—¿Habéis visto? Nos llaman pájaros bobos -dijo el primero.
—¿Qué dices? Eso son majaderías -terció el segundo.
—Chorradas. Todo el mundo sabe que somos pingüinos -acotó el tercero.
—Además, sólo hay que mirarnos con cierto detalle para saber que no somos nada bobos -sentenció el cuarto.
Tras esa plática, los cuatro se sintieron muy fatigados y decidieron echarse a dormir un buen rato, sin hacer caso a nada más, y tanto y tan bien lo hicieron, que incluso casi se les pasa la hora del avituallamiento de la tarde, cuando más gente había.
—Ya están ahí todos. Ahora veréis -advirtió el cuarto.
—¿Qué veremos? -inquirió el primero.
—Que de bobos no tenemos nada, nada, más bien al contrario -reafirmó el tercero.
—Desde luego. Adoptemos, pues, una actitud individualista, seria, bien diferenciada -resolvió el segundo.
Así lo hicieron, y un instante después fue cuando el crío pelirrojo tiró la foto.
Zoo del Palacio de la Magdalena, en Santander (Cantabria, España)
Febrero, 2008 ----- Nikon D100
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