Largo y sinuoso será el camino que lleve a la excelencia, a
las altas cumbres de la plenitud, a la inmediatez fugaz de la gloria. En el
transcurso, muchas piedras se alzarán en el camino y demasiados socavones se
abrirán a nuestro paso. Tantos vientos se levantarán en derredor, que la meta
siempre se nos antojará demasiado lejana e inasible. Los guijarros se colarán
en las botas y herirán nuestros pies. Múltiples elementos se aliarán en nuestra
contra, buscando el naufragio o la renuncia. Tentaciones de múltiple laya flanquearán
nuestra andadura, ofreciendo alternativas dulces y somnolientas. El viaje estará
preñado de sorpresas y meandros, de lentitudes y zozobras. Pero nada podrán
contra nuestra voluntad ciega en la constancia y la obligación. Sobre todo, si
comprendemos que llegar no es alcanzar la meta compitiendo con los demás. Llegar
es alcanzarnos a nosotros mismos, nuestros mayores oponentes.
Inmediaciones del lago de la Ercina, Picos de Europa (Asturias, España)
Octubre, 2016 ----- Nikon d500
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