El calor sobrecoge. Es la hora más ardiente del día. Todos buscamos lugares con algo de sombra. Pero hay quien ha llegado antes, quien posee esos espacios. Y no está dispuesto a dejarlos sin lucha. Pese a la cercanía de los cuerpos, la inmovilidad del felino demuestra que sabe mucho de los humanos, que quien conoce al dedillo la ciudad es él, y no los turistas. El complemento de su rostro no deja lugar a dudas sobre su firme propósito: defender su posición, cueste lo que cueste. Su mirada y la tensión de su cuerpo lo dejan bien claro. Unos pasos más, un rodeo inevitable sin perdernos de vista. Los visitantes ceden.
En Auxerre (Yonne, Borgoña, Francia)
Julio, 2018 ----- Nikon D500
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