PERSONAJES COMO AUTORES
Cuando abrí el libro, se cayeron al suelo todos los personajes. Algunos se hicieron daño. Otros salieron ilesos. Todos, en cambio, empezaron a hacer mucho ruido. La mayoría me increpó con dureza. Yo no supe reaccionar. Me acorralaron, me tiraron de los pantalones, me zarandearon. Estuve a punto de caer. Aguanté un rato. Al final caí. Me debí golpear. Quedé inconsciente. Al despertar, el horror me rodeaba. Pero no alcancé a descifrar su naturaleza. Tampoco lo pude describir. Mientras, voces cercanas e invisibles enumeraron los objetos de aquella estancia. También me fueron describiendo por entero. Parecía como si me leyeran, como si imaginaran quién era a medida que las palabras se fueron desgranando. Sentí que estaba vivo porque alguien me recreaba y me reconstruía con cada frase. Todo a mi alrededor ya se había convertido en un infierno cambiante y desolador, lleno de palabras ajenas. Aún sigo en él.
Del libro Micrólogos
2 comentarios:
No es de extrañar que se crea uno en el infierno cuando te describen, o reescriben, por entero, en cierta manera te están mutilando.
Leerte... te leemos, imaginación no nos falta para tus creaciones pero tú tienes al alcance de la mano la censura. Y bueno si el infierno es cambiante las palabras ajenas convertidas en caos no dejan de ser creación, que es de lo que se trata.
Muy buena "re-creación".
bueno, muy bueno, oiga, pero que muy bueno
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