ANUNCIO DE ANUNCIACIÓN
__________________________________
—Pero ¿cómo que preñada? (...) Si no me has dejado tocarte aún. (...) ¿Cómo lo sabes? (...) Pero ¿cómo que te lo dijo una luz blanca con alas? ¿Qué bobadas son ésas? (...) Y, si lo sabes, ¿de quién es, a ver? (...) Y... pero... ¿de una paloma? Pero ¿tú te crees que porque yo sólo sea un carpintero me chupo el dedo? (...) ¿Con quién te crees que estás hablando? (...) Si ya lo me lo advirtió tu padre, que tenías mucha imaginación, pero ahora... (...) No, no digas nada, anda, y vete para casa, que ya hablaremos en serio tú y yo. Dios mío, es tonta, tonta; o una ramera de cuidado, que no sé qué será peor. Lo malo es que no sabré cómo salir de dudas hasta que pasen los meses. Dios mío, ayúdame. Ten piedad de mí y que este despropósito o esta deshonra no sea la comidilla de nadie. Te lo suplico, apiádate de tu siervo fiel: que nadie se entere.
Del libro Micrólogos
3 comentarios:
Te cuento un secreto?Creo que no se enteró nadie,menos mal......
M.T.
http://ovnmphotos.blogspot.com/
http://cristalrasgado.blogspot.com/
• Me solidarizo con él. No me daré por enterado. Haré como que dos mil años de publicidad no han pasado.
• Saludos profe
CR & LMA
________________________________
•
Pero ¿cómo?, ¿qué no lo sabes?, es normal, en esos tiempos no se sabía de la fecundación in vitro, o sea, la ausencia del hombre y la permanencia de la semilla.
Aun en estos, que la ciencia y la tecnología andan a la gresca con el prodigio del amor consciente e iluminado del ser humano, es lo que nos toca: desconfiar, así nos cubre el pelo, no nos ponemos enfrente de la situación, tan solo hojeamos los despropósitos de la prensa rosa (cotilleos locales, nacionales e internacionales para aparentar) y la deshora del periodismo de investigación por no tener color.
Y con tanto hojear nos perdemos la flor y solo nos causa entusiasmo el desflore.
Publicar un comentario