El orangután, llamado hombre de los bosques por los aborígenes indonesios, es un simio póngido muy próximo a nosotros, que es respetado e incluso venerado por ciertas tribus.
Los orangutanes sufren la deforestación de sus bosques, que son destruidos para dejar espacio donde plantar miles de hectáreas de cultivo de palmeras. Según los expertos, el número de orangutanes ha descendido a la mitad desde 1999, sólo en la isla de Borneo. Deben quedar entre 70.000 y 100.000. Obligados a dejar sus árboles, esta especie languidece poco a poco, pero a ritmo creciente.
Olivier Courty, autor de esta obra escultórica en resina, ha deseado sacar a la luz su fragilidad, así como su impotencia ante la desaparición de su hábitat en beneficio de las plantaciones de palmerales, muy rentables por la fabricación del aceite de palma para el sector alimentario. El artista francés ha querido con una serie de esculturas, de la que ésta es una de las más impactantes, poner de relieve esta situación para que tomemos conciencia de nuestro papel y de la importancia de nuestros actos en materia de consumo del aceite de palma. El mensaje es claro: si no cambiamos nada, esta especie desaparecerá en un plazo relativamente breve.
Consciente de su extinción, el artista ha querido poner en la mirada desafiante de este macho, toda la intensidad de su determinación por sobrevivir.
En Saulieu (Côte-d'or, Borgoña, Francia)
Agosto, 2018 ----- Nikon D500
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