y los que menos, no es ya sólo insultante para cualquiera con cierta sensibilidad, sino que es el cáncer que terminará con ellos mismos, como en su momento las revoluciones liberales estallaron cuando la soberbia insensible de los estamentos privilegiados despreciaron todo aquello que no fuera ellos mismos. No es legítimo, afirmamos muchos. Con seguridad, tampoco será ético. Ni necesario, ni positivo, ni estimulante. Sólo será legal. Entonces, ¿a qué se espera para cambiar las leyes para que deje de serlo?

sábado, 6 de febrero de 2016

ADECUACIÓN CONTINENTE-CONTENIDO


Las formas curvas tienen algo de hipnosis en su construcción y en su modelado. Nos atraen de un modo que a veces no podemos explicar. Cuando dichas líneas proceden de esculturas lejanas que han sido trasladadas en bodegas oscuras desde otro continente, la sensación de misterio se redobla. Si, además, se alean con las del edificio que las alberga, el acoplamiento entre continente y contenido alcanza una coherencia máxima. El paso precedente al disfrute intenso. El paso posterior a un encuadre fotográfico de líneas rectas que encajen las curvas. El color hace el resto.

Obras del escultor mexicano Enrique Carbajal 'Sebastián', expuestas en el Centro Cultural Niemeyer de Avilés (Asturias, España)
Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

viernes, 5 de febrero de 2016

LAS LECCIONES QUE NOS ENSEÑAN LAS PAREJAS

Antaño, cuando era más joven, tuve yo una novia a la que quise mucho y bien (dentro de mis posibilidades). La quería por muchas razones, pero una de ellas era que le encantaba aquello que a mí me encantaba. Bebía, como suele decirse, los vientos por mí. Son las cosas del amor. Pero, ya se sabe, el amor no es muy razonable que se diga, y provoca muchas veces malentedidos varios que a veces resultan más que graves. El caso es que viendo que ella iba entrando con facilidad por los mundos que a mí más me arrobaban, probé a enseñarle a jugar al ajedrez, por ver si además de los que habitualmente me retaban y con quienes lidiaba, lograba un proselitismo de tablero que bien me viniera o solaz grato nos procurara. A lo largo de los seis meses siguientes, yo no di crédito. ¡Qué entrega!, ¡qué esfuerzo! Con qué ganas se leyó las cartillas iniciales e incluso algún librito de iniciación que le regalé al efecto. Jugamos así muchas partidas en nuestros días de cerveza y tableros. Yo ganaba siempre, claro, pero aprovechaba para señalarle los errores de planteamiento estratégico, táctico o de concentración. Y parecía que la cosa progresaba. Yo sabía que no alcanzaría nunca el palmarés de Judit Polgar, pero como yo no era Garri Kasparov precisamente, la cosa se equilibraría con el tiempo. Hasta que un día dijo que no le apetecía jugar. Bueno, me dije yo, si es una cosa puntual... Pero como otros días yo insistiera y ella se resistió sin ceder un ápice, al final la cosa explotó. Y en medio del café que más frecuentábamos. Allí, entre lágrimas enormes y redondas, que recuerdo con una nitidez pasmosa, me dijo que odiaba el ajedrez, que le parecía un juego estúpido, que siempre le había aburrido mortalmente, y que no iba a jugar nunca más, por lo que daría igual que yo insistiera, porque la decisión estaba tomada. Yo me quedé estupefacto, como si me hubieran operado de cataratas: tan claro vi de pronto. Tardé semanas en asimilar aquella dosis de realismo nada mágico. Pero aprendí una gran lección.

Cuando conocí a mi pareja actual, a quien quiero muchísimo y bien (si se admiten mis ya legendarias limitaciones), ella no tenía ni idea de lo que era la fotografía, más allá de hacer unas cuantas fotos en cumpleaños o alguna celebración. Yo, ya de aquella había contraído hacía muchos años el virus de la imagen fija, y ya contaba con un equipo que empezaba a ser respetable. Le hice muchas fotos, las hacía en nuestros múltiples viajes, pero jamás -jamás- pretendí inculcarle ese sano vicio. No obstante, en una convalecencia de un período de baja, se hizo con la cámara que yo había dejado por haberme comprado un modelo superior. Eso fue en 2008. Hoy, hace mejores fotos que yo (al menos, en lo que a la fotografía gastronómica y de bodegón se refiere). Y así es como volví a aprender otra magnífica lección.

jueves, 4 de febrero de 2016

RECORRIENDO EL CAÑÓN


A lo largo del cañón, la caliza se yergue en las alturas, carcomida de tiempo y buitres, mientras desde el suelo la vida verde aspira hacia un cielo nada protector. El cielo lo cubre todo de un azul tan nítido que casi duele en la mirada. Es poco antes del mediodía, y el calor ya se siente en exceso, perlando de sudores los cuerpos que lo recorren. El sendero discurre al lado del río, mientras los farallones escoltan la marcha. No da tiempo a vivir tanto, mientras se camina a ratos en sombra, a ratos bajo un sol que desborda las previsiones. No se puede vivir tanto, si además la marcha aboca al recuerdo de la última vez que se pasó por estos parajes, cuando el viajero recorrió esta senda solo, al encuentro de quién sabe qué fantasma que ya se evaporó en su momento. Aun así, la costumbre se impone a la incertidumbre, y la cámara toma una imagen sencilla, donde cada elemento se halle en su lugar correcto, y se capte el delicado equilibrio entre colores y masas. Queda registrado el instante que el ojo ve. No, en cambio, el dolor del recuerdo. Tampoco, la alegría por hallarse en otra etapa más excitante, más diversa, menos monográfica, más vital.

Cañón del Río Lobos (Soria, Castilla y León, España)
Julio, 2006 ----- Minolta dIMAGE Z1


miércoles, 3 de febrero de 2016

“EXISTIMOS PORQUE ALGUIEN PIENSA EN NOSOTROS”

En la película Princesas, de Fernando León de Aranoa, la prostituta Caye, interpretada magistralmente por Candela Peña, le dice a la prostituta Zulema, interpretada por Micaela Nevárez, en un momento álgido de la trama: “Existimos porque alguien piensa en nosotros, y no al revés. No te olvides nunca”. 

Es una frase que impacta, no porque sea verdad, que lo es en buena medida, sino porque en su sencillez logra atrapar la atención sobre lo esencial: somos en la medida en que existimos por y para alguien. Porque si sólo somos para nosotros mismos, la existencia no es más que un transcurso finito y abocado a la soledad última sin la menor trascendencia. Al final, todos acabamos en la misma soledad disuelta en éter, cierto, pero podremos persistir un poco más de tiempo a través de la memoria, por algo que hicimos, por algo que creamos, por alguien que amamos. Ese recuerdo será una prolongación de nuestras vidas, y constituye lo único a lo que podemos aspirar quienes tenemos una idea materialista de la vida. Lo cual no es algo triste, como podría parecer a algunos; es sólo que esta verdad -personal, parcial, con minúscula-, como ya advirtiera Serrat, no tiene remedio.

martes, 2 de febrero de 2016

FUEGO EN LA FLOR


A veces, las flores capturan tanto calor del sol a lo largo de las semanas, que un día, sin que medie aviso previo, se produce un instante de esplendor, y por los pétalos se les escapa el fuego de la vida, que transmiten para que nuestros ojos se alimenten de él, y podamos darnos otro empujón más.

Macrofotografía de pétalos de girasol (Moissac, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon, d300

lunes, 1 de febrero de 2016

¿Y LOS LIBROS SIN LEER?

¿Y qué decir de los libros sin leer? De esos ringleros llenos de libros maravillosos que aguardan que les pasemos la mano por el lomo para algo más que para admirarlos o hablar de ellos. Porque tantas veces dijimos que ya bastaba de tanta compra compulsiva, excitante, imposible de evitar. Pero seguimos haciéndolo, porque la zona de placer activada en nuestros cerebros enfermos era tan grande como el Mississippi en sus crecidas, porque nada es más sugerente que las posibilidades de conocimiento, belleza o diálogo que algunos libros prometen. Pero, sobre todo, porque es una droga intensa. No sé si tan dura como la del amor sin medida, como cantaba Carlos Goñi en “El roce de tu piel”. Pero es dura, dura, muy dura: de las que resulta inviable la desintoxicación, de las que disuelven la capacidad de autocontrol de que uno hace gala como azucarillos en el té blanco. De las que uno no sabe si asumir o permitir que nos condene para siempre. Aunque a estas alturas, uno ya sepa que en su fuero interno ya la ha asumido. Y que estamos condenados, como Sísifo, a incurrir una y otra vez en la dulce perdición, sin posibilidad alguna ni de redención ni de expiación de ninguna clase.

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