lunes, 16 de junio de 2008

Largo recorrido


Aquel pez se había propuesto recorrer la mayor distancia posible a lo largo de su vida. Ya desde alevín, ansió parecerse a los grandes peces que transitan incansables los océanos. Pero no era más que un pez de costa, de puerto, y sus posibilidades de lograr la hazaña eran más bien nulas. No obstante, cuando había llegado a su estado adulto, un día le asaltó la idea de que, si bien no podría hacer grandes singladuras, tal vez sí podría acometer el mismo objetivo si se concentraba en un punto y daba vueltas sin parar, tantas como su alimentación y algunas otras obligaciones biológicas primarias le permitieran. Así se lo planteó, y así lo llevó a cabo. Al lado del malecón, halló una roca lo suficientemente pequeña como para que no fuese territorio de ningún ejemplar más, lo suficientemente solitaria como para no ser interrumpido ni con burlas ni con presiones ni con expectación de ningún tipo. Así, día tras día, el pez fue dando vueltas a su roca, mientras llevaba meticulosa cuenta del recorrido efectuado. Cuando, ya en un estado añoso avanzado, se encontraba a punto de conseguir lo que él creía una marca imponente, su deseo le hizo olvidar que se encontraba alejado de todos, pero estaba muy cerca de las rocas del muro de contención, donde una colonia de gatos maleantes se había adueñado del lugar. Uno de los más grandes llevaba observando sus evoluciones durante días. Un día, al amanecer, de un salto se colocó en la roca y aguardó la llegada del esforzado atleta del mar. Un zarpazo en el momento clave pareció dar fin a la marca del pez y a su propia vida, pero lo resbaladizo de la vegetación que tupía la superficie de la roca y lo inhabitual de la técnica de caza, hicieron que el gato resbalase y se fuese al agua por el lado más profundo, con lo que se ahogó poco después, sirviendo de pasto a otros compañeros del pez. Este, muy molesto, hubo de postergar la consecución de su récord para otro día, más adelante, cuando la zona se pudiese despejar por completo de compañías indeseadas, demasiado comunes.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buffff el mismo objetivo diario teniendo en cuenta como dicen que los peces no tienen memoria......
¡Qué pesado!

Ahora creo que lo del zarpazo del gato dificil de olvidar. M.T.

la cocina de frabisa dijo...

Me encanta la fotografía. Momentazo el tuyo al pillar justo el pez al lado de la roca, ya de por sí preciosa por su colorido.

Las aventuras del pez son casi dignas del protagonista de una peli de ficción. Muy oportuna la aparición del gato que consiguió dar al traste con sus anhelos más profundos. Es que esto de ser pezzzzzzzz y plantearse metas es de un estresante.....

Un beso

Jeanne dijo...

Creo que tu pez lo tiene complicado.

Por un lado su memoria, que como comentan es...de pez y por tanto de corto recorrdido y de fácil olvido.

Asi que te recomiendo un disfraz que he visto en el mercado. Es un flotador en forma de gato ( que no de pato), que podrias colocar a la medida de tu pez y asi... mataría dos gatos de un tiro.

* Su record
* Y al nuevo gato

Versión libre de David y Goliat.

Belén dijo...

Pobre pez, anda que no le toca ni na...

Besicos

Sibyla dijo...

El cazador fue cazado!!!!

Esta vez la víctima, que no fue el ratón salió ilesa...

Moraleja para reflexionar, como siempre.

Un abrazo:)

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