sábado, 30 de septiembre de 2017

OCTAVO PASAJERO (MICRORRELATO)

Tras la prolongada estancia en el hospital de a bordo, todos disfrutan de la compañía en un almuerzo de camaradería que casi todos añoraban. Las bromas se unen a los recuerdos y los planes inmediatos a ciertos interrogantes carentes de gravedad. Todos se congratulan de que el estado de coma en que se encontraba el homenajeado, sea ya sólo cosa del pasado. Las miradas son francas, las sonrisas abiertas y en derredor un perfume de camaradería inunda el ambiente. Distendidos todos, no son capaces de comprender que la crisis que acaba de terminar sólo es una antesala de la tragedia por venir. Cuando el nuevo e indeseado pasajero, tras haber desarrollado su estado larvario, decida por fin romper sus ataduras viscerales, y salir al exterior, lo hará de la manera más violenta posible, lo que supondrá la muerte del organismo transportador, entre espasmos, vísceras y sangre y, a continuación de ese momento, que deja sin aliento a los protagonistas y a quienes contemplan tranquilamente su peripecia, la trama continúa sin otorgar nada de ese aliento arrebatado y logrando que uno sude, chille, tema, sospeche, muera.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

martes, 26 de septiembre de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (28)

CLASIFICAR: Drogadicción inacabable, sisífica, tantálica, que produce la extraña  impresión de que sirve para algo, tanto dicha clasificación como quien la desempeña de una manera tan denodada.
COBARDE: Remiso a acreditar la etiqueta de valiente (v. Valentía), o de temerario, cuando el requerimiento se efectúa desde instancias externas.
CLAUDICAR: Torcer el brazo en sentido diferente a como lo hacemos habitualmente; ceder, reconocer, admitir. A nadie se le ocultará que implica una fuerza ímproba, descomunal, que no se halla fácilmente, y mucho menos, en gimnasios, parlamentos, casinos y otros foros de pelea.
CLAUSTROFOBIA: Odio de raíz atea —si bien en fase subconsciente— que no soporta hallarse en espacios reducidos, por creer que vuelven los tiempos de los claustros, de las reglas, de los refectorios, del ora et labora.
CLEMENCIA: Magnanimidad del poderoso frente al débil, donde se demuestra en realidad su verdadero poder, y derrota definitivamente a quien perdona; si hay algo que nos destroza los argumentos lógicos es que alguien a quien debiéramos odiar tenga que recibir agradecimiento, luego de haber sido vencido por él: eso es algo insoportable, en verdad. Por eso la clemencia es la más sutil de las venganzas y de las humillaciones.
CLEPTOMANÍA: Pasión no venal por el robo a pequeña escala, que en ocasiones tiene causas estéticas, en otras un afán de superación, en otras una vida aburrida y en otras, en fin, no tiene causa conocida, aunque haberla, hayla.
CLEROFOBIA: Odio repulsivo que hacia los sacerdotes, monjes o personal eclesiástico en general, albergan gentes de extracción sindicalista, demagógica, suburbial o, simplemente, que entiendan un poco de Historia de Europa o de España, y atesoren un poco de sentido común o de la justicia. Se manifiesta con un grande afán destructor (tanto de inmuebles como de personas). Y tiene difícil cura. Su frase-comodín acostumbra a ser esta magnífica aliteración: ≪Cloro al clero≫.
COCINA: Pieza de la vivienda donde se tratan los alimentos y, después, se comen una vez preparados. La concatenación repetida varias veces al día, jornada tras jornada, de ambos procesos produce una sensación de rutina brutal. Por eso sorprende que incluso hoy tantas mujeres hagan de dicha pieza su santuario. 
COHECHO: Tipo de soborno efectuado en altas instancias judiciales que se lleva a cabo cuando han fracasado los anteriores tipos de tejemanejes y chamullos que tienen lugar en cualquier negocio de gran calado e importantes pellizcos en comisiones.
COHERENCIA: Perfecto ensamblaje entre pensamiento y actuación, o lo que es lo mismo, entre teoría y praxis. Casi inencontrable entre humanos por la cantidad tan tremenda de energía que requiere para poderse dar, puesto que no depende tan sólo de que se quiera, sino de vencer toda la oposición circundante, que es mucha, variada y eterna.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

lunes, 25 de septiembre de 2017

RECUERDO DEL VERANO


Los colores vivos, el aroma intenso, el paladar fresco, la composición equilibrada. Todo eso sucedía en el verano. Ya pasó. El otoño comienza. No es ir a peor. Los colores serán también intensos, pero con diferente brillo. Los paladares nos indicarán reposo y buenas siestas, porque serán más densos y salados. La sed se saciará con otros líquidos menos azucarados y más calóricos. ¿Y quién dijo que los bodegones otoñales no pueden ser la forma más perfecta de equilibrio? ¿Acaso no conocen la escuela de pintura holandesa del XVII? Para quienes lo duden, aún puede quedar el recuerdo estival de imágenes como ésta.

En un mercado de La Rochelle (Charente Maritime, Nueva Aquitania, Francia)
Julio, 2015 -----  Panasonic Lumix G6

domingo, 24 de septiembre de 2017

HITOS DE MI ESCALERA (22)

Todo tiene un comienzo. En la mayoría de las ocasiones, suele ser difuso, porque no se alcanza a recordar cómo fue algo a lo que uno se ha dedicado toda la vida consciente (es el caso de mi gusto por la fotografía, de lo que hablaré en breve; o lo de mi amor por la lectura, ya comentado). Pero en el asunto de cuándo empecé a escribir, sí que hay en mi caso un momento concreto. Tuvo lugar en abril de 1980.

Ubiquémonos. Un mes antes, mi instituto (el Padre Isla de León) convoca su concurso anual de relatos, que ya llevaba muchas convocatorias. No recuerdo los premios, ni las bases, pero sí recuerdo que tomé aquel concurso como una piedra de toque, como un modo de probarme que lo que llevaba viendo hacer toda mi vida a tantos escritores como admiraba, yo también lo podría hacer, visto mi bagaje de preparación lectora previa. Aunque, como es natural, si participaba era para ganarlo. De otro modo, no merecería ni mi tiempo ni mi esfuerzo. Además, la cosa a priori pintaba bien: era de los primeros de clase, y escribir un cuento no podía ser tan difícil, dada su pequeña extensión. Algo al alcance de cualquiera, y de mí mucho más, por supuesto. (Obsérvese el planteamiento en todo su recorrido, porque mis ideas de aquellos años tienen mucha tela que cortar).

Pues bien, a la tarea me puse. Y aunque no resultó tan sencillo como a mí me pareció, a los pocos días, ya tuve unas cuantas páginas de una historia absolutamente original, que iba a revolucionar la Hª de la Literatura. Aquí hay que apuntar que en esos tiempos -capitales en mi formación, y reciente aún mi separación radical del seno de la Iglesia-, mi ideología política, influida por Sartre, Camus, Nietzsche, Marx, Lenin, era más bien rojilla, tirando a radical. Si bien no milité nunca en partido de ningún tipo, por mi individualismo feroz, comulgaba con lo que hoy llamaríamos izquierda-izquierda; no la de hoy, sino la de entonces. Pero me desvío.

A lo que iba. Tras varios retoques que yo creí pertinentes, las seis páginas del famoso e imperecedero relato “Lucen las tinieblas”, quedó listo al fin. En él, su protagonista, un pobre obrero de barriada periférica, con la madre enferma y una hermana menor a su cargo, comete un delito de robo para paliar sus miserias, por el que es castigado severamente por las fuerzas burguesas y oligarcas, sin hacer caso a las necesidades de tan esforzado joven, que será ¡fusilado!, no sin antes realizar una arenga moralizante y concienciadora hacia la humanidad que lo liquidaba sin remisión. El argumento me parecía muy innovador, y cualquiera que lo leyere, caería en la cuenta de lo malos que eran los malos, y de lo buenos que eran los buenos, por lo que la revolución, y la llegada del paraíso estaba a la vuelta de la esquina, una vez se catequizara convenientemente a las masas. Y con el cuento listo, me dispuse a ganar el concurso, al que me presenté muy convencido de que unas semanas después, mis allegados tendrían que felicitar a la nueva luminaria de las letras leonesas, españolas, mundiales, universales.

Pues bien, se determinó que el fallo del jurado se daría a conocer en el salón de actos de un centro cultural de Villagarcía de Campos, en Valladolid, a cuyo lugar llegaríamos tras haber visitado en excursión reglamentaria, la localidad próxima de Medina de Rioseco. La entrega de premios se realizaría a continuación. Yo, sabedor de que iba a ganar seguro, no mostré  nerviosismo alguno, y aquel día estuve muy contento, contemplándolo todo con gran curiosidad, pues tampoco hacíamos tantas excursiones, y menos fuera de mi ciudad.

La ceremonia de los premios me pareció pesadísima, porque hubo demasiados discursos, muchas cosas que no me interesaban lo más mínimo, ya que lo único por lo que yo estaba allí era para recibir el galardón que me encumbrara como nuevo narrador y promesa confirmada de las recientes letras hispanas. Quiso la casualidad, con todo, que lo del concurso de cuento quedara para el final, lo cual ya me irritó en primera instancia. Pero al fin tuvo lugar. Y de los cinco accésits, al primer premio, pasando por el tercero y el segundo, en orden ascendente, ocho chicos fueron nombrados uno a uno, subieron, recogieron el diploma o la estatuilla, se sentaron de nuevo muy contentos; y sin mirarme, ni nada.

Yo no entendí nada, pero me puse rojo de ira. No hablé con nadie más durante el trayecto de vuelta, ni tampoco en casa, que tampoco comprendieron mi monumental enfado. Y aunque tentado estuve de pedirle explicaciones a mi catedrático de lengua, sobre el injustificado olvido de mi relato, al final mi resentimiento fue suficiente para alimentar mi enfado con el mundo, y reafirmarme más en mis teorías anticapitalistas, contrarias a casi todo.

Jamás me deshice de aquel cuento. Con el tiempo, lo transcribí a mi ordenador, donde figura con el número 1 de un total de 718. No volví a escribir hasta tres años después, en julio, fecha de inicio de mi diario, ya con 20 años. Hace un rato, volví a leerlo, después de tanto tiempo. Sigue siendo igual de infame. Pero, como buen historiador, guardo el documento como fiabilísima fuente de un pasado lleno de soberbia, engreimiento, ignorancia, y, sobre todo, de muchísima soledad mental

sábado, 23 de septiembre de 2017

DESCALZOS POR LA PLAYA DE LAS CATEDRALES


La playa de las Catedrales, al lado de Foz, en la Mariña lucense, es uno de esos monumentos naturales que hay que contemplar no una vez en la vida, sino varias, dada su naturaleza cambiante al ritmo de las mareas y al de la climatología, que origina unos contrastes inusitados de un día para otro, e incluso de una hora a otra, si las condiciones son especialmente cambiantes.

En la playa de las Catedrales, la roca y el mar viven un matrimonio torturado e indisoluble que arroja a la arena consecuencias de una violencia mecánica y de una combinación química fuera de lo común. 

A la playa, cuando la marea baja, y la altura del agua lo permite, hay que bajar con la mirada limpia, presta a sorprenderse con las formas, los colores, los reflejos, las estructuras, los acantilados, los “arbotantes”, los huecos, los rincones, las aristas, las redondeces, las algas, las conchas.

A la playa de las Catedrales hay que bajar descalzos. Y ello, por muy buenas razones, que se descubrirán enseguida, cuando se visite el lugar. Si no se hace de primera mano, es mejor descalzarse ya en la arena, y en cualquier rincón, dejar olvidados los zapatos, las deportivas, las sandalias, o lo que se lleve, para, a continuación, paladear el contacto de las plantas de los pies con la arena (de diferentes texturas) y el agua (de diferentes temperaturas). Y la vista, libre. Y la mente, abierta.

En la Playa de las Catedrales (Lugo, Galicia, España)

Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

viernes, 22 de septiembre de 2017

ALGO CONFLUYÓ EN EL SIGLO VI A.C.

¿Qué ocurrió en el siglo VI antes de Cristo? ¿Qué condiciones insospechadas pudieron darse para que en diferentes partes del mundo una pléyade de personajes iniciaran una andadura que transformaría el mundo tras ellos?

En el siglo VI antes de cristo, aparecen Buda, Lao-Tsé, Confucio y Zaratustra (o Zoroastro). Seis siglos antes de que el fundador de la religión que coparía las mentes en el mundo occidental, aparecen cuatro personalidades cuyo pensamiento religioso va a marcar un antes y un después en el oriental.

No sabemos qué ocurrió. Ni siquiera si ocurrió en sí. Sólo sé que me asombra, me plantea interrogantes, y me perturba.

En el Diario inédito Escorzos de penumbra, entrada de 15 de Agostso de 1999

jueves, 21 de septiembre de 2017

CAMBIO DE LIBRO


Lo que no se consigue pasando de página, se puede lograr cambiando de libro.

Detalle de un monumento funerario en la Catedral de S. Pierre de Poitiers (Vienne, Nueva Aquitania, Francia)
Julio, 2012 ----- Nikon, D300

domingo, 17 de septiembre de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (13)

Pregunta 20

Si usted conociera una manera de utilizar sus bienes, después de su muerte, de modo que brindase un enorme beneficio a la humanidad, ¿lo haría y dejaría una suma mínima a su familia?

Si fuera tan rico como para plantearme tal cuestión, no dudaría demasiado en decidirme. Mis relaciones con el mundo y la gente van relacionados con los sentimientos y con el contacto recíproco. A mí la humanidad en abstracto se me da una higa. Ahora bien, por una persona que quiero o que para mí sea importante, puedo hacer muchas cosas. Siguiendo el mismo razonamiento a la humanidad le iban a dar mucho por donde la espalda pierde su bello nombre, mientras repartía mis caudales entre aquellas personas o instituciones que hubiesen significado algo importante para mí. No tendrían que ser necesariamente familiares. En mi forma de entender las cosas, en un legado testamentario no debe haber interés de perdurar en la memoria, sino simple agradecimiento por lo que de bueno nos hicieron vivir determinadas personas. Agradecimiento hacia ellos (que depende de uno mismo), no perdurabilidad tras la propia muerte (que depende de miles de circunstancias que no tienen nada que ver con uno mismo).

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

sábado, 16 de septiembre de 2017

LA VIDA, ESE REMOLINO


La vida se parece mucho a este remolino, que lo que nos muestra es agua convergiendo en un agujero cuya salida se nos oculta, pero que se traga toda el líquido. Eso sí, el modo en que la consume es ordenado y elíptico, aunque progresivamente acelerado.

 Museo de las Ciencias, (Valencia, Comunidad Valenciana, España)
Enero, 2011 ----- Nikon, D300

jueves, 14 de septiembre de 2017

SOBREPONERSE (MICRORRELATO)

Debes sobreponerte. Considerar que la vida ha sido un regalo, que tus pocos años han sido apurados por completo. Agradecer haber crecido en un entorno hostil que te hizo más fuerte, que tus padres no se quisieran, que tus hermanos te arrinconaran al final de la escala sucesoria. Tienes que creer que tu camino ha sido el natural, dadas las circunstancias, que tú mismo aprendiste a forjar. Pensar que todos tus crímenes no han sido sino la consecuencia lógica de tu destino y que si los dioses hubieran escrito otro para ti, otra había sido tu trayectoria. Debes tener claro que ellos lo designan, pero tú eres quien lo escribe, quien lo ratifica, y a ti te gustó legitimar todos los augurios, uno a uno. Por ello, debes sobreponerte, no caer en el desánimo. Las muertes sólo son datos en la estadística. La tuya, sólo será uno más. Cúmplase, pues, la sentencia.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

miércoles, 13 de septiembre de 2017

LAS MANOS, TESTIGOS DE TODO



Las manos son las culpables, las hacedoras, las protagonistas eternas de todo cuanto hacemos. No deciden por sí mismas, pero intervienen siempre, fieles sicarias de la mente ordenadora. Son nuestro enlace principal con el mundo. Fueron quienes, en combinación con una posición bípeda y un cerebro hipertrofiado, nos hicieron como somos, los reyes de la creación, los máximos exponentes de la destrucción. Son quienes nos capacitan para reconocer lo que ante nosotros se nos muestra, para recoger, sopesar, acariciar, golpear, asir, limpiar, pulir. Pueden servir de cuenco de agua o de portadoras del arma que aniquile; pueden ayudar a alguien a librarse de un río rebelde o un mar embravecido, o despeñar a alguien al vacío. Valen para todo. Son culpables, pero son inocentes. Son lo que queramos que sean, mientras aún nos sirvan.

Monumento al poeta Ibn Zaydun  y su enamorada la princesa Valada (Córdoba, Andalucía, España)
Diciembre, 2016 ----- Nikon D500

lunes, 11 de septiembre de 2017

COMIENZA EL CURSO

Comienza un nuevo curso, con las ilusiones y las zozobras de siempre, aunque de diferente naturaleza, porque a cada año que pasa uno es distinto (aun siendo el mismo), y tanto las condiciones como el modo en que las interpretamos, varían. Los niños comenzaban hoy a ir a la escuela. Son quienes se suben primero al barco. Luego, irán los mayores, en sucesivas etapas. La normalidad se regulariza. Hasta la lluvia se presenta, para sugerirnos que no nos preocupemos, que seguimos viviendo en el norte, y aunque el invierno aún queda lejos, después de haber visto la séptima temporada de Juego de tronos, no lo tenemos tan claro, y puede que nos preparemos para la próxima glaciación, o la próxima sequía, o la próxima inundación. Porque esto del clima siempre fue cosa imprevisible e impredecible, por mucho que las tecnologías nos ayuden. Pero, sí, el curso comienza, de nuevo. La tranquilidad que marca la rutina, el descanso del ocio (que puede agotar también), las ilusiones por todo lo nuevo que habrá de llegar; asimismo, las apreturas económicas, las monotonías que encadenan el tiempo, el esfuerzo que nos exige la vida. El curso comienza, otra vez, como cada septiembre. Y es como si empezara el año. Porque para los profesores, los alumnos, y quienes tienen hijos en edad escolar, es nuestro verdadero comienzo. Ojalá aprendamos a ser mejores, a entender con tino, a comprender más al otro, a tomar la diferencia como un modo de enriquecernos y no como una forma de diluir nuestras identidades, siempre tan mestizas. Ojalá que dentro de casi diez meses una nueva y mejorada versión de nosotros mismos brinque de gozo ante la llegada del verano. Si, a mayores, tenemos algunos conocimientos de más, mejor que mejor; pero lo prioritario, es lo prioritario: aprender a ser personas. No hay proyecto que mayor esfuerzo y dilatado recorrido precise. Ni asignatura más difícil. ¡Feliz curso!

domingo, 10 de septiembre de 2017

EL PEREGRINO REPOSA


El peregrino reposa tranquilo, ante la catedral. Lleva muchos kilómetros en sus piernas y muchos pensamientos anudados en la mente. Desde que salió, en la lejana Francia, ha caminado sus jornadas con regularidad, mientras su mente se sincronizaba con el trayecto. El tramo más hermoso, el paso por los Pirineos; también, el más duro. Recuerda que algún momento estuvo a punto de desfallecer. Pero siguió adelante. No cree en dios alguno. Pero cuando se decidió, lo hizo para aprender. A cambiar también se aprende. Se lo había dicho una buena amiga. Hacer el Camino te cambia. Es lo que le hacía falta. Pero había de hacerlo en soledad. Le hizo caso. Treinta y dos jornadas pasan ahora con rapidez por su memoria, como si de un vendaval se tratase. Reposa, con la catedral a sus espaldas. Piensa en su hija, a la que ahora verá cada vez menos. Piensa en sus padres, a quienes recuerda con mayor intensidad, ahora que ya desaparecieron para siempre. Piensa en el trayecto restante, en el sol abrasador, en la meta, en el destino, allá en el Obradoiro compostelano. Son sólo unos momentos de receso, pero que le alivian como si hubiera dormido varias horas. Es la intensidad del Camino, que se extiende a todo cuanto forma parte de él. Pronto recogerá la mochila para dirigirse al albergue que acogerá su cansado cuerpo, mientras libera la mente por la noche. Tras nueve o diez horas de sueño profundo, estará listo para una nueva etapa, ya prevista en el plano. Los pasos engranarán con su monodia la diversidad de sentimientos que el Camino hace brotar, hasta que logre un encaje perfecto de sincronía. Otra etapa le aguarda. El final, sólo a doce días. Pero, ahora, el peregrino sueña que descansa, lejos, en su casa junto al lago.

Monumento al Peregrino, frente a la Catedral de Burgos (Castilla y León, España)
Marzo, 2017 ----- Nikon D500

sábado, 9 de septiembre de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (27)

CINE: Artificio audiovisual de gran éxito entre las sociedades de este siglo XX. No es más que otro de los medios con que aparentar la realidad, embelleciéndola, prostituyéndola, seleccionándola, sustituyéndola, con el fin último de entretener, de engañar el paso de la vida; a veces llega a producir alguna obra maestra que otra.
CINEFILIA: Gusto intenso por la irrealidad que circula ante los ojos a una velocidad constante de 24 imágenes por segundo, ya sea en blanco y negro, ya con policromía más o menos envejecida. Aunque no de forma obligatoria, suele acompañarse de preferencia por dicha irrealidad, en detrimento de la llamada realidad real.
CÍNICOS: 1. Hábiles, impúdicos y valientes defensores de lo que las sociedades reprueban. 2. Miembros de una escuela filosófica helenística que pretendían vivir con la mayor simplicidad, mientras sus cerebros lograban la mayor complejidad y algunas de las agudezas más célebres que se han creado. Con el tiempo, se demostró que tal contradiós era bastante perjudicial para la salud y para los practicantes de dicha tentativa.
CINISMO: Sinceridad del realista y seguro de sí mismo, muy vituperada socialmente.
CÍRCULO: Abstracción geométrica curva de misteriosa y simbólica apariencia pues no presenta ni principio ni fin y todos sus puntos equidistan del centro originario; su perfección externa lo ha convertido en alegoría de la que se han apropiado diversos movimientos esotéricos, comerciales o religiosos.
CIRROSIS: Alegría del bebedor, cuando todavía no la tiene en alto grado, y dice que de algo hay morir; cuando la tiene y sabe que morirá de ella, se convierte en la tristeza del dipsómano contumaz, vulgo alcohólico.
CIUDAD: Reunión más o menos (des)ordenada de edificios, seres humanos, animales tolerados o adaptados, calzadas y vehículos, que se expande más y más a medida que se difunde el bulo de que a mayor cantidad, mayor calidad... de vida.
CIUDADES: Lugares de residencia y transcurso monótonos, caracterizadas por que los elevados impuestos y el desconocimiento recíproco de sus moradores sólo son comparables a la prisa con la que se desplazan; sin saber hacia dónde, en la mayoría de los casos.
CLAROSCURO: Gran descubrimiento de los artistas de épocas barrocas, que consiste en oscurecer determinadas partes que no interesa mostrar sin que el resultado final presente menoscabo, sino todo lo contrario. Se cree que lo ideó un pintor de apariencia horrorosa, maniático del autorretrato.
CLÁSICOS: Obras de diferentes categorías sobre las que todo el mundo opina, dictamina y clasifica, no sólo sin haberlas leído, sino basándose en los refritos periodísticos que aparecen sobre ellos en los suplementos culturales de los diarios.
Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

viernes, 8 de septiembre de 2017

PENSAMIENTO LIBERADOR


Dos negaciones afirman. Nos lo explicaban de pequeños. A veces, la yuxtaposición de las mismas puede originar confusión. Pero otras el contraste entre la primera y la segunda negación, refuerza lo contrario, es decir, la afirmación.

En este caso, lo que se niega es la desesperanza de la opresión, de la reclusión, de la desesperación. En cualquier momento, en cualquier lugar, la misma mente que puede atenazarnos nos puede salvar, evadiéndonos, transformándonos, renovándonos. El remedio consiste en dejar que ella misma resuelva. Consiste -qué fácil, a priori- en no dejarse vencer por las circunstancias, y en pensar que aun en las peores condiciones, todo puede resolverse pensando de diferente forma, o aprovechando los únicos resquicios de bueno que tenga cuanto de malo nos suceda. La ambigüedad de la frase de Séneca nos recuerda que el cielo puede estar en cualquier parte. Cuando se habla de cielo, entiéndase como cualquier lugar mejor del que estemos en ese momento. Cuando se habla de elevar, entiéndase de forma literal.

En Marbella (Málaga, Andalucía, España)
Enero, 2017 ----- Nikon 500

martes, 5 de septiembre de 2017

LABIA (MICRORRELATO)

Panadería, por la mañana, entra el sol por las amplias cristaleras; el establecimiento se encuentra vacío, salvo la PANADERA, que ordena con oficio algunas hogazas en sus estantes. Entra el CLIENTE


CLIENTE: Buenos días.
PANADERA: Buenos días, señor. ¿Qué le pongo?
CLIENTE: Quisiera una buena merluza, de más de dos kilos, si puede ser. Tenemos celebración en casa...
PANADERA (atónita): ¿Cómo dice, señor...?
CLIENTE: Merluza, sí. Para hacer con salsa verde. A mi madre le encanta, ¿sabe?
PANADERA: Pero, señor, aquí no vendemos pescado, ¿no lo ve?
CLIENTE (suspira, resignado): Caramba, vaya contratiempo...
PANADERA: Si desea un buen pan de escanda, o de cinco cereales...
CLIENTE: En ese caso, me llevaría dos botellas de albariño, de las mejores que tenga.
PANADERA (mirándolo, incrédula): ...
CLIENTE: ¿Tampoco tiene albariño? ¿Ni siquiera de Rueda?
PANADERA (comenzando a enfadarse): Mire...
CLIENTE: Desde luego... ¡Así no hay manera! (Repasa con la mirada las estanterías llenas de pan de distintas clases). Entonces, si no puede darme lo que le pido, no sé qué hago aquí.
PANADERA (firme, y clavándole la mirada): Eso mismo me estoy preguntando yo, señor (se pone en jarras, tras el mostrador).
CLIENTE: Claro que con esos ojos y ese cuerpazo... razones son las que sobran
PANADERA (ruborizada, de súbito): ...
CLIENTE: Por no hablar de su amabilidad y paciencia...
PANADERA (que reacciona, pero disimulando apenas una amplia sonrisa de halago): Bueno, yo...
CLIENTE: ¡Y qué buena ama de casa parece usted! Se mire por donde se mire, se respira higiene y limpieza.
PANADERA (rendidita por las alabanzas): Ande, que con esa labia... ya podrá usted...
CLIENTE (sin dejar de mirarla, ávido) No se crea, no. La verdad es que...
PANADERA: Es imposible. Seguro que lo que se proponga...
CLIENTE: (iniciando la salida): Aunque, claro, si carece de mercancía, luego no se queje de que los clientes se le marchen, o que el negocio se le vaya a pique. (Ya desde la puerta) Buenos días.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

lunes, 4 de septiembre de 2017

NI REALIDAD ABURRIDA NI IRREALIDAD DIFERENCIADA


Mis padres son unos privilegiados en algunos aspectos. Uno de ellos es que viven en un piso desde donde se puede ver el monumento más célebre de la ciudad, la pulchra leonina, es decir, la catedral de León. Desde su terraza se puede contemplar la vista que se puede observar en la imagen. A pesar de algunos edificios más bajos, se distinguen con claridad las torres (sobre todo, la meridional, más moderna), los tres vacíos hastiales y parte de la cabecera. En cualquier caso, lo suficiente como para contemplarla con deleite a lo largo de muchos momentos de luz distinta a lo largo del día.

Cuando voy, a verlos, acostumbro a sacar fotos desde allí, aprovechando sobre todo el crepúsculo, o incluso la noche para realizar algunos efectos curiosos que no se pueden obtener con luz diurna. Este fin de semana, que anduve por allí, no fue una excepción, y en dos días distintos, hice varias tomas. Las más llamativas, las del sábado, aprovechando lo que se suele llamar la hora azul: esos momentos en los que la luz solar declina rápidamente, pero aún no es de noche total, y el cielo -cuando está despejado, que en León es muy común- adquiere tonalidades azules progresivamente oscuras.

Pues bien, cuando las hube descargado, le enseñé un par de ellas a mi madre, satisfecho con el resultado, para que las pudiera ver en detalle. Con la aplastante sinceridad de que hace gala, me dijo que bueno, que vale, pero que esa imagen la veía ella muchos días, y que estaba un poco harto de verla. Algo mohíno con su reacción, le dije que pese a todo eran unas imágenes hermosas. Dijo que sí, pero que tampoco iba a dejar de hacer la comida para ponerse a verlas, porque "la tengo muy vista", afirmó, concluyente.

Decidí entonces editarlas un poco para variar los tonos y los colores, al objeto de que viera algo "distinto". Cuando se las enseñé una hora después, se las quedó mirando un rato, y dijo: "Pero esos colores no son reales; el cielo se ve verde y la catedral roja. Cualquiera puede ver que esa imagen nunca existió". Ante semejante objeción, me tuve que callar, y me dio por pensar que si la realidad cotidiana le aburre, y la irrealidad no le agrada, ¿qué le queda a mi madre como asidero a sus 80 años recién cumplidos?

Catedral de León, (Castilla y León, España)
Septiembre, 2017 ---- Nikon 2017

sábado, 2 de septiembre de 2017

MAX AUB, COMO ATENUANTE (MICRORRELATO)

Sí, señor juez, ya confesé en su momento. Pero debe usted saber que ese libro me produjo un efecto de euforia como nada en la vida había logrado, ni siquiera conseguir tras acoso y derribo a la Micaela, la moza de mejor cuerpo de mi pueblo. Es que ese libro... lo decía todo con exactitud, no sobraba nada, es perfecto: unas pocas líneas y ya era todo. Tendría usted que leerlo, de verdad, es muy chiquito, apenas 80 páginas mal contadas. Y ahí se ve todo, cómo se puede justificar casi cualquier asesinato o, al menos, argumentar atenuantes. Comprenderá que con semejante lista de excusas, no iba yo a desaprovechar la mía. Y además, mi mujer nunca debió compararme con el Monterroso. Bien sé yo que nunca llegaré a su altura (la literaria, ya me entiende). Pero con esas cosas no se juega, no. No, cuando se lleva intentando toda una vida conseguir una obra maestra, imperecedera, que persista en las antologías cuando yo ya no exista. Señor juez, debe ser usted justo, debe comprenderme. Léase el libro, señoría, se lo ruego. No hay mejor manual de jurisprudencia.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

AVISO A VISITANTES

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