Harto de su propia historia, de los rumores que su figura destilaba, del temor que suscitaba entre las gentes, de su poderío ancestral, de no encontrar jamás rivales a su altura; hastiado de la rutina temporal de los sacrificios de héroes y doncellas, de la monotonía geométrica de su residencia sin salida; avergonzado por los orígenes impuros de su nacimiento y convencido de la inutilidad de luchar contra su destino, el Minotauro, ya viejo y fatigado, cansado de prever con antelación todo cuanto pudiera sucederle, se despojó de su escasa vestimenta, relajó sus miembros y se dispuso a aguardar la violencia ambiciosa y embaucadora del héroe, que se adentraba ya en el quebrado recinto, y caminaba tan seguro de sí, como lo estaba él mismo del desenlace final.
Del libro inédito Micrólogos, 2012
Minotauro, en Jerez de la Frontera (Cádiz, Andalucía, España)
Julio, 2004 ----- Minolta dImage 5
1 comentario:
Esa novela promete.
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