jueves, 15 de marzo de 2018

APOLOGÍA DE LA MENTIRA (BIEN ENTENDIDA)

Mentir no es lo mismo que engañar. En la mentira  no hay correspondencia entre lo que se dice y lo que se piensa o siente, pero la intención es defensiva, exculpatoria, inconsciente a veces. En el engaño, sucede lo mismo, cierto, pero existe una intención consciente de que la otra persona crea algo que no es (o no existe, o es de otra manera) con un propósito egoísta, interesado o torticero. Toda mentira supone un beneficio (salvo en los casos de compulsión), pero en el engaño dicha ventaja es precisamente su fin último y casi único: aprovechar la ventaja que el embuste procura y beneficiarse de un modo que con la verdad no se daría.

La mentira es un atributo humano, por lo que tiene de consciente. Vale que algunos animales “mienten” con su apariencia camuflada, que tienden trampas a sus víctimas, que algunos primates superiores gastan "bromas" a sus congéneres, y que hasta incluso las plantas embaucan a los insectos para que polinicen otras plantas y puedan reproducirse. Pero somos los humanos los que hemos hecho de la mentira un atributo más nuestro que la inteligencia, la conciencia de la propia muerte o la invención de seres sobrenaturales creadores de todo.

La mentira es, como el arte, una impostura, una falsificación, una creación de la nada; por eso estamos tan imbuidos de ella. Más que homo sapiens, deberíamos llamarnos homo mendax, homo embustis, o algo así. Sería más propio. La inteligencia es clave, sí. Pero es la mentira lo que ha permitido la cultura de la convivencia. La hipocresía, tan denostada, es la madre de la coexistencia en común, vulgo civilización. Con sólo la verdad, no habríamos salido del paleolítico. La verdad sin tamiz es demoledora, desestructurante, venenosa, agresiva y disolvente. Es importantísimo no perderla de vista. Pero no estamos preparados para asumirla a tiempo completo: sólo de cuando en vez, y aun cuando tiene lugar, no nos deja siempre un buen sabor de boca. Por eso, porque no soportamos toda la verdad, existen las religiones, los estupefacientes, el arte, la literatura. Las drogas, en definitiva,

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