SANCIÓN
Mientras hacía su examen, la mejor alumna de aquella clase se comió un par de moscas, una araña y al alumno más pendenciero del aula, que la había importunado con un comentario fuera de contexto. Quise felicitarla por aquella hazaña, pero en ese momento le brotó un eructo enorme que retumbó en todo el aula. Todos se rieron con gran alboroto, y hube de expulsarla, muy a mi pesar. Jamás me perdonó la afrenta.
Del libro Micrólogos
2 comentarios:
¿Quizá por eso a la mejor alumna no se le deje que brote su talento?, pues es de lo más natural que se eructe después de comer licenciosamente todo lo que en la escuela de la vida entorpece. Las princesas rosas no existen, eh! ¿Acaso el maestro no aprendió de la discípula que poco han de importar las apariencias ni lo que nos etiquetan los demás (mejor alumna o el sancionador maestro que pone orden por las risas) para hacer lo que interiormente sientes que es lo correcto y natural?
Con un "que aproveche" y unas risas a tiempo hubiera bastado.
Con semejante alumna creo que es mejor aprobarla aunque sea con un suficiente "pelao"se come al profe en un suspiro. M.T.
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