domingo, 30 de junio de 2019

¿ESFÍNTER HABEMUS?


En el caso que nos ocupa hoy, no es por ser malpensado (que lo soy), ni por querer arruinarle a más de uno la coherencia visual de mis constanteimágenes (que tampoco me importaría, siendo franco), pero a mí estos pliegues en la corteza de este álamo blanco, vulgo chopo, me recuerdan... sí, justo a eso. O igual soy yo que, en fin, o sea...

Parque de Ferrera (Avilés, Asturias, España)
Junio, 2017 ----- Nikon D500

sábado, 29 de junio de 2019

LA BIOGRAFÍA DE MARGUERITE YOURCENAR

Ayer empecé a leer la gruesa biografía que Josyane Savigneau escribió sobre Marguerite de Crayencour, nombre que luego transformaría en Yourcenar. Sus mundos diversos enlazan cultura con viaje, con autoeducación, con voluntades dilatadamente dispares, con la independencia; con la escritura, claro. Contemplo casi con pudor la interpretación que de una vida ha hecho alguien para cuya labor ha usado de palabras de la biografiada, de sus textos, y de palabras ajenas. Con todo ello, ¿qué porción es verdad?, ¿a qué podemos llamar relato de su vida y a qué ficción proveniente de la autora? Lo curioso de la circunstancia es que en verdad me da lo mismo. Del mismo modo que importa más bien poco que una vida no pueda embutirse en un libro sino de una forma artificial e inicialmente presuntuosa. Como es igualmente estéril conjeturar si Homero existió, si fue el autor de dos impresionantes frescos épicos, o intentar ahondar en la homosexualidad culpabilizada de Gide. Da lo mismo. Una vida no es traspasable al papel. La idea que se nos haya ido creando, o lo que voluntaria y sectariamente vayamos concibiendo, sí. El resultado será una irrealidad que la poseerá como una existencia real, dependiendo de la calidad de la ficción, de su potencial sugeridor. Porque toda biografía es una mentira posibilitada desde lo imposible. Y más la de una persona que se autobiografió con recurrencia, aportando datos, ordenándolos y destruyéndolos (o lacrándolos hasta cincuenta años después de su muerte, hasta el 2037).

Sin embargo, pasear la mirada enfebrecida y admirativa sobre la ficción real de alguien a quien se ha atribuido una serie de valores, y corroborarlos en la práctica lectora, resulta un ejercicio estimulante, por lo que de irreal y de canalla tiene, como toda actividad voyeur que se precie. Es jugar a que uno es alguien que fue y nunca se alcanzará a ser. Es un globo explosionado antes de su concreción final. Es un ejercicio emulador, comparativo, educador; fútil, en definitiva. Pero como todo lo infructífero, ejerce una gran fascinación sobre los que odiamos el pragmatismo de las convenciones y de la marcha en común. Y a procurarle buen reposo me conduzco. Ella ya ha publicado algunas obras y coquetea con su mundo, definiendo sus esferas, recortando sus deseos, ampliando su universo. Está, en última instancia, aprendiendo a aprender, queriéndose por querer ser, y siéndolo, por añadidura, por capacidades y por una exhibición de voluntad y obstinación muy fuera de lo común.

(24 de Diciembre de 1995; 2 h. 45 m. AM)

Concluyo la biografía sobre Yourcenar, escrita, por cierto, de un modo apresurado, lamentable y atendiendo sobre todo a los hechos, sin un análisis certero ni de su obra ni de su persona; al menos, a mi poco humilde entender. Sí es válida, en cambio, como fuente de datos, de gustos, de vivencias con cuyo descubrimiento o confirmación yo he disfrutado mucho. Lo cual no es precisamente un mérito de la mediocre Josyane Savigneau, sino de la biografiada, cuya vida dispuso de una riqueza inmensa, que tuvo a gala forjarse día a día con la conciencia muy clara sobre lo que quería y cómo lo quería. Fuente inagotable de experiencias y de comparaciones inevitables cuando se trata de una biografía, cuando se trata de Yourcenar y cuando se trata de mí mismo como lector. Su conclusión adquiere, en cambio, el carácter del levantamiento de otra veda lectora. El año 1996 se abre así lleno de expectativas y de mundos paginados que explorar, de técnicas y estructuras que cotejar, de sensaciones y magias que combinar y que degustar. 

(10 de Enero de 1996; 0 h. 18 m.)
Ambas entradas del diario inédito Palimpsesto del Dubio y la Aoristia

viernes, 28 de junio de 2019

FRESCOR A LA VISTA CONTRA EL CALOR AMBIENTAL


Pese a que la zona cantábrica, donde por fortuna me hallo, es la menos afectada por la tan comentada ola de calor que nos envuelve estos días, también se notan algunos de sus consecuencias. Aunque nada que ver con lo que se observa por otras zonas del país, donde la gente ya no sabe qué hacer. Frente a ello, no se puede hacer otra cosa que huir a otras latitudes, tapiar la vivienda, evadirse con aficiones bajo techado acondicionado, drogarse (en el sentido más amplio del término), dormir de forma diurna y hacer vida nocturna, sumergirse en bañeras, piscinas, etc. En fin.

Como no puedo otorgar más alivio que el de mis fotografías y mis palabras (aunque hoy éstas sean más bien breves), valga esta imagen desaturada de los chorros violentos de una fuente oscense, capturada a una velocidad en la que aparecen formas y contornos que el ojo no puede retener. Ojalá puedan proporcionar algo de frescor, tan necesario estos días de fuego en el aire.

Fuente en Huesca (Aragón, España)
Julio, 2017 ----- Nikon D500

lunes, 24 de junio de 2019

HITOS DE MI ESCALERA (39)

(No lo he comentado nunca, creo, pero he de decir que mi educación fue establecida sobre la base de la austeridad. Quien controlaba todo el tema económico era mi madre, y ella fue siempre estricta en que los ingresos cubrieran las necesidades de la familia, con la condición de que sobrara siempre lo más posible. La idea de pedir prestado para comprar algo -entramparse-, lo llamaba ella) nunca fue contemplada. Aunque esto parece no venir a cuento en estos Hitos, lo apunto para que se entienda lo que a continuación expondré.)

Mi regreso a León, tras casi cuatro años en Madrid careció del equilibrio que yo solía necesitar para funcionar bien sin contratiempos. Con la carrera acabada, la preparación teórica del doctorado cursada, sólo restaba comenzar la tesis doctoral. Lo hice, conforme el plan establecido. Y aunque mi mente seguía siendo bastante cuadriculada, yo notaba cómo poco a poco se abría un abismo bajo mis pies. Pero entretanto la crisis llegaba, yo seguía adelante, como si no pasara nada. Así pues, comencé la tesis, con un director que me caía mal, y a quien yo no caía mejor. Comencé los trabajos de recopilación de información en prensa, en los archivos del Diario de León. Pero  la propina familiar ya no me alcanzaba, y tenía necesidad de dinero. Así las cosas, mi padre me propuso algo insólito: que escogiera tres amigos de mi confianza y, junto conmigo, colaborara en la recaudación para expender recibos durante el período de cobranza. A 900 pts. la hora, que abonaba la Diputación leonesa, consideré más que aceptable el asunto, y acepté. Tres meses después, disponía de suficiente dinero para darme el regalo más maravilloso que me había dado nunca a mí mismo hasta ese momento.

El 3 de octubre de 1987 compré mi primer equipo fotográfico, lo que incluía un cuerpo de cámara semiautomático Olympus OM-10, con su objetivo de 50 mm y un zoom Vivitar 100-300 mm, más una bolsa y algunos accesorios menores. (Pocos meses antes, aprovechando el cobro de unos dineros que me pagó la Autónoma por unos trabajos de fichado de leyes, dirigido por Miguel Artola, había podido comprarme mi primera cadena musical Sony. Y apunto el dato, para que se vea que mis padres transigieron con que estudiara fuera a un alto coste económico, pero que no estaban dispuestos a pagarme “tonterías ni aficiones”).

Pues bien, ahí comenzó todo. Fue mi primera cámara propia, con la que podría plantearme aprender fotografía. Hasta entonces, sólo manejaba una máquina antigua de mi padre, para las efemérides y vacaciones. A partir de ese momento, de la compra -financiada-de la Enciclopedia Planeta de Fotografía, y del fotocopiado paciente por parte de mi padre de buena parte de la Enciclopedia Fotográfica Kodak, me dediqué a aprender a hacer fotos que fueran dignas de mis intenciones artísticas de absoluto. (Voy por el Hito nº 39, pero éste que aquí confieso es uno de los tres más importantes que han tenido lugar en mi vida, como podrá testimoniar cualquiera que me conozca mínimamente).

Desde ese momento, la fotografía, se convirtió en la segunda de mis aficiones, tras la Literatura. Con el tiempo, la imagen fija llegó a competir seriamente con la palabra escrita, hasta el punto que en algún momento la sobrepujó. Pero la cosa sigue en unas curiosas tablas. Y ahí andan todavía hoy las dos partiéndose la cara por ver cuál llama más mi atención cada día. 

sábado, 22 de junio de 2019

STRAVAGANZZA


¿Quién dijo que la extravagancia no puede ser hermosa?

Feria del automóvil de fantasía (Valladolid, Castilla y León, España)
Octubre, 2017 ----- Nikon D500

viernes, 21 de junio de 2019

EL PROFESOR ENSEÑA, PERO SÓLO SI ESTÁ CONSTANTEMENTE APRENDIENDO

En estos días finales del curso, cuando todo está ya evaluado, y que son llamados -mal"basura", a veces suceden cosas prodigiosas.

El otro día, repasando como medio en juego el mapa de España, un chico me dice que no aparecen las islas Medas. "Las islas ¿qué?", pregunté yo. Me lo volvió a repetir. Yo, atónito, respondí que ni me sonaban. "Pues sí, sí, están cerca de mi pueblo, Rosas". "Venga, pues vamos a verlo". Hoy, con internet en el aula es sencillo comprobar y verificar. Y efectivamente, ese día aprendí que hay un pequeñísimo archipiélago de islas frente a la costa gerundense así llamadas (Illes Medes, en catalán). Felicité al interviniente, y ahí quedó la cosa. Pero ayer, rabilando de modo parecido con el mapa de Europa, alguien me preguntó si me sabía todas las capitales europeas. Respondí que seguro que se me escapaba alguna, pero que la inmensa mayoría sí. Salieron varias a colación, que adiviné sin dificultad, como no podía ser de otra manera. Pero cuando preguntaron la de Liechtenstein, contesté sin más que su capital tenía el mismo nombre que el país, como Mónaco, San Marino, Luxemburgo, etc. A lo que el chico más introvertido de la clase dijo que no, no, que la capital era Vamuz. De nuevo atónito por partida doble, no sólo por la nueva noticia sino porque ¡hablara por iniciativa propia!, comprobamos, y efectivamente, así era. Aproveché la situación para felicitar al interfecto y auparle un poco para que engordara algo su ego, y de paso, quedarnos todos con el dato -algo estéril, pero que siempre nos puede dar un quesito de trivial-, asociándolo a algo que no conocían casi ninguno: el rincón de Ademuz, incrustado entre Cuenca y Teruel, pero valenciano administrativamente. Y así, aprendí de nuevo, como tantas veces me pasa.

Al margen, yo sé que las coincidencias existen. Aunque cada vez me mosquean más. Aun así, no creo que me acabe sumando a las legiones de seguidores de Iker Jiménez y adláteres. La razón todavía impera. Pero ayer, mientras revisaba un libro leído hace tiempo, me sale este subrayado: 

"En vez de enseñar, les conté historias. Lo que fuera, con tal de tenerlos callados y quietos en sus asientos.
Ellos creían que yo estaba enseñando.
Yo creía que estaba enseñando.
Estaba aprendiendo.
¿Y usted se consideraba profesor?
Yo no me consideraba nada. Era más que un profesor. Y menos. En el aula del instituto eres sargento instructor, rabino, paño de lágrimas, ordenancista, cantante, erudito de poca monta, administrativo, árbitro, payaso, consejero, controlador de vestuario, director de orquesta, apologista, filósofo, colaborador, bailarín de claqué, político, psicoterapeuta, bufón, guardia de tráfico, sacerdote, madre-padre-hermano-hermana-tío-tía, contable, crítico, psicólogo, el último asidero."

Frank McCourt El profesor, primer capítulo

Como para no hacerse preguntas incómodas o sospechar arcanos peligrosos...

jueves, 20 de junio de 2019

ANSIA DE VERANO


El color más luminoso, el más visible desde lo lejos, en mosaico casi monocromático de fruta fresca y atrayente, nos reclama la atención desde el más atronador de los silencios de una caja en el mercado. Su recuerdo me suscita el deseo de que el verano haga su entrada con todos los honores. Sólo falta un día, dicen los meteorólogos, pero aquí arriba no se nota mucho, bajo el persistente orbayo. Sirva este conjunto desordenado de formas para imprecar la llegada de la estación del ocio y del desparrame. Cuanto antes. De inmediato. ¡Ya!

Naranjas en un mercado callejero de Catania (Sicilia, Italia)
Abril, 2018 ----- Nikon D500

miércoles, 19 de junio de 2019

ZOZOBRAS PRE-ESTIVALES

Quedan pocos días ya. En breve, el bullicio, la ansiedad, los nervios, los sudores del final del curso serán cosa del recuerdo. La mayoría de mis compañeros tienen las vacaciones más o menos planeadas, apalabradas, y en algún caso hasta pagadas. No puedo decir lo mismo. Y no sólo porque este año la inestabilidad en casa paterna desaconseje planificar con demasiada antelación, sino porque viajando en autocaravana uno se puede beneficiar de la maravilla de ir improvisando día a día, aunque haya un guión previo que sirva de marco. Por eso este año aún no sé nada. Intuyo algo, deseo algo, me gustaría algo concreto que podría verbalizar si quisiera. Pero aún no sé nada. Ni me atrevo a escribir sobre ello.

No saber produce una sensación ambigua. Por un lado, para alguien como yo, le produce zozobra carecer de un plan que ejecutar tan pronto como el último claustro clausure lo académico, como tenía por estas fechas los años anteriores. Por otro, una secreta excitación me embarga, porque si bien me gustaría conocer A o Z, es probable que acabe transitando por X o Y. Y eso también tiene su punto de placer, porque las sorpresas, cuando son agradables, conllevan una dosis de estímulo mayor que cuando todo está atado y bien atado con  tanta antelación.

Como no sé nada, corrijo, saco medias, evalúo, resuelvo dudas de corte ético con algunos casos de alumnos, a quien tal vez no convenga aprobar, pero por otro lado sí... En fin, quien sea profesor, sabe de qué hablo. Y quien no, seguro que lo puede entender. No obstante, también saco tiempo para leer, para seguir clasificando mis legiones de fotos, cuya ordenación es imprescindible antes de la nueva hornada que llegará a mis discos duros las próximas semanas. Para escribir, también, algún rato. Aunque en realidad creo que hago todo esto para no pensar en la posibilidad de que todo se vaya al garete y mi mes francés se vaya al cuerno por una volátil coincidencia de mala fortuna que ni deseo ni espero, pero cuya probabilidad existente no me es desconocida ni ajena. Como no sé nada, camino todo recto, por la vereda umbría,  sin mirar a los lados, no vaya a ser que vea alguna sombra que me tape el sol. Camino, pero no consigo disfrutar de mis pasos. Al menos, estos últimos días.

martes, 18 de junio de 2019

INSTANTE DE CALMA


Unos pocos árboles floridos, unas casas unifamiliares cubiertas de hiedra, unas cuantas flores en los parterres, un sol que se vuelve benigno al caer la tarde, y el suave rumor del respetuoso río que se ofrece como espejo tembloroso de todo lo anterior: es cuanto se precisa para que la llamada surta efecto. Entonces, uno detiene el caminar, deja a un lado la bolsa y la cámara, se sienta y contempla durante largo rato la nada pasar. A renglón seguido, la imaginación viene a acompañar siempre el reposado momento: quiénes habitarán en esas casas, qué tipo de peces nos observarán desde el agua, cuáles serán los principales problemas de los lugareños, cuáles, sus placeres más recurrentes, cuánto tiempo podremos aguantar sin sentir la prisa del turista... La calma del momento es una bendición que dura poco, pero alcanza en su dosis justa. ¿Para qué más? Esos instantes ya justificaron toda la jornada.

Auxerre (Yonne, Borgoña, Francia)
Julio, 2018 ----- Nikon D500

lunes, 17 de junio de 2019

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (28)

Pregunta 68

¿En qué ocasión su vida cambió radicalmente como consecuencia de una influencia externa aparentemente azarosa? ¿En qué medida considera que ejerce el control sobre el curso de su vida?

El azar no existe. No es más que un nombre hermoso para denominar de otra forma nuestra atroz ignorancia de la causalidad que gobierna nuestro alrededor, nuestra cotidianidad. De todas formas, es una convención, y a ella me pliego en aras a responder esta cuestión que no me parece baladí como la anterior.

Yo creo que el hecho que marcó un antes y un después en mi vida y que tuvo mucha parte de suerte al tener lugar fue aprobar mis oposiciones al cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria en el año 90. Estoy más que seguro de que si ello no hubiera tenido lugar, mi existencia habría cobrado derroteros muy distintos, no necesariamente peores, pero muy distintos y menos tranquilizadores y relajantes. Evidentemente, no es que pretenda decir que sacar las oposiciones fue una consecuencia completa del factor suerte (no soy tan idiota como para no darme cuenta de algunas de mis cualidades coincidentes con las requeridas en aquellas pruebas) pero sí que las probabilidades eran mínimas en comparación con lo que la estadística prefiguraba y la experiencia de quienes se habían presentado con anterioridad hacía prever. Desde aquel instante mi vida cambió radicalmente para mejor en un 95 % de las situaciones. Obtener un empleo seguro, un sueldo fijo nada desdeñable estando soltero como es mi caso, una independencia fuera de la férula sentimental de mi madre, la posibilidad de dedicarme a lo que más me gusta, y otros muchos etcéteras. En realidad, ha sido uno de los acontecimientos capitales en mi vida, no hay ninguna duda de ello.

Por lo que concierne a la segunda pregunta, y teniendo en cuenta que no controlamos sino un porcentaje variable de lo que nos rodea, puedo decir sin rubor que no me niego de entrada a las sorpresas, pero que poseo una tendencia ancestral (y creo que uniforme a lo largo de mi vida) a intentar controlar el curso de mi vida en la mayor parte de las ocasiones. Si en algo he evolucionado es en permitir un diámetro mayor en la espita de entradas azarosas o sorpresivas. Pero, eso sí, con un control en mi centro de mandos que me preserve de aquellos elementos perniciosos que tanto daño me producen, aun a costa de perderme algunos de los buenos y maravillosos que la entrega total y despreocupada pueden llegar a otorgar si se relajan los sistemas de vigilancia.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron elaborados entre 1998 y 1999

jueves, 13 de junio de 2019

LA VIDA EN PELIGRO DE LOS ORANGUTANES


El orangután, llamado hombre de los bosques por los aborígenes indonesios, es un simio póngido muy próximo a nosotros, que es respetado e incluso venerado por ciertas tribus.

Los orangutanes sufren la deforestación de sus bosques, que son destruidos para dejar espacio donde plantar miles de hectáreas de cultivo de palmeras. Según los expertos, el número de orangutanes ha descendido a la mitad desde 1999, sólo en la isla de Borneo. Deben quedar entre 70.000 y 100.000. Obligados a dejar sus árboles, esta especie languidece poco a poco, pero a ritmo creciente.

Olivier Courty, autor de esta obra escultórica en resina, ha deseado sacar a la luz su fragilidad, así como su impotencia ante la desaparición de su hábitat en beneficio de las plantaciones de palmerales, muy rentables por la fabricación del aceite de palma para el sector alimentario. El artista francés ha querido con una serie de esculturas, de la que ésta es una de las más impactantes, poner de relieve esta situación para que tomemos conciencia de nuestro papel y de la importancia de nuestros actos en materia de consumo del aceite de palma. El mensaje es claro: si no cambiamos nada, esta especie desaparecerá en un plazo relativamente breve.

Consciente de su extinción, el artista ha querido poner en la mirada desafiante de este macho, toda la intensidad de su determinación por sobrevivir.

En Saulieu (Côte-d'or, Borgoña, Francia)
Agosto, 2018 ----- Nikon D500

miércoles, 12 de junio de 2019

HITOS DE MI ESCALERA (38)

En junio de 1985, obtuve el último título de cuantos poseo, el superior, el que incluye a los otros dos que ya poseía. Tras tres años en la infausta Universidad de León, y dos en la magnífica Autónoma de Madrid, me licencié en Historia Moderna y Contemporánea de España, alcanzando estos dos últimos cursos las mejores notas de toda la carrera (y trabajando de forma menos esclava). Yo, de aquélla, por si no lo he dicho antes, no había tenido jamás la idea de la enseñanza en un instituto o similar, en secundaria, que consideraba una profesión que no estaba a la altura de mis cualidades (ejem). Mi idea al realizar mis estudios universitarios se había encaminado siempre hacia la investigación en Historia, y a lograr de un puesto de profesor en la universidad: primero, de becario asociado, luego de profesor titular, y al final, por supuesto, de catedrático, y no de cualquier tipo, sino el mejor catedrático de Hª de España del país. Mis aspiraciones podrían pecar de inmodestia, y acaso de irrealidad, pero yo no contemplaba medias tintas. O todo, o nada.

El problema era que para lograr ese camino, había que ser doctor, y eso pasaba por realizar y superar unos cursos de doctorado, más una tesis doctoral, más un trabajo “colonizador” en un departamento, donde uno asentara sus reales de primera mano. Pero eso no eran problemas para mí en aquel momento, sino sólo escollos a superar. Aunque no pequeños, por cierto. Porque ese año mismo que yo terminé mi carrera, se terminó la etapa en que los cursos de doctorado eran cuatrimestrales. Ahora, el “nuevo plan” incluía cursos de un año entero, y había que efectuar dos. De modo que había que prorrogar mi estancia en Madrid dos años más, lo que dejó de nuevo desolada a mi madre. No fue pequeño inconveniente, como digo, pero se acabó superando, a pesar de la heterogeneidad en la calidad de dichos cursos. Luego, había que buscar un director de tesis. Mi elección recayó en el profesor más maravilloso que nunca me diera clase en la universidad. Se llamaba Antonio María Calero Amor, una lumbrera de mi facultad, llamado a suceder a Miguel Artola en la dirección del Dpto. de Contemporánea de la Autónoma. El título de mi estudio sería sencillo, pero de amplio recorrido: “La II República y la Guerra Civil en la provincia de León”. Calero aceptó mi proyecto, y yo me las prometía muy felices con todo bien encarrilado.

Pero cuando todo parecía que apuntaba en la dirección correcta, con los dos años de cursos terminados ya, y disponiéndome a comenzar la tesis ya desde mi lugar habitual de residencia en León, resulta que mi director de tesis fallece en accidente (con cuatro miembros más de su familia), arrastrado por una riada en unas descomunales lluvias torrenciales acaecidas en Córdoba en julio de 1987. Me quedé sin capacidad de reacción. Estuve unos meses sin saber qué hacer. Al final, un mediocre bastante inútil de la universidad leonesa, de nombre Gustavo Puente Feliz, aceptó dirigírmela. Pero el hueco que uno debe labrarse en cada departamento ya había sido convenientemente trabajado por algunos ex-compañeros míos de antaño, que habían permanecido en León. Y ese otoño de 1987 comenzaría un calvario y a la vez uno de los períodos más creativos y excitantes de mi vida.

martes, 11 de junio de 2019

LA MANO QUE SOSTIENE EL LIBRO


En pleno mundo digital, en el que toda la información puede ser descompuesta en ceros y unos, incluyendo todas las letras de todos los alfabetos, reconforta contemplar una mano que sostiene un grueso volumen, memoria de humanos, como antaño sucedía. 

Se trata de un molde de yeso pintado para una obra capital de principios del siglo XV, como fue el Pozo de Moisés, obra de Claus Sluter, en la Cartuja de Champmol, en Dijon, en el que aparece representado uno de los profetas del Antiguo Testamento. Pero a quién representa, es lo de menos. A mí lo que me hace dirigir la mirada es esa mano, esas páginas esbozadas apenas en la gruesa textura de la escayola, con todo lo que ello implica. Unas horas de lectura apasionada al lado del objeto más extraño y más maravilloso que haya inventado nuestra especie. Eso es lo que me hace desentenderme del rostro del profeta, y concentrarme tan sólo en una parte esencial de la obra. Es la única que me interesa, la única que me hace soñar que hace más de seiscientos años, alguien vibraba como yo, haciendo lo mismo que yo, de un modo diferente, pero siempre igual.

Museo de Bellas Artes de Dijon (Côte-d'or, Borgoña, Francia)
Agosto, 2018 ----- Nikon D500

lunes, 10 de junio de 2019

MI PALABRERÍO CANALLA (48)

ENSOÑACIÓN: Fantasía onírica experimentada en estado de vigilia, lo cual tiene  más mérito, pues el nivel de imaginación requerido es mayor, pero como el grado de verismo alcanza también cotas muy altas, la ilusión generada por ella es proporcional; directamente proporcional, lo mismo que la sensación de fracaso subsiguiente.
ENTIERRO: Ceremonia panteísta que, consciente de que la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, deposita a un cuerpo muerto en un hueco excavado al efecto para que sirva de dócil alimento a otros seres aún vivos. Dicha ceremonia genera una multitud de anécdotas jugosonas que, sabiamente utilizadas, darían para volúmenes y volúmenes de divertida prosa narrativa.
ENTREVISTA: Remedo de diálogo anquilosado entre un/a cotilla hipertrofiado/a de curiosidad y un/a esquivo/a que intentará salirse por la tangente del modo  más creíble (periódico) o más llamativo (revista del corazón o similar).
ENTUSIASMO: Endiosamiento momentáneo y atípico que en las adecuadas dosis  mueve a conseguir determinados logros y una buena cosecha de críticas o rechazos no demasiado explícitos.
ENVIDIA: Pesar masoquista, motivado por la contemplación de la felicidad y los éxitos ajenos cuando es seguida inmediatamente de una comparación con la situación propia. Sin duda alguna, el más estúpido e improductivo de los llamados pecados capitales
ÉPICA: Forma de vida o forma literaria en la que lo elevado, lo exagerado, lo sobrenatural se alía con lo humano para construir sobre una base real un mito perdurable, alrededor del cual puedan arracimarse masas ignorantes que tendrán a quién alabar, y grupitos de estetas que dispondrán de un nuevo motivo estético —y de alabanza también, sólo que de otro modo—.
EPILEPSIA: Enfermedad cuyas espasmódicas y espectaculares manifestaciones externas se tuvieron desde antiguo como una particular relación con lo divino, sin darse cuenta de que si bien afectaba a algún genio que otro, la proporción de imbéciles que la padecía destrozaba cualquier asomo estadístico de generalización.
EPÍSTOLA: Forma escrita de embuste con cierta apariencia literaria. Dicho embuste era creído en su integridad tanto por quien la escribía como por quien la recibía. Actualmente en desuso, no se sabe si para bien.
EPITAFIO: Modalidad de elogio funerario que busca la brevedad, porque, a semejanza de los telegramas, cada palabra tallada en la piedra cuesta mucho. Alguno ha llegado a ser una obra maestra de la recapitulación condensada y del humor.
ERMITAÑO: Persona con indicios iniciales de inteligencia que, al comprender demasiado bien la verdadera naturaleza de este mundo y sus habitantes, opta por apartarse de ellos para merecer otro mundo y otros habitantes que comprende demasiado mal o no comprende en absoluto. Para aquel entonces, aquellos indicios iniciales de inteligencia se habrán volatilizado por completo.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

sábado, 8 de junio de 2019

EN LA PAZ DEL CLAUSTRO


Tras recorrer las diferentes estancias del monasterio, el turista está agotado. Demasiada belleza junta, casi sin descanso. Una iglesia sobria, pero repleta de luz. Una sala capitular algo oscura, con bóvedas a baja altura y sólidas columnas. Un refectorio espacioso, cuyas baldosas aún brillan al sol de la tarde. Unos dormitorios austeros, como marca la regla de la orden. Y, por último, la joya del claustro, remanso de paz pero generador también de pasiones, simétrico en sus cuatro lados, repleto de figuras inquietantes, pero cuyo pasillo central es ancho y permite no dejarse influenciar por el realismo de las imágenes.

Tras acabar el recorrido que la guía marca, el turista se sienta en uno de los intercolumios del murete que sirve de base a las columnas con sus arcos. Repasa el folleto que le han incluido con la entrada. Corrobora los detalles, y busca elementos que se le hayan podido escapar, para que la visita -que seguramente no pueda repetir- sea lo más completa posible. Piensa poco. Ahora sólo lee. Pero hace sólo unos instantes no podía dejar de mirar las figuras y sentir la magia que había venido a contemplar desde tan lejos. También, ha agradecido a su dios que el lugar se hallara tan desierto, lo que le permitió paladear cada rincón, cada escena esculpida, cada espacio sagrado, en una soledad mística que añora tanto en su vida cotidiana, y que si bien breve, compensará el esfuerzo realizado para llegar a ese rincón perdido. Luego, alzará la vista para fijar en su memoria una imagen de conjunto, se levantará y saldrá del recinto para siempre. Su vida seguirá siendo más o menos parecida, pero un escalón más habrá sido recorrido, un ejemplo más al que recurrir a través de la memoria en tiempos peores, en los que sólo queden recuerdos pasados con que consolar la incapacidad de generar nuevas e intensas experiencias; esos tiempos en los que uno sólo será recuerdo, mas recuerdo enamorado.

Robado en el Convento de los Cordeliers, en Charlieu (Loire, Borgoña, Francia)
Agosto, 2018 ----- Nikon D500

jueves, 6 de junio de 2019

APUNTE LEJANO DE DIARIO

Dicen que un tal Gúrpide le puso distancias al viento y que tasó su medida por sobre los abismos de noches tensas y tercas de escándalos solitarios y aromas verdes entre tanta sal. Dicen, también, que es inútil andar tironeando por ahí, sea del aire o el viento, el agua o la lluvia, de la letra o el libro, con objeto de extraer la médula blanquecina con que extender multicolores realidades a un cuaderno que me anhela. Dicen, y dicen bien, puedo asegurarlo por voz propia, que es inútil buscar cuando nada hay para hallar. Por faltar las coincidencias, en lugar, en tiempo, en ánimo.

No me obligo. Siento que el impulso que me encamina al apunte es más un síndrome que una predisposición planificada. Muchos momentos, la mirada se me nubla de cansancio, soledad e inercia y va a estrellarse, mortecina y exangüe, contra el lomo arenado de este almacén de espasmos terapéuticos, de almácigas heteróclitas y vagorosas. Muchas de esas ocasiones, algo en mí tira del asiento hacia arriba y la gana inicia un blando movimiento que se transmite a mi cerebro, que acaba anulándolo, porque, en verdad, en ese instante, el deseo de decir algo choca de plano con la irremediable conciencia de que lo que se va a proferir no va a ser nada nuevo ni bueno, que dará la impresión de que lo realizo por empeño más que por una pureza original que brote de una real y perentoria necesidad.

Si se atiene uno a las fechas, comprueba los saltos temporales, inusuales en otro tiempo, tal vez indicio de madurez, tal vez asombro ante volúmenes prolijos, tal vez inquieto ante la cantidad que no halla tiempo para desbrozar las sobras y ofrecer la calidad. Hipótesis. Sólo hipótesis.

Mientras, yo debo dar gracia por la lectura, por este aislante de la indiferencia y de la rutina normalizada. Otros se jactan, como apuntaba Borges, de lo que habían escrito, pero yo me transfiguro como él al pensar todo lo que he leído y, sobre todo, lo que aún me queda por leer.

 En el diario inédito Bancal de almácigas, entrada de 26 de Agosto de 1996

miércoles, 5 de junio de 2019

COMBINACIÓN FLORAL


La primavera vegetal (florecida) no es incompatible con la arquitectura del gótico tardío (florido). Es más, combinan necesariamente.

Cabecera de la catedral de Astorga (León, Castilla y León, España)
Mayo, 2002 ----- Konica Minolta Z5

martes, 4 de junio de 2019

EN TU AUSENCIA (MICRORRELATO)

He ido, como acordamos, a casarme contigo en el juzgado, hoy, al mediodía. No ha podido ser. No compareciste. Nadie supo qué pensar. Los demás se interrogaban con la mirada, y algunos intentaban animarme como podían, mientras el asombro y la vergüenza me recorrían de arriba a abajo. Pese a sus intentos, no te me quitabas de la cabeza. Pero sus palabras insistían. No podía ser que... Pero, no, no. Con todo, mi eterno complejo de culpa y los remordimientos me acechaban de continuo. Sé por qué no viniste. Sé dónde estás. Pero no puedo decirlo. Me robarían la libertad que me he ganado yo solito. Me la robarían, sí. Jamás saldría libre. Alevosía y ensañamiento, lo llamarían. Qué manera de simplificarlo todo con palabras que tan poco dicen. Si ellos supieran...
Del libro inédito Micrólogos, 2012

lunes, 3 de junio de 2019

ETERNO DEBATE SOBRE JUEGOS INFANTILES


La pregunta que debería plantear este chapucero montaje, no debería ser cuál de los críos está disfrutando más, pues ese asunto es cosa subjetiva, y es muy probable que tal dilema no se solventase jamás: cada uno daría muy buenas razones para  explicar que su juego es mucho más interesante y divertido que el del otro. No. La pregunta que debería suscita ver ambas imágenes -tan torticeramente enlazadas- es qué ventajas e inconvenientes tiene cada modo de enfocar el divertimento propio de cada niño. O, dicho de otro modo: si el aprendizaje a través del juego es esencial en la educación infantil, ¿hay modos y maneras más eficaces, más naturales, más "humanos"? Temo que al formular la pregunta ya se le vea el plumero a quien la plantea, que tiene una idea muy clara de cuál de los modelos posee sus complacencias. Y es que uno aún recuerda los esfuerzos y tesones con los que logró hace muchos, muchos años su primer yo-yo "profesional", y lo que hizo con él durante varios meses. También recuerda uno la excitación con la que jugó muchas, muchas horas con sus primeros juegos de ordenador, y "gratis". Claro que esto último fue ya de mayor, y la cosa no admite comparación posible. Ni debate razonable, por supuesto, ya que siempre habrá razones en uno u otro bando para justificar la validez de su propuesta. Lo que no admite discusión es que casi todo juego vale, bien supervisado por los adultos en duración e intensidad, y siempre que tanto mayores como pequeños puedan compartirlo jugando juntos.

Robados en Nájera (La Rioja, España)
Abril, 2017 ----- Nikon D500

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