Pese a que la zona cantábrica, donde por fortuna me hallo, es la menos afectada por la tan comentada ola de calor que nos envuelve estos días, también se notan algunos de sus consecuencias. Aunque nada que ver con lo que se observa por otras zonas del país, donde la gente ya no sabe qué hacer. Frente a ello, no se puede hacer otra cosa que huir a otras latitudes, tapiar la vivienda, evadirse con aficiones bajo techado acondicionado, drogarse (en el sentido más amplio del término), dormir de forma diurna y hacer vida nocturna, sumergirse en bañeras, piscinas, etc. En fin.
Como no puedo otorgar más alivio que el de mis fotografías y mis palabras (aunque hoy éstas sean más bien breves), valga esta imagen desaturada de los chorros violentos de una fuente oscense, capturada a una velocidad en la que aparecen formas y contornos que el ojo no puede retener. Ojalá puedan proporcionar algo de frescor, tan necesario estos días de fuego en el aire.
Fuente en Huesca (Aragón, España)
Julio, 2017 ----- Nikon D500
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