—Pero ¿de verdad estás seguro de lo que dices?
—Pues claro. De muy buena tinta lo sé.
—¿Entonces...?
—Sí, tal como te dije.
—Estamos apañados, pues.
—Desde luego, nuestros días están contados.
—¿Y los de ella?
—Son los suyos los que están contados realmente, y, como consecuencia, los nuestros.
—Tan sana que parecía...
—Para que te fíes de las apariencias.
—¿Y no habría nadie que se ocupara de nosotros?
—Al parecer, no.
—¿Nadie nos quiere?
—Nadie.
—¿Por algo especial?
—Oí algo de que éramos muy feos.
—¿De veras? Pues, anda, que está la vieja para hablar; y aquí no se dejan de dar fiestas...
—Pues eso es lo que hay.
—Madre mía, qué futuro nos espera.
—Sí.
—(...)
—Por cierto, ¿te puedo pedir un favor?
—Claro.
—¿Me rascas un poco la barriga? Hace un mes que ella no está, y ya me va haciendo falta.
Perros en la playa de Riazor (La Coruña, Galicia, España)
Mayo, 2009 ----- Nikon d300
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