Llovía bastante. A ratos de forma violenta. Luego paraba. Cuando llueve, las cámaras se vuelven trémulas y contagian sus miedos a sus dueños. Pero a veces hay que violentarlas, forzar su tendencia tradicional a minimizar los riesgos. Y es entonces cuando uno comprueba que hay mundos distintos, y que se pueden ver de otro modo, con otra mirada.
Aquel día vimos el Colegio de la Compañía de Monforte de Lemos, como no lo habíamos visto nunca. En el suelo, reflejado en los charcos de esa lluvia que tanto nos quería molestar y que tanto nos dio, al final.
2 comentarios:
Qué ... buena!
Si algunos no captaseis y compartieseis otros no disfrutaríamos de algunas maravillas.
Gracias.
Preciosa la foto.
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