lunes, 26 de marzo de 2018

HUIDA DE LA GALERNA


Cuando la galerna arrecia, aunque el sol tiña con belleza la cresta de las olas, hasta las gaviotas huyen de los elementos. Esta vez parecen anhelar el grupo, siendo como son animales oportunistas que hacen gala del individualismo más humano. Buscan el refugio mental que proporciona el grupo. Pero es sólo una estrategia temporal, pero en cuanto amaine, las que ahora son compañeras de vuelo, serán de nuevo rivales en el viento.

Oleaje en Gijón, (Asturias, España)
Febrero, 2011 ----- Nikon D300

domingo, 25 de marzo de 2018

HITOS DE MI ESCALERA (24)

En el año 1980, con 17 añitos y 4 meses, comencé la carrera de Geografía e Historia, como ya quedó dicho en estos Hitos. El entusiasmo, las ganas de aprenderlo todo y el amor por la materia que siempre me había absorbido el seso, fueron los motores poderosos que posibilitaron que me sumergiera en mis estudios, como nunca más lo haría de forma tan global y absorbente. Consciente de que estudiaba una carrera “fácil” (entre comillas), pensé que la única posibilidad de que algún día pudiera trabajar en algo relacionado con lo que estudiaba era dar lo mejor de mí, sacrificarme e intentar obtener el mejor expediente posible. En esa idea, mis objetivos no apuntaban a aprobar sin más, como la mayoría de mis compañeros, sino a sacar las notas más altas. Para ello estaba dispuesto a hacer sacrificios de un modo que ahora me resulta inconcebible, pero que entonces yo asumía como algo natural, necesario y hasta obligatorio.

Por desgracia, la Universidad de León, recién fundada el año anterior por escisión de la de Oviedo, tenía una idea muy diferente de lo que yo pensaba sobre el estudio. Así, varios de sus profesores sostenían la idea de que para prestigiar una universidad nueva había que endurecer la exigencia, para que aprobar costara mucho. La aplicación de ese principio originó que los mayores esfuerzos que yo he realizado en mi vida a nivel académico tuvieran unos resultados muy pobres, en relación con el trabajo serio y disciplinado que yo llevaba a cabo por aquella época. Ese curso y el siguiente yo trabajaría como nunca hasta entonces, (incluido el extenuante COU), y sin embargo no cosecharía sobresaliente alguno, y hasta me quedaría una asignatura suspensa para septiembre en 2º (el único baldón académico en toda mi vida). A estrellarme contra un muro de mediocridad hube de aprender, día a día, mes a mes, curso a curso; hasta que en el año 83 me trasladé a cursar mi especialidad a la Autónoma de Madrid, donde por fin sí hallé premio a mi trabajo, obteniendo mucho más, trabajando bastante menos.

Pero lo negativo no debe ocultar lo positivo. Esa ilusión por aprender, por llevar a cabo lo que se suponía que debía hacer para conseguir lo máximo, ese afán por superarme a mí mismo (y a los demás, por supuesto; mi competitividad en aquélla era máxima), todo ello facilitaba que los cientos de horas de estudio no quebraran mi interés; que las privaciones de otras cosas propias de la juventud quedaran sublimadas con facilidad; que los tremendos madrugones de aquellos años no hicieran mella alguna en mi salud o mi ánimo, que los sinsabores de una tarea a largo plazo se sobrellevaran como mejor supe; que las dificultades económicas  familiares (que impedían acceder a todos los libros que deseaba) se paliaran con habilidad a la hora de estar a tiempo en la biblioteca; y otros etcéteras. También ayudó tener a mi lado, como amigo y como competidor -en aquella época no me parecían incompatibles ambos papeles- a la persona más capaz que llegué a conocer en todos mis años de universitario: Luis Alfonso González Polledo. Yo siempre anhelé tener su rapidez mental, su capacidad de síntesis, su claridad intelectual, su rigor. Nunca llegué a aproximarme, por supuesto, pero creo que fui un digno adversario. Teniéndolo como ejemplo, la tendencia natural a bajar la guardia se evaporaba con más facilidad. Y así, ad infinitum. Una referencia por lo alto es muy necesaria para crecer. Si sólo me hubiera fijado en la inmensa mayoría de mis compañeros de aula (éramos 132 en 1º, y sólo aprobamos todo en junio 9; con eso queda todo dicho), no habría conseguido lo que conseguí. Si uno se fija en lo mediocre o lo inferior, tal vez disfrute más por comparación, pero es un autoengaño de efectos demoledores. Si uno se referencia a lo superior, tal vez la comparativa escueza de continuo y la sensación de recorrido frustrado aparezca más de una vez, pero lo que se consiga siempre será más que con la otra filosofía de vida. Y, sí, yo con Luis Alfonso iba de frustración en frustración, pero gracias a él logré la mejor versión de mí que pude tener. O al menos, así lo creo. Y a pesar de su trágico final (que relataré aquí más adelante), jamás le estaré lo suficientemente agradecido por ello.

sábado, 24 de marzo de 2018

EL ANSIA HUMANA POR COMPLICARLO (Y EMBELLECERLO) TODO


Para saber la hora, cuando se va por la calle, no es preciso más que un reloj en un lugar suficientemente elevado, con unas campanas grandes que se puedan escuchar  con nitidez a distancia. Y que el mecanismo sea sólido, preciso y resistente. Con eso, ya alcanza. 

Pero el ser humano siempre quiere más, porque dispone, precisamente, de más tiempo del necesario para satisfacer sus necesidades más primarias. Una vez cubiertas éstas, siempre busca cómo ampliar, obtener, complicar, embellecer, saquear, inventar, soñar. El ser humano nunca está satisfecho. Ésa es la causa principal de que existan personas cuya riqueza es un insulto permanente; de que la guerra fuera el medio más rápido de lograr lo que por otros medios no se podría alcanzar; también, es la causa del arte, que es algo inútil para la necesidad primaria, pero seña de identidad superior de quienes  por fortuna tenemos lo principal bien cubierto.

Hace unos años, cuando paseaba por Londres, me fijé que había muchas personas mirando hacia arriba en una calle -Piccadilly- no especialmente artística. Cuando dirigí la mirada en su misma dirección, pude contemplar en lo alto de unos famosos almacenes de delicatessen, este soberbio reloj. Cada hora, las figuras que se hallan encerradas a cubierto salen, saludan, muestran su encanto, y vuelven a desaparecer hasta la hora siguiente. Todo ello, con una maquinaria del XVIII, cuyo conjunto pesa ¡cuatro toneladas! Una de tantas inútiles muestras de belleza que nos hacen la vida un poco menos ingrata y digna de ser recorrida, siquiera sea en algunos de sus tramos.

Reloj de los almacenes Fortnum & Mason (Londres, Reino Unido)
Enero, 2008 ----- Nikon D100

viernes, 23 de marzo de 2018

EL PESIMISMO DEL HELENISTA (CARLOS GARCÍA GUAL)

En una entrevista (El País Semanal, 11-II-2018) que José Andrés Rojo realiza al eminente académico Carlos García Gual, maestro de helenistas, se puede apreciar que su pesimismo planea sobre todas las respuestas que va emitiendo sobre los múltiples aspectos que se le plantean. Recojo aquí algunas particularmente relevantes. Y no comento nada, porque él ya se explica de maravilla, y se le entiende todo. Por desgracia.

Hay un prejuicio funesto que es el de la rentabilidad. Obtener algo de inmediato, que la gente estudie para colocarse. Conocer unas cuantas materias y un poco de inglés. Creo que todo eso es un empobrecimiento. El ser humano tiene unas capacidades imaginativas, y de memoria y de entendimiento, que se abren con la cultura. Pero eso a los Gobiernos de ahora no les interesa. No es rentable para ellos como políticos y, piensan, tampoco es rentable para los que tienen que colocarse. Pero reducir la vida a eso es un poco triste. Hay tiempo para todo: se puede ser un buen lector y un buen ingeniero. Esta es una batalla, la batalla de las humanidades, perdida.”

Quien no lee está limitado a sus circunstancias más próximas: los vecinos, la tele, los juegos. Para mí la lectura es como un campo de correrías. [...] La lectura está unida a la crítica y a los grandes horizontes. La gente que no lee es de mentalidad muy reducida: viven en la prisión del presente. [...] Ahora los alumnos leen muy poco. Fuera de lo que es obligatorio, no saben nada. Pasan mucho tiempo dedicados al móvil y no les queda casi nada para leer”.

Ante lo cual, y para finalizar, el periodista pregunta: “¿Hay alguna salida?” El sabio académico responde: “Es difícil. La vulgaridad tiene siempre a su favor la facilidad. Es muy fácil ser vulgar, ser como todos, el mínimo común denominador. Es lo que hay”. Descorazonador. Aunque realista, sin duda.

jueves, 22 de marzo de 2018

LA ESTÉTICA DEL IMPACTO


Cuando vemos un impacto tan tremendo en un cristal en cualquier sitio, la imaginación se nos mueve hacia un lado. De inmediato, se pone a lucubrar sobre cómo, quién, cuándo. Las respuestas pueden variar según el gusto, la información o el morbo de quien imagine. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que sus ritmos quebrados pueden sugerir muchas cosas, no siempre negativas. Un sol en blanco y negro. Un astillado en el hielo. La red de una araña laboriosa. Las órbitas elípticas alrededor de una estrella. La malla de nuestras neuronas. Por ejemplo. ¿Por qué no? Imaginemos. Hay pocos ejercicios tan estimulantes. Y aprovechen, que todavía resulta gratis.

Escaparate roto, en Tarbes (Hautes-Pyrénées, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon D300

martes, 20 de marzo de 2018

LA INFLUENCIA DE LAS REDES SOCIALES EN EL DISCURSO POLÍTICO

Ante la pregunta de qué aportan al lenguaje político las redes sociales, Francesc de Carreras, entrevistado por Sergio Vila-Sanjuán (Mercurio, Enero, 2017) dice que "el tuit es lo contrario de la argumentación, se trata de un mensaje concentrado, un eslogan, frente a lo que debería ser una declaración deliberativa, de argumentos y contraargumentos a partir de los cuales se forma una opinión que da legitimidad a las decisiones". El problema, continúa, es que los medios les dan mucha importancia, incluso los diarios serios, que los reproducen sin problema alguno, "y esas opiniones se utilizan de forma muy perversa (...) Lo primero que se mira es cómo han reaccionado las redes sociales, que se equiparan a la opinión pública". Cuando el periodista le apunta que, sin embargo, no lo son, él ratifica: "No, porque ni siquiera constituyen reacciones espontáneas, los propios partidos cuentan en sus filas con gente que se dedica a tuitear y retuitear". Pero se dan linchamientos virtuales, lo que mueve a los partidos a silenciar a determinados políticos, demasiado espontáneos, viscerales, polémicos... o libres. "De este modo, las redes sociales frenan la libertad de expresión. Los tuiteros crean una falsa opinión pública, que en realidad emana de sectores minoritarios que complican los debates".

Confieso que no tengo una opinión formada al completo sobre este asunto. Pero, como a muchos, me huele mal, lo admito. No sé si podría afirmar con este periodista que con todas las redes sociales en régimen de libertad (no como en China, Corea del Norte o Cuba), éstas suponen un freno a la libertad de expresión. Pero sólo por el hecho de que los tuits no sean más que fogonazos sin razonamiento, frases soltadas al albur del impacto, alfilerazos sin hilván o tan sólo exabruptos con retirada fugaz, sólo por eso, a mí ya me darían que sospechar en demasía. Si a eso le añadimos que el político más estúpido del planeta añade cada día perlas de su pensamiento (valga la metáfora) por esa vía, y que tienen una relevancia abrumadora, y a las que se les presta más atención que a los datos de verdad importantes, entonces entiendo que la presencia de las redes sociales en la política, algo imparable a día de hoy, resulta más temible que esperanzador. Y lo que ha saltado estos días a la prensa sobre la actitud del Feisbuc con cierta agencia a quien habría filtrado millones de datos de usuarios, no sólo me atemoriza más, sino que me echa directamente a correr. Y a no parar.

domingo, 18 de marzo de 2018

EN MEDIO DE LA BRONCA, UNA PAUSA (PARA LA FOTO)


París. Campo de Marte. Al fondo, la torre Eiffel. Día de verano. Nubes y claros. Miles de turistas. Jardines repletos de cuerpos descansando, riendo, comiendo, durmiendo. También hay tiempo para los millones de fotos, por supuesto. De todos los tipos. Con todas las caras. Con cualquier dispositivo. Con pericia o sin ella.

La discusión ha sido monumental. Hablan en inglés. No entiendo nada, pero de tonos entiendo mucho. Y la discusión ha sido de órdago. Tras unos instantes de silencio, él le pide a ella que pose, que le ponga su mejor cara, su mejor cuerpo. Ella accede. Posa con la mejor cara, con su mejor cuerpo, no con su mejor sonrisa (pues lleva un aparato de ortodoncia que afea un tanto su cara oriental). Las fotos se realizan. La cámara se apaga. Y la discusión vuelve a surgir, quién sabe por qué razones, quién sabe por cuánto tiempo. Sólo se aprecian los gritos en todo el Campo de Marte. Todo el mundo mira, pero a ellos no les importa. Si no hubiera tanta gente alrededor, la cosa tal vez finalizara con un rato de sexo salvaje sobre el césped. Nada tendría que extrañar. Puede que el asunto se concrete en el hotel. Puede que sea la cotidiana realidad, la costumbre de todos los días. Puede.

Robado en París (Île-de-France, Francia)
Julio, 2012 ----- NIkon D300

sábado, 17 de marzo de 2018

MI PALABRERÍO CANALLA (32)

CONTRABANDO: Comercio clandestino que se origina cuando se prohíben o se racionan determinados productos cuya necesidad es manifiesta, insoslayable y eterna, por mucho que se empeñen los llamados bienpensantes. Al aparecer otro condicionante añadido al producto (el riesgo por el peligro), el precio será mayor, con lo que el placer y la morbosidad al consumir lo contrabandeado aumenta directa e inexorablemente.
CONTRADICCIÓN: 1. Hábito de pensamiento o de obra que demuestra a las claras la amplitud de registros de que consta el ser humano; tantos posee, que le es imposible decidirse por uno en concreto, prefiriendo seguir varios a la vez, a ser posible opuestos, para que del contraste surja una nueva luz o una nueva ristra de problemas, que siempre dan mucho juego para autocompadecerse. 2. Oposición entre lo dicho y lo hecho, o entre lo hecho hoy y  lo hecho ayer, o entre el deseo y la realidad, o entre lo que piensa uno de los miembros de la pareja con respecto al otro. Abunda mucho, por ser atributo humano, pero hay especímenes que obtienen cotas elevadas de tal condición. No doy ejemplos, están en la mente de todos.
CONVENIO: La etimología habla de “venir con”, pero transitar con alguien no presupone que lo haga a gusto, sino que tal vez efectúe una transacción que logre de los males, el menor, que suele ser el pan nuestro de cada día de los convenios, sobre todo desde el punto de vista del débil, que siempre queda del mismo lado o, lo que es lo mismo, del peor.
CONVENTO: Conjunto de dependencias en el que una comunidad no mixta practican el retiro, la holganza, la sublimación y la irrealidad, todo ello con simulación de meditación trascendente.
CONVERSACIÓN: Acción consistente en el intercambio —a menudo trivial o estéril— de palabras entre unos contertulios que pueden llegar a convertirse en tertulianos; no confundir con diálogo (v.), que todavía hay clases.
CONVERSIÓN: Proceso de renuncia a las ideas (en general, religiosas) que se tenían, a cambio de otras que puedan ofrecer de uno mejor imagen, nuevas e influyentes amistades, provechos materiales o políticos varios, perspectivas más excitantes, matrimonios más ventajosos, etc.
CONVIVENCIA: Transcurso de la vida realizado en común que sirve para alejar los fantasmas que agobian a quienes contraría la soledad; pero, en realidad, para lo que aprovecha es para comprobar en propia carne y sin intermediarios que el amor es una cosa, que la pasión es otra, que el día a día es un proceso altamente abrasivo, que el otro es otro y que uno es, siempre, lo más importante; y que, por supuesto, es el otro (o la otra) quien tiene la culpa, faltaría más.
COOPERATIVISMO: Grandilocuente idea que tiende a unir voluntades individuales en un proyecto común que puede ser económico, social o político. Es tal la desproporción entre lo proyectado y lo conseguido, que aún asombra que siga habiendo defensores de tal práctica. Lo que no sorprende es que quienes sean sigan siendo los mismos, es decir, los que de forma individual aún logran menos.
COPROFAGIA: Gusto por la ingesta habitual de excrementos, basura, etc. Como  todo hábito alimenticio excéntrico y estólido, proviene del mundo anglosajón, concretamente de Estados Unidos, donde lo denominaron, piadosamente, fast food. Como si la esencia de tal basura tuviera que ver con la rapidez y no con el contenido de tal recetario.
COPROLALIA: Uso frecuente y extemporáneo del taco lingüístico (taqueo), así como de las frases donde abunden las obscenidades y salidas de tono, con el fin infantil de llamar de algún modo la atención, habida cuenta de que aquellos a quienes aqueja este vicio no pueden llamarla por los medios ordinarios, es decir, saliendo en algún programa vespertino de televisión, donde la opinión (sic) de la calle pueda ser tenida en cuenta.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

viernes, 16 de marzo de 2018

PREFIERE EL MÓVIL, SÍ (INCREÍBLE, PERO CIERTO)


Pido disculpas de mano, por la baja calidad de la imagen. Se explica por su antigüedad. Está realizada con mi primera cámara digital, de cuando di el salto de lo analógico al píxel, allá por 2002, aunque la toma es del año siguiente. Su resolución es baja, su enfoque deficiente, su contraste flojo, su encuadre mejorable, etcétera. Impropia de este blog, desde luego. Pero la muestro por su carácter didáctico de algo que hoy no es sólo ley, sino plaga.

Si no se indica la fecha, tal vez podría parecer tomada ayer mismo, por eso quiero insistir en que pertenece al año 2003. En ella se ve a una pareja de adolescentes sentados en un banco, en una actitud reconocible y muy habitual hoy día, pero que entonces confieso que me sorprendió mucho. Los dos chicos, guapos y floridos, tienen ganas de estar juntos, pero como están a la luz del día y en un parque, a lo más que llegarían es a tener unos cuantos morreos, unas caricias más o menos cercanas a puntos clave, y a pillarse un calentón frustrante, pero revitalizador de sus púberes hormonas. Hasta ahí todo normal. Lo que disuena, lo que choca son los roles de cada uno de ellos. En primer lugar, la avidez con que la chica requiere al chico; no es que no pueda darse, claro, pero es menos habitual que la postura contraria, en la que el chico, urgido por sus deseos menos contenidos y avalados socialmente, pretende la cercanía de la chica, y ésta hace como que se resiste un poco, pero acaba cediendo a la iniciativa masculina. Esto, en primer lugar, pero no fue eso lo que me llevó a coger el zoom, encuadrarles y disparar varias tomas. Lo llamativo es que el chico, urgido por su teléfono móvil, atiende a éste mucho más que a ella. Lo evidencia su mirada, clavada en la pantalla; su cuerpo, retraído ante el avance de la chica; su mano derecha, sobre el cuerpo de ella, pero lánguida, sin toque ni caricia ni apretón. De modo que la chica quiere contacto, quiere beso, quiere tacto, pero el chico, huidizo, prefiere las novedades que el móvil le regala. En la mirada de ella se capta todo, lo que desea, y la frustración por no poder alcanzarlo. Eso, antes, nos chocaba. Ahora, por desgracia, no.

Hoy, en cafés, centros comerciales o parques, estamos hartos de ver parejas, grupos de adolescentes o jóvenes (incluso niños, a veces), cuyo contacto físico es mínimo, pero todos ellos se encuentran absortos en lo que sus respectivos móviles y redes sociales les van actualizando cada minuto. Lo hemos visto muchísimas veces. Pero no deja de asombrarme. Cuando realicé la foto que figura en esta entrada, me sorprendió por la novedad. Por desgracia, lo nuevo se ha hecho costumbre. Pese a todo, me sigue asombrando. Compruebo que también me entristece. A este paso, acabaremos dejando que todo en la vida pase por un aparato electrónico o, como en la película Her, enamorándonos de un sistema operativo. Un futuro muy excitante, desde luego. Una consecuencia más de la omnipresencia del objeto que rige hoy día nuestros destinos: el móvil. El nuevo dios.

Robado en Sta. Cruz de Tenerife (Tenerife, Comunidad Canaria, España)
Julio, 2003 ----- Konica Minolta dImage 5

jueves, 15 de marzo de 2018

APOLOGÍA DE LA MENTIRA (BIEN ENTENDIDA)

Mentir no es lo mismo que engañar. En la mentira  no hay correspondencia entre lo que se dice y lo que se piensa o siente, pero la intención es defensiva, exculpatoria, inconsciente a veces. En el engaño, sucede lo mismo, cierto, pero existe una intención consciente de que la otra persona crea algo que no es (o no existe, o es de otra manera) con un propósito egoísta, interesado o torticero. Toda mentira supone un beneficio (salvo en los casos de compulsión), pero en el engaño dicha ventaja es precisamente su fin último y casi único: aprovechar la ventaja que el embuste procura y beneficiarse de un modo que con la verdad no se daría.

La mentira es un atributo humano, por lo que tiene de consciente. Vale que algunos animales “mienten” con su apariencia camuflada, que tienden trampas a sus víctimas, que algunos primates superiores gastan "bromas" a sus congéneres, y que hasta incluso las plantas embaucan a los insectos para que polinicen otras plantas y puedan reproducirse. Pero somos los humanos los que hemos hecho de la mentira un atributo más nuestro que la inteligencia, la conciencia de la propia muerte o la invención de seres sobrenaturales creadores de todo.

La mentira es, como el arte, una impostura, una falsificación, una creación de la nada; por eso estamos tan imbuidos de ella. Más que homo sapiens, deberíamos llamarnos homo mendax, homo embustis, o algo así. Sería más propio. La inteligencia es clave, sí. Pero es la mentira lo que ha permitido la cultura de la convivencia. La hipocresía, tan denostada, es la madre de la coexistencia en común, vulgo civilización. Con sólo la verdad, no habríamos salido del paleolítico. La verdad sin tamiz es demoledora, desestructurante, venenosa, agresiva y disolvente. Es importantísimo no perderla de vista. Pero no estamos preparados para asumirla a tiempo completo: sólo de cuando en vez, y aun cuando tiene lugar, no nos deja siempre un buen sabor de boca. Por eso, porque no soportamos toda la verdad, existen las religiones, los estupefacientes, el arte, la literatura. Las drogas, en definitiva,

miércoles, 14 de marzo de 2018

SIESTA EN EL CASTILLO DEL LOIRA


A ver, el título puede que induzca a la maledicencia, pero ésa fue la realidad. Tal vez debamos contextualizarla, para poder comprender mejor su significado. Veamos.

Verano. Jardines del Chateau du Chenonceau, en la riviera del Loira. Uno de los castillos-palacio en las márgenes de este río, que dan justa fama al recorrido que muchos realizan conjuntamente o por partes. Es uno de los más bellos, sobre el agua, como un cortinaje que corta la corriente. Pero es julio. Sobre las cuatro de la tarde. Con un calor mediterráneo y extenuante. Con la digestión aplacando los ritmos. Con la sobrecarga de belleza inundando el cerebro. Con el cansancio acumulado de los días de viaje. Con poca sombra en los alrededores. Con mucho sueño acaparándolo todo. Y, de repente, se halla un trocito de sombra para albergar cabeza y cuerpo. Demasiado tentador. La dureza del lecho será lo de menos. El descanso reparador demostrará lo acertado de la elección. Pese a la postura. Pese a la falta de higiene. Pese a las miradas ajenas. Pese a todo.

Castillo de Chenonceau (Centre-Val-de-la-Loire, Francia)
Julio, 2012 ----- Panasonic Lumix G6 

martes, 13 de marzo de 2018

LA MEDIOCRIDAD DE LA ORATORIA ¿SIGNO DE SALUD DEMOCRÁTICA?

La oratoria política pasa por horas bajas. Y los parlamentarios, también. Apenas hay políticos de fuste. Hablo en general, no sólo de España, donde el nivel está bajo mínimos. Lo que antes se llamaba hablar, ahora se llama comunicar y se exige que se haga rápido. Perorar, por el contrario, es hablar largamente, sin prisa alguna, pero sin mover al auditorio del sitio. De esto, nuestros políticos actuales saben mucho más. De hecho, hoy se perora mucho. Hay muchos peroradores, que dicen muy poco, aunque ocupan mucho tiempo en los diferentes foros donde se manifiestan. Nuestros políticos hablan, si no les queda más remedio. Pero nuestros poderosos -banqueros, constructores, grandes empresarios- no lo hacen nunca. ¿Para qué hacerlo, si detentan el poder pero, al contrario que al político, no le gusta figurar, ni llamar la atención?

¿Quién gana hoy los debates? ¿Quienes indican las encuestas? ¿Quienes señalen determinados medios? Pero eso ¿les importa en realidad a los políticos? Amelia Valcárcel, en un artículo titulado “El lenguaje de la política” (Mercurio, Enero, 2017), apunta: “Si ello fuera posible, sería lo ideal ocupar el mayor tiempo disponible y no decir absolutamente nada. Esto se suele denominar con una metáfora ajustada: perfil bajo. Las democracias lo cultivan: es un hecho”. Parece una crítica. Y lo es. Sin embargo, la filósofa española prosigue con su análisis, diciendo que ese perfil es cosa de las democracias. Los totalitarismos, en cambio, sí usan y abusan de la oratoria, asociada a los medios de masas. Por eso, en la democracia se establece una escenificación de “perfil bajo”. Por ello, también, “podemos asistir [en las democracias] a cierta degradación del lenguaje político igualitario (...) Esta situación no es gloriosa, mas se corresponde con los tiempos pacíficos. Si por el contrario, viéramos concurrir la exaltación en la escena pública, ello avisaría de la deriva hacia marcos políticos menos estables”.

Y uno se queda algo mohíno ante tal reflexión. La paz aboca a la mediocridad insustancial. La exaltación palabrera, al riesgo de confrontación y de guerra. ¿De verdad no hay posibilidad de que haya verbos floridos, oratorias contundentes, inteligencias desbordantes, en un escenario pacífico, democrático? ¿De verdad? Me niego a aceptarlo. Aunque Amelia Valcárcel siga contando con mi admiración permanente.

lunes, 12 de marzo de 2018

AMOR ¿CONTRA NATURA?


He titulado esta imagen con la palabra “querencia”. Sí, como suena. Luego, pienso que habrá personas a quienes la asociación resultante les haga gracia. También, quienes no le vean sentido alguno. O les resulte indiferente. O les parezca de mal gusto. Respetables, todas las opciones, siempre que no se crucen insultos navajeros aprovechando la situación. Pero a quienes les parezca contra natura, inverosímil, inencajable, repugnante, y otros calificativos que huelgo mencionar, les recomendaría que hicieran un cursillo rápido de empatía, de esos que permiten vivir mejor sin juzgar a los demás, aprovechándose uno a sí mismo, dejando que los demás amen, quieran o sientan como les vengan en gana, siempre que no se metan directamente con quienes puedan observarles. Porque si nos ofende el amor bajo cualquiera de sus modalidades, es que en realidad carecemos de él, y si no lo poseemos, tal vez la envidia -y acaso la maldad- no se hallen lejos de arruinarnos la vida. Por esto, la necesidad de esas enseñanzas. Y, si tal cursillo no se hallare entre sus prioridades, apetencias o posibilidades económicas, existe una solución muy fácil y asequible, sin costo: mirar para otro lado, dejando hacer, dejando pasar. No estamos obligados a que nos guste cómo se aman los demás, pero sí lo estamos a permitir que cada uno ame y sea amado como sepa, quiera o pueda, siempre que se dé en un contexto de  legalidad razonable -no toda ley se fundamenta en la razón- y exista consentimiento mutuo de ambas partes. Y punto.

Inmediaciones de Isla Pancha, en Ribadeo (Lugo, Galicia, España)
Mayo, 2015 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 11 de marzo de 2018

DESMITIFICANDO A PICASSO

¿Qué pensarían ustedes si yo les dijera que Picasso es un mito sobrevalorado, a todas luces exagerado? ¿Y si lo acusara de tener una responsabilidad máxima en la degeneración de las artes plásticas que ha llevado al arte en nuestros días a las cotas máximas de estupidez, papanatismo, mercantilización y banalidad? ¿O que afirmara que su ansia de fama, dinero y posición le hizo comportarse de manera abyecta, miserable, con muchas personas (empezando por sus amantes, parejas, esposas), supeditándolo todo a ese objetivo capital en su vida? ¿E incluso que su legendaria capacidad prolífica para pintar cientos de cuadros en cualquier soporte produjo una obra que en sus tres cuartas partes es malísima, simples monigotes erigidos a categoría especial gracias a su firma, verdadero sello personal de identificación y de revalorización, una vez hubo puesto en marcha su marca personal, reconocible y cotizable (sin excepciones)? ¿Y si anotamos que en realidad es autor de una obra conjunta -muy extensa-, pero que jamás pintó esa Obra única, con mayúsculas, cuya trascendencia llegara por sí misma, y no como consecuencia de una asociación a elementos anejos (al escándalo, como las Demoiselles d’Avignon; o al oportunismo político antifascista, caso del Guernica)? ¿Eh, qué opinarían al respecto? Teniendo en cuenta que soy profesor, entre otras cosas, de Historia del Arte, ¿les cambiaría el concepto que tienen de mí?

Sería curioso realizar una encuesta. Aunque tal vez no hiciera falta, si les confesara que todas estas opiniones (y algunas más que omito) son las que pone en evidencia  El pintor, la última obra (ópera) del gran bufón del Reino: Albert Boadella, también presidente de la aún nonata Tabarnia. Este genial transgresor demuestra que tiene tiempo todavía para su pasión de siempre: el teatro, bien sea el tradicional, el irreverente, o el que se acompaña de recitativos, arias, coros y ballets, vulgo ópera. Sabiendo quién es el autor de semejantes ideas, tal vez su opinión de usted varíe, ¿verdad?. ¿Sí? ¿No? Con todo, bueno les sería conocer que mis opiniones no llegan a ser tan contundentes, tan brutalmente demoledoras del mito más gigantesco del arte del pasado siglo. Pero también deberían saber que tampoco están tan lejos de las del irreverente y polémico dramaturgo. No demasiado. Sólo un poquito.

sábado, 10 de marzo de 2018

ESCALERA DE CARACOL, MODELO DE VIDA



Qué mejor trasunto de lo que supone la vida, que esta escalera de caracol, de época barroca, donde el inicio parece confundirse con el final, donde las vueltas se entrelazan girando alrededor de un centro que, cuanto más se mira, más lejos parece hallarse. Eso sí, a diferentes alturas, y en un sentido tan ascendente como descendente, y sin que contemplemos una meta factible a corto o medio plazo. Así se nos muestra la vida. Claro que no acostumbra a hacerlo con una estética tan fascinante. Por desgracia.


Escalera del Museo do Pobo Galego, de Domingo de Andrade, Santiago de Compostela (La Coruña, Galicia, España)
Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

martes, 6 de marzo de 2018

NECESIDAD DE UNA NUEVA LEY ELECTORAL PROPORCIONAL Y JUSTA

Las leyes electorales existentes hoy día en las democracias son un instrumento tan corrupto como el sistema que las fundamenta. Fueron creadas para permitir la gobernabilidad, dicen. Pero sabemos bien que se elaboraron de ese modo para diluir la capacidad de decisión de los ciudadanos, a quienes siempre se ve como niños incapaces de elegir con tino, y a quienes hay que dirigir para llevarlos por el camino recto. Pero insisto: para diluirla, sí, para difuminar con recorridos indirectos lo que piensa la totalidad de los votantes.

Los partidos con más fuerza y capacidad para llevar a cabo las modificaciones pertinentes, no quieren cambiarlas. Algunos dicen que sí desean dicho cambio, pero sólo son quienes aún no están en el poder. Si lo estuvieran, tampoco querrían, porque el objetivo de los partidos políticos, no se olvide, es conseguir el poder. Una vez lograda dicha meta, las circunstancias cambian siempre de manera milagrosa, y donde dije “digo”, digo “Diego”. O, en registro soez, “prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido”. Los partidos políticos gobernantes no gobiernan para los ciudadanos (pues no confían en ellos), sino para perpetuarse en el poder, que es quien los alimenta y es su verdadera razón de ser, ya que sin él la mayoría no sería nada. 

La prueba de que no confían en lo que los pueblos deciden con libertad en las urnas es la serie de batacazos sorpresivos que se han llevado algunos gobiernos en los últimos tiempos al convocar referéndums, único tipo de votación en la que cada voto vale por un voto, y refleja lo que piensa cada votante. Los realizados en Islandia, en Colombia, en Gran Bretaña han supuesto un tiro en el pie -casi literal- para cada uno de los gobiernos convocantes. ¿Por qué? Porque los resultados fueron por completo adversos para ellos. Es decir, que preguntaron, creyendo que sería sí, y el pueblo les contestó que no, o al revés. De modo que hay que tener mucho ojo con cómo se pregunta a las personas, con qué frecuencia, con qué proporción. 

Lo que sucede en España a la hora de votar es una vergüenza inadmisible, no demasiado diferente de lo que pasa en otros países del entorno “civilizado” en que nos ufanamos de pertenecer. Circunscripciones provinciales desproporcionadas, circunscripciones autonómicas disímiles, desajustes entre ciudades y pueblos, y una ley electoral disparatada que ya no se sostiene en modo alguno. Un ejemplo bastará. En las recientes elecciones catalanas, los partidos no independentistas obtuvieron 2.228.421 votos (52,1 %) y 65 escaños, mientras que los independentistas, 2.079.340 votos (47,5 %), lo que les otorgó 70 escaños, dos más de los necesarios para la mayoría absoluta. O sea, 4,6 % de votos menos dan 5 escaños más. Es sólo el ejemplo más reciente. La vergüenza más reciente. Sólo quienes siguen en el poder pueden pretender mantener las cosas como están. Por eso hay que echarlos.

lunes, 5 de marzo de 2018

GEMELOS PARA SIEMPRE


En el recodo de la ladera, los abedules se curvan para encajar mejor la mirada de quien pasa a su lado. Nacieron a la vez, pero siguieron trayectorias distintas, aunque similares. No pudieron separarse y ser únicos, recorriendo mundo, marcando todas sus diferencias. Pero aun así, se espían en secreto, sabedores de la obligación de la proximidad que les ha sido asignada, y buscan ser únicos a su manera. Separando las ramas, ahuecando los espacios, estirando más el tronco, mirando para otro lado, evaporando gravedades... La estampa los captura al borde de la carretera, hermanados para siempre, gemelos dispares, compitiendo entre sí, mostrándose unidos, separados, conjunto bipolar, belleza bifronte arrasada por el otoño. Obligados a estar juntos, profundizando odios, envidias, emulaciones. Asumiéndose sin asumirse. Soportándose sin conformarse. Viviendo, en suma.

Puerto de Ancares (León, Castilla y León, España)
Diciembre, 2011 ----- Panasonic Lumix G3

domingo, 4 de marzo de 2018

PLATERO LEE A KAFKA (MICRORRELATO)

Platero se horrorizó nada más comenzar a leer La metamorfosis. Su rostro se endureció, su cuerpo se tensó y los ojos se le salieron de las órbitas. El poeta de Moguer jamás se habría fijado en él para su obra maestra. Platero ya fue otro, y nunca volvió a ser el mismo. El narrador checo siempre lo consigue, siempre. El maldito.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

jueves, 1 de marzo de 2018

MADEJAS, HILOS DE COLORES


Resulta increíble la capacidad que tiene el ser humano de crear formas simples y complejas, sencillas y complicadas, útiles e inútiles. Igualmente sorprendentes son nuestras posibilidades de mezclarlas al albur de un buen ángulo, una luz brillante, un encuadre preciso. Hoy, sólo eso queda para resaltar. Líneas, formas, brillos, conjunto.

Macro de madejas y carretes de hilo de colores (La Coruña, Galicia, España)
Abril, 2013 ----- Nikon D300

miércoles, 28 de febrero de 2018

NIEVE POR LA COSTA: BELLO ASUNTO, MAL ASUNTO

En mi ciudad, hoy todos cuando nos levantamos, nos hemos puesto a hacer fotografías porque el lugar donde vivimos amaneció cubierto de una atípica nieve, inusual en zonas de costa. Pero, sí. Por lo visto, la confluencia de una masa de aire polar con los restos de una tormenta tropical con gran cantidad de humedad, ha producido el fenómeno, poco habitual por estos pagos. Los coches, los parterres, los árboles, la hierba del parque, se veían esta madrugada desde mi ventana cubiertos de una capa blanca que los convertía en seres de otro mundo, que conocemos por otros lugares, pero a los que no estamos acostumbrados. Por ello, todo el mundo quiso dejar inmortalizado el momento, por si la memoria falla, y algún día tengamos que explicar que hasta a nivel del mar llegó a nevar, lo cual no quiere decir que no sucediera nunca, sino que ocurre cada bastantes años. 

Pero nos dicen que estos fenómenos van a hacerse frecuentes. Que el cambio climático va a enloquecer lo que es "normal" y lo que no, y que donde antes llovía mucho, dejará de hacerlo, que donde antes había mucho calor, sufrirá inundaciones, y que donde antes no nevaba, lo hará ahora con cierta regularidad. ¡Qué cosas! O sea, que lo bello y lo inusual también tiene su lado negativo, su perspectiva siniestra.

Aunque mientras llegan las malas noticias (que llegarán con la misma lentitud con que cayeron los copos esta noche), los niños se quedaban embobados con el blanco manto sobre los coches y en los arbustos de los parterres, y sus madres tiraban de móvil y dejaban constancia del hecho para mandarlo a sus amigos y familiares de interior, para que comprobaran que aquí, sí, aquí también nieva, no fuera a ser que creyeran que éramos ciudadanos de segunda por carecer de espectáculo tan hermoso y didáctico.

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